miércoles, 1 de marzo de 2017

Internacionales

Nota:

Publicamos a continuación un artículo de Carlos E. Lippo, sobre la situación política en Venezuela, del boletín Barómetro Internacional, que ha llegado a nuestro correo. Su consideración sobre qué hacer con la Asamblea Nacional de Venezuela es una opinión suya que no suscribimos necesariamente, pero que debe ser considerada en la comprensión de la coyuntura venezolana y en la toma de posición. Debemos decir además que nos alegra la amplia participación popular y los deseos de llevar a Venezuela por el camino del socialismo. Seguidamente, divulgamos una declaración de un grupo de intelectuales canadienses en respaldo a la República Bolivariana de Venezuela, que en casi 19 años no ha dejado de ser atacada incluso mediante el terror, la guerra económica y la guerra mediática.

En tercer lugar, presentamos la declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba contra una provocación entre cuyos impulsores está el Secretario General de la OEA (el “Ministerio de las Colonias Yanquis”), Luis Almagro Lemes, en contubernio con otros personajes y organizaciones reaccionarias y contrarrevolucionarias. En cuarto lugar va un artículo de Patricio Montesinos, que subraya la ligazón de Almagro con la CIA y los Estados Unidos, así como el trabajo que estos efectúan con el fin de desestabilizar y socavar a los gobiernos revolucionarios y progresistas de América Latina (Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador).

Debemos ser absolutamente conscientes de que ni los Estados Unidos ni la OEA tienen ningún interés real en la democracia, que la reducen y falsifican con sus llamados al “pluripartidismo”, y que silencian y combaten la democracia que proviene del ejercicio de la soberanía de los pueblos y sirve al verdadero progreso de estos.   

Finalmente, presentamos un análisis de Samir Amin sobre la elección de Donald Trump.
 
El Comité de Redacción
01.03.17

¿Qué Hacer con la Asamblea Nacional Burguesa?

Por Carlos E. Lippo



CUANDO USTED COMIENCE a leer estas líneas habrán transcurrido al menos dos días del quinto año del periodo constitucional del Presidente Maduro, quien fue electo en mayo de 2013 con el propósito de completar el período que no pudo cumplir el Comandante Chávez. De tal manera que en el supuesto negado de que se produjese su falta absoluta en cualquier momento a partir de ahora, por cualesquiera de las causales contempladas en el artículo 233 de la Constitución, el Vicepresidente Ejecutivo de la República pasaría a completar dicho período. En suma, que  constitucionalmente estaría garantizada la presencia de un revolucionario al frente de la primera magistratura del país al menos hasta el 10 de enero del año 2019.

Este hecho representa por si solo un colosal fracaso para una oposición que unida, financiada y tutelada por el imperio, no sólo es que nunca lo ha reconocido como Presidente de la República, sino que lo ha intentado todo, tanto dentro como fuera del marco legal vigente, para defenestrarlo.

La única medida legal que han intentado con ese propósito es la promoción de un referéndum revocatorio del mandato, que debiendo haber sido activado hace exactamente un año, al iniciarse el cuarto año del período, fue intentado activar deliberadamente a destiempo y con tal cantidad de elementos fraudulentos en su solicitud ante el CNE que al hacerse nugatoria su posibilidad de convocatoria en el año 2016, dejaron de insistir en ella sin mayores esfuerzos y sin dar explicaciones a su militancia, no sin antes acusar al gobierno que más procesos electorales ha promovido en toda la historia republicana, de intentar perpetuarse en el poder negándose a convocar unas elecciones que legalmente deberían realizarse durante el último trimestre del año 2018.

En el terreno de la ilegalidad y/o de lo francamente delincuencial han intentado entre otras cosas:  acciones terroristas continuadas, de alto impacto, desde el día siguiente a su elección en mayo de 2013 y entre febrero y mayo de 2014; un golpe cívico-militar abortado en febrero de 2015, el llamado “Golpe Azul” (1), con participación protagónica del actual presidente de la AN; un intento de “golpe monetario”, a finales de 2016, con una participación protagónica de la totalidad de la banca privada y parte de la banca estatizada, así como una serie de acciones desestabilizadoras perpetradas desde la Asamblea Nacional con base en la amplia mayoría obtenida en diciembre de 2015, entre las cuales destacan: la permanente actitud obstruccionista de la gestión de gobierno; el conflicto continuado promovido con la casi totalidad de los órganos del resto de los poderes públicos, en especial con la FANB, el TSJ y el CNE; el arrogarse atribuciones que le corresponden al ejecutivo y al TSJ o atribuciones no contempladas en la Constitución cual es el juicio político al presidente con miras a su destitución y la más reciente de ellas, el intento de  destitución con base en la declaratoria de abandono del cargo, acordada con los votos de su fracción (106 a favor y 3 abstenciones), en la sesión del pasado 09 de enero.

Sobre el acuerdo en sí, identificado con el pomposo título de “ACUERDO SOBRE EL ABANDONO DE LAS FUNCIONES CONSTITUCIONALES DE LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA EN QUE HA INCURRIDO EL CIUDADANO NICOLÁS MADURO MOROS” (2), cuya nulidad ya ha sido demanda por la fracción parlamentaria de la patria ante el TSJ, sólo diré por ahora que se trata de un larguísimo documento en el cual después de 24 considerandos, el primero de los cuales se apoya en dos de los artículos de la “Carta Democrática Interamericana”, se aborda a 6 acuerdos el quinto de los cuales junto al primero de los considerandos revela la agenda oculta de los autores que no es otra que la de seguir implorando la intervención extranjera para derrocar a Maduro.

Nuestra apreciación es que el documento de marras es sólo un esperpento carente de toda eficacia jurídica y política y para demostrarlo habremos de hacer uso de las opiniones de connotados opositores que escribieron o declararon sobre el tema antes o después de que fuese aprobado.

