¡Defender el Pensamiento de Mariátegui de toda
tergiversación y desarrollarlo en función de la realidad actual!
Acerca de la Demagogia de una
Carta Abierta
Eduardo Ibarra
I
En
una carta abierta dirigida a César Risso y al suscrito, Manuel Velázquez ha
afirmado querer “responder, sin tardanza, el artículo titulado Acerca del cuarto seminario del
revisionismo peruano”. César Rizzo le contestó rápidamente, y, luego,
suscribí los términos de esta respuesta, con lo que he quedado eximido de
contestar aquella misiva. Pero no he quedado eximido del deber de extenderme
sobre algunos puntos, de manera que los activistas del movimiento puedan
ejercer su derecho a informarse más ampliamente.
Pues bien. Es de conocimiento
general que la idea de negar el marxismo-leninismo es de Ramón García, y que lo
que hacen sus partidarios es simplemente seguir servilmente semejante negación;
que la idea de falsificar la identidad doctrinal de Mariátegui es de RG, y que
lo que hacen sus partidarios es simplemente seguir servilmente semejante
falsificación; que la idea de tergiversar el carácter marxista-leninista del
PSP es de RG, y que lo que hacen sus partidarios es asumir servilmente
semejante tergiversación; que la idea de reestructurar las bases municipales
del Estado burgués es de RG, y que lo que hacen sus partidarios es seguir
servilmente esa táctica reformista; que el proyecto de un partido de masas
doctrinariamente homogéneo, o sea de un partido no de clase, con dos niveles, uno secreto, restringido, y otro
nivel público, masivo, es de RG, y que lo que hacen sus partidarios es seguir
servilmente ese proyecto.
También es de conocimiento general
que la idea de mixtificar el Socialismo Peruano diluyendo el socialismo
marxista en el variopinto socialismo en general, es de RG, y que lo que hacen
sus partidarios es simplemente seguir servilmente semejante mixtificación; que
la idea de celebrar el centenario del socialismo reformista en 2018, y no el centenario del socialismo marxista
en 2021, es de RG, y que lo que hacen sus partidarios es simplemente seguir
servilmente semejante desaguisado; que la idea de titular socialista a su
partido, fue de RG, y que lo que hicieron sus partidarios fue simplemente
seguir servilmente esa idea; que la idea de cambiar dicho título por el de
minga, fue de RG, y que lo que hicieron sus partidarios fue asumir servilmente
el cambio; que la idea de volver al título de socialista, fue de RG, y que lo
que hacen sus partidarios es simplemente seguir servilmente semejante bandazo;
que RG asumió el estilo polémico de Haya de Torre y reinauguró los métodos criollos, y que lo que hacen sus
partidarios es simplemente seguir servilmente ese estilo y esos métodos; que
hace cinco años RG se autoproclamó “Yo el Supremo”, y que lo que hicieron sus
partidarios fue simplemente ponerse de hinojos ante semejante egotismo y así
hasta ahora; que la idea de mixtificar el Camino de Mariátegui, infiltrándole
ideas oportunistas y métodos y actitudes criollas como los señaladas en el
parágrafo anterior y en el presente, es de RG, y que lo que hacen sus
partidarios es simplemente seguir servilmente semejante mixtificación.
Además, son de conocimiento general los
numerosos artículos donde RG diseña los pasos concretos que tienen que dar sus
partidarios para avanzar la fundación del nivel público de su partido (plan
quinquenal, cuatro pasos, etcétera), y que lo que hacen sus partidarios es
seguir servilmente tal diseño.
Todo esto demuestra: 1) que Manuel Velásquez
y sus correligionarios de tendencia no tienen ninguna autonomía intelectual
respecto a Ramón García, lo que dibuja una realidad que Miguel Aragón, activista de la misma tendencia, con
diez por ciento de dicha autonomía, llama “sumisión-servil”; 2) que el
INOPERANTE desde hace casi cuarenta años, Ramón García, ejerce sobre sus NO
PENSANTES partidarios (1) un despotismo ilustrado que se revela en el hecho de
que sus ideas no son debatidas ni acordadas por ningún congreso, conferencia,
pleno o simple reunión siquiera, sino acatadas sin más tan pronto publica sus artículos;
3) que, por tanto, la dirección
ideológica, teórica y política del grupo revisionista la ejerce absolutamente
RG.
