sábado, 1 de septiembre de 2018

Política


¡Defender el Pensamiento de Mariátegui de toda tergiversación y desarrollarlo en función de la realidad actual!

José Carlos Mariátegui y la Realidad Peruana

Eduardo Ibarra

I

EN EL TÍTULO DE LA OBRA TEÓRICA más importante de José Carlos Mariátegui, 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, se destacan, como se ve, dos términos: interpretación y realidad peruana, que, como se ve también, explican el SENTIDO de su mencionada obra, sentido que quedó expresado en la Advertencia a la misma:

Toda esta labor no es sino una contribución a la crítica socialista de los problemas y la historia del Perú. (p. 12).

Así, pues, aquellos términos: interpretación (crítica socialista) y realidad peruana (los problemas y la historia del Perú), se revelan profundamente ligados entre sí en la labor teórica de José Carlos Mariátegui.

En la nota autobiográfica Del autor, el maestro fue más explícito aún:

Los 7 Ensayos no son sino la aplicación de un método marxista para los ortodoxos del marxismo insuficientemente rígido en cuanto reconoce singular importancia al aporte soreliano, pero que en concepto del autor corresponde al verdadero moderno marxismo, que no puede dejar de basarse en ninguna de las grandes adquisiciones del 900 en filosofía, psicología, etc. (Ideología y política, p. 16).

Por razones obvias, no es necesario exponer aquí aquello del «aporte soreliano», pero sí señalar que, como se ha visto, José Carlos Mariátegui dice «un método marxista», y no «el método marxista», precisamente porque consideraba el antedicho «aporte» como correspondiente «al verdadero moderno marxismo», consideración ajena a otros teóricos marxistas.

        Esta circunstancia produce a primera vista la impresión de que el marxismo de Mariátegui se distingue del marxismo clásico.(1) Para disipar esta impresión, baste recordar aquí lo que el propio maestro acordó cuando el grupo de los fundadores debió establecer la base de unidad del Partido Socialista del Perú:

El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios. El Partido Socialista del Perú, lo adopta como su método de lucha. (ibídem, p. 160).

Pues bien, el presente artículo no tiene como propósito analizar el contenido teórico de la Creación Heroica de Mariátegui, sino estricta y exclusivamente su SENTIDO en cuanto aplicación del marxismo-leninismo a nuestra realidad concreta.

Huelga decir que José Carlos Mariátegui no nació marxista, sino que se hizo marxista en un proceso de ascensión ideológica que, como se sabe, comprendió algunas rupturas.

El propio maestro testimonió que se asimiló al marxismo durante su estancia en Europa:

De su viaje data su asimilación al marxismo. (Ideología y política, p. 16).

Como es de conocimiento común, esta asimilación tuvo lugar en la segunda mitad del año de 1920. Ahora bien, en carta a Samuel Glusberg del 10 de enero de 1928, José Carlos Mariátegui precisó:

A mi vuelta al Perú, en 1923, en reportajes, conferencias en la Federación de Estudiantes, en la Universidad Popular, artículos, etc., expliqué la situación europea e inicié mi trabajo de investigación de la realidad nacional, conforme al método marxista. (Correspondencia, t. II, p. 331).

Esto quiere decir que, en su etapa de socialista a lo Araquistain (1918-1920), José Carlos Mariátegui carecía aún, como él mismo confesó, de los puntos de vista sistemáticos para enjuiciar los acontecimientos y las cosas del país.(2)

Tales puntos de vista sistemáticos son, precisamente, los puntos de vista del método marxista y, como se ha visto, es a partir de su regreso al Perú que el maestro dio comienzo a la aplicación del método marxista al conocimiento de la realidad peruana. Así, pues, puede decirse que a partir de su primera conferencia en la Universidad Popular Gonzáles Prada, José Carlos Mariátegui empezó a ser nacionalista en el sentido proletario del término.(3)

Pues bien, retrucando a Luis Miró Quesada, en el artículo Maximalismo peruano (30 de diciembre de 1917), José Carlos Mariátegui escribió:

¡Bueno! ¡Muy bolcheviques y muy peruanos! ¡Pero más peruanos que bolcheviques! (citado por Guillermo Rouillón, La creación heroica de José Carlos Mariátegui, t. I, p. 202).

Esta frase corresponde, pues, a la superada etapa de socialista a lo Araquistain del maestro.

En nuestro ensayo La revista «Nuestra Epoca» y el socialismo peruano, escribimos lo siguiente acerca de la citada frase:

Ciertamente el lector puede darse perfecta cuenta de que, mientras en la Rusia revolucionaria el término bolchevique encerraba un concepto estricto y riguroso, en José Carlos Mariátegui encerraba un concepto tan dilatado e indefinido que hasta el señor Jorge Prado y algunos otros  (entre ellos Luis Ulloa, quien a la sazón tronaba contra «los hambreadores del pueblo»), resultaban bolcheviques. Este concepto dilatado e indefinido se observa igualmente en el hecho, más expresivo aún, de que José Carlos Mariátegui consideraba «bochevique» a Víctor M. Maúrtua, cuyo «socialismo» no le impedía ser ministro del civilista José Pardo.

Pero, como se sabe, ya marxista-leninista, expresivamente José Carlos Mariátegui no repitió nunca en ninguna forma el SENTIDO de la frase «más peruanos que bolcheviques» y, por el contrario, expuso una concepción distinta, una concepción marxista, una concepción correcta de la relación entre el marxismo y la realidad peruana. Veamos esto.

En el artículo Lo nacional y lo exótico (9 de diciembre de 1924), el maestro escribió:

Ninguna idea que fructifica, ninguna idea que se aclimata, es una idea exótica. (…) El nacionalismo a ultranza es la única idea efectivamente exótica y forastera que aquí se propaga. Y que, por forastera y exótica, tiene muy poca chance de difundirse en el conglomerado nacional. (Peruanicemos al Perú, p. 40).

En el artículo Nacionalismo y vanguardismo (27 de noviembre de 1925-4 de diciembre del mismo año), apuntó:

Cuando se supone a la juventud seducida por mirajes extranjeros  y por doctrinas exóticas, se parte, seguramente, de una interpretación superficial de las relaciones entre nacionalismo y socialismo. El socialismo no es, en ningún país del mundo, un movimiento anti-nacional. Puede parecerlo, tal vez, en los imperios. En Inglaterra, en Francia, en Estados Unidos, etc., los revolucionarios denuncian y combaten el imperialismo de sus propios gobiernos. Pero la función de la idea socialista cambia en los pueblos política o económicamente coloniales. En estos pueblos, el socialismo adquiere, por la fuerza de las circunstancias, sin renegar absolutamente ninguna de sus principios, una actitud nacionalista. (…) En el Perú los que representan e interpretan la peruanidad son quienes, concibiéndola como una afirmación y no como una negación, trabajan por dar de nuevo una patria a los que, conquistados y sometidos por los españoles, la perdieron hace cuatro siglos y no la han recuperado todavía. (…) ¿Cuál es el secreto de esta capacidad de sentir las cosas del mundo y del terruño? La respuesta es fácil. La personalidad del artista, la personalidad del hombre, no se realiza plenamente sino cuando sabe ser superior a toda limitación. (ibídem, pp. 100, 102, 106).