El conocido abogado y profesor universitario opositor José Vicente Haro logra demostrar fehacientemente la total ineficacia jurídica de la medida en un artículo publicado en el portal “Prodavinci”, un resumen del cual ha sido publicado en este mismo portal (3). En efecto, el profesor Haro comienza por decir que hay que distinguir entre el abandono del cargo, que efectivamente puede ser decretado por la Asamblea según el 233 y la destitución del presidente que únicamente puede ser decretada por sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, según el mismo 233.

Continúa haciendo mención a la nota de prensa del TSJ publicada en fecha 09 de enero, antes de celebrarse la sesión de la AN, en la cual afirmó en su jurisprudencia que “la referida sentencia (# 948)  destaca especialmente la prohibición a los diputados y diputadas de convocar y realizar actos que alteren el orden público; instigaciones contra autoridades y Poderes Públicos, así como otras actuaciones al margen de los derechos constitucionales y del orden jurídico”.

Y finaliza su artículo el reputado profesor comentando otro obstáculo que tiene la Asamblea Nacional para hacer efectiva su declaración, la cual es distinta a la destitución que han intentado instalar forzadamente en la opinión pública. “Si el acto por el cual la Asamblea declara el abandono del cargo no es publicado en Gaceta Oficial, el Gobierno probablemente considere que ese acto no puede producir efectos jurídicos, lo que equivale a decir que la declaratoria de abandono no implicaría la remoción del Presidente”. Y a partir de esto concluimos nosotros que la malhadada decisión de la AN no puede tener como efecto inmediato la destitución del presidente Nicolás Maduro o la cesación de sus funciones constitucionales, tanto por no tener la facultad para hacerlo como por encontrarse ésta en desacato.

Pero si alguien aún pudiese considerar que este extenso dictamen profesional no fuese suficiente para demostrar la ineficacia jurídica del acuerdo, deberían bastarle unas declaraciones de Cecilia Sosa Gómez, expresidenta de la Corte Suprema de Justicia en las cuales la exmagistrada opositora señalaba, palabras más, palabras menos, que: … la declaración del abandono del cargo por parte del presidente Nicolás Maduro acordada este lunes por la Asamblea Nacional, “es una acción más política que de efecto jurídico” (4).

Para juzgar la eficacia política de la medida haremos uso de lo sustancial sobre el tema contenido en las declaraciones y artículos de prensa de las siguientes organizaciones y articulistas opositores:

  • Comunicado de PROVEA, conocida ONG financiada por la USAID(5), publicado antes de la celebración de la sesión de la AN:“…la declaratoria de ´abandono de cargo´, en la forma como está siendo promovida por algunos voceros políticos, es una interpretación forzada de la Constitución que agravará el debilitamiento de la institucionalidad democrática en nuestro país”.
  • Declaraciones de Enrique Ochoa Antich, en representación de Foro CambioDemocrático (6), el 08 de enero:    “… es la típica estrategia de la oposición que no nos conduce a ningún lado, que nos lleva a la nada. Al final de esto lo único que va a haber es una nueva decepción. No habrán elecciones dentro de 30 días como por ahí fantasiosamente y de manera casi adolescente como si fueran dirigentes estudiantiles de educación media, sencillamente no habrán elecciones y lo que habrá es una nueva decepción”.
  • Declaraciones de Henry Falcón, en representación de su partido “Avanzada Progresista” (7), al ofrecer explicaciones sobre el por qué tres diputados del partido que preside decidieron abstenerse en la votación sobre el abandono del cargo del presidente Nicolás Maduro, ya que no compartían la propuesta al considerarla un nuevo salto al vacío que solo generará falsas expectativas en la población y   “… a la postre se va a convertir en una gran frustración”; para terminar diciendo que “… hay gente que ha salido diciendo que en 30 días habrá elecciones, eso es engañoso”.
  • Chúo Torrealba, el por ahora Secretario General de la MUD(8),horas después de la sesión: “Más que tener hoy la barajita del abandono del cargo, como ayer se tuvo la consigna del referéndum, nosotros, el campo democrático, la sociedad democrática venezolana, necesitamos una estrategia de poder”.
  • Henry Ramos Allup (9),quien durante su intervención en la sesión de marras y haciendo uso de su acostumbrado vocabulario críptico, dijo cosas como éstas: “… nosotros vamos hoy a adoptar esta decisión política, y sabemos que no va a haber elecciones (…) Nosotros sabemos que no va a pasar ninguna de las dos cosas” (elecciones en 30 días o que el Vicepresidente finalice el mandato) y “… hay que decirle a la gente que nosotros no estamos haciendo las cosas de inocentes, a sabiendas de que no va a haber elecciones. ¡Lo estamos haciendo a conciencia!” (¿!).
  • Alberto Barrera Tyszka, reputado articulista opositor (10), en un interesante artículo publicado el 08 de enero, increpaba a Borges con frases como éstas:“Tratar de demostrar que Nicolás Maduro ha abandonado su cargo puede ser un ejercicio retórico interesante, pero es un ejercicio audaz de la imaginación. Hay que tener mucho pensamiento abstracto para encontrarle rápida coherencia a esa propuesta. Yo sospecho que a la mayoría de los venezolanos la experiencia nos dice otra cosa”; “… hace un año, diputado Borges, cuando la oposición tomó posesión del Parlamento, nos ofrecieron concentrar su acción política en la salida de Maduro de Miraflores. Y fracasaron. Las explicaciones dan para un largo debate. Las especulaciones dan para un maratón de disputas. Esta semana, al asumir la Presidencia de la AN, usted ha vuelto a poner en el centro de su programa la salida de Maduro. Por supuesto que tiene otras propuestas pero su centro, su primera convocatoria, su urgencia, apunta nuevamente hacia lo mismo” y para cerrar la siguiente perla: “Lo peor de todo, diputado, y perdóneme la desesperanza, es la inquietante sensación de que la élite política -sin importar bandos o ideologías- está cada vez más aislada. Que vive pendiente de sus intereses y de sus proyectos, de sus cupos y de sus cuotas de poder, muy lejos del país real, abandonado, devorado por la simple y brutal economía”. ¡Imposible una mejor descripción de la dirigencia de la contra que la que encierra esta lapidaria frase!