En este escenario, el lector puede
comprender perfectamente la inutilidad del esfuerzo de Velásquez por aparentar
autonomía con respecto a RG. De manera que su autonomía –y la de sus
correligionarios de tendencia– ¡se reduce a las acciones físicas para
coordinar, acordar, organizar el seminario o cualquier otra cosa!
Pero ese esfuerzo tiene, sin
embargo, un propósito: SILENCIAR LA REALIDAD DE QUE EL SEMINARIO ES PARTE DE UN
PLAN DIRIGIDO POR LA INSTANCIA SECRETA DE SU PARTIDO, INSTANCIA EN PLENA ACTIVIDAD. Hace más de tres años, Miguel
Aragón reveló, con pelos y señales,
la fundación del mencionado nivel secreto (2).
Así que Velásquez puede desgañitarse
escribiendo que rechaza “tajantemente” que la iniciativa del seminario “esté
dirigida o digitada por el compañero Ramón García o por cualquier otro
compañero de su generación”, y puede, además, decir todas las veces que quiera
que tal iniciativa responde a un “grupo de personas que no militamos en la
misma organización”, pero nada de esto cambia la realidad. La realidad es que su seminario y el objetivo del mismo están
inspirados en todo y por todo EN LOS PRESUPUESTOS IDEOLÓGICOS, TEÓRICOS,
POLÍTICOS Y ORGANIZATIVOS DADOS POR RG Y RESEÑADOS ARRIBA.
Del mismo modo como el grupo de
Velásquez ha aparecido bajo varios membretes a fin de crear la falsa ilusión de
que los convocantes a su seminario no son pocos (y eventualmente para hacer mayoría
respecto a los otros organismos), pretenden también crearles a estos organismos
la igualmente falsa ilusión de que comparten la iniciativa del seminario con
total independencia de Ramón García y del mencionado nivel secreto en plena
actividad. ¡Estos son los métodos criollos del grupo revisionista!
Velásquez
dice: “La idea de realizar un Seminario… es
una iniciativa de frente ùnico, y tiene como objetivo final… la constituciòn
[de un] partido de clase” (sic) (3). Por el momento, hay que subrayar únicamente que si el aludido
frente único tiene como propósito constituir un partido de masas
doctrinariamente heterogéneo, no de
clase, como es el plan del grupo revisionista (y no ningún otro tipo de partido), entonces es claro que hablar de
frente único es simplemente un señuelo, pues, en buen romance, quiere decir
confluir en un seminario para consumar el plan partidario del grupo
revisionista. ¡A esto se reduce el frente
único de que habla Mamuel Velásquez! Si ocurriese otra cosa, distinta a la
señalada, como ocurrió en el tercer seminario, no sería porque es el propósito
del grupo revisionista, sino por la acción autónoma de los otros organismos.
II
El
proyecto de partido de RG es de un partido de masas doctrinariamente
heterogéneo, o sea de un partido no
de clase, con dos niveles orgánicos: uno secreto, doctrinariamente homogéneo,
restringido, formado por “marxistas” no
leninistas, y otro nivel público, masivo, doctrinariamente heterogéneo, formado
por todos los que por sí y ante sí se reclaman del socialismo (del socialismo de
RG, no de Mariátegui). La dirección de este partido es, obviamente, el nivel
secreto, y el sector dirigido (léase manipulado) es el nivel público.
Para probar nuestra aserción,
citemos al propio Ramón García: “El PSP tenía dos niveles: internamente funcionaba
como ‘facción orgánica y doctrinariamente homogénea’ (como ‘célula secreta de
los siete’); externamente aspiraba a ser ‘el primer gran partido de masas e
ideas de toda nuestra historia republicana’” (4).
En esta
sibilina falsificación de la realidad histórica del Partido de Mariátegui basa
RG su proyecto de partido. Quienquiera que haya estudiado las pruebas
documentales (escritos de Mariátegui, intervenciones de Portocarrero y Pesce en
la Conferencia Comunista de Buenos Aires de 1929, etcétera) tiene que saber que
lo que hace RG es reciclar la concepción que levantaron los mencionados
delegados peruanos a dicha Conferencia, concepción con la que nada tuvo que ver
Mariátegui. Mariátegui fue partidario del partido
de clase, es decir,
marxista-leninista, sin dos
compartimientos orgánicos, con una militancia básicamente de obreros y
campesinos y basado en las masas obreras y campesinas organizadas, o sea, de un
partido de masas doctrinariamente homogéneo, o, lo que es lo mismo, de un
partido de clase bajo la forma de partido de masas (“partido y de masas y de
ideas”).
