sábado, 5 de octubre de 2013

Economia


Perú: La Necesidad de un Cambio Revolucionario


Jan Lust Van Zeeland


Resumen: El gobierno peruano de Ollanta Humala no ha enterrado el modelo de desarrollo neoliberal y estructuralmente exclusivo impuesto en la década de 1990. Adaptado a la correlación de fuerzas de clase en el Perú, se está implementando una forma social más inclusiva de neoliberalismo. La contribución fiscal de las industrias extractivas (transnacionales) constituye la piedra angular para la financiación de sus políticas sociales y proyectos de infraestructura. En el Perú, el único modelo realista del desarrollo es avanzar en la lucha por el cambio revolucionario.

Introducción

En los últimos cincuenta años ningún cambio estructural y duradero ha sido implementado en favor de la mayoría de la población peruana. Todos los regímenes que gobernaron el país durante un período determinado, con la única excepción del gobierno militar de Juan Velasco (1968-1975), se orientaron a mantener y profundizar el proceso de acumulación de capital. En este sentido, no es de extrañar que el concepto dominante de desarrollo se basara en la teoría neoclásica del crecimiento económico, así como en la teoría keynesiana de la crisis.

Las elecciones presidenciales de 2011 podría ser considerado como una lucha entre dos concepciones de desarrollo. El nacionalista Ollanta Humala centró su programa electoral en conceptos relacionados con la de CEPAL relativas al regreso del Estado en los procesos de producción y distribución. El punto de vista clásico neoliberal fue encarnada por Keiko, la hija del exdictador Alberto Fujimori, y otros partidos políticos de la corriente dominante.

La victoria de Ollanta Humala levantó muchas expectativas en la población peruana. De acuerdo con el programa de su plataforma electoral Gana Perú una alianza de partidos políticos de izquierda e intelectuales el Perú se transformaría y las políticas neoliberales, implementadas en su forma más o menos pura en la década de 1990, serían enterradas.

El primer gobierno nacionalista era una mezcla de tecnócratas neoliberales y profesionales con una orientación progresista. Este matrimonio no natural duró sólo cinco meses. En diciembre de 2011, el gobierno cayó sobre la cuestión de cómo manejar las protestas en el departamento de Cajamarca en contra de una concesión minera valorada en 4.8 mil millones de dólares. Los ministros progresistas y asesores gubernamentales fueron reemplazados por halcones neoliberales. Consideramos que la lucha por una sociedad en la que los seres humanos sean las fuerzas impulsoras en lugar de los intereses y necesidades del capital (transnacional), y donde el desarrollo colectivo forme la base para la asignación individual y social de los recursos, es la única alternativa viable para el modelo de desarrollo capitalista”.

El Modelo Peruano de Desarrollo

El modelo peruano de desarrollo no puede ser calificado como tal. Es cíclicamente inclusivo, pero estructuralmente exclusivo porque no cambia los fundamentos de la exclusión.

Los orígenes del actual modelo pueden encontrarse en los cambios del marco legal y regulatorio que se introdujeron a principios de la década de 1990, en el marco del Consenso de Washington. La Constitución neoliberal de 1993 permitió al capital transnacional ampliar y profundizar sus tentáculos de explotación extrema de mano de obra y de los recursos naturales.

El paquete de medidas económicas y anti-regulatorias adoptadas por el primer gobierno de Fujimori (1990-1992) incluyó convenios de estabilidad jurídica con las empresas transnacionales y mecanismos legales especiales, tales como la depreciación acelerada y posibilidades de deducir las inversiones en infraestructura pública de sus pagos de impuestos de la renta. Se prohibió cambiar las leyes que protegían los intereses del capital transnacional, pactadas en estos convenios, para 10 a 15 años.

El enfoque neoliberal no se cambió después de la “caída” del dictador Fujimori, orquestada por la propia clase dominante en vez de causado por un levantamiento popular. Aunque el presidente Toledo (2001-2006) volvió a reinsertar el país dentro de la “familia de naciones democráticas”, fue su gobierno el que institucionalizó su privatización mediante la creación de la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (Proinversión), a la que se le asignó la tarea de vender la riqueza de la nación ordenadamente. Alan García (2006-2011), por su parte, se propuso la tarea de impulsar el crecimiento económico y atraer inversiones del capital transnacional (extractivo) acelerando la parcelación y la venta de tierras indígenas. Mientras que en el 2004, el 13% de este territorio fue dado en concesión a compañías de gas y petróleo, a finales del año 2008 eso se incrementó al 70% (Pinto, 2009: 86; Bebbington, 2009: 14). En el 2010, más del 70% de la Amazonía fue parcelada (Huertas Castillo, 2011: 217) y 21 millones de hectáreas fueron dadas en concesión, aproximadamente el 16% del territorio nacional (Urteaga, 2011: 40; De Echave, 2012: 72).