Es indudable que después de leer todos estos testimonios, será extremadamente difícil para alguien el contradecir nuestra apreciación inicial sobre esta reciente decisión de la Asamblea, que no sólo adolece de una absoluta ineficacia legal y jurídica sino que habrá de tener para la actual dirigencia de la contra un descomunal costo político, al mostrarla tal cual es: políticamente deficiente; intolerante con sus compañeros; totalmente sumisa a los dictados del imperio cuyo máximo representante en Venezuela,  que suponemos que fue quien transmitió la orden de cometer tal atrocidad fue nuevamente invitado de honor en la sesión de instalación y finalmente, como dice Barrera Tiszka, pendiente sólo de sus intereses, de sus proyectos, de sus cupos y de sus cuotas de poder.
Entrando finalmente en materia después de este larguísimo preámbulo debo decir que, a pesar de todos sus desafueros soy contrario a la idea de intentar disolver la actual Asamblea, tal como fue propuesto el año pasado por algunos camaradas y que como pienso no tardarán en proponer otros a partir de esta reciente decisión.

Estimo que debemos dejar que ella se siga consumiendo a fuerza de seguir cometiendo acciones de la misma naturaleza y que se siga cocinando en su propia salsa, un poco como lo que ocurrió con aquellos militares de Plaza Altamira, que terminaron huyendo como las ratas que eran, sin disparar un solo tiro ni mucho menos haber contrastado democráticamente sus ideas políticas, si es que tenían alguna

Desde luego que simultáneamente habría que buscar una forma legítima de impedir que sus miembros opositores sigan percibiendo remuneraciones de todo tipo, sólo por conspirar y perpetrar sus corruptelas, y por supuesto que sigan gozando de esa suerte de patente de corso disfrazada de inmunidad parlamentaria que les ha permitido hasta ahora cometer impunemente todo tipo de delitos.
Considero esto porque a mi juicio no tendría ningún sentido sustituir esta malhadada Asamblea por cualquier otra que fuese electa de la misma manera, lo cual le conferiría indubitablemente un carácter burgués, independientemente de la correlación de fuerzas que ésta pudiera tener.

Se trataría entonces de seguir avanzando en la transición al socialismo, tarea para la cual estimo que nos encontramos en condiciones más que suficientes, comenzando por elegir bajo nuevos métodos, una Asamblea Nacional que sea verdadera expresión del Poder Popular en lugar de intentar representarlo con mayor o menor fortuna, como ha ocurrido con las Asambleas de mayoría chavista que hemos tenido.

Si algún camarada tuviese dudas sobre nuestra capacidad de seguir avanzando en la transición al Socialismo o sobre la oportunidad de implantación de lo que estoy proponiendo he de decirle que se trata además de una simple cuestión de supervivencia pues como señala aquella frase atribuida a Rosa Luxemburgo, la invalorable “Rosa Roja”,“… toda revolución que no avanza retrograda… “.

¡Prohibido fallarle a la Patria, prohibido fallarle a la Revolución… prohibido fallarle a Chávez, carajo!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!

Notas:


Fuente: Barómetro Internacional


Declaración Final de Intelectuales Canadienses Respaldando a la República Bolivariana de Venezuela


SIGUIENDO EL ESPÍRITU DEL MENSAJE de solidaridad emitido por los participantes del XII Encuentro de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales "En defensa de la Humanidad", celebrado en Caracas, el pasado 11 de abril de 2016, como testimonio del apoyo de las fuerzas progresistas del mundo entero al gobierno y al pueblo bolivarianos, en su lucha contra los ataques constantes de la oligarquía local e imperial, los intelectuales canadienses firmantes reiteramos nuestro respaldo a la soberanía y a la libre autodeterminación del pueblo de Venezuela.

Destacamos que las agresiones oligárquico-imperiales reflejadas en la “guerra económica” y en la “guerra mediática” aplicadas contra Venezuela, no son un caso aislado, pues, forman parte de una estrategia global para callar la voz disonante del Gobierno Bolivariano y del pueblo venezolano por su oposición a las estructuras implantadas por los centros de poder del capitalismo mundial.

En este sentido, expresamos nuestra inquietud ante los mecanismos actuales de manipulación, propaganda e intervención, utilizados para desestabilizar la institucionalidad democrática y las estructuras sociales de Venezuela, con miras a restaurar el orden precedente de cúpulas oligárquicas y restablecer las nefastas políticas neoliberales para desmontar las conquistas sociales alcanzadas por el proceso bolivariano de trasformación popular, iniciado en 1998.

De igual forma, denunciamos que estos ataques incesantes se han acrecentado con la campaña de desinformación desarrollada en los medios de comunicación, la cual se ha centrado en la escasez de alimentos y medicinas, sin hacer mención a la guerra económica librada por la oligarquía interna y otros sectores de la derecha local e imperial, en detrimento de toda la población, en particular a los sectores más humildes. 

También levantamos nuestra voz contra las acusaciones de violaciones de los derechos humanos en Venezuela, en particular, los señalamientos infundados sobre la existencia de supuestos “presos políticos” cuando, en realidad, lo que hay en Venezuela son políticos presos porque han violado las leyes penales venezolanas a través de llamados a la violencia que han provocado la muerte de venezolanos inocentes, hecho que nadie a nivel internacional menciona, pues estos políticos opositores se hacen eco de su irracionalidad y han causado numerosas muertes, cientos de heridos y daños materiales considerables.

