Nota:
Como extensión de la crítica al liquidacionsimo de derecha, respondemos a Carlos Moreno, quien al pretender defender a Jaime Lastra lo que hace es defender dicha desviación. Actuando en consecuencia en la lucha contra todo tipo de desviación, confrontamos los argumentos y maniobras de los liquidadores, con lo cual aportamos al proceso de Reconstitución del Partido de Mariátegui.
Iniciamos nuestra respuesta a Carlos Moreno con un artículo de César Risso, “Falsificaciones e Infundios en Defensa del Liquidacionismo de Derecha”.
A continuación, publicamos la primera parte del artículo “El Trasfondo de un Artículo de Carlos Moreno”, de Eduardo Ibarra; asimismo, la primera parte del artículo “El Desmonte de dos Calumnias”, del mismo autor.
Con el ánimo de facilitarles las cosas a los lectores, republicamos dos artículos del mismo compañero: “La Reconstitución del Partido y la Verdad Universal del Proletariado” y “La Reconstitución del Partido y el Pensamiento de Mariátegui”.
Con la posterior publicación de las demás partes del artículo “El Trasfondo de un Artículo de Carlos Moreno”, publicaremos como material anexo otros textos que, igual que los que publicamos en esta edición, dan cuenta de las tremendas limitaciones de Lastra.
Finalmente, publicamos el artículo “Amiguismo no es Marxismo” y la primera parte del artículo “El Desmonte de dos Calumnias”.
En 2010, a raíz del debate suscitado por el boicot de Lastra y Chumpitaz a la publicación del libro El partido de masas y de ideas de José Carlos Mariátegui, fue publicado en estas páginas el demagógico artículo del primero de los nombrados, “Egotismo en el Socialismo Peruano”. En cambio, Lastra no procedió en su momento a publicar en el blog que dirige nuestros artículos “Contra el Copismo Confusionista” y “El liquidacionismo de derecha de Jaime Lastra y la Reconstitución del Partido de Mariátegui”. Esta diferencia de procedimiento en el debate marca la diferencia entre la mentalidad de Lastra y la que anima a nuestro blog.
01.03.2025.
Comité de Redacción.
¡Defender el
pensamiento de Mariátegui de toda tergiversación y desarrollarlo en función de
la realidad actual!
Falsificaciones e Infundios en Defensa del
Liquidacionismo de Derecha
Cesar Risso
En la edición
de febrero del año en curso de la revista Creación Heroica, cuyo director es
Jaime Lastra, se incluye un pronunciamiento del Comité Creación Heroica (CCH),
así como un artículo de Carlos Moreno, acerca del artículo de Eduardo Ibarra
sobre el liquidacionismo de derecha de Jaime Lastra y del Comité Creación
Heroica.
En
ambos casos se responde, a la argumentada crítica de Eduardo Ibarra, con
agravios. Desde el título de la respuesta del CCH, “Alucinaciones y
desilusiones”, hasta el párrafo final del escrito de Carlos Moreno, en el que
escribe: “Se le
recomienda al c. Eduardo Ibarra que no recurra a infundios ni falsedades […]”,
nos encontramos con insultos y afirmaciones sin fundamento.
Así, mientras que Eduardo Ibarra
califica, con pruebas, utilizando las categorías políticas que corresponden a
la línea política de Jaime Lastra y del CCH, los críticos se esmeran en
denostarlo. De este modo pretenden desacreditar a quien demuestra el
liquidacionismo de derecha de Jaime Lastra y del CCH.
Veamos
cómo enfrenta el CCH los argumentos de Eduardo Ibarra:
“De su contenido, la intención del
autor sería el ‘advertir y prohibir’ con relación al tema de la reconstitución
del Partido fundado por el Amauta Mariátegui. Y en seis carillas que tiene el
referido artículo, el c. Eduardo Ibarra expone sus desacertadas ideas políticas
respecto del c. Jaime Lastra, e indirectamente contra el Comité Creación
Heroica-CCH. Y al mismo tiempo, luego de exponer sus pesadas argumentaciones,
que ya son conocidas por los lectores de dicho blog, nos quedamos con la
comprobación de ver que el c. Ibarra desacertadamente omite señalar la
cronología (espacio y tiempo) de los hechos aludidos y que vuelve a remover temas
superados de ya hace más de 10 años […]” [CCH]
Pues
bien, aquí encontramos el máximo esfuerzo por levantar las críticas de Eduardo
Ibarra, con argumentos como “sus desacertadas ideas políticas”, “sus pesadas
argumentaciones”, etc. Más adelante, comentando lo mismo, añaden: “Este tipo de
alucinaciones”. En otras palabras, no hay ni una sola demostración, ni una sola
prueba, en contra de los argumentos de Eduardo Ibarra acerca del
liquidacionismo de derecha de Jaime Lastra y del CCH.