La práctica política del gobierno peruano actual se puede situar en el marco del Consenso de Washington (Petras y Veltmeyer, 2012b: 54). Esto no debe sorprender, ya que las agencias intelectuales del Estado capitalista no son capaces de producir un modelo de desarrollo social que socava su propia posición de clase; el conocimiento no es neutro, sino socialmente determinado.

El gobierno de Humala considera que las actividades de las industrias extractivas son cruciales para la financiación de sus programas sociales y proporcionan la necesaria estabilidad económica, al aumentar sus exportaciones y las reservas internacionales. Justo antes del comienzo de su presidencia, Humala cerró un acuerdo con las empresas mineras que, supuestamente, permitió al gobierno obtener más recursos financieros que su predecesor Alan García, quien sólo había seducido a las empresas a donar una parte pequeña de sus superganancias. El acuerdo de Humala preveía en un nuevo régimen fiscal para las empresas mineras que debería aumentar estructuralmente el presupuesto del Estado. Sin embargo, debido a que estos pagos de impuestos pueden ser considerados como costos y, por tanto, deducibles de impuestos; los ingresos totales de impuestos no aumentarán con los ampliamente proclamados mil millones de dólares de ingresos fiscales adicionales.

El régimen de Humala es totalmente dependiente de las inversiones de capital extranjero y los precios en los mercados internacionales de los denominados commodities, determinados en las oficinas del capital transnacional. En el período 2007-2010, las industrias extractivas contribuyeron alrededor del 22% de los ingresos fiscales totales (Sotelo y Francke, 2012: 109). En el caso particular de las exportaciones del sector minero, en 1995 estas representaron el 48% de las exportaciones totales y en los años 2006-2009 este porcentaje se incrementó al 60%. Esta situación condena los pretendidos proyectos sociales del gobierno de Humala a la mano visible de las crisis económicas y a las fluctuaciones y flujos de capital especulativo (Pegg, 2006: 378; Petras y Veltmeyer, 2012a). Además, aunque el ingreso bruto departamental de las regiones con actividades mineras han aumentado, cabe preguntarse si la calidad de vida ha mejorado (Bebbington et. al., 2011: 225) o si la pobreza se ha reducido significativamente (Alayza, 2009: 164).

El Problema Para el Cambio Revolucionario en el Perú

La concepción de desarrollo –en sociedades capitalistas– se opone a la de liberación, porque connota la posibilidad de que progreso real y estructural son posibles dentro de las restricciones implícitas establecidas por el modo de producción capitalista y los intereses políticos y económicos del imperialismo y la clase dominante local. De hecho, una definición de desarrollo no es neutra en el sentido de clase y está determinada política y económicamente. Esta definición ha cambiado a lo largo del tiempo como resultado de la lucha de clases global (Parpart y Veltmeyer, 2011). Por estas razones, suponemos que el cambio revolucionario sería una mejor descripción que el desarrollo que se necesita para el establecimiento de las condiciones de un desarrollo pleno e integral de la población peruana.

La necesidad de un cambio revolucionario puede ser defendida sobre la base de los objetivos de desarrollo generalmente aceptados. Si eso significa la mejora constante y estructural de las condiciones sociales de una parte cada vez mayor de todo el mundo, debería implicar una ruptura con la mercantilización de las necesidades sociales básicas de la población. Si también apunta a un incremento cualitativo de la participación de la población en la toma de decisiones políticas y económicas, debería significar dar a las masas explotadas y oprimidas la propiedad, el control y la gestión de los medios de producción. Este cambio radical del curso del desarrollo significaría una ruptura de la base del poder político y económico de las clases dominantes, es decir, la propiedad privada sobre los medios de producción.

La lucha por el cambio revolucionario en el Perú se enfrenta a una serie de problemas que varían en carácter, profundidad e importancia. En este artículo nos centramos en dos aspectos: la conciencia social de la población peruana y las relaciones entre el “Norte” y el “Sur”.