En el artículo La nueva cruzada pro-indígena (enero de 1927), mantuvo:

… el fenómeno nacional no se diferencia ni se desconecta, en su espíritu, del fenómeno mundial. Por el contrario, de él recibe su fermento y su impulso. La levadura de las nuevas reivindicaciones indigenistas es la idea socialista, no como la hemos heredado instintivamente del extinto Inkario sino como la hemos aprendido de la civilización occidental, en cuya ciencia y en cuya técnica sólo romanticismos utopistas pueden dejar de ver adquisiciones irrenunciables y magníficas del hombre moderno. (…) De la presencia de un espíritu renovador, palingenésico que se nutre a la vez de sentimiento autóctono y de pensamiento universal, tenemos presentemente muchas señales. (Ideología y política, p. 167).(4)

Ahora el lector puede percatarse fácilmente de la diferencia sustancial entre la frase «más peruanos que bolcheviques» del Mariátegui socialista a lo Araquistain y los copiados conceptos del Mariátegui marxista-leninista.

Pero continuemos. Al final de sus 7 ensayos, el maestro dejó sentado:

Por los caminos universales, ecuménicos, que tanto se nos reprochan, nos vamos acercando cada vez más a nosotros mismos.

De esta forma expresó el SENTIDO de su obra teórica cumbre: la aplicación del método marxista a la realidad peruana o, más bien –para ser exactos–, la fusión de dicho método y nuestra realidad concreta, es decir, el desarrollo del marxismo peruano que, como se sabe bien, en su etapa fundacional tiene nombre propio: Creación Heroica de Mariátegui.

Pero detallemos: los caminos universales a los que se refiere José Carlos Mariátegui son dos caminos consustanciales: 1) la verdad universal del marxismo-leninismo («El Partido Socialista del Perú, lo adopta como su método de lucha»); 2) el proceso de la revolución proletaria mundial («La revolución latino-americana, será nada más y nada menos que una etapa, una fase de la revolución socialista mundial»).(5)

Aquí, por lo tanto, no tienen lugar el nebuloso socialismo en general ni las «pequeñas revoluciones»  (renovaciones, palingenesias, resurgimientos).(6)

Como es de conocimiento común, por su espíritu universal, por su posición marxista, por su marxismo peruano, José Carlos Mariátegui fue acusado de «europeizante».

Esta interesada y torpe acusación fue confutada por el maestro en los siguientes términos:

No faltan quienes me suponen un europeizante, ajeno a los hechos y a las cuestiones de mi país. Que mi obra se encargue de justificarme, contra esa barata e interesada conjetura. He hecho en Europa mi mejor aprendizaje. Y creo que no hay salvación para Indo-América sin la ciencia y el pensamiento europeos u occidentales. (7 ensayos, p. 12).

Expresivamente, estos conceptos se encuentran en la obra cumbre de José Carlos Mariátegui. En la obra donde dio ejemplo de aplicación creadora del método marxista. Donde ofreció un paradigma de fusión de la verdad universal del marxismo y una realidad particular como la peruana.

Entonces, es claro que, en primer lugar, el maestro desenmascaró el prejuicio de la burguesía contra el marxismo («simple actitud reaccionaria, disfrazada de nacionalismo.»); y, al mismo tiempo, el prejuicio pequeño burgués («la pequeña burguesía es, sin duda, la clase social más sensible al prestigio de los mitos nacionalistas.»)

En segundo lugar, desenmascaró la oposición a la revolución socialista de sus aludidos detractores.

Como seguramente se sabe, la acusación de «europeizante» vino de los intelectuales saturados de espurio nacionalismo, entre ellos Haya de la Torre y sus repetidores.

Pero veamos más de cerca la cuestión.

La frase «más peruanos que bolcheviques»  tiene su explicación en las siguientes circunstancias: 1) en 1917 José Carlos Mariátegui no disponía de puntos de vista sistemáticos para enjuiciar los acontecimientos y las cosas del país; 2) ante la imputación de falta de peruanidad que implicaba la acusación de Luis Miró Quesada, el maestro se vio obligado a remarcar la condición de peruanos de los acusados.

Por otro lado, en dicha frase se constatan tres cosas: 1) el término bolchevique encierra un concepto confuso que, como ya señalamos, se pone en evidencia cuando José Carlos Mariátegui lo utiliza para calificar a Víctor M. Maúrtua y otros personajes; 2) el contraste entre «peruanos» y «bolcheviques» no comprende ni compromete, por lo tanto, al marxismo; 3) lo que queda de la frase, entonces, es el mencionado contraste como expresión específica de la relación entre nacionales y extranjeros.

Es decir, la frase mariateguiana tiene una extensión notoriamente limitada.

II

En el artículo Nuestra Epoca (Anuario Mariateguiano, Nº 2, 1990), Ramón García escribió:

No había pasado dos meses [de la Revolución de Octubre] y un 30 de diciembre [Mariátegui] escribía su célebre artículo Maximalismo Peruano, donde magistralmente marcaría la orientación cardinal del socialismo peruano: “¡Bueno! ¡Muy bolcheviquis y muy peruanos! ¡Pero más peruanos que bolcheviquis!» (p.146).

Como vemos, García erige la frase mariateguiana en «la orientación cardinal del socialismo peruano».

A propósito de ello, en nuestro artículo citado arriba escribimos lo siguiente:

Ahora bien, aparte de lo esclarecido, la frase «más peruanos que bolcheviquis» da cuenta de la relación entre peruanos y soviéticos, y esto es todo lo que queda de ella. Pero este sentido limitado de la frase es distorsionado por García con su pretensión de erigirla en «la orientación cardinal del socialismo peruano». En efecto, esta pretensión, expresada como está expresada (¡«orientación cardinal»!, ¡«del Socialismo Peruano»!) tiene un sentido general que, como es notorio, no consiente la frase del maestro. Cardinal significa fundamental, esencial, principal, trascendental; y el Socialismo Peruano está compuesto por cuatro elementos: el ideológico, el teórico, el político y el orgánico. Por lo tanto, por su sentido general, la frase de García da cuenta de la relación entre el marxismo peruano y el marxismo universal, entre el socialismo peruano y el socialismo mundial. De esta forma promueve que seamos «más peruanos» que marxistas, o sea, fomenta un nacionalismo no proletario, un nacionalismo pequeño burgués, un nacionalismo extraño al marxismo.