Respecto de la intención de Eduardo
Ibarra de advertir sobre una eventual participación del CCH en el proceso de
Reconstitución del Partido de Mariátegui, esto es evidente, puesto que se trata
de enfrentar a las tendencias oportunistas que con la “intención” de participar
en dicho proceso, por su oportunismo, lo que harían sería abortar la
Reconstitución.
Lo que el CCH dice acerca de “remover temas
superados de ya hace más de 10 años”, al no mencionarlos puntualmente, y sin
reconocer cómo fueron superados, busca encubrir el hecho de que persiste en la
misma línea política.
Se queja el CCH de que Eduardo Ibarra
ha “aniquilado” su “derecho” a participar en el proceso de Reconstitución del
Partido de Mariátegui. Lo cierto es que quienes se excluyen de dicho proceso
son precisamente ellos al ejecutar una línea liquidacionista de derecha.
Dice el CCH:
Este artículo “liquidador” de
supuestos “liquidadores” en CCH, que nos endilga las proposiciones del c.
Eduardo Ibarra, tiene un antecedente inmediato en un “Pronunciamiento” de
autoría del “Comité de Reconstitución José Carlos Mariátegui” el año pasado (30
de setiembre), con motivo de señalar públicamente su rechazo a una invitación
que el CCH le hiciera para que él pueda exponer precisamente sobre el tema.
Pero el CRJCM expresó su negativa a
participar con algún pretexto sobre otro invitado. Y por eso mismo no acudieron
y emitieron ese pronunciamiento.
Señalan
que nos negamos a participar con “algún pretexto”. Sin embargo, a lo que llaman
“algún pretexto”, tratando de minimizar lo que motivó nuestra negativa a
participar, no es otra cosa que la crítica a la línea oportunista de Jaime
Lastra, que como podemos apreciar es la misma del CCH. El liquidacionismo de
derecha que criticamos es la política de liquidar al partido de clase, formando
un partido amalgama, en el cual entran las tendencias oportunistas. Este fue el
intento al que nos negamos a participar. De modo que aquello de “algún
pretexto” no es más que una frase que carece de contenido respecto de la
valoración de los motivos de nuestra negativa a participar, pero que expresa el
intento de descalificarnos, y con ello, revelando su negativa a asumir su línea
oportunista camuflándola con vulgares recursos.
Señala el CCH que Eduardo Ibarra
“idealiza que fue un fracaso” su evento, en referencia a sus charlas, o
conferencias, a las que nos invitaron para compartir con el oportunismo los
aspectos que conciernen al proceso de Reconstitución. Es curiosa la valoración del
CCH de lo que es un éxito o un fracaso. Llaman éxito al hecho de haber llevado
a cabo las charlas, es decir, ponen el acento en el aspecto formal; pero dejan
de lado los resultados que son justamente a los que nos referimos, como el
hecho de que varios de los participantes del CCH se sintieron sorprendidos por
la presencia de representantes del oportunismo de izquierda, además de no haber
presentado propuestas concretas.
De otra parte, Carlos Moreno, en el
artículo Breve comentario sobre un artículo de Eduardo Ibarra,
manifiesta lo siguiente: “Es claro que Eduardo Ibarra, que se autodenomina
cabeza del ‘único grupo que trabaja seriamente y consecuentemente’ por la
reconstitución del partido de Mariátegui […].” Esta es una flagrante falta a la
verdad, puesto que Eduardo Ibarra no ha manifestado lo que le atribuye falsamente
Carlos Moreno. Sin embargo, la expresión nos sirve para ver que las
publicaciones de Eduardo Ibarra sobre la Reconstitución han tenido un impacto
psicológico, aunque, lamentablemente, no teórico en Carlos Moreno.
Como se puede apreciar, Carlos Moreno
pierde la perspectiva de las críticas de Eduardo Ibarra, y se dedica a defender
a Jaime Lastra, cuando de lo que se trata es de confrontar los puntos de vista de
Eduardo Ibarra con respecto al hecho que motivó la crítica.
En el esfuerzo de Carlos Moreno por
defender a Jaime Lastra de la acusación de ser un liquidacionista de derecha,
comete el siguiente despropósito:
Por lo demás, Eduardo Ibarra muestra
como ‘pruebas’ del supuesto liquidacionismo del c. Lastra y de su supuesta
propuesta de ‘partido amalgama’, artículos del propio Eduardo Ibarra y no
artículos del c. Lastra, de modo que actúa como juez y parte.