Por
supuesto, la sibilina falsificación de RG fue oportunamente criticada por el
suscrito en varios artículos.
Luego,
dicha falsificación tuvo su expresión desvergonzada en un artículo de Gustavo
Pérez: “Una lectura atenta de este numeral del Acta [de
constitución del PSP], da cuenta de que en el se reconoce la necesidad de la
creación de un Partido ’de clase’, pero que, de acuerdo con las condiciones
concretas actuales del Perú, concurrirá a la constitución de un Partido ‘basado
en las masas obreras y campesinas organizadas. Es decir que las condiciones
concretas actuales del Perú requerían no de un Partido de clase sino de uno
basado en las masas obreras y campesinas, lo que acredita que éstas condiciones
concretas, a que hace referencia Mariátegui en este párrafo, no son
justificatorias del nombre de Socialista para el Partido sino simplemente
social, lo que no se apreciaba correctamente por la cita mutilado o fragmentada
del texto de Mariátegui” (sic) (5).
Por supuesto, esta falsificación desembozada de un acuerdo de la
Reunión de Barranco, reunión fundacional del PSP, ni más ni menos, fue
oportunamente criticada por el suscrito en Un
artículo revelador.
Pero la tergiversación de la verdad
histórica del PSP se deriva de la negación de la
concepción leninista del partido de clase, del partido proletario.
Para probar nuestra aserción, citemos al propio RG: “El problema
que enfrentó JCM es el mismo que el proletariado enfrenta desde hace más de un
siglo” (6). Este problema es “la relación teoría-práctica” y “la relación
disolución-dilución”. La frase “desde hace más de un siglo” fue escrita en
2007, o sea que toca al ¿Qué Hacer? ¿Qué
significa esto? Pues que la solución
al doble problema (las dos relaciones señaladas), es el partido
doctrinariamente heterogéneo, o sea el partido no de clase (que, falsificando la verdad histórica, RG pretende
hacer pasar como de Mariátegui), y no el
partido doctrinariamente homogéneo sustentado magistralmente por Lenin.
Esta negación sibilina del ¿Qué
Hacer?, tuvo después su expresión desvergonzada en esta afirmación de Gustavo
P érez: “Forma parte de esta última
manifestación [“el abandono paulatino de la copia mecánica de la experiencia
revolucionaria de realidades histórico-concretas distintas a la nuestra”] la necesaria ‘desacralización’ de la teoría
del Partido de Cuadros, magistralmente resumida por V.I.I Lenin en el ‘¿Qué Hacer’, la misma que desde hace
mucho viene siendo mal interpretada como ‘concepción
leninista del partido proletario’ de ‘valor
universal’ que ‘está vigente’,
como teoría del Partido proletario aplicable a toda circunstancia
histórica-concreta. Esta pésima herencia producto de nuestra histórica
insuficiente asimilación del socialismo revolucionario tras la muerte de
Mariátegui, nos hizo olvidar que en dicha obra Lenin no se planteó como tarea
un concepto suprahistórico de Partido o modelo para cualquier país y cualquier
momento, que no se trataba de una forma organizativa general surgida de un
manual de sociología con pretensiones de universalidad y eternidad. Que era
estrictamente ¿Qué Hacer?... frente a la autocracia zarista de 1902, la más
feroz y atrasada de la Europa de entonces. ¿Cómo adecuar la táctica a las
circunstancias imperantes y construir un instrumento político adecuado para
luchar contra dicha autocracia?” (sic) (7).
Por supuesto, esa pretendida y pretenciosa “desacralización” del
¿Qué hacer?, fue oportunamente
criticada por Jaime Lastra en el artículo Lenin,
el ¿Qué Hacer” y el partido de clase, y por el suscrito en Un artículo revelador.
Es sabido que Ramón García reniega
el marxismo leninismo. Para probar nuestra aserción, citémoslo a él mismo: “…
con la disolución de la Komintern, Profintern, Kresintern, toda la terminología
subsidiaria también cayó en desuso. Y de las tres consignas básicas,
precisamente las cuestionadas por JCM, sólo queda el Marxismo-Leninismo, pero
cada vez más limitada a la URSS. Este término sólo se encuentra dos veces en la
obra de JCM, y ambas indicando el método marxista, no la doctrina. Y menos como
nueva época. No es casual que su obra se llame Defensa del Marxismo, a secas, y
no, por ejemplo, Defensa del Marxismo-Leninismo” (8).
