viernes, 19 de abril de 2013

Política III



¡Defender el Pensamiento de Mariátegui de toda tergiversación y desarrollarlo en función de la realidad actual!

Acerca de la Demagogia de una Carta Abierta


Eduardo Ibarra


I

En una carta abierta dirigida a César Risso y al suscrito, Manuel Velázquez ha afirmado querer “responder, sin tardanza, el artículo titulado Acerca del cuarto seminario del revisionismo peruano”. César Rizzo le contestó rápidamente, y, luego, suscribí los términos de esta respuesta, con lo que he quedado eximido de contestar aquella misiva. Pero no he quedado eximido del deber de extenderme sobre algunos puntos, de manera que los activistas del movimiento puedan ejercer su derecho a informarse más ampliamente.

Pues bien. Es de conocimiento general que la idea de negar el marxismo-leninismo es de Ramón García, y que lo que hacen sus partidarios es simplemente seguir servilmente semejante negación; que la idea de falsificar la identidad doctrinal de Mariátegui es de RG, y que lo que hacen sus partidarios es simplemente seguir servilmente semejante falsificación; que la idea de tergiversar el carácter marxista-leninista del PSP es de RG, y que lo que hacen sus partidarios es asumir servilmente semejante tergiversación; que la idea de reestructurar las bases municipales del Estado burgués es de RG, y que lo que hacen sus partidarios es seguir servilmente esa táctica reformista; que el proyecto de un partido de masas doctrinariamente homogéneo, o sea de un partido no de clase, con dos niveles, uno secreto, restringido, y otro nivel público, masivo, es de RG, y que lo que hacen sus partidarios es seguir servilmente ese proyecto.

También es de conocimiento general que la idea de mixtificar el Socialismo Peruano diluyendo el socialismo marxista en el variopinto socialismo en general, es de RG, y que lo que hacen sus partidarios es simplemente seguir servilmente semejante mixtificación; que la idea de celebrar el centenario del socialismo reformista en 2018, y no el centenario del socialismo marxista en 2021, es de RG, y que lo que hacen sus partidarios es simplemente seguir servilmente semejante desaguisado; que la idea de titular socialista a su partido, fue de RG, y que lo que hicieron sus partidarios fue simplemente seguir servilmente esa idea; que la idea de cambiar dicho título por el de minga, fue de RG, y que lo que hicieron sus partidarios fue asumir servilmente el cambio; que la idea de volver al título de socialista, fue de RG, y que lo que hacen sus partidarios es simplemente seguir servilmente semejante bandazo; que RG asumió el estilo polémico de Haya de Torre y reinauguró los  métodos criollos, y que lo que hacen sus partidarios es simplemente seguir servilmente ese estilo y esos métodos; que hace cinco años RG se autoproclamó “Yo el Supremo”, y que lo que hicieron sus partidarios fue simplemente ponerse de hinojos ante semejante egotismo y así hasta ahora; que la idea de mixtificar el Camino de Mariátegui, infiltrándole ideas oportunistas y métodos y actitudes criollas como los señaladas en el parágrafo anterior y en el presente, es de RG, y que lo que hacen sus partidarios es simplemente seguir servilmente semejante mixtificación.

Además, son de conocimiento general los numerosos artículos donde RG diseña los pasos concretos que tienen que dar sus partidarios para avanzar la fundación del nivel público de su partido (plan quinquenal, cuatro pasos, etcétera), y que lo que hacen sus partidarios es seguir servilmente tal diseño.

Todo esto demuestra: 1) que Manuel Velásquez y sus correligionarios de tendencia no tienen ninguna autonomía intelectual respecto a Ramón García, lo que dibuja una realidad que Miguel Aragón, activista de la misma tendencia, con diez por ciento de dicha autonomía, llama “sumisión-servil”; 2) que el INOPERANTE desde hace casi cuarenta años, Ramón García, ejerce sobre sus NO PENSANTES partidarios (1) un despotismo ilustrado que se revela en el hecho de que sus ideas no son debatidas ni acordadas por ningún congreso, conferencia, pleno o simple reunión siquiera, sino acatadas sin más tan pronto publica sus artículos; 3) que, por tanto, la dirección ideológica, teórica y política del grupo revisionista la ejerce absolutamente RG.   

