viernes, 1 de mayo de 2015

Filosofía

Interacción de los Contrarios en el Desarrollo

(Séptima Parte)


S. Meliujin


EL MATERIALISMO DIALÉCTICO afirma que el proceso del des­arrollo en el mundo material está condicionado por la ac­ción de contradicciones tales como la lucha entre lo viejo y lo nuevo, lo que nace y muere. ¿Existe esa lucha en la natu­raleza inorgánica y, en caso afirmativo, en qué formas se manifiesta? Antes de responder a esa pregunta debemos explicar en qué sentido se emplean los conceptos de nuevo y viejo.

Es evidente que por nuevo se entiende no sólo aquello que surge después de algo en el tiempo, sino, en primer lu­gar, lo progresivo y superior, más perfecto que lo viejo en cierto sentido. El concepto de progresivo y perfecto tiene un contenido distinto en las diversas regiones del fenómeno.

En la sociedad será progresivo aquello que se deduce necesariamente de las leyes del desarrollo del modo de pro­ducción y de las relaciones sociales, lo que corresponde en mayor grado a los intereses de la inmensa mayoría de los miembros de la sociedad, y que es superior y más perfecto, en cierto sentido, a lo viejo. Lo nuevo que posea esos rasgos es insuperable, ya que tarde o temprano prevalecerá so­bre lo viejo.

En la naturaleza orgánica el criterio de lo progresivo es distinto. Tendrán una organización más alta las especies más diferenciadas, las que posean una capacidad más per­fecta de reflejar la realidad circundante, cuyas funciones vitales sean más complicadas y que correspondan en mejor grado a las condiciones de su existencia.

Por lo que se refiere a la naturaleza inorgánica, el con­cepto del progreso puede aplicarse tan sólo a la complica­ción de la estructura de la materia y al paso de la materia inorgánica a la viva, mientras que las restantes transforma­ciones de la materia en el curso del desarrollo del sistema no caracterizan dicho concepto.

En los fenómenos sociales y en algunos biológicos tiene lugar la lucha entre lo viejo y lo nuevo, entre los fenómenos regresivos y progresivos. Esa lucha constituye en ellos una de las fuentes más importantes del desarrollo.

Es cierto que esa lucha, por sí misma, tiene carácter contradictorio, ya que no sólo condiciona, sino que frena en cierto modo el desarrollo. La resistencia de lo viejo obstacu­liza el triunfo de lo nuevo, y si lo nuevo es todavía débil y poco perfecto, puede perecer bajo la presión de lo viejo, debido a lo cual todo el desarrollo se detiene durante mucho tiempo. Es cierto que en el curso de esa lucha lo nuevo se va fortaleciendo poco a poco, se perfecciona y, al fin y al cabo, triunfa sobre lo viejo. Sin embargo, la resistencia de lo viejo constituye un factor que frena el desarrollo. Esto demuestra que la idea de la lucha de los contrarios no sólo es correcta con respecto al contenido interno del desarrollo, sino tam­bién con relación a las causas que lo condicionan.

En los fenómenos sociales la victoria de lo nuevo sobre lo viejo determina su liquidación, con la particularidad de que los métodos de su eliminación dependen de si eran o no antagónicas las contradicciones entre lo viejo y lo nuevo. En el campo de la naturaleza orgánica es igualmente posible el desplazamiento de especies viejas, con su consiguiente extin­ción, por otras nuevas más progresivas. Pero suele ocurrir que las especies viejas continúen viviendo a la par que las nuevas, siempre que no se excluyan recíprocamente. Así, hoy día, continúan desarrollándose numerosas especies vegetales y animales que datan de cientos de millones de años atrás. Entre ellas y las formas más perfectas no hay, en la mayoría de los casos, ninguna lucha. Debido a ello, el desarrollo no se manifiesta como una transformación rigurosa de lo simple a lo complejo y altamente organizado, sino como un proceso donde a la vez que la línea ascendente hay muchas direc­ciones mutuamente paralelas que, al parecer, se hallan en diferentes niveles de complejidad.


Esta ley se revela con mayor claridad en la naturaleza inorgánica donde se manifiesta, por regla general, en forma de interacción de fuerzas, aspectos y tendencias opuestas de los objetos materiales. Por esto, en ella no se produce la lucha, sino la interacción de lo nuevo con lo viejo. La apa­rición de formas nuevas más complejas de la materia y el movimiento no conduce a la desaparición de las viejas. Estas últimas continúan existiendo paralelamente y se desarrollan de acuerdo con sus leyes. Además, constituyen la base ma­terial para el desarrollo de formas más perfectas y, fre­cuentemente, se incorporan a ellas con distinto aspecto. Así, por ejemplo, las partículas elementales y los átomos no desaparecen al formarse las complejas combinaciones químicas, sino que las integran como sus elementos componentes. Al desarrollarse la vida en la Tierra, los cuerpos inorgánicos no desaparecen, sino que continúan existiendo paralelamen­te con ella, constituyendo el medio habitable y el material de construcción para los seres vivos. En general, en todos los casos de desarrollo de la materia inorgánica no hay ninguna lucha entre lo viejo y lo nuevo, aunque existe la interacción entre ambos.

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