Esta negación del marxismo-leninismo
(que tiene el agravante de utilizar a
Mariátegui como coartada), fue criticada por el suscrito en varios
artículos, y, en la nota 72 del libro El
desarrollo de la teoría del proletariado y el problema de su denominación,
puede encontrarse un desarrollo de dicha crítica (9).
Pues bien. ¿Qué dijo en su
momento Manuel Velásquez, o cualquier otro miembro de su grupo, sobre estas
tergiversaciones de la verdad histórica del PSP y de la concepción leninista
del partido de clase? ¿Qué de la negación del marxismo-leninismo? Pues nada,
nadie dijo nada, y, por el contrario, todos las asumieron y, así, se
convirtieron en instrumentos de un proyecto de partido contrario al modelo de
Mariátegui.
Cualquier activista proletario sabe que sin
marxismo-leninismo no hay partido de clase, sencillamente porque el
partido del proletariado es la materialización de la doctrina. Pero el
grupo de RG ha renegado el marxismo-leninismo, y, sin embargo, MV ha declarado
que “el objetivo” del seminario es “la constitución” de “un partido de clase”.
ENTONCES, NATURALMENTE, HAY QUE
ENTENDER DICHA DECLARACIÓN COMO UNA TRAMPA (10).
Tenemos, pues, que, probadamente,
RG y sus repetidores niegan el marxismo-leninismo y, por esta vía, la
concepción leninista del partido de clase. Puesto que el marxismo-leninismo y
el partido de clase son cuestiones que atañen a la verdad universal, se
entiende que SU NEGACIÓN CONFIGURA UNA
POSICIÓN REVISIONISTA.
Entonces, no es que el suscrito
haya querido descalificar a seminario al titular su artículo Acerca del cuarto seminario del revisionismo
peruano, sino que, en la medida de sus conocidas posiciones oportunistas y
revisionistas y de sus desmesuradas ambiciones de imponer tales posiciones al
resto de organizaciones, el propio grupo de Ramón García inhabilita al
seminario como tribuna de un verdadero debate que pudiera conducir a
conclusiones marxista-leninistas.
El Partido de Mariátegui, el
Partido Socialista del Perú, fue un partido adherido al marxismo-leninismo, y,
por esto, fue un partido de clase concebido bajo la forma de partido de masas. ESTE CONCEPTO ES EL CONTENIDO DE LA FRASE
MARIATEGUIANA “PARTIDO DE MASAS Y DE IDEAS”. Para convencerse de esto,
cualquier activista puede leer o releer los siguientes textos: t.13, p.100 y 160;
Martínez, Apuntes para una interpretación
de historia social del Perú, t.II, p.398 y pp.511-512; Correspondencia, t.II, p.611; t.12, p.69.
Pero García vacía la frase mariateguiana del concepto que
encierra y la utiliza como si con ella el maestro se hubiese referido a un
partido de masas doctrinariamente heterogéneo, o sea, a un partido no clasista. Por tanto, es claro que aquí
también García utiliza a Mariátegui como coartada. Y sus partidarios hacen
servilmente lo mismo.
Notas:
[1] En el sentido, obviamente,
de que no son capaces de pensar
teóricamente, y cuando parece lo contrario es porque repiten las papillas
que les proporciona RG. Entre numerosos escritos, la carta abierta que comento
es un ejemplo más de ello.
[2] Efectivamente,
en una carta a Luis Miguel del 28.10.09, puso en conocimiento de la opinión
pública lo que sigue: “ (…) En toda esta confusión, que ellos han armado y en
la cual
se debaten, están entremezclando su
intrascendente “Conferencia Consultiva Política”, con su llamamiento a crear un
nuevo partido, o mejor dicho, a formalizar abiertamente, la constitución del partido que ellos ya formaron el 6 de febrero, en aplicación de la propuesta de Ramón del
partido de dos niveles: uno “secreto”, y otro “de masas y de ideas”.