Manifestamos nuestro regocijo, ya que, pese a estos ataques, agresiones y acusaciones, observamos que Venezuela mantiene sus principios Bolivarianos y goza de un sólido prestigio internacional, y, en tal sentido, felicitamos a la República Bolivariana de Venezuela por la exitosa organización de la XVII Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno del Movimiento de Países No Alineados, celebrada en la Isla de Margarita, los días 17 y 18 de septiembre de 2016, bajo el tema “Paz, soberanía y solidaridad para el Desarrollo”, y durante la cual los Estados Miembros reafirmaron su compromiso con el respeto a la soberanía, la unidad nacional y la integridad territorial de los Estados, la igualdad soberana de los Estados, la no injerencia en los asuntos internos de los Estados, la solución pacífica de controversias, la defensa de la libre autodeterminación de los pueblos, la abstención de la amenaza o el uso de la fuerza, el rechazo a las políticas ilegales de cambio de Gobiernos constitucionales y la condena a la promulgación y aplicación de medidas coercitivas unilaterales.

Asimismo, deseamos el mayor de los éxitos a la República Bolivariana de Venezuela en el ejercicio de la Presidencia del Movimiento de Países No Alineados para el período 2016-2019, pues, visto su liderazgo, fortalezas y compromiso con los más desposeídos, consideramos que esta gestión fortalecerá y revitalizará las aspiraciones de los pueblos de la humanidad por edificar un mundo de paz, justicia, solidaridad y desarrollo compartido.

Recordamos que, a pesar de las agresiones permanentes, en 17 años de gestión gubernamental centrada en el ser humano y con una visión integral de los derechos humanos, la Revolución Bolivariana, inspirada en el ideario del Libertador Simón Bolívar y conducida por el Comandante Hugo Chávez Frías, ha alcanzado una de las distribuciones más justas de la riqueza en América Latina, obteniendo reconocimiento universal por los avances logrados en materia de educación, alimentación, distribución del ingreso y desarrollo comunal y popular.

Destacamos que esta política de asistencia social ha sido vigorizada bajo el mandato del Presidente Nicolás Maduro Moros, superando los efectos perniciosos de la crisis mundial y el desplome inducido de los precios del petróleo, ya que la caída abrupta de los mismos ha sido causada por la “guerra financiera” que auspicia la especulación bursátil, así como por la sobreproducción de hidrocarburos generada, entre otros factores, por la utilización del método de la fracturación hidráulica, proceso éste que ha agravado la situación de fragilidad ecológica del planeta.

Expresamos nuestra más firme condena a las acciones reaccionarias para censurar y silenciar la voz y opinión crítica de TeleSUR con medidas que pretenden debilitar su imagen como herramienta comunicacional a disposición de los pueblos del mundo entero. Por esta razón, deploramos el retiro inoportuno de la República Argentina de esta plataforma comunicacional, salida que debilita el pluralismo político e informativo, así como los avances tangibles de la integración latinoamericana.

A los fines de contrarrestar estas acciones de censura, así como la desinformación acerca de Venezuela, expresamos nuestra disposición a contribuir a la difusión de la programación de TeleSUR en Canadá, aprovechando las herramientas de las nuevas tecnologías de la información y de las redes sociales, las cuales tienen una alta penetración en los diversos sectores de la opinión pública canadiense.

Basados en el largo y obscuro expediente intervencionista de Estados Unidos en América Latina, manifestamos, con vehemencia, nuestro rechazo a los actos injerencistas del gobierno estadounidense en contra de la estabilidad democrática e institucional de la República Bolivariana de Venezuela, acciones imperiales que forman parte de una nueva ofensiva insertada en un “Plan Cóndor continental” para recuperar la influencia perdida en la región y que han auspiciado una campaña de desprestigio mediático nacional e internacional y una guerra económica interna deshumanizada, y sin tregua alguna, con miras a provocar la supresión del proceso bolivariano.

Venezuela no es una amenaza a la seguridad de país alguno, sino un ejemplo de esperanza, y sí representa una amenaza al orden imperial imperante. En tal sentido, exigimos la derogación inmediata de la tristemente célebre Orden Ejecutiva del gobierno de Estados Unidos en la que considera a Venezuela una amenaza a su seguridad nacional y a su política exterior, la cual ha sido rechazada, mayoritariamente, por la gran mayoría de los países del mundo.

Repudiamos cualquier intento por vulnerar la soberanía de Venezuela a través de acciones imperiales directas o mediante el uso de organizaciones hemisféricas o internacionales, para propiciar un cambio de gobierno por vías ilegales que restaure las viejas estructuras oligárquicas y desmonte las conquistas sociales alcanzadas con las Misiones gubernamentales revolucionarias.

Por tal motivo, manifestamos nuestro compromiso para defender las instituciones venezolanas ante la campaña de deslegitimación orquestada en el actual proceso de activación del recurso constitucional para convocar a un referéndum revocatorio, pues, en definitiva, estas operaciones de descrédito erosionan los preceptos fundamentales contenidos en la Constitución Bolivariana de 1999.

Ante las experiencias desestabilizadoras recientes en contra de los gobiernos progresistas de América Latina, evidenciadas en “golpes suaves” o “constitucionales”, ratificamos nuestra solidaridad con el gobierno y el pueblo bolivarianos, y anunciamos que estaremos alertas para denunciar cualquier agresión contra el hilo constitucional venezolano, pues continuaremos apoyando al proceso bolivariano, al empoderamiento y la profundización de la formación y participación popular de base, como legado del Comandante Hugo Chávez Frías y garantía de continuidad de su lucha a favor de la justicia social y la igualdad.