En este escenario, el lector puede comprender perfectamente la inutilidad del esfuerzo de Velásquez por aparentar autonomía con respecto a RG. De manera que su autonomía –y la de sus correligionarios de tendencia– ¡se reduce a las acciones físicas para coordinar, acordar, organizar el seminario o cualquier otra cosa!

Pero ese esfuerzo tiene, sin embargo, un propósito: SILENCIAR LA REALIDAD DE QUE EL SEMINARIO ES PARTE DE UN PLAN DIRIGIDO POR LA INSTANCIA SECRETA DE SU PARTIDO, INSTANCIA EN PLENA ACTIVIDAD. Hace más de tres años, Miguel Aragón reveló, con pelos y señales, la fundación del mencionado nivel secreto (2).  

Así que Velásquez puede desgañitarse escribiendo que rechaza “tajantemente” que la iniciativa del seminario “esté dirigida o digitada por el compañero Ramón García o por cualquier otro compañero de su generación”, y puede, además, decir todas las veces que quiera que tal iniciativa responde a un “grupo de personas que no militamos en la misma organización”, pero nada de esto cambia la realidad. La realidad es que su seminario y el objetivo del mismo están inspirados en todo y por todo EN LOS PRESUPUESTOS IDEOLÓGICOS, TEÓRICOS, POLÍTICOS Y ORGANIZATIVOS DADOS POR RG Y RESEÑADOS ARRIBA.

Del mismo modo como el grupo de Velásquez ha aparecido bajo varios membretes a fin de crear la falsa ilusión de que los convocantes a su seminario no son pocos (y eventualmente para hacer mayoría respecto a los otros organismos), pretenden también crearles a estos organismos la igualmente falsa ilusión de que comparten la iniciativa del seminario con total independencia de Ramón García y del mencionado nivel secreto en plena actividad. ¡Estos son los métodos criollos del grupo revisionista!

Velásquez dice: “La idea de realizar un Seminario… es una iniciativa de frente ùnico, y tiene como objetivo final… la constituciòn [de un] partido de clase” (sic) (3). Por el momento, hay que subrayar únicamente que si el aludido frente único tiene como propósito constituir un partido de masas doctrinariamente heterogéneo, no de clase, como es el plan del grupo revisionista (y no ningún otro tipo de partido), entonces es claro que hablar de frente único es simplemente un señuelo, pues, en buen romance, quiere decir confluir en un seminario para consumar el plan partidario del grupo revisionista. ¡A esto se reduce el frente único de que habla Mamuel Velásquez! Si ocurriese otra cosa, distinta a la señalada, como ocurrió en el tercer seminario, no sería porque es el propósito del grupo revisionista, sino por la acción autónoma de los otros organismos.

II

El proyecto de partido de RG es de un partido de masas doctrinariamente heterogéneo, o sea de un partido no de clase, con dos niveles orgánicos: uno secreto, doctrinariamente homogéneo, restringido, formado por “marxistas” no leninistas, y otro nivel público, masivo, doctrinariamente heterogéneo, formado por todos los que por sí y ante sí se reclaman del socialismo (del socialismo de RG, no de Mariátegui). La dirección de este partido es, obviamente, el nivel secreto, y el sector dirigido (léase manipulado) es el nivel público.

Para probar nuestra aserción, citemos al propio Ramón García: “El PSP tenía dos niveles: internamente funcionaba como ‘facción orgánica y doctrinariamente homogénea’ (como ‘célula secreta de los siete’); externamente aspiraba a ser ‘el primer gran partido de masas e ideas de toda nuestra historia republicana’” (4).

En esta sibilina falsificación de la realidad histórica del Partido de Mariátegui basa RG su proyecto de partido. Quienquiera que haya estudiado las pruebas documentales (escritos de Mariátegui, intervenciones de Portocarrero y Pesce en la Conferencia Comunista de Buenos Aires de 1929, etcétera) tiene que saber que lo que hace RG es reciclar la concepción que levantaron los mencionados delegados peruanos a dicha Conferencia, concepción con la que nada tuvo que ver Mariátegui. Mariátegui fue partidario del partido de clase, es decir, marxista-leninista, sin dos compartimientos orgánicos, con una militancia básicamente de obreros y campesinos y basado en las masas obreras y campesinas organizadas, o sea, de un partido de masas doctrinariamente homogéneo, o, lo que es lo mismo, de un partido de clase bajo la forma de partido de masas (“partido y de masas y de ideas”).