¿Cuál
es la evidencia que presenta Carlos Moreno de lo que afirma en defensa de Jaime
Lastra? Su palabra. Así, por ejemplo, nos dice:
Recuerdo que en el 2012 ante la dispersión de
los marxistas-leninistas y de revolucionarios socialistas, se convocó a un
evento de intercambio de análisis y propuestas para extraer las tareas de los
revolucionarios, ante una situación de casi desaparición de organizaciones de
izquierda, y de la necesidad de retomar la discusión sobre la importancia de
una vanguardia política para el proletariado y el pueblo. En ese evento el c.
Lastra compartió de ese debate y necesidad, y nadie mencionó siquiera que en un
plazo cercano se tendría que convocar a un congreso del Partido. A partir de
esa fecha un grupo de compañeros reiniciaron la tarea de aportar y debatir
aspectos ideológicos, políticos, teóricos y orgánicos, respecto a una tarea
pendiente cual es la reconstitución del partido. Nunca al interior de este
grupo o comité político, se mencionó ni entendió que la reconstitución pasa por
una amalgama de grupos políticos que se reclaman marxistas, leninistas, mariateguistas
o maoístas. [negritas nuestras. C.R.]
Como
pueden ver, la prueba que nos muestra Carlos Moreno es su recuerdo, es
decir, su palabra. Así, Carlos Moreno le exige a Eduardo Ibarra lo que
él mismo no es capaz de hacer, aunque en este caso también falta a la verdad
dado que Eduardo Ibarra cita cartas y conversaciones y, además, lo que es
concluyente, Jaime Lastra en todo este tiempo no ha desmentido las afirmaciones
de Eduardo Ibarra. Sin embargo, Carlos Moreno conoce de primera mano las
tendencias que fueron invitadas a participar al evento que comentamos. Por lo
mismo, sabe muy bien que el oportunismo de derecha y de izquierda se hicieron
presentes.
En otro intento por desviar la
atención del problema que tratamos, Carlos Moreno afirma que:
El Comité Creación Heroica, donde no participa
el c. Eduardo Ibarra, está trabajando en los dos ejes: el partidario y el de
frente único. Eso no puede ser considerado amalgama, ni oportunismo, mucho
menos liquidacionismo.
Es evidente
que por los temas propuestos en la invitación que nos hicieron, todos referidos
a la Reconstitución, el evento no podía ser de carácter de frente único. Por lo
tanto, esta es otra falsedad.
Finalmente,
Carlos Moreno cierra la defensa de Jaime Lastra, con la siguiente afirmación:
Por lo demás, hace décadas que el c. Lastra
marcó distancia política de la posición del c. Ramón García
Esta es una
verdad a medias, puesto que el haber manifestado algún desacuerdo con las
propuestas de Ramón García, no niega la posición liquidacionista de derecha de
Jaime Lastra, puesto que continua con dicha línea, la misma que ha puesto en
práctica en la convocatoria de la reunión de tendencias oportunistas de derecha
y de izquierda.
Por
cuanto no nos sentimos responsables de ninguna falsedad, ni de ningún infundio,
le retornamos su recomendación a Carlos Moreno:
“Se le recomienda al c. Eduardo Ibarra
que no recurra a infundios ni falsedades para tratar de empequeñecer y de
liquidar la acción política de otros compañeros; ese no es un estilo
marxista-leninista.”
Las propuestas
y acciones oportunistas, en el proceso de Reconstitución del Partido de
Mariátegui, deben ser debidamente valoradas y puntualmente criticadas, pues las
desviaciones si no se enfrentan prontamente, se convierten en tendencias que
definen la línea de la organización por décadas.
En
este sentido, es posible que en el seno del colectivo al que pertenecen Jaime
Lastra y Carlos Moreno, la desviación criticada se haya convertido en una
tendencia predominante, y por ello sus integrantes no la vean como una
desviación de derecha. Pero puede ocurrir también que, conociendo aquellas
desviaciones, las consideren sin importancia, y así terminen patrocinando el
liquidacionismo de derecha de Jaime Lastra y, en consecuencia, siendo parte no
de la lucha por los objetivos históricos del proletariado, sino de la
desviación del camino de Mariátegui y, por lo tanto, sostén del dominio de la
burguesía.
