Nota:
Publicamos a continuación un
extracto del séptimo capítulo del libro El
Partido de Mariátegui hoy: Constitución, Nombre, Reconstitución, que
esperamos pueda ser publicado próximamente.
01.03.2018.
Comité
de Redacción.
La
Reconstitución del Partido de Mariátegui
(Extracto)
Eduardo
Ibarra
II
Originalmente, la Reconstitución fue acordada por la VI Conferencia
Nacional del PCP (enero de 1969), y este hecho da cuenta del grado de
comprensión alcanzado en dicho partido acerca de la relación entre el pasado y
el presente históricos de la organización política del proletariado peruano.
Pero el
valor de tal acuerdo se limitó al hecho de contener la idea general de
reconstituir el Partido de Mariátegui, pues, al mismo tiempo, presentó la
limitación (el prejuicio, el demérito, el inconveniente) de no contener una
idea correcta del proyecto mariateguiano de partido y, por lo tanto, de no contener una idea correcta de la
Reconstitución.(10)
Esta
es, o más bien fue, la paradoja de la reconstitución actuada por el PCP-SL.
En
efecto, el maoísmo delirante, la exclusión del pensamiento de Mariátegui de la
base de unidad partidaria, la tergiversación de la teoría leninista de la
situación revolucionaria y de la teoría de Mao de la situación revolucionaria
en China, el limitado y limitante concepto de la reconstitución como «reconstitución del partido para la guerra popular», la no proyección de la transformación del partido de
cuadros en partido de masas, el extravío de la acción militar iniciada en 1980,
son cuestiones que, entre otras, demuestran que la reconstitución del PCP-SL no
fue la Reconstitución del Partido de Mariátegui.
Huelga
decir que lo anotado puso al PCP-SL de espaldas al Camino de Mariátegui.
La
oposición a la Reconstitución (en los años de 1970 mediante la desactivación de
la organización y el ocultismo)(11), la abjuración del marxismo-leninismo, la
falsificación de la filiación doctrinal del PSP y la tergiversación de su
realidad orgánica, el reformismo que comporta la idea de la acción legal
municipal como camino al socialismo, la adulteración del proyecto mariateguiano
de un partido de masas y de ideas, la negación del partido de clase, son
cuestiones que, entre otras, condujeron finalmente a García –como era natural
que ocurriese– a renunciar formalmente a la tarea de la Reconstitución.
Huelga decir
que lo apuntado demuestra que el grupo liquidacionista está fuera del Camino de
Mariátegui.
Por lo demás, otras organizaciones de
nuestra izquierda marxista-leninista no se plantearon la tarea de la Reconstitución,
y, esto, da cuenta de una insostenible indiferencia con respecto a la Creación
Heroica de Mariátegui en punto a la cuestión del Partido.
Como
hemos señalado en el primer capítulo, la polémica con el liquidacionismo de
derecha y con el oportunismo de «izquierda» ha tenido la virtud de esclarecer, entre otras cuestiones,
el tipo de partido que necesita hoy el proletariado peruano y el proyecto
mariateguiano de un partido de masas y de ideas.
Es
decir, ha permitido constatar la
identidad entre el tipo de partido que necesita el proletariado peruano para
llevar la revolución hasta la victoria y el proyecto de partido de Mariátegui.
Esta
identidad es, sin duda, prueba irrefutable de la vigencia de la Reconstitución
y, por esto, la justifica absolutamente ante la conciencia de todo
marxista-leninista.
El
pensamiento de Mariátegui al margen de la tarea de la Reconstitución, es un
pensamiento en el aire, por así decirlo; en cambio, materializado en un partido
de clase bajo la forma organizativa de partido de masas, el proletariado y las
clases trabajadoras en general tendrían el instrumento necesario para la toma
del poder.
Por
eso, es deber de los marxista-leninistas concretar su mariateguismo asumiendo consecuentemente
la magna tarea de reconstituir el Partido de Mariátegui(12).
Al
haberse establecido, en los últimos tiempos, su verdadero contenido, puede
decirse que la Reconstitución es una tarea recién nacida a la vida de la
izquierda marxista-leninista.
Por eso, actualmente, a más de
ser una necesidad, la Reconstitución es, también, por primera vez, una
posibilidad real.
Por lo tanto, está en manos de los
mariateguistas con más alas la iniciativa de dar los primeros pasos en la
creación del partido por el que luchó Mariátegui, que sería el primer gran
partido de masas y de ideas del proletariado peruano(13).