Pues bien, como se sabe, el marxismo es una verdad válida para todo el mundo, es decir que, en principio, el marxista representa una realidad supranacional, y, enseguida y mechado a lo anterior, encarna una realidad nacional en la medida en que aplica el marxismo a una realidad particular. Aquella supranacionalidad se expresó desde el primer momento, cuando Marx y Engels proclamaron: «¡Proletarios de todos los países, uníos!». Por eso, la relación entre el marxista y su nacionalidad (que es una forma en que se expresa la relación entre lo universal y lo particular) no es una cuestión que pueda ser resuelta a favor de uno u otro término: no podemos ser más peruanos que marxistas, porque ello representaría un cierto nacionalismo que ve en el marxismo algo ajeno a nuestra realidad, y no podemos ser más marxistas que peruanos, porque ello representaría un universalismo en alguna medida indiferente a lo peruano. Por cuanto es una verdad universal, el marxismo no es algo foráneo con respecto a la realidad peruana. Por eso, ya marxista-leninista, José Carlos Mariátegui escribió: «Ninguna idea que fructifica, ninguna idea que se aclimata, es una idea exótica.» (Peruanicemos al Perú, p. 40). Por eso escribió también: «El Perú es un fragmento de un mundo que sigue una trayectoria solidaria.» (ibídem, p. 38). Así, pues, la teoría del Socialismo Peruano es solo una expresión de la verdad universal del marxismo-leninismo, y la revolución peruana es solo una parte de la revolución proletaria mundial. Es decir, tanto la teoría del Socialismo Peruano como su concreción práctica aparecen como un caso de la unidad de lo universal y lo particular. Por eso, la identidad de los marxistas tiene dos aspectos, a saber: su ideología y su nacionalidad. Por eso, puesto ante la necesidad de resumir en una frase el SENTIDO de sus célebres 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, José Carlos Mariátegui no repitió, en ninguna forma, la frase de su etapa de socialista a lo Araquistain, sino que escribió esta otra: «Por los caminos universales, ecuménicos, que tanto se nos reprochan, nos vamos acercando cada vez más a nosotros mismos.» De esta forma subrayó que el marxismo nos permite ser peruanos en el sentido más pleno de la palabra. Los marxistas –así como los hombres en general, como todos los pueblos sin excepción– tienen una existencia nacional, pero su personalidad no se realiza plenamente sino cuando expresan su esencia universal; por esto, en su actividad revolucionaria deben saber alcanzar la plenitud de su personalidad mostrándose superiores a toda limitación o, para decirlo de otro modo, deben saber alcanzar la más perfecta unidad de sentimiento autóctono y pensamiento universal, según la formulación mariateguiana. Y basta fijarse en el pensamiento de Mariátegui para comprobar la verdad de dicha formulación: ¿alguien, en su sano juicio, puede decir, acaso, que dicho pensamiento es más peruano que marxista o, a la inversa, más marxista que peruano? Probadamente, el pensamiento de Mariátegui es marxismo peruano, es decir, la fusión –precisamente la fusión– de la verdad universal del proletariado con la realidad peruana. Por lo tanto, es un hecho que, en principio, la universalidad no niega la particularidad, sino que, por el contrario, permite su desarrollo hasta su plenitud.

Como es de conocimiento común, en el comunismo global no existirán ya las nacionalidades, pero, en cambio, no desaparecerá la concepción marxista del mundo, es decir, la nacionalidad de la gente en general se habrá disuelto en la universalidad de la humanidad liberada por fin de la forma nación de la particularidad, pero entonces el mundo será un mundo donde todos los hombres y todas las mujeres serán marxistas.

No obstante, como se ha visto, García se mueve en la superficie de los hechos; particularmente, silencia aquellos que están detrás de las afirmaciones de José Carlos Mariátegui, llegando incluso a retorcer el significado de las mismas. De esta forma pretende escamotear el análisis concreto del problema concreto, el análisis profundo de un problema ciertamente definitorio.

Ahora bien, el despropósito de García de erigir la frase mariateguiana en «la orientación cardinal del socialismo peruano», no solo constituye una evidente incomprensión de la relación entre la verdad universal del marxismo y nuestra realidad concreta, una obvia  incomprensión de la fusión de esa verdad y esta realidad concretada en la Creación Heroica de Mariátegui, sino también una soterrada intención de promover la idea de que el marxismo es algo foráneo con respecto a nuestra realidad, así como la intención de descalificar al Mariátegui marxista-leninista utilizando dolosamente una frase del Mariátegui socialista a lo Araquistain.

En el Perú, tanto en el de ayer como en el de hoy, los que representan e interpretan la peruanidad son quienes, concibiéndola como una afirmación y no como una negación, trabajan por una patria socialista.

Pero, como se ha visto, el pretendido nacionalismo de García se revela no como una afirmación de la fusión del marxismo y nuestra realidad, sino como una negación de la misma.

Hay que recordarle, sin embargo, a nuestro personaje, que, como está demostrado, lo peruano no está desconectado del fenómeno mundial del marxismo y de la revolución proletaria mundial.

El maestro señaló:

El marxismo, del cual todos hablan pero que muy pocos conocen y, sobre todo, comprenden, es un método fundamentalmente dialéctico. Esto es, un método que se apoya íntegramente en la realidad, en los hechos. No es, como algunos erróneamente suponen, un cuerpo de principios de consecuencias rígidas, iguales para todos los climas históricos y todas las latitudes sociales. Marx extrajo su método de la entraña misma de la historia. El marxismo, en cada país, en cada pueblo, opera y acciona sobre el ambiente, sobre el medio, sin descuidar ninguna de sus modalidades” (Ideología y política, pp. 111-12).

Este punto de vista expresa la esencia más profunda del marxismo y la necesidad fundamental del proletariado de todos los países de aplicar creadoramente el método marxista.

        Consecuente con su premisa, en su aplicación del marxismo José Carlos Mariátegui se apoyó íntegramente en la realidad, en los hechos peruanos. Extrajo su pensamiento de la entraña misma de la historia del Perú. Por eso, actuado por sus continuadores, el pensamiento de Mariátegui opera y acciona sobre nuestro ambiente, sobre nuestro medio, sin descuidar ninguna de sus modalidades.

El análisis indica, pues, que la propuesta de ser «más peruanos» que marxistas, es una simple actitud oportunista disfrazada de nacionalismo que, por lo demás, expresa la permeabilidad de la pequeña burguesía al prestigio de los mitos nacionalistas.
       
Contra semejante propuesta, se alza la Creación Heroica de Mariátegui como la prueba irrefutable de la fusión de lo universal marxista y lo particular peruano.

Por lo tanto, la aplicación de la verdad universal del marxismo-leninismo a la práctica concreta de la revolución peruana, ES LA ORIENTACIÓN CARDINAL DEL SOCIALISMO PERUANO.