_____________
(1) Comité Creación Heroica, Alucinaciones y desilusiones. Revista Creación Heroica, N° 34, febrero del 2025.
(2)
Carlos Moreno, Breve comentario sobre un artículo de Eduardo Ibarra.
Revista Creación Heroica, N° 34, febrero del 2025.
El Trasfondo de un
Artículo de Carlos Moreno
(Primera Parte)
Eduardo Ibarra
El primer párrafo del artículo de Moreno, titulado “Breve respuesta al artículo político de Eduardo Ibarra”, es bastante revelador. Copiémoslo:
Es claro que Eduardo Ibarra, que se autodenomina cabeza del "único grupo que trabaja seriamente y consecuentemente" por la reconstitución del partido de Mariategui (sic), utiliza el peor estilo para criticar una supuesta posición liquidacionista de otro compañero; en lugar de realizar la crítica, con o sin razón, utilizando el término de compañero, si es que no quiere utilizar el de camarada, llama al compañero Lastra como "tipo" o "elemento", como si fuera un enemigo de clase. Recordemos que en la época de la gran polémica internacional entre el PCCH de Mao y el PCUS de Jrushov, cuando este último lanzo (sic) sus teorías revisionistas del "partido de todo el pueblo" y el (sic) de la "coexistencia pacífica" con el imperialismo, los camaradas chinos nunca trataron de "elemento" o de "tipo" a Jrushov (sic) y su camarilla revisionista.
Esta cita encierra varias mentiras escandalosas y un entendimiento arbitrario del término elemento. En ninguna parte nos hemos “autodenominado cabeza” de algún grupo, así como tampoco hemos afirmado jamás que el "único grupo que trabaja seriamente y consecuentemente” por la reconstitución del partido de Mariátegui, sea el COMITÉ DE RECONSTITUCIÓN JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI (CRJCM). Cada uno de los miembros de este Comité realiza su labor sin preocuparse por aparecer como cabeza del mismo y sin alardear de ninguna exclusividad en la lucha por la Reconstitución. Tampoco nos hemos referido a Lastra como “tipo”, sí como elemento, término este que Moreno presenta como si en sí mismo encerrase un sentido peyorativo. El diccionario de la Real Academia de la Legua Española define así una de las acepciones de la palabra elemento: “Individuo valorado positiva o negativamente para una acción conjunta”. Es decir, es el contexto verbal donde aparece el término elemento lo que determina si el mismo es empleado para valorar positiva o negativamente a un individuo. Por lo tanto, al referirnos a Lastra como elemento, no cometíamos ningún exceso verbal; es el contexto donde se encuentra nuestra afirmación lo que valora negativamente a Lastra. Puesto que la cuestión se presenta como la hemos expuesto, Mariátegui utilizó el término elemento en diversos contextos. Veamos un ejemplo:
El socialismo autónomo resulta, pues, dividido en una forma que refleja típicamente el carácter de la polarización. A un lado se han puesto los diputados, o sea los elementos profesionalmente políticos de la agrupación. Al otro lado, la organización obrera, o sea los elementos de clase.
Sin embargo, como hemos visto, Moreno ha intentado sorprender al lector, tal vez porque, suponiéndolo incauto, ha creído que podía manipularlo.
Así, pues, con sus escandalosas mentiras y su entendimiento torcido del término elemento, desde el principio de su artículo Moreno revela su condición de falsario y manipulador, o sea, su condición moral, condición que se pone de manifiesto en cada uno de los párrafos de su artículo.
Moreno dice:
… Eduardo Ibarra muestra como "pruebas" del supuesto liquidacionismo del c. Lastra y de su supuesta propuesta de "partido amalgama", artículos no del c. Lastra sino artículos del propio Eduardo Ibarra; o sea es juez y parte.
Esta es una burda maniobra de nuestro falsario. Si citamos nuestros artículos, es por tres buenas razones: 1) porque las cartas de Lastra remitidas al COMITÉ DE RECONSTITUCIÓN JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI (CRJCM) no están publicadas en CREACIÓN HEROICA y, por lo tanto, habríamos hecho mal en remitir a ellas al lector; 2) porque, a diferencia de dichas cartas, nuestros artículos han sido republicados hace apenas unos meses en estas páginas y ellos dan cuenta de la fuente de donde hemos extraído las citas de Lastra y, por lo tanto, pueden orientar al lector; 3) porque, finalmente (y esto es lo decisivo), en trece años Lastra nunca se ha atrevido a negar la autenticidad de las citas. Solamente este hecho debió haber bastado para que Moreno no nos ofrezca otra perla de su temperamento criollo.