Por supuesto, la sibilina falsificación de RG fue oportunamente criticada por el suscrito en varios artículos.

Luego, dicha falsificación tuvo su expresión desvergonzada en un artículo de Gustavo Pérez: “Una lectura atenta de este numeral del Acta [de constitución del PSP], da cuenta de que en el se reconoce la necesidad de la creación de un Partido ’de clase’, pero que, de acuerdo con las condiciones concretas actuales del Perú, concurrirá a la constitución de un Partido ‘basado en las masas obreras y campesinas organizadas. Es decir que las condiciones concretas actuales del Perú requerían no de un Partido de clase sino de uno basado en las masas obreras y campesinas, lo que acredita que éstas condiciones concretas, a que hace referencia Mariátegui en este párrafo, no son justificatorias del nombre de Socialista para el Partido sino simplemente social, lo que no se apreciaba correctamente por la cita mutilado o fragmentada del texto de Mariátegui” (sic) (5).

Por supuesto, esta falsificación desembozada de un acuerdo de la Reunión de Barranco, reunión fundacional del PSP, ni más ni menos, fue oportunamente criticada por el suscrito en Un artículo revelador.

Pero la tergiversación de la verdad histórica del PSP se deriva de la negación de la concepción leninista del partido de clase, del partido proletario.

Para probar nuestra aserción, citemos al propio RG: “El problema que enfrentó JCM es el mismo que el proletariado enfrenta desde hace más de un siglo” (6). Este problema es “la relación teoría-práctica” y “la relación disolución-dilución”. La frase “desde hace más de un siglo” fue escrita en 2007, o sea que toca al ¿Qué Hacer? ¿Qué significa esto? Pues que la solución al doble problema (las dos relaciones señaladas), es el partido doctrinariamente heterogéneo, o sea el partido no de clase (que, falsificando la verdad histórica, RG pretende hacer pasar como de Mariátegui), y no el partido doctrinariamente homogéneo sustentado magistralmente por Lenin.

Esta negación sibilina del ¿Qué Hacer?, tuvo después su expresión desvergonzada en esta afirmación de Gustavo P   érez: “Forma parte de esta última manifestación [“el abandono paulatino de la copia mecánica de la experiencia revolucionaria de realidades histórico-concretas distintas a la nuestra”]  la necesaria ‘desacralización’ de la teoría del Partido de Cuadros, magistralmente resumida por V.I.I Lenin en el ‘¿Qué Hacer’, la misma que desde hace mucho viene siendo mal interpretada como ‘concepción leninista del partido proletario’ de ‘valor universal’ que ‘está vigente’, como teoría del Partido proletario aplicable a toda circunstancia histórica-concreta. Esta pésima herencia producto de nuestra histórica insuficiente asimilación del socialismo revolucionario tras la muerte de Mariátegui, nos hizo olvidar que en dicha obra Lenin no se planteó como tarea un concepto suprahistórico de Partido o modelo para cualquier país y cualquier momento, que no se trataba de una forma organizativa general surgida de un manual de sociología con pretensiones de universalidad y eternidad. Que era estrictamente ¿Qué Hacer?... frente a la autocracia zarista de 1902, la más feroz y atrasada de la Europa de entonces. ¿Cómo adecuar la táctica a las circunstancias imperantes y construir un instrumento político adecuado para luchar contra dicha autocracia?” (sic) (7).

Por supuesto, esa pretendida y pretenciosa “desacralización” del ¿Qué hacer?, fue oportunamente criticada por Jaime Lastra en el artículo Lenin, el ¿Qué Hacer” y el partido de clase, y por el suscrito en Un artículo revelador.

Es sabido que Ramón García reniega el marxismo leninismo. Para probar nuestra aserción, citémoslo a él mismo: “… con la disolución de la Komintern, Profintern, Kresintern, toda la terminología subsidiaria también cayó en desuso. Y de las tres consignas básicas, precisamente las cuestionadas por JCM, sólo queda el Marxismo-Leninismo, pero cada vez más limitada a la URSS. Este término sólo se encuentra dos veces en la obra de JCM, y ambas indicando el método marxista, no la doctrina. Y menos como nueva época. No es casual que su obra se llame Defensa del Marxismo, a secas, y no, por ejemplo, Defensa del Marxismo-Leninismo” (8).