Y bien, la fusión de lo universal marxista y lo particular peruano que comporta tal orientación, no es algo estático sino dinámico; por esto, la Creación Heroica de Mariátegui ha sido desarrollada y exige ser desarrollada permanentemente.

He ahí el Camino de Mariátegui.

Notas
[1] Sobre esta cuestión puede consultarse nuestro trabajo El método de Mariátegui, publicado en el blog CREACIÓN HEROICA.
[2] En efecto, en la citada nota autobiográfica, el maestro confesó que, aunque a partir de su ingreso al periodismo, «tuvo contacto con los acontecimientos y cosas del país… [pero que] carecía para enjuiciarlos de puntos de vista sistemáticos” (Ideología  política, p. 16). Para enjuiciarlos, es decir, para examinarlos, estimarlos, juzgarlos, conceptuarlos.
[3] Como es obvio, Mariátegui no fue nacionalista en el sentido proletario del término por los temas nacionales sobre los que escribió antes de su asimilación al marxismo-leninismo, sino por la aplicación vívida que hizo de esta doctrina en la interpretación de los problemas peruanos. «Ser “nacionalista” por el género de los estudios, no exige serlo también por la actitud política…» (Ideología y política, p. 221). Así, pues, serlo por la posición marxista aplicada a la realidad peruana, es ya nacionalismo proletario.
[4] Esto fue escrito en enero de 1927. Pero, como dejamos apuntado en nuestro ensayo La revista «Nuestra Epoca» y el socialismo peruano, José Carlos Mariátegui renunció al término renovación y sus derivados y, por lo tanto, a los términos palingenesia y resurgimiento y sus respectivos derivados para significar la revolución. En efecto, en el editorial Aniversario y balance, escribió: «La primera jornada de “Amauta” ha concluido. En la segunda jornada, no necesita ya llamarse revista de la “nueva generación”, de la “vanguardia”, de las “izquierdas”. Para ser fiel a la Revolución, le basta ser una revista socialista.» «“Nueva generación”, nuevo espíritu”, “nueva sensibilidad”, todos estos términos han envejecido. Lo mismo hay que decir de estos otros rótulos: “vanguardia,”, “izquierda”, “renovación”. Fueron nuevos y buenos en su hora. Nos hemos servido de ellos para establecer demarcaciones provisionales, por razones contingentes de topografía y orientación. Hoy resultan ya demasiado genéricos y anfibológicos. Bajo estos rótulos, empiezan a pasar gruesos contrabandos.» (Ideología y política, p. 247). Por lo demás, casi no es necesario decir que con la palabra socialista el maestro se refirió al marxismo, y no, desde luego, el nebuloso socialismo en general: «“Amauta”, en su Nº 17, el de su segundo aniversario, declara cumplido el proceso de “definición ideológica”, afirmándose, categóricamente, marxista.» (ibídem, p. 104). Por eso, en carta a Carlos Arbulú Miranda del 29 de setiembre de 1928, precisó: «El editorial [Aniversario y balance] se refiere, por una parte, al vanguardismo genérico e indefinido de los oportunistas habituales y, por otra parte, a cierta desviación que ha intentado propagarse en nuestras propias filas, a propósito del Apra.» (Correspondencia, t. II, p. 444).
[5] Precisamente en el dirimente editorial Aniversario y Balance, José Carlos Mariátegui se extendió sobre el punto: «El socialismo no es, ciertamente, una doctrina indo-americana. Pero ninguna doctrina, ningún sistema contemporáneo lo es ni puede serlo. Y el socialismo, aunque haya nacido en Europa, como el capitalismo, no es tampoco específico ni particularmente europeo. Es un movimiento mundial, al cual no se sustrae ninguno de los países que se mueven dentro de la órbita de la civilización occidental. Esta civilización conduce, con una fuerza y unos medios de que ninguna civilización dispuso, a la universalidad. Indo América, en este orden mundial, puede y debe tener individualidad y estilo; pero no una cultura ni un sino particulares.» (Ideología y política, p. 248).
[6] A propósito de esta cuestión, en nuestro ensayo La revista Nuestra Epoca y el socialismo peruano, escribimos lo siguiente: «… en el artículo Admonición trascendental (Anuario mariateguiano, Nº 3, 1991, pp. 153-54), García escribió: “José Carlos Mariátegui entendió la revolución como renovación, como palingenesia, como Resurgimiento.” (p. 154). Y, para no perder la costumbre, pretendió solventar su afirmación tergiversando el pensamiento Mariátegui. Veamos esto.» «En su mencionado artículo, García reseñó algunas afirmaciones del maestro, y quienquiera que sepa leer las mismas tiene que darse cuenta de que hubo un momento en que José Carlos Mariátegui desahució el término renovación.» «En efecto, las primeras afirmaciones mariateguianas sobre el punto citadas por García, tienen fechas que van de junio de 1918 a noviembre de 1927; pero, como ya recordamos en nuestro ensayo, en el editorial Aniversario y balance el maestro desahució el término renovación, y, no obstante que García copia la parte donde ello aparece, ¡no se dio cuenta del deshaucio!» «Este desahucio se debió a que, en 1928, decantadas las posiciones en el variopinto socialismo de la época, el término renovación y otros aparecían “…demasiado genéricos y anfibológicos”, pues bajo ellos empezaban “… a pasar gruesos contrabandos.”» «El contrabando que pretende pasar García con su artículo, empieza a revelarse con solo preguntar: ¿La revolución es renovación de qué? ¿Palingenesia de qué? ¿Resurgimiento de qué?» «Y termina por revelarse completamente cuando se asimila de verdad el significado de la siguiente afirmación de José Carlos Mariátegui, silenciada por García: “… una revolución continúa la tradición de un pueblo, en el sentido de que es una energía creadora de cosas e ideas que incorpora definitivamente en esa tradición enriqueciéndola y acrecentándola. Pero la revolución trae siempre un orden nuevo, que habría sido imposible ayer. La revolución se hace con materiales históricos; pero, como diseño y como función, corresponde a necesidades y propósitos nuevos.” (Temas de nuestra América, p. 93).» «La revolución, dice Mariátegui, no dice la renovación. Esto en primer lugar; en segundo, dice que la revolución enriquece la tradición de un pueblo, pero que trae siempre un orden nuevo, pues como diseño y como función corresponde a necesidades y propósitos nuevos: dictadura del proletariado, lucha por la realización del comunismo, para decirlo en términos bastante generales. Por eso el concepto de revolución es mucho más rico, mucho más profundo, mucho más multilateral que el concepto de renovación.» «Pero, por lo visto, con su “renovación”, su “palingenesia”, su “resurgimiento”, García escamotea la esencia de la revolución: la creación de “un orden nuevo”.»

14.08.2018.