Finalmente, reafirmamos nuestro apoyo irrestricto a la República Bolivariana de Venezuela, cuyo gobierno fue legítimamente electo por la mayoría del pueblo venezolano, y, desde esta perspectiva, hacemos un llamado al gobierno de Canadá a alejarse de las políticas intervencionistas de Estados Unidos que pretenden desmantelar los gobiernos progresistas de América Latina y el Caribe, enmarcadas en su estrategia global de auspiciar “guerras por compartimientos” a escala mundial.

Firmantes:

Michel Chossudovsky
James Cockcroft
Mahdi Darius Nazemroaya
Kathy Hogarth
Maricarmen Guevara
Víctor Ramos
Stuart Ryan
Jorge Sorger
Santiago Escobar
Jean-Claude Balu
Luis Gómez
Félix Grande
Claude Morin
Arnold August

Fuente: http://cubaendefensadelahumanidad.blogspot.pe/

Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba

Fracasa provocación anticubana


MEDIOS INTERNACIONALES DE PRENSA difundieron en las últimas semanas la intención del Secretario General de la OEA, Luis Almagro Lemes, de viajar a La Habana a fin de recibir un “premio” inventado por un grupúsculo ilegal anticubano, que opera en contubernio con la ultraderechista Fundación para la Democracia Panamericana, creada en los días de la VII Cumbre de las Américas de Panamá, para canalizar esfuerzos y recursos contra gobiernos legítimos e independientes en “Nuestra América”.

El plan, tramado en varios viajes entre Washington y otras capitales de la región, consistía en montar en La Habana una abierta y grave provocación contra el gobierno cubano, generar inestabilidad interna, dañar la imagen internacional del país y, a la vez, afectar la buena marcha de las relaciones diplomáticas de Cuba con otros Estados. Tal vez algunos calcularon mal y pensaron que Cuba sacrificaría las esencias a las apariencias.

Al espectáculo serían arrastrados el propio Almagro y algunos otros personajes derechistas que integran la llamada Iniciativa Democrática para España y las Américas (IDEA), la cual también ha actuado de forma agresiva en los últimos años contra la República Bolivariana de Venezuela y otros países con gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina y el Caribe.

El intento contó con la connivencia y apoyo de otras organizaciones con abultadas credenciales anticubanas, como el Centro Democracia y Comunidad y  el Centro de Estudios y Gestión para el Desarrollo de América Latina (CADAL); y el Instituto Interamericano para la Democracia, del terrorista y agente de la CIA Carlos Alberto Montaner. Además, desde el año 2015, se conoce el vínculo que existe entre estos grupos y la Fundación Nacional para la Democracia de Estados Unidos (NED, por sus siglas en inglés), que recibe fondos del gobierno de ese país para implementar sus programas subversivos contra Cuba.

Al conocer de estos planes y haciendo valer las leyes que sustentan la soberanía de la nación, el gobierno cubano decidió negar el ingreso al territorio nacional a ciudadanos extranjeros vinculados con los hechos descritos.

En un intachable acto de transparencia y de apego a los principios que rigen las relaciones diplomáticas entre los Estados, las autoridades cubanas se pusieron en contacto con los gobiernos de los países desde donde viajarían esas personas e informaron, trataron de disuadir y de prevenir la consumación de esos actos.

Como establecen las regulaciones de la aviación civil internacional, las líneas aéreas cancelaron las reservaciones de los pasajeros al conocer que estos no serían bienvenidos. Unos pocos fueron reembarcados. Hubo quien buscó manipular los hechos en función de estrechos intereses políticos dentro de su propio país, de cara a los procesos internos que en ellos tienen lugar.

No faltaron pronunciamientos de defensores de falsos perseguidos, socios de pasadas dictaduras y políticos desempleados dispuestos a aliarse con vulgares mercenarios, al servicio y en nómina de intereses extranjeros, que no gozan de reconocimiento alguno dentro de Cuba, viven de calumnias insostenibles, posan como víctimas y actúan en contra de los intereses del pueblo cubano y del sistema político, económico y social que éste eligió libremente y ha defendido de forma heroica.

En cuanto a Almagro y la OEA, no nos sorprenden sus declaraciones y actos abiertamente anticubanos. En muy corto tiempo al frente de esa organización, se ha destacado por generar, sin mandato alguno de los estados miembros, una ambiciosa agenda de autopromoción con ataques contra gobiernos progresistas como Venezuela, Bolivia y Ecuador.

En ese período se han redoblado los ataques imperialistas y oligárquicos contra la integración latinoamericana y caribeña y contra la institucionalidad democrática en varios de nuestros países. En una ofensiva neoliberal millones de latinoamericanos han retornado a la pobreza, cientos de miles han perdido sus empleos, se han visto forzados a emigrar, o fueron asesinados o desaparecidos por mafias y traficantes mientras se expanden en el hemisferio ideas aislacionistas y proteccionistas, el deterioro ambiental, las deportaciones, la discriminación religiosa y racial, la inseguridad y la represión brutal.

¿Dónde ha estado la OEA, que siempre ha guardado cómplice silencio frente a estas realidades? ¿Por qué calla? Hay que ser un trasnochado para intentar venderle a los cubanos “los valores y principios del sistema interamericano” frente a la dura y antidemocrática realidad engendrada por ese mismo sistema. Hay que tener escasa memoria para no recordar que, en febrero de 1962, Cuba se alzó solitaria frente a ese “cónclave inmoral”, como lo denominó Fidel en la Segunda Declaración de La Habana. Cincuenta y cinco años después y con la compañía de pueblos y gobiernos de todo el mundo, es menester reiterar, como aseguró el Presidente Raúl Castro, que Cuba nunca regresará a la OEA.