Esta negación del marxismo-leninismo (que tiene el agravante de utilizar a Mariátegui como coartada), fue criticada por el suscrito en varios artículos, y, en la nota 72 del libro El desarrollo de la teoría del proletariado y el problema de su denominación, puede encontrarse un desarrollo de dicha crítica (9).

Pues bien. ¿Qué dijo en su momento Manuel Velásquez, o cualquier otro miembro de su grupo, sobre estas tergiversaciones de la verdad histórica del PSP y de la concepción leninista del partido de clase? ¿Qué de la negación del marxismo-leninismo? Pues nada, nadie dijo nada, y, por el contrario, todos las asumieron y, así, se convirtieron en instrumentos de un proyecto de partido contrario al modelo de Mariátegui.

Cualquier activista proletario sabe que sin marxismo-leninismo no hay partido de clase, sencillamente porque el partido del proletariado es la materialización de la doctrina. Pero el grupo de RG ha renegado el marxismo-leninismo, y, sin embargo, MV ha declarado que “el objetivo” del seminario es “la constitución” de “un partido de clase”.

ENTONCES, NATURALMENTE, HAY QUE ENTENDER DICHA DECLARACIÓN COMO UNA TRAMPA (10).

Tenemos, pues, que, probadamente, RG y sus repetidores niegan el marxismo-leninismo y, por esta vía, la concepción leninista del partido de clase. Puesto que el marxismo-leninismo y el partido de clase son cuestiones que atañen a la verdad universal, se entiende que SU NEGACIÓN CONFIGURA UNA POSICIÓN REVISIONISTA.

Entonces, no es que el suscrito haya querido descalificar a seminario al titular su artículo Acerca del cuarto seminario del revisionismo peruano, sino que, en la medida de sus conocidas posiciones oportunistas y revisionistas y de sus desmesuradas ambiciones de imponer tales posiciones al resto de organizaciones, el propio grupo de Ramón García inhabilita al seminario como tribuna de un verdadero debate que pudiera conducir a conclusiones marxista-leninistas.

El Partido de Mariátegui, el Partido Socialista del Perú, fue un partido adherido al marxismo-leninismo, y, por esto, fue un partido de clase concebido bajo la forma de partido de masas. ESTE CONCEPTO ES EL CONTENIDO DE LA FRASE MARIATEGUIANA “PARTIDO DE MASAS Y DE IDEAS”. Para convencerse de esto, cualquier activista puede leer o releer los siguientes textos: t.13, p.100 y 160; Martínez, Apuntes para una interpretación de historia social del Perú, t.II, p.398 y pp.511-512; Correspondencia, t.II, p.611; t.12, p.69.

Pero García vacía la frase mariateguiana del concepto que encierra y la utiliza como si con ella el maestro se hubiese referido a un partido de masas doctrinariamente heterogéneo, o sea, a un partido no clasista. Por tanto, es claro que aquí también García utiliza a Mariátegui como coartada. Y sus partidarios hacen servilmente lo mismo.