En los últimos veinte años, el Estado peruano ha sido capaz de erradicar la idea de que la sociedad está compuesta por clases sociales antagónicas y que el desarrollo solo es posible con el libre y desregulado funcionamiento de los mercados. Sin embargo, en la década de 1980 la lucha de clases alcanza su más alto nivel, no sólo reflejada en la extensión de la lucha guerrillera, sino también por el poder político de la organización Izquierda Unida que funcionó legalmente y, según McClintock y Vallas (2005: 71), fue considerada como la coalición electoral orientada al marxismo más fuerte en América Latina.

La victoria de Alberto Fujimori en las elecciones presidenciales de 1990 marcó un giro radical en la correlación de fuerzas de clase. Siguiendo los dictados del Consenso de Washington y usando el terrorismo de Estado, el gobierno fue capaz de erradicar cualquier fuerza social popular o clasista contra el neoliberalismo. Estas “políticas” fueron combinadas con un ataque ideológico a las ideas relacionadas con el colectivismo, la intervención estatal y la regulación.

Las medidas económicas introducidas por el gobierno de Fujimori parecían tener efectos positivos, y podrían ser consideradas como el fundamento de la conciencia social actual de la población peruana. De hecho, se podría defender la tesis de que la población dio la bienvenida a las propuestas neoliberales porque estaba con la espada contra la pared. Estaba dispuesta a aceptar cualquier programa económico que podría resolver la crisis y cortar una inflación galopante a proporciones “normales”. Además, las ideas colectivistas estaban “fuera” después del colapso de la Unión Soviética y del socialismo realmente existente en Europa del Este a finales de los años 80. Cuando los programas de microcrédito comenzaron a expandirse, la ideología del capitalismo se extendió a todos los rincones de la sociedad. Los desempleados y los pobres encontraron una manera de salir de su miserable existencia: emprendimiento.

Las relaciones entre el “Norte” y el “Sur” se caracterizan por el predominio político y militar del centro imperialista. Aunque, actualmente, el 45% de la producción mundial de cobre, el 50% de plata, el 26% de molibdeno, el 21% de zinc y el 20% del oro se produce en América Latina[1] y, por lo tanto, se podría argumentar que su importancia estratégica para la economía mundial podría contribuir al desarrollo de un camino “independiente”, es decir, de los dictados de Washington; sin embargo, este punto de vista abstrae la noción que los intereses del capital transnacional se integren con los de la burguesía local, de su posición como clase unificada respecto a las fuerzas revolucionarias opuestas.

El panorama para el cambio revolucionario en el Perú y en el resto de América Latina parece ser poco prometedor si tenemos en cuenta que la lucha tiene que enfrentar enemigos tanto internos como externos. Los intereses del capital transnacional son monitoreados por su base política y militar y la burguesía local. Dado que cambios en el modo de producción y distribución afectará enormemente la riqueza de los países dominantes, los desarrollos políticos en América Latina están siendo influenciados” en el caso de que sus intereses puedan verse afectados. Experiencias recientes han demostrado –Zelaya, Honduras 2009 y Lugo, Paraguay 2012– que en el caso de que los gobiernos piensen en cambiar las reglas del juego impuestas por el imperialismo, van a tener que enfrentar la posibilidad de ser derrocados. Las propuestas que apuntan a un cambio revolucionario deben tener el carácter de clase de las relaciones internacionales en consideración.

¿Qué Hacer?

Un cambio revolucionario de la sociedad comienza con la conciencia de que esto es posible. Consideramos que el único concepto viable de desarrollo es el avance de la lucha por un proceso que conduce a una sociedad basada en principios socialistas. Esto implica estar armado con una comprensión de clase de las condiciones objetivas como las condiciones subjetivas para el cambio revolucionario y de sus interrelaciones. Solo esto nos permitirá comprender plenamente la dinámica de una sociedad de clases y, en particular, la situación política actual en el Perú. Además, significa proyectar esta comprensión a la lucha contra el modelo de desarrollo presente con el fin de contribuir a la transformación estructural de la sociedad.

Bibliografía

Alayza, Alejandra (2009), “Minería, comunidades y participación consulta y consentimiento previo, libre e informado en el Perú”, en Extractivismo, Política y Sociedad,  Quito, Centro Andino de Acción Popular / Centro Latinoamericano de Ecología Social. 

Bebbington, Anthony, Bury, Jeffrey, Humphreys Bebbington, Denise, Lingán, Jeannet, Muñoz, Juan Pablo & Scurrrah, Martin (2011), “Movimientos sociales, lazos transnacionales y desarrollo territorial rural en zonas de influencia minera: Cajamarca-Perú y Cotacachi-Ecuador”, en Anthony Bebbington (coord.), Minería, movimientos sociales y respuestas campesinas. Una ecología política de transformaciones territoriales, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, Centro Peruano de Estudios Sociales.