Economía

La Migración Venezolana Como Coartada Para la Sobre Explotación Capitalista en el Perú

César Risso

LA SITUACIÓN ECONÓMICA que atravesamos actualmente en el Perú es, en comparación a la de los venezolanos, mucho peor. Para explicar esto, debemos comprender en primer lugar que lo que viven millones de peruanos es una calamidad que se prolonga durante décadas, que abarca toda la etapa republicana.

        La pobreza y el desempleo, por más que se encubran con diferentes métodos de cálculo, son visibles a los ojos de cualquiera. A esto se suma el llamado subempleo. Todo esto cubierto, además, con expresiones como emprendedurismo. Los trabajadores familiares no remunerados son prueba de la esclavitud moderna. Se suma a esto, la condición de los miembros de las comunidades campesinas de la sierra, y de los integrantes de las comunidades nativas de la selva, además de los pequeños agricultores privados.

        Pero, no es solo esta condición de los trabajadores el rasgo peculiar de la economía peruana. La condición de asalariados de los trabajadores, es expresión propia de la dominación capitalista.

        La característica principal de nuestra economía es la explotación capitalista sometida a los intereses del imperialismo.

        De un lado se tiene la explotación directa de los trabajadores peruanos por la burguesía peruana y, de otro, la explotación de los trabajadores peruanos directamente por la burguesía imperialista. Las formas de explotación del imperialismo a la que somete a los países en “vías de desarrollo” (eufemismo creado por los intelectuales sometidos a los intereses de la burguesía imperialista) son el comercio exterior, la deuda externa, y la inversión extranjera directa, así como el sometimiento por las armas.

        Lo que vivimos en el Perú es consecuencia de la imposición de la explotación capitalista, del sometimiento a los intereses de la burguesía nativa e imperialista. Aceptar el capitalismo es aceptar las consecuencias del mismo. Por ello, la situación en que vivimos los trabajadores, es en parte responsabilidad de los trabajadores, sumisos a la explotación capitalista.

        En el caso de Venezuela, la situación económica actual es consecuencia de una actitud de rechazo al imperialismo norteamericano. Es la consecuencia de un intento de desarrollo soberano. Es la lucha antimperialista del pueblo venezolano que hace frente a la burguesía imperialista. Es la lucha antimperialista, sin ser necesariamente anticapitalista, aunque con algunos elementos de capitalismo “popular”, de capitalismo de Estado.

        El sabotaje de la derecha venezolana, adiestrada por el imperialismo, no ha podido someter a los trabajadores, quienes se mantienen firmes. Los que están migrando, son aquellos que no son capaces de comprender la situación política de su país, o que habiendo desmejorado en su situación económica, prefieren buscar en otros países la posibilidad de tener los altos ingresos que alguna vez tuvieron en su país. Son aquellos que prefieren mil veces estar sometidos a cualquier dominación, siempre que mantengan sus altos ingresos. Esto es expresión de la ideología burguesa caldeándose al interior de la conciencia de la pequeña burguesía y de la media burguesía venezolana.

        En el Perú se atribuye la crisis económica a la falta de inversión, a la baja productividad laboral, a la rigidez del mercado laboral (derechos laborales), a la corrupción, y ahora a la presencia de cientos de miles de venezolanos. Para la burguesía peruana el sistema capitalista y la burguesía en el poder, no tienen responsabilidad alguna. En Venezuela, la burguesía le atribuye a Nicolás Maduro, y al chavismo, la responsabilidad de la crisis. La burguesía nativa e imperialista, son excluidas de estos problemas.

        En el Perú el sometimiento es absoluto, aunque obviamente con la presencia de ciertos grupos que activan para enfrentar, sobre todo, las consecuencias de la explotación minera en el medio ambiente y en los pobladores directamente afectados. No se lucha contra el sistema capitalista. No se lucha por el socialismo. La lucha por el socialismo adquiere por ahora la forma de lucha por esclarecer las condiciones de explotación a la que se ven sometidos los trabajadores por la burguesía.

        En Venezuela, la lucha es contra la explotación imperialista, sin luchar por el socialismo.

        En la medida que en Venezuela, el pueblo hace frente al imperialismo, las condiciones económicas que enfrentan los trabajadores venezolanos son parte de la lucha. Es una consecuencia no deseada, pero esperada.

        La burguesía peruana señala la necesidad de recibir a los migrantes venezolanos, argumentando la crisis humanitaria que se vive en Venezuela. En realidad poco le importa a la burguesía la crisis humanitaria que pueda haber en cualquier lugar. De lo que se trata es de que al haber una mayor oferta laboral, esto permitirá reducir las remuneraciones a los trabajadores, con lo cual la burguesía podrá extraer más trabajo no remunerado, o en lenguaje común, la burguesía podrá incrementar sus ganancias.

        La supuesta crisis humanitaria de los migrantes venezolanos es usada por la burguesía peruana como coartada para sobre explotar a los trabajadores.

        La expresión “crisis humanitaria” con la que designan la situación en Venezuela y la de los migrantes de este país, no es correcta. Se usa únicamente con fines propagandísticos, para obedecer al imperialismo norteamericano. Si se puede hablar de crisis humanitaria, habría que considerar la pobreza extrema que existe en el Perú; o los niños muriendo en las alturas por el friaje; o los niños de la sierra central que están muriendo de cáncer por la contaminación minera, etc. Todos estos males y otros más son consecuencia de la explotación capitalista.

        Si tuviéramos que hablar de crisis humanitaria en el caso de Venezuela -ya hemos dicho que no lo es- entonces esta sería consecuencia no del gobierno de Nicolás Madura ni del chavismo, sino de la agresión imperialista y la derecha venezolana.

Internacionales



“Incluso la guerra tiene leyes”
Yemen Padece Mientras se Deforma y se Oculta la Verdad


Middle East Eye
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández


Cavando las tumbas de los niños asesinados en un autobús durante un ataque aéreo de la coalición liderada por Arabia Saudí sobre el mercado de Dahyan, en el bastión hutí de la provincia de Saada, 10 de agosto de 2018 (AFP)


INCLUSO PARA LOS PEVERSOS ESTÁNDARES de la agresión liderada por los saudíes contra el Yemen con el apoyo de Occidente, el bombardeo de un autobús escolar el 9 de agosto marcó un nuevo hito. Según Save the Children, el autobús se había detenido en un mercado cuando trasladaba al colegio a los niños que volvían de una excursión. Funcionarios de la sanidad yemení han informado que el ataque mató a 47 personas e hirió a 77. Es probable que esas cifras aumenten con el paso de las horas.

La mayoría de las víctimas tenían menos de diez años. Tras el ataque, Frank McManus, el director de Cruz Roja Internacional para el Yemen, cuyos trabajadores atendieron a los heridos, dijo: “Hoy debería ser el día en que el mundo despertara ante las atrocidades que se perpetran en Yemen… un autocar lleno de escolares no puede considerarse como meros daños colaterales. Incluso las guerras tienen leyes, pero las leyes sin consecuencias no significan nada”.