José Martí alertó que “ni pueblos ni hombres respetan a quien no se hace respetar (…) hombres y pueblos van por este mundo hincando el dedo en la carne ajena a ver si es blanda o si resiste, y hay que poner la carne dura, de modo que eche afuera los dedos atrevidos”.

En Cuba no olvidamos las lecciones de la historia.

La Habana, 22 de febrero de 2017

Fuente: cubadebate.cu

Confirmado, Almagro es CIA

Patricio Montesinos

LAS SUCESIVAS ACTUACIONES del actual secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, contra los procesos progresistas en Nuestra América confirman sus estrechos vínculos con la Agencia Central de Inteligencia (CIA), de Estados Unidos.

Almagro, máximo representante del “ministerio de las colonias de Washington”, dígase la OEA, recibe sumas importantes de dinero de la CIA para desde su cargo agredir a las naciones latinoamericanas y caribeñas donde se escenifican procesos revolucionarios.

El “agente” uruguayo al servicio de la mayor potencia extranjera cumple al píe de la letra las órdenes de su amo en la arremetida que desde territorio estadounidense se orquesta y materializa contra la soberanía y la integración de la Patria Grande.

El nuevo “palanganero” de la Casa Blanca, como igual bautizaron al expresidente español José María Aznar por su servilismo sin límites al exmandatario George W. Bush, se comporta como la principal punta de lanza del imperio para revertir la correlación de fuerzas desde el Río Bravo hasta la Patagonia.

El secretario general de la OEA, con residencia permanente en Washington, tiene como tareas muy bien remuneradas desestabilizar gobiernos progresistas y subvertir el orden regional, y al mismo tiempo respaldar a la derecha y a regímenes golpistas instaurados recientemente en Nuestra América.

Almagro la ha emprendido abierta o solapadamente contra Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y otras naciones, mientras se hace de la vista gorda ante los actuales gobernantes neoliberales de Argentina, Brasil y Paraguay, por citar algunos.

Poco o nada le interesa al “palanganero” uruguayo la implementación de los acuerdos para el fin del conflicto en Colombia, y mucho menos que la Patria Grande sea definitivamente una Zona de Paz, como fue declarada por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en su segunda Cumbre celebrada en La Habana, Cuba, en 2014.

Claro que la CELAC, le hace sombra a la OEA y a los intereses de esa arcaica y agonizante organización manejada por EE.UU, y que insisten en resucitarla de cualquier manera.

Por cierto, hablando de Cuba, Almagro parece estar metido en las patas de los caballos, al pretender ser “actor” de una nueva acción subversiva contraria a la mayor de las Antillas, organizada desde el enclave terrorista norteamericano de Miami y por conocidos mercenarios pagados por la CIA.

Según reportes de prensa internacionales, el máximo representante de la OEA fue convidado a recibir un galardón en La Habana que han inventado “opositores” cubanos con el financiamiento miamense.

Por supuesto que las autoridades del decano archipiélago caribeño se arrogan el derecho de impedirle al “premiado” que entre en el país porque su postura constituye un acto contra la soberanía de Cuba.

Conociendo a los cubanos, es recomendable para el “agente” Almagro que deje a un lado su excesivo protagonismo, y servilismo a Washington. La Revolución del 1 de enero de 1959 liderada por el histórico Comandante en Jefe Fidel Castro y por el presidente Raúl Castro es experta en tratar a injerencistas como el ahora secretario general de la OEA.

Fuente: Cubadebate



La elección de Donald Trump



Si bien es cierto que los primeros pasos de Trump parecen estar desconcertando a buena parte de sus correligionarios, lo cierto es que su margen de maniobra es relativamente pequeño para proceder a cambios verdaderamente significativos. Con todo, su elección constituye un síntoma evidente de la magnitud de la crisis de la globalización neoliberal.


I

LA RECIENTE ELECCIÓN de Donald Trump, el Brexit, el incremento de los votos fascistas en Europa, pero también y aún más, la victoria electoral de Syriza y el crecimiento de Podemos, son manifestaciones de la profundidad de la crisis del sistema neoliberal globalizado. Este sistema, que siempre he considerado insostenible, implosiona ante nuestros ojos en su mismo corazón. Todos los intentos para salvar el sistema –para evitar lo peor, dicen– mediante ajustes menores están condenados al fracaso.

Pero la implosión del sistema no es sinónimo de avances en el camino hacia la construcción de una alternativa favorable para los pueblos: el otoño del capitalismo no coincide automáticamente con una primavera de los pueblos. Los separa una brecha que da a nuestra época una tonalidad dramática, reveladora de los peligros más graves. No obstante, esta implosión –que es inevitable– debe entenderse precisamente como una oportunidad histórica que se ofrece a los pueblos, pues desbroza el camino para avances posibles hacia la construcción de una alternativa que tiene dos componentes inseparables: (I) planes nacionales para el abandono de las reglas fundamentales de la gestión económica liberal, en beneficio de proyectos soberanos populares que pongan en primer lugar los avances sociales; (II) en el plano internacional la construcción de un sistema negociado de globalización policéntrica.

Avances paralelos en estos dos planos serán posibles sólo si las fuerzas políticas de la izquierda radical conciben una estrategia para ello y logran movilizar a las clases populares para progresar en la consecución de los objetivos. Este no es el caso aún, como lo demuestran los retrocesos de Syriza, las ambigüedades y confusiones de los votantes británicos y estadounidenses, y la extrema timidez de los herederos del eurocomunismo.