Notas:
[1] En el sentido, obviamente, de que no son capaces de pensar teóricamente, y cuando parece lo contrario es porque repiten las papillas que les proporciona RG. Entre numerosos escritos, la carta abierta que comento es un ejemplo más de ello.
[2] Efectivamente, en una carta a Luis Miguel del 28.10.09, puso en conocimiento de la opinión pública lo que sigue: “ (…) En toda esta confusión, que ellos han armado y en la cual se debaten, están entremezclando su intrascendente “Conferencia Consultiva Política”, con su llamamiento a crear un nuevo partido, o mejor dicho, a formalizar abiertamente, la constitución del partido que ellos ya formaron el 6 de febrero, en aplicación de la propuesta de Ramón del partido de dos niveles: uno “secreto”, y otro “de masas y de ideas”. (Revisar folleto del 7 de octubre de 2008)” “En la red hay abundante material que confirma esta hipótesis, y es fácilmente demostrable, incluso identificando a quienes han incluido en el primer nivel y en el segundo nivel. Basta con… Los que estamos en esa relación (preparada expresamente por Ramón) de más de 20 nombres, según ellos, conformamos “el partido de masas y de ideas”… ¿Y quiénes conforman el partido secreto constituido el 6 de febrero? La respuesta es muy fácil deducirla, son precisamente…, seguidos de los sumisos peones ya conocidos. A… le han asignado la tarea de divulgar los documentos de Ramón entre lo que ellos consideran “el partido de masas y de ideas”, y a otra persona, le han encargado divulgar los mismos documentos, entre los miembros del “partido secreto”. En computación eso se llama “comandos por defecto” (las negritas y las elipsis son nuestras). Entonces, tenemos que el nivel secreto del partido socialista de RG está formado hace ya tres años y medio. ¿Y cuál es la función de este nivel secreto, VERDADERA DIRECCIÓN DEL PROYECTADO PARTIDO SOCIALISTA? Pues fundar el nivel público del mismo, utilizando los seminarios. Habría que ser muy poco perspicaz para no darse cuenta de esto. Entonces, es imposible creer que RG no tenga nada que ver con la dirección del grupo revisionista. O sea que para decir lo que ha dicho Velásquez sobre este punto, ES NECESARIO SER UN DEMAGOGO. Por razones obvias, hemos eliminado en la cita los nombres de los que conforman la instancia secreta, mencionados por Aragón sin embargo.
[3] Las elipsis son nuestras.
[4] La creación heroica de José Carlos Mariátegui. 80 aniversario, p.21, Editora Perú Nuevo, Lima, 2008, p.22.
[5] Lenin, Mariátegui y el partido de masas.
[6] La creación heroica de José Carlos Mariátegui…, p.23.
[7] Lenin, Mariátegui y el partido de masas.
[8] El movimiento comunista. En el último trimestre del año pasado, ocultándose tras el seudónimo de Eusebio Leyva, en un artículo titulado Hablemos de Lenin, Ramón García ha hecho malabares para justificar su negación de la obligatoriedad para cualquier partido proletario de reconocer el desarrollo del marxismo concretado por Lenin.
[9] Este desarrollo consiste en haberse subrayado que el reconocimiento del leninismo no es una cuestión individual sino colectiva. Es decir que este reconocimiento es obligatorio para el partido del proletariado. Si el leninismo es un desarrollo del marxismo, entonces no hay ninguna razón para que el Partido no lo reconozca. Si se dice que se reconoce el desarrollo del marxismo realizado por Lenin, pero se escamotea la adhesión del Partido al marxismo-leninismo, entonces de hecho no se reconoce el leninismo. Para el proletariado lo que cuenta es el reconocimiento colectivo, orgánico, partidario del leninismo. Escamotear la adhesión del Partido al marxismo-leninismo constituye una expresión extrema de liberalismo burgués. Dejar hacer y dejar pasar en relación al leninismo es dejar al libre albedrío de cada militante asumirlo, no asumirlo y hasta negarlo. Este liberalismo burgués es lo que ha impuesto Ramón García a su grupo y lo que ahora intenta imponerles a otras organizaciones y tendencias. Este liberalismo burgués, no es, por supuesto, propio de un partido de clase, y, por tanto, el lector puede convencerse de que, cuando el grupo revisionista habla de “partido de clase”, lo que hace es intentar engañar al resto. En suma, el proyectado partido socialista de Ramón García es un partido no de clase, con un nivel de dirección secreto y restringido (“marxista” no leninista, o “rojo”, como dice el propio RG), y un nivel público y masivo (doctrinariamente heterogéneo, o “verde”, como también dice el propio RG). Con este proyecto de partido oportunista colaboran algunas tendencias, y, sin embargo –dicho sea de paso– al autocalificarse a sí mismo de “rojo”, el grupo de RG expresa todo su creídismo (léase egotismo burgués), al mismo tiempo que, al calificar de “verde” a las tendencias que le colaboran, expresan el pobre concepto que tiene de las mismas.   
[10] Pero, no obstante lo afirmado al final de la nota anterior, no tenemos razones para dudar de la sinceridad de los otros organismos convocantes, los cuales, seguramente, han tomado el término en su verdadero significado, lo que desde el principio determina una contradicción fundamental al interior del seminario.









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