Sin la cobertura adecuada

No obstante, es difícil que el mundo despierte si los medios occidentales no brindan la cobertura adecuada a la agresión en curso. Puede que hayan pensado que los titulares recogerían sin falta el bombardeo selectivo de un autobús lleno de niños que estaba aparcado junto a un mercado y alejado de cualquier actividad militar por parte de unas fuerzas que disfrutan del apoyo de Estados Unidos y el Reino Unido. Y, sin embargo, no ha sido así.

Por ejemplo, tomemos The Guardian, supuestamente un bastión de valores liberales y preocupaciones humanitarias. Su información sobre el incidente apareció online poco antes de las siete horas de anoche. Sin embargo, esta mañana, no figura ya entre sus trece historias de cabecera y ni siquiera es una de las once historias destacadas en su sección “Noticias del mundo”. Pero sí informaba del deseo de la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, de prohibir las bolsas de plástico.

The Independent, que ahora sólo puede leerse online, y quizá por ello hayan pensado que al estar menos sometido a las presiones de los anunciantes, que impulsan parte de la autocensura de sus primos de la edición impresa, actuaría de forma algo diferente. Pero el Yemen no aparecía entre sus ocho “Historias principales” de esta mañana. Tampoco en su sección de “Más historias”. Aunque las historias sobre los campistas británicos en Francia y las opiniones sobre el Brexit del entrenador del Tottenham Hotspuer, Mauricio Pochettino, estaban allí.

Minimizando los asesinatos

Por supuesto, en cierto sentido, estos medios actúan con total corrección al no considerar la historia como prioridad de sus cabeceras, ya que no hay nada realmente nuevo en la atrocidad del miércoles. De hecho, sólo durante la pasada semana, un ataque aéreo contra un mercado y un hospital mató al menos a 60 personas; esas carnicerías se han convertido en rutinarias. Incluso la matanza de los niños es una práctica habitual: en realidad, los 29 niños asesinados en el autobús bombardeado ayer son sólo una fracción de los 130 niños asesinados cada día en el Yemen   por el hambre y la enfermedad que la agresión ha traído al país.

Además de la mera ausencia de cobertura, la minimización del nivel de las matanzas en el Yemen constituye una segunda forma, más sutil, de apagón mediático. En algún momento, alguien decidió que 10.000 era la cifra de víctimas que había que asociar siempre a la guerra del Yemen, y ese número es el que lleva años apareciendo en todos los artículos sobre el tema.

Realmente, esa cifra supone una subestimación inmensa, teniendo en cuenta que se cree que, sólo durante el pasado año, murieron al menos 150.000 personas a causa del hambre y de enfermedades evitables como consecuencia directa de la agresión contra el Yemen, el bloqueo de sus puertos y los ataques a sus civiles e infraestructura agrícola.

Por tanto, la “cifra de muertos” repetida incansablemente por los medios -y esto incluye, vergonzosamente, a los medios alternativos- es en realidad una fracción diminuta del verdadero nivel de sufrimiento que Occidente y sus compinches están derramando sobre ese país.

Destruyendo Yemen
Otra forma de apagón es presentar el conflicto como una guerra civil. Hubo una guerra civil en el Yemen cuyo final se alcanzó cuando el movimiento Ansar Allah capturó la capital, Sanaa, en septiembre de 2014, y el presidente Abd Rabbuh Mansur Hadi huyó del país. Desde entonces, desde principios de marzo de 2015, lo que ha venido teniendo lugar es un ataque exterior contra el país.

En palabras del historiador Isa Blumi, lo que “está estratégicamente fuera de discusión a ese respecto son los facilitadores externos del imperio cuya guerra ha creado nuevas oportunidades para saquear los recursos del Yemen. En lugar de ver la mano dura del imperio, se espera que las personas de a pie se crean lo que dicen los medios y expertos de los think tanks de que son las propias patologías yemeníes, su atraso social y económico, los que los hacen susceptibles a la violencia y, por lo tanto, a la ‘guerra civil’. Ese tropo de que ‘están en guerra consigo mismos’ se repite continuamente en diversos medios y círculos académicos y confunde finalmente sobre quiénes son los responsables, echándole la culpa al ochenta por ciento de la población de un país que en estos momentos se muere de hambre”.

Una cuarta forma de apagón de los medios consiste en presentar de alguna forma la guerra como una iniciativa de los saudíes que Occidente, en el mejor de los casos, está simplemente “apoyando” o “aceptando” para vender armas y suministros de petróleo. Esto es realmente como poner el carro delante de los bueyes. La verdad es que esta es una guerra de Estados Unidos y el Reino Unido, planificada en los pasillos de Whitehall y Washington, pero ejecutada por sus fieles apoderados del Golfo.

Sabemos ya, por los emails filtrados por Wikileaks el año pasado, que incluso el mismo príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammad bin Salman, quiere salirse de la guerra. Pero sabe que el dominio del poder que ostenta su familia depende en gran medida del apoyo occidental. Y el precio de ese apoyo es que la política exterior saudí no la determine él. El acuerdo, que se remonta a los días del Imperio británico, consiste en que Occidente provea de seguridad a la familia al-Saud y, a cambio, los al-Saud cedan su política exterior a Occidente. Y, en estos momentos, hay un deseo angloestadounidense de mantener el conflicto en el Yemen.

Grupos antibelicistas como Stop the War tienden a participar de esa narrativa centrada en los saudíes, retratando la reciente visita a Gran Bretaña del príncipe heredero bin Salman, por ejemplo, en términos de una Gran Bretaña inmaculada contaminándose por la asociación con un sangriento “déspota” árabe. Esta es una inversión total de la realidad: la verdad es que el mayor crimen de los saudíes es su colaboración con la clase dominante de Gran Bretaña y Estados Unidos.
Victimismo o resistencia

Pero aún hay otra forma de apagón mediático respecto al Yemen, ante el que incluso sucumben a menudo los medios alternativos (y aquí incluyo algunos de mis trabajos sobre el conflicto en el pasado). Y es la presentación de los yemeníes como meras víctimas pasivas que carecen de voluntad y capacidad para actuar, los desventurados receptores de los bombardeos y las políticas de inanición. En realidad, la lucha del Yemen no es en absoluto una historia de victimismo, sino de resistencia.

Cuando lamentamos los tres años de bombardeos, no deberíamos olvidar que estamos también celebrando tres años de resistencia verdaderamente heroica y extraordinaria. Haber sobrevivido a esas incursiones de castigo durante tanto tiempo demuestra fuera de toda duda que el pueblo yemení, y en especial el movimiento Ansar Allah, contra el que se emprendió esta guerra devastadora, es un movimiento genuinamente popular y representativo; porque si no fuera así, hace años que se habría derrumbado.

El estribillo constante de los medios sobre que los hutíes son meros agentes iraníes que combaten al “gobierno legítimo” está deformando la realidad.