Bebbington, Anthony (2009), “The new extraction: Rewriting the political ecology of the Andes?, en NACLA Report on the Americas, New York, North American Congress on Latin America, September/October 2009, pp. 12-20, 39-40.

De Echave, José (2012), “La minería peruana y los escenarios de transición”, en Alejandra Alayza & Eduardo Gudynas (coords.), Transiciones. Postextractivismo y alternativas al extractivismo en el Perú, Lima, Centro Peruano de Estudios Sociales.

Huertas Castillo, Beatriz (2011), “Agua e identidad cultural: la defensa de la Reserva Comunal Amarakaeri frente a la actividad hidrocarburífera, Madre de Dios, Perú”, en Patricia Urteaga (coord.), Agua e industrias extractivas. Cambios y continuidades en los Andes, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, Justicia Hídrica, Concertación.

McClintock, Cynthia & Vallas T, Fabían (2005), La democracia negociada: las relaciones Perú – Estados Unidos (1980-2000), Lima, Instituto de Estudios Peruanos.

Parpart, Jane & Veltmeyer, Henry (2011), “La evolución de una idea: estudios críticos del desarrollo”, en Henry Veltmeyer (coord.), Herramientas para el cambio: Manual para los estudios críticos del desarrollo, La Paz, Bolivia, Plural editores.

Pegg, Scott (2006), “Mining and poverty reduction: Transforming rhetoric into reality”, Journal of Cleaner Production, vol. 14, no. 3-4, pp. 376-387.

Petras, James (2011), “Latin America’s Twenty-First Century Socialism”, en Henry Veltmeyer (coord.), 21st Century Socialism. Reinventing the project, Halifax, Winnipeg, Fernwood Publishing.

Petras, James & Veltmeyer, Henry (2012a), The rise and demise of extractive capitalism, en http://petras.lahaine.org/?p=1895 (consultado el 24/07/2012).

Petras, James & Veltmeyer, Henry (2012b), Beyond neoliberalism. A world to win, Farnham, Surrey (UK), Ashgate Publishing Limited. Unpublished version.

Petras, James & Veltmeyer, Henry (2010), “Neoliberalism and the dynamics of capitalist development in Latin America”, en Berch Berberoglu (coord.), Globalization in the Twenty-First Century, New York, Palgrave Macmillan. Unpublished Version.

Pinto, Vladimir (2009), “Reestructuración neoliberal del estado peruano, industrias extractivas y derechos sobre el territorio”, en José de Echave, Raphael Hoetmer & Mario Palacios (coords.), Minería y territorio en el Perú. Conflictos, resistencias y propuestas en tiempos de globalización, Lima, Programa Democracia y Transformación Global, Confederación Nacional de Comunidades del Perú Afectadas por la Minería, CooperAcción, Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales, Unidad de Postgrado UNMSM.

Sotelo, Vicente & Francke, Pedro (2012), “¿Es económicamente viable una economía postextractivista en el Perú?, en Alejandra Alayza y Eduardo Gudynas (coords.), Transiciones. Postextractivismo y alternativas al extractivismo en el Perú, Lima, Centro Peruano de Estudios Sociales.

Urteaga, Patricia (2011), “Agua e industrias extractivas: cambios y continuidades en los Andes”, en Patricia Urteaga (coord.), Agua e industrias extractivas. Cambios y continuidades en los Andes, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, Justicia Hídrica, Concertación.

[1] “Minería en América Latina proyecta inversiones por US$300.000M hasta el 2020”, en
http://www.americaeconomia.com/negocios-industrias/mineria-en-america-latina-proyecta-inversiones-por-us300000m.
*Publicamos el presente artículo de nuestro nuevo colaborador, no obstante no compartir su apreciación sobre el gobierno de Velasco Alvarado ni el concepto de “socialismo realmente existente”, porque, en primer lugar, el artículo es un acertado análisis del “modelo de desarrollo” que se aplica en el Perú, y, en segundo lugar, porque no nos anima ningún afán de expurgar con un temor inquisitorial alguna idea discrepante, sino más bien el deseo de contribuir, en el marco del pensamiento revolucionario, a la centralización del debate sobre los problemas del Perú. (Nota del Comité de Redacción).  

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