II

El sistema vigente en los países de la tríada imperialista (Estados Unidos, Europa Occidental, Japón) se basa en el ejercicio de un poder absoluto por parte de las oligarquías financieras nacionales. Sólo ellas gestionan el conjunto de los sistemas productivos nacionales, logrando reducir a la condición de subcontratistas a casi todas las pequeñas y medianas empresas en la agricultura, la industria y los servicios, en beneficio exclusivo del capital financiero. Estas oligarquías gestionan los sistemas políticos herederos de la democracia burguesa electoral y representativa, habiendo llegado a domesticar a los partidos políticos electorales de derecha e izquierda, obviamente al precio de erosionar la legitimidad de la práctica democrática. Estas oligarquías controlan también los aparatos de propaganda, habiendo reducido los patrones de información a la condición de coro mediático a su exclusivo servicio. Ninguno de estos aspectos de la dictadura de la oligarquía está siendo cuestionado seriamente por los movimientos sociales y políticos en el seno de la tríada, especialmente en los EE.UU.

Las oligarquías de la tríada pretenden extender su poder a todo el planeta, imponiendo una forma particular de globalización, la del liberalismo mundializado. Pero se enfrentan aquí a resistencias más consistentes de lo que lo son en las sociedades de la tríada, herederas y beneficiarias de las “ventajas” de la dominación imperialista. Porque si los estragos sociales del liberalismo son visibles en Occidente, son diez veces mayores en las periferias del sistema. Hasta el punto de que pocos regímenes políticos pueden seguir aparentando ser legítimos a los ojos de su pueblo. Fragilizadas al extremo las clases, y los Estados compradore que constituyen las correas de transmisión de la dominación del imperialismo colectivo de la tríada son, de hecho, considerados con razón por las oligarquías del centro como aliados no del todo seguros. La lógica del sistema requiere así la militarización y el derecho que se otorga a sí mismo el imperialismo para intervenir –incluyendo la guerra– en los países del sur y el este. Todas las oligarquías de la tríada son “halcones”; la OTAN, un instrumento de agresión permanente, se ha convertido de hecho en la más importante de las instituciones del imperialismo contemporáneo.


        La prueba de que se ha elegido esta opción agresiva fue dada por el tono de las palabras del presidente Obama durante su última gira europea (noviembre de 2016), tranquilizando a los vasallos europeos sobre el compromiso de los Estados Unidos dentro de la OTAN. Es evidente que la organización no se presenta como un instrumento de agresión –lo cual realmente es– sino como un medio de asegurar la “defensa” de Europa. ¿Amenazada por quién?

        Pues para empezar por Rusia, como nos repite el coro mediático de rigor. La realidad es diferente; lo que se le reprocha a Putin es no aceptar el golpe de estado euro-nazi de Kiev, ni el poder de los políticos mafiosos en Georgia. Hay que contenerla, más allá de las sanciones económicas, por amenazas de guerra como las proferidas por Hilary Clinton.

        Luego, se nos dice, está la amenaza terrorista planteada por el yihadismo islámico. Una vez más, la opinión pública está perfectamente manipulada. Porque el yihadismo es el producto inevitable del apoyo que la tríada sigue otorgando al Islam político reaccionario inspirado y financiado por el wahabismo del Golfo. El ejercicio de este supuesto poder islámico es la mejor garantía para la destrucción total de la capacidad de las sociedades de la región de resistir el diktat de la globalización neoliberal. También ofrece la mejor excusa para dar apariencia de legitimidad a las intervenciones de la OTAN. En este sentido, la prensa de los Estados Unidos reconoció que la acusación realizada por D. Trump de que Hilary había apoyado activamente el establecimiento del Daesh estaba bien fundada.

        Añadamos que el discurso que vincula la participación en las misiones de la OTAN con la defensa de la democracia se revela una farsa cuando es confrontado con la realidad.

III

La derrota de Hillary Clinton –más que el triunfo de Donald Trump– es una buena noticia. Tal vez aleje la amenaza del clan de los halcones más agresivos, dirigido por Obama y Hillary Clinton.

        Digo “tal vez”, porque no está dicho que Trump no introducirá a su país en un camino diferente.

        En primer lugar, ni la opinión de la mayoría que lo apoya ni la de la minoría que se manifiesta en su contra le obligan a ello. El debate se ha establecido únicamente sobre algunos de los problemas sociales de los EE.UU. (particularmente antifeminismo y racismo). No pone en cuestión los fundamentos económicos del sistema, origen del deterioro de las condiciones sociales de amplios sectores. El carácter sagrado de la propiedad privada, incluido el de los monopolios, se mantiene intacto; que el propio Trump sea un multimillonario ha sido un activo, no un obstáculo para su elección.

        Pero además el debate nunca ha versado sobre la agresiva política exterior de Washington. Nos hubiera gustado ver a los manifestantes contra Trump de hoy protestar ayer contra las agresivas propuestas de Hilary Clinton. Obviamente, esto no sucedió; los ciudadanos de los EE.UU. nunca han condenado la intervención militar en el exterior y los crímenes contra la humanidad que acompañan a esa intervención.

        La campaña electoral de Sanders había despertado muchas esperanzas. Atreviéndose a introducir en el debate una perspectiva socialista, Sanders iniciaba una saludable politización de la opinión pública, que no es más imposible en los EE.UU. que en otros lugares. Uno solo puede deplorar, en estas condiciones, la capitulación de Sanders y su posterior apoyo a Clinton.

        Aún más importante que el peso de la “opinión pública” es el hecho de que la clase dirigente de los Estados Unidos no concibe otra política internacional que la actual, y eso desde la creación de la OTAN hace 70 años –garantía de su dominio sobre todo el planeta.