La legitimidad no proviene de ser ordenado por el sacerdocio del capital global, como lo fue Hadi, el expresidente y mariscal de campo, sino por el tipo de apoyo popular que por sí solo permite a un movimiento enfrentarse a una coalición de diez países respaldada por los más poderosos militares en el mundo.

¿Y qué es lo que está impulsando esta resistencia? La determinación de rechazar el proyecto imperial de vender el Yemen, de entregar sus recursos a las corporaciones financieras occidentales y su sistema político a los títeres saudíes. De hecho, al actuar de esa forma, el Yemen hoy no es más que la última encarnación de un espíritu de resistencia ante el capitalismo occidental que se remonta a más de cien años.

Es este espíritu lo que los bombardeos actuales están tratando de aplastar en un acto de la futilidad más brutal. Es este espíritu el que los medios tratan desesperadamente de ocultar. Y es este espíritu el que finalmente verá al imperio, y a todos sus títeres y apologistas, desmoronarse en el polvo. 
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(*) Dan Glazebrook es un periodista especializado en temas políticos y editor de stopstarvingyen.org. Es autor de Divide and Ruin: The West’s Imperial Strategy in an Age of Crisis. Su blog es danglazebrook.com.
Tomado de: Rebelión





EEUU. Trump, actualidad, imagen e historia del imperio en sus venenos

Ramón Pedregal Casanova


DESPUÉS DE CONTEMPLAR EN SU SITIO las diferencias entre las áreas de poder en EEUU, a las espaldas de Trump se alinean los fabricantes y sus fábricas y laboratorios de venenos, plagas y explosivos, armas biológicas, de virus, atómicas, armas de destrucción masiva. Es la historia moderna del imperialismo. Las experiencias anteriores se han ido sumando para fortalecer al régimen que se sitúa al margen de todos los Acuerdos y Tratados internacionales, de Derechos igualitarios y de Paz. Para sostener tal fin ha dispuesto bases militares por 134 países, prisiones secretas e ilegales, bloqueos económicos, bloqueos alimenticios y medicinales, golpes de Estado, magnicidios, invasiones militares, guerras con ejércitos mercenarios, guerras con ejércitos de composición multinacional, presiones políticas, multas, sanciones y castigos sofisticados, siempre en el propósito de establecer la sumisión a su poder, la desigualdad y la ruina de la mayoría. Son bien conocidos los casos de aplastamientos en Latinoamérica, pero debemos tener presente la resistencia antiimperialista de Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, y en el límite vemos a Brasil, México, Argentina…

Si miramos a Oriente Medio vemos en qué ha convertido a Libia, qué hizo con Iraq, qué ha pretendido con Siria, qué hace con Yemen, qué quiere de Palestina,… y en el límite resisten los gobiernos antiimperialistas de Siria, de Yemen, las organizaciones de extracción popular, todos procurando la unidad y llamando a la unidad de sus pueblos y de todos los pueblos contra el enemigo común.

A las espaldas de Trump se alinean los fabricantes y sus fábricas y laboratorios de venenos plagas y explosivos, armas biológicas, de virus, atómicas, armas de destrucción masiva. Es la historia moderna del imperialismo.

Los días 6 y 9 de Agosto se han cumplido 73 años del ataque con bombas atómicas del imperio naciente estadounidense contra el imperio nipón en sus ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Con semejante acto el régimen yanqui advertía a los pueblos del mundo de su disposición para establecer y hacer duradera su dominación.

Hoy, en la era del gerente Trump, el emporio armamentístico imperial ha dispuesto que su otro encargado, Mike Pence, anuncie su preparación “con todo” ha reafirmado Trump, para la guerra en el espacio y su dominio del mismo. Igual que lo que nos rodea en éste mundo, también el espacio ha sido declarado por el secretario de defensa James Mattis, “de interés nacional”. Trump ha explicado el concepto “interés nacional” de la siguiente forma: “(interés nacional quiere decir) el dominio estadounidense del espacio”. Ténganlo presente, “interés nacional” es el interés por el dominio. La bomba atómica les dio “el dominio”. El régimen que no firma tratados de paz, viene a decir que le queda por dominar más espacios con las armas.
Aunque a semejantes componentes del aparato mortífero y a sus esbirros les duela saberlo, a 90 millas de su costa Cuba resiste independiente.

Pongamos atención a algunos datos aclaratorios sobre la naturaleza del monstruo.

1861-1865, Guerra de Secesión norteamericana, entre los dos bandos causaron casi 500.000 muertos. Se calcula que 330.000 murieron a causa del empleo por los de la Unión, de la chinche arlequín para arruinar las plantaciones. Derrotar causando hambrunas. Los del Sur emplearon masivamente a los mosquitos que transmitían la malaria. Derrotar causando enfermedad.

Si hasta entonces en las guerras se utilizaban avispas, pulgas, piojos, garrapatas, mosquitos, como armas de transmisión de enfermedades y destrucción de cosechas, fue la guerra norteamericana la primera de la era moderna en el uso de trasmisión de enfermedades a los humanos y a los medios agrícolas para acabar con el enemigo.

El régimen estadounidense tiene una parte de su cimentación en la matanza de sus poblaciones mediante la síntesis de las experiencias anteriores a la modernidad. Como la fuerza imperial radica en la aplicación de la violencia, sus practicantes han buscado durante un tiempo la manera de justificarla, ahora les da igual que su mentira quede al descubierto, por un lado disponen del ejército periodístico y por otro buscan integrar en la vida común sus crímenes como parte de la convivencia.

Pero hay algo que todavía mantienen en la oscuridad, es el arma de destrucción masiva que resulta más barata de producir.

Entre los muchos Acuerdos, Tratados y Convenciones internacionales que no ha firmado, y los que ha firmado ha roto,es de señalar el Convenio Internacional contra el uso de Armas Biológicas. George Bush se negó a aceptarlo declarando que “pondría en riesgo la seguridad nacional y la información comercial confidencial”. Para el conglomerado armamentístico todo obedece a “la seguridad nacional”. El complejo industrial militar, la mayor industria de EEUU, está permanentemente produciendo desestabilización en el mundo por su “seguridad nacional”, no la seguridad de los restantes países. 7.000 millones de personas en el objetivo de un régimen comandado por los productores del armamento capaz de matarnos a todos.

Se habla de las bombas nucleares y no se quita el velo que oculta el arma biológica, química, de capacidad mortal muy superior. El régimen estadounidense mediante agencias, ONGs y otros cuerpos de guerra con apariencia civil, creadas ex profeso, acusa de su empleo a quien quiere derrotar, cuando es ese régimen el que históricamente las ha empleado, es bien conocido el uso que hizo del agente naranja en Vietnam, donde aún persisten sus efectos.