Notas
[10] La carta a Moisés
Arroyo Posadas del 30 de julio de 1929 fue publicada el año de 1984 en el tomo
II de la Correspondencia de
Mariátegui, y la carta a César Vallejo del 14 de octubre del mismo año apareció
en el número 1 de la revista Anuario
Mariateguiano, 1986, es decir, quince y diecinueve años después,
respectivamente, de la VI Conferencia. La publicación «tardía» de dichas cartas,
en las cuales, como se sabe, Mariátegui habló de su proyecto de un partido de
masas, no puede servir de descargo a nadie, pues, ¿acaso los marxistas no están
obligados a pensar por cuenta propia? Lo que pasó, entonces, es que los
impulsores de la Reconstitución se encontraban encerrados en esta falsa
disyuntiva: partido de cuadros o partido de masas, disyuntiva que era entendida
como que el primer término equivalía a partido de clase y el segundo a partido no de clase.
[11] Véase nuestro
artículo «Memorias desde
Némesis» por Abimael Guzmán,
publicado en la revista digital CREACIÓN
HEROICA.
[12] En el Perú se da el
caso particular de que para ser marxista-leninista hay que reconocer la
vigencia del pensamiento de Mariátegui, por la sencilla razón de que el mismo
está vigente en la mayoría de sus líneas maestras.
[13] Como se ha visto en el primer capítulo, Mariátegui expresó su empeño
de crear «el primer gran partido de masas y de ideas de toda nuestra
historia republicana». Corría entonces el año
de 1929, y dicha frase tenía pleno sentido: hasta el consignado año no había
existido nunca en nuestra historia un partido de esas características, y, por
lo tanto, el partido del proletariado habría sido nuestro primer partido de
masas y de ideas. Como se ve, Mariátegui señaló la originalidad de su proyecto
relacionándolo con la república y no con el proletariado, aunque, como es claro,
las ideas implícitas en su frase sean las del marxismo-leninismo y aquellas
derivadas de esta doctrina en su aplicación a nuestra realidad concreta. Pues
bien, usurpada la dirección del Partido por el oportunismo de «izquierda» encabezado por
Ravines, el proyecto mariateguiano quedó postergado, y, así, después de 1930,
el Apra surgió como el primer partido de masas y de ideas de nuestra historia
republicana; es decir, la ironía de la historia quiso que fuera la pequeña
burguesía oportunista, y no el proletariado revolucionario, la que alcanzara a
organizar un partido de ese tipo. Haya era oportunista hasta la médula, pero
intelectualmente era una persona preparada: sus obras completas prueban que
construyó un partido de ideas (de ideas oportunistas y profundamente
anti-comunistas, pero de ideas), y, por otro lado, es un hecho que su partido
fue también un partido de masas: esta doble condición del Apra es una realidad
histórica que solo la más severa incapacidad de basarse en los hechos puede
negar. Por eso, repetir hoy la frase mariateguiana «de toda nuestra historia republicana», es no tener en cuenta los hechos históricos y utilizar a
Mariátegui como coartada, que es precisamente lo que hacen los liquidadores,
quienes, mientras falsifican de la manera más burda la filiación doctrinal del
maestro y de su partido y tergiversan cuestiones fundamentales de su Creación
Heroica, utilizan algunas afirmaciones suyas que ellos suponen pueden servirles
para sorprender a algunos activistas desprevenidos. Como en todas las
cuestiones constitutivas del pensamiento de Mariátegui, de lo que se trata en
la que nos ocupa no es de repetir irreflexivamente la letra mariateguiana, sino
de asumir el método del maestro para continuar su pensamiento teniendo en
cuenta la realidad actual. Por eso hemos señalado que, hoy, en el plano
organizativo de la clase, nuestra tarea principal es luchar por construir el
primer partido de masas y de ideas del
proletariado peruano (partiendo, desde luego, de un partido de cuadros, tal
como se explica en el presente capítulo). Después de todo, no importa que, por
los hechos históricos anotados, la validez de la frase incidental «de toda nuestra historia republicana» haya caducado, pues la esencia de la cuestión, ya en Mariátegui mismo,
es que el proyectado partido de masas y de ideas sea el partido del
proletariado. Levantar la frase incidental y escamotear el carácter de clase
del proyecto mariateguiano, es oportunismo de la peor especie.
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