        Habría, se nos dice, “palomas” y “halcones” en los dos campos, republicanos y demócratas, que dominan el Congreso y el Senado. El primero de estos calificativos es, sin duda, exagerado; se trata de halcones que reflexionan un poco más antes de embarcarse en una nueva aventura. Trump y algunos en su entorno están quizás entre ellos. Si es así, mucho mejor. Pero hay que evitar hacerse demasiadas ilusiones al respecto, aunque también explotar esa pequeña grieta en el edificio estadounidense para fortalecer la construcción de una globalización diferente, un poco más respetuosa con el derecho de los pueblos y las exigencias de la paz. Algo que los vasallos europeos de Washington temen más que nada.
       
Por otra parte, las palabras de D. Trump sobre la política internacional de los Estados Unidos son contradictorias. Por un lado parece estar dispuesto a entender la legitimidad de los temores de Rusia ante los planes agresivos de la OTAN en relación con Ucrania y Georgia, mientras Moscú mantiene en Siria el combate contra el terrorismo yihadista. Pero luego dijo que quería dar por terminado el acuerdo nuclear con Irán. Y no se sabe todavía si está decidido a continuar con la política de apoyo incondicional de Obama a Israel o si va a matizar este apoyo.

IV

Por lo tanto, es preciso situar la victoria electoral de D. Trump en el marco más amplio de las manifestaciones de la implosión del sistema. Todas estas manifestaciones, hasta hoy ambiguas, pueden conducir a mejores situaciones, pero también a detestables derivas.

        Algunos de los cambios vinculados a estos acontecimientos en modo alguno cuestionan el poder de la clase dominante oligárquica. Este es el caso de Brexit, la elección de Trump, los proyectos de los fascistas europeos.

        Ciertamente, la campaña a favor del Brexit recurrió a argumentos nauseabundos. Para empezar, el proyecto de separación no cuestiona la opción fundamental capitalismo/imperialismo de Gran Bretaña. Solo sugiere que en la conducción de su política exterior, Londres puede tener una flexibilidad que le permita tratar directamente con sus socios, los Estados Unidos, en primera línea. Pero detrás de esta opción se dibuja igualmente lo que ya deberíamos saber: que el Reino Unido no acepta la Europa alemana. Esta dimensión del Brexit es sin duda positiva.

        Los fascismos europeos –que marchan viento en popa– se sitúan en la extrema derecha; es decir, no cuestionan el poder de las oligarquías en sus respectivos países. Solo desean ser elegidos por ellas para poner el poder a su servicio. Al mismo tiempo, por supuesto, apelan a nauseabundos argumentos racistas, lo que les evita tener que responder a los verdaderos desafíos a los que se enfrentan sus pueblos.

        El discurso de D. Trump se sitúa en esta categoría de las falsas críticas de la globalización liberal. Su tono “nacionalista” tiene como objetivo reforzar el control por parte de Washington de sus aliados subalternos, no el concederles una independencia que tampoco exigen. Trump podría, en esta perspectiva, tomar algunas modestas medidas proteccionistas; es lo que por otra parte las administraciones estadounidenses siempre han hecho, sin decirlo, imponiéndolas a sus aliados subalternos a los que no se les ha permitido defenderse. Aquí se perfila una analogía que la Gran Bretaña del Brexit podría querer establecer.

        Trump ha dejado entender que las medidas proteccionistas en las que piensa tienen principalmente como objetivo a China. Antes, Obama y Hillary habían ya, a causa de su decisión de desplazar el centro de gravedad de sus fuerzas armadas desde el Oriente Medio a Asia Oriental, designado a China como el rival a batir. Esta estrategia agresiva, económica y militar, en flagrante contradicción con los principios del liberalismo del que Washington presume ser el campeón, podría ser derrotada invitando a China a avanzar en una saludable evolución hacia el fortalecimiento de su mercado popular interno y en la búsqueda de otros socios entre los países del Sur.

        ¿Derogará Trump el Tratado de Libre Comercio? Si lo hiciera rendiría un gran servicio a la gente de México y Canadá liberándolos de su condición de vasallos impotentes y por tanto animándolos a involucrarse en nuevos caminos basados en la autonomía de proyectos soberanos populares. Por desgracia hay muy pocas posibilidades de que la mayoría de los representantes republicanos y demócratas en el Congreso y el Senado, todos ellos incondicionalmente vinculados a los intereses de las oligarquías estadounidenses, permitan a Trump ir en ese sentido muy lejos.

        Las consecuencias de la hostilidad de Trump contra la Cumbre contra el cambio climático, COP 21, son menos graves de lo que dejan entender sus protagonistas europeos, pues lamentablemente se sabe –o se debería saber– que en cualquier caso el Tratado será letra muerta, pues los países ricos no tienen la intención de mantener sus promesas financieras en esta área.

        Por el contrario, algunos efectos de la implosión de la globalización neoliberal pueden asociarse con un progreso social, más o menos débil.

        En Europa, la victoria electoral de Syriza y el ascenso de Podemos se inscriben en ese marco. Sin embargo, los proyectos apoyados por estas nuevas fuerzas son contradictorios: rechazo de la austeridad impuesta, pero ilusión por la posibilidad de una reforma europea. La historia se encarga ya de demostrar este error de apreciación en relación con una reforma imposible.

        En América Latina los avances realizados durante la primera década del siglo están hoy siendo cuestionados. Los movimientos que llevaron a cabo estos avances sin duda subestimaron el carácter reaccionario de las clases medias de sus países, en particular en Brasil y Venezuela, donde se niegan a compartir con las clases populares los beneficios de un desarrollo digno de este nombre.

        La emergencia de otros proyectos –especialmente China y Rusia– también sigue siendo ambigua: ¿es su objetivo “atrapar” por medios capitalistas y en el marco de la globalización capitalista, que están obligados a aceptar? O, conscientes de que este proyecto es imposible, ¿los poderes relevantes de las sociedades emergentes se orientarán preferentemente en la dirección de instaurar proyectos soberanos populares?

Fuente: Rebelión

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