(Revisar folleto del 7 de octubre de 2008)” “En la red hay abundante material
que confirma esta hipótesis, y es fácilmente demostrable, incluso identificando a quienes han incluido en el primer nivel y en el
segundo nivel. Basta con… Los que estamos en esa relación (preparada expresamente por Ramón) de
más de 20 nombres, según ellos, conformamos “el partido de masas y de ideas”… ¿Y quiénes conforman el partido secreto constituido el 6 de febrero? La
respuesta es muy fácil deducirla, son precisamente…, seguidos de los sumisos
peones ya conocidos. A… le han asignado la tarea de divulgar los documentos de
Ramón entre lo que ellos consideran “el partido de masas y de ideas”, y a otra
persona, le han encargado divulgar los mismos documentos, entre los miembros
del “partido secreto”. En computación eso se llama “comandos por defecto” (las
negritas y las elipsis son nuestras). Entonces, tenemos que el nivel secreto del partido socialista de RG está
formado hace ya tres años y medio. ¿Y cuál es la función de este nivel secreto,
VERDADERA DIRECCIÓN DEL PROYECTADO PARTIDO SOCIALISTA? Pues fundar el nivel
público del mismo, utilizando los seminarios. Habría que ser muy poco perspicaz
para no darse cuenta de esto. Entonces, es
imposible creer que RG no tenga nada que ver con la dirección del grupo
revisionista. O sea que para decir lo que ha dicho Velásquez sobre este punto,
ES NECESARIO SER UN DEMAGOGO. Por razones obvias, hemos eliminado en la cita los
nombres de los que conforman la instancia secreta, mencionados por Aragón sin
embargo.
[3] Las elipsis son nuestras.
[4] La creación heroica de José Carlos Mariátegui. 80 aniversario,
p.21, Editora Perú Nuevo, Lima, 2008, p.22.
[5] Lenin, Mariátegui y el partido de masas.
[6] La creación heroica de José Carlos Mariátegui…, p.23.
[7] Lenin, Mariátegui y el partido de masas.
[8] El movimiento comunista.
En el último trimestre del año pasado, ocultándose tras el seudónimo de Eusebio
Leyva, en un artículo titulado Hablemos
de Lenin, Ramón García ha hecho malabares para justificar su negación de la
obligatoriedad para cualquier partido proletario de reconocer el desarrollo del
marxismo concretado por Lenin.
[9]
Este desarrollo consiste en haberse subrayado que el reconocimiento del
leninismo no es una cuestión individual sino colectiva. Es decir que este
reconocimiento es obligatorio para el partido del proletariado. Si el leninismo
es un desarrollo del marxismo, entonces no hay ninguna razón para que el
Partido no lo reconozca. Si se dice que se reconoce el desarrollo del marxismo
realizado por Lenin, pero se escamotea la adhesión del Partido al
marxismo-leninismo, entonces de hecho no
se reconoce el leninismo. Para el proletariado lo que cuenta es el
reconocimiento colectivo, orgánico, partidario del leninismo. Escamotear la
adhesión del Partido al marxismo-leninismo constituye una expresión extrema de
liberalismo burgués. Dejar hacer y dejar pasar en relación al leninismo es dejar
al libre albedrío de cada militante asumirlo, no asumirlo y hasta negarlo. Este liberalismo burgués es lo que ha
impuesto Ramón García a su grupo y lo que ahora intenta imponerles a otras
organizaciones y tendencias. Este liberalismo burgués, no es, por supuesto,
propio de un partido de clase, y, por tanto, el lector puede convencerse de que,
cuando el grupo revisionista habla de “partido de clase”, lo que hace es
intentar engañar al resto. En suma, el proyectado partido socialista de Ramón
García es un partido no de clase, con
un nivel de dirección secreto y restringido (“marxista” no leninista, o “rojo”, como dice el propio RG), y un nivel público
y masivo (doctrinariamente heterogéneo, o “verde”, como también dice el propio
RG). Con este proyecto de partido oportunista colaboran algunas tendencias, y,
sin embargo –dicho sea de paso– al autocalificarse a sí mismo de “rojo”, el
grupo de RG expresa todo su creídismo (léase egotismo burgués), al mismo tiempo
que, al calificar de “verde” a las tendencias que le colaboran, expresan el
pobre concepto que tiene de las mismas.
[10]
Pero, no obstante lo afirmado al final de la nota anterior, no tenemos razones
para dudar de la sinceridad de los otros organismos convocantes, los cuales,
seguramente, han tomado el término en su verdadero significado, lo que desde el
principio determina una contradicción fundamental al interior del seminario.
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