No podemos esperar ningún compromiso de paz de EEUU, cuando para la seguridad de la clase imperial no firma los Convenios de la Biodiversidad, de las minas terrestres, y de la No Proliferación Nuclear, entre otros muchos.

De entre los casos recientes de mentira militar con fines agresivos destaca la propagada para lanzarse a la guerra contra Iraq. Acusaron a éste país de poseer armas de destrucción masiva, y apuntaron hacia Iraq declarándolo una amenaza para “la seguridad …”. La ONU negó esa acusación, pero “la seguridad nacional” de EEUU requería la destrucción de un país emergente y no sumiso en Oriente Medio, además de impedir un opositor a Israel, su otro yo, la división de los países de la zona, la apropiación del petróleo, y otros objetivos geoestratégicos. Otra guerra con el la misma declaración argumental ha sido la emprendida contra Siria: dividir al país, robar el petróleo sirio, abrirse camino a Irán, generar un nuevo conflicto en busca de cerrar el círculo que rodee a Rusia y China, potencias que no le obedecen. Esa es la política de “seguridad nacional”.

El conocimiento de las actividades que el régimen imperial desarrolla en las bases militares que ha establecido en 134 países, ha puesto de relieve, o destaca, que en todas ellas ha creado laboratorios-fábricas de experimentación y generación de armamento biológico y químico. Los laboratorios-fábricas más conocidas debido a sus experimentos se encuentran, en África, en Egipto y Kenia; en Asia: Indonesia y Tailandia; en Sudamérica: Perú y Brasil; en Europa: Ucrania, Georgia, y más allá en Kazajistán. En todos éstos países ha habido fugas, escapes o pruebas, dejando al descubierto lo que se iba conociendo, y que han dado como resultado un número de muertos que no se ha podido determinbar por el silencio que el imperio ha impuesto.

Las denuncias de tales actividades han venido de científicos que han participado en el descubrimiento de las armasmas de destrucción masiva. El núcleo principal de investigación de armas químicas y biológicas lo tienen instalado en Fort Detrick, en el Estado de Maryland, donde entre otros agentes de gurra sintetizan la aflotoxina, sustancia proteínica que daña el hígado y produce cáncer, el virus ébola, y la toxina botulínica, el producto más venenoso que se conoce, a lo que hay que añadir la creación del VIH sida, según la declaración de Milton William Cooper, Alto Oficial de la Ionteligencia Naval Militar de EEUU.

El caso de Cuba merece una atención especial, pues el régimen imperial, ahora representado por Trump, ha empleado sistemáticamente durante decenas de años el armamento biológico-químico para rendir a la Revolución matando su agricultura, acabando con la vida de sus ganaderías y con la vida de las personas. Recojo algunos datos esclarecedores:

En el documento secreto estadounidense “Proyecto Cuba” se enumeraban 32 tareas criminales a realizar, al conjunto le dieron el nombre de “Operación Mangosta”, entre esas tareas se encuentra la acción a llevar a cabo por la CIA de atacar con productos químicos y biológicos las cosechas agrícolas de las que se alimentaba la población cubana. En otro de los objetivos se proyectaba la forma de envenenar químicamente a los trabajadores azucareros cuando se empleasen en la recogida de la caña. Además extendieron el dengue, enfermedad que afectaba de forma hemorragica irreversible al ganado porcino. La sendodermatosis modular bovina, la brucelosis del ganado, el carbón y la roya de la caña, la sigatoka negra con la que atacaron los campos de plátanos, le siguió una enfermedad que mataba a las abejas, la acarosis , el mono azul del tabaco, la roya del café, el new castle y la bronquitis infecciosa de las aves de corral, la conjuntivitis hemorrágica, la disentería, , el dengue serotipo c2, que mató a 158 personas, de las que 101 eran niños. En los años 90 del pasado siglo el imperio ahogó con todas sus fuerzas de bloqueo a Cuba en busca de la rendición por hambre y causo la neuropatía. Junto a todo esto el gobierno del imperio empleó mercenarios para introducir el virus de la tristeza del cítrico, pero se capturó a tiempo a quien se encargaba de su distribución. Otros consiguieron afectar las plantaciones del café con la broca del cafeto.

El general estadounidense que dirigía la “Operación Mangosta”, Edward Lausdale, en el documento ordenaba a la CIA “desplegar el bajo mundo cubano contra Castro, fracturar el régimen desde adentro, sabotear la economía, subvertir a la policía secreta, destruir las cosechas con armas biológicas o químicas, y cambiar el régimen antes de las próximas elecciones al Congreso en Noviembre de 1962”.

Tras numerosas denuncias el presidente Fidel Castro declaró en el V Congreso del Partido Comunista: “ … ellos inventaron todo: como contaminar el azúcar que iba en los transportes de los barcos, cómo afectar el comercio, cómo afectar todo.”

En 1961, con Kennedy, empieza la guerra biológica contra Cuba. El mercenario Eduardo Arocena reconoció ante la Corte Federal de Nueva York haber introducido el Dengue. En diferentes actas del Congreso de EEUU de los meses de Noviembre y Diciembre de 1969 se plasman las intervenciones que van a realizar desde el Sub Comité de Seguridad Nacional y Desarrollo científico del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes. El Washington Post en 1977 publica las declaraciones de un agente de la CIA sobre el ataque biológico que realizó contra Cuba. Los descubrimientos de los criminales se suceden.

Los medios que Cuba ha empleado para defenderse han partido de los revolucionarios en todos los ámbitos de la sociedad. A los crímenes de Lesa Humanidad cometidos por el régimen de los hipermillonarios estadounidenses y su complejo militar-industrial, los protege el escudo del silencio, la tergiversación y la normalización de su poderoso ejército informativo. No hay más que ver qué acusación sostienen por los más de 650 intentos de magnicidio en grado de frustración en la persona del Presidente Fidel Castro, muchos de ellos mediante venenos químicos y biológicos.

Consiguieron envenenar al presidente del Congo, Patricio Lumumba.

Cada regente ha buscado agredir de manera nueva-vieja a Cuba, y así hemos llegado hasta nuestros días en los que no han podido impedir que el pueblo cubano se pronuncie por medio de 135.000 asambleas realizadas en todas las comunidades y centros de trabajo. El pueblo cubano, como agente político principal, aun en las circunstancias actuales, está elaborando su nueva Constitución porque es libre. Los imperialistas son libres de beberse, respirar y comerse sus armas químicas, biológicas, y todos los venenos de sus laboratorios.

A las espaldas de Trump se alinean los fabricantes y sus fábricas y laboratorios de venenos, plagas y explosivos, armas biológicas, de virus, atómicas, armas de destrucción masiva. Es la historia moderna del imperialismo. Las experiencias anteriores se han ido sumando para fortalecer al régimen que se sitúa al margen de todos los Acuerdos y Tratados internacionales, de Derechos igualitarios y de Paz.

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Fuente: Resumen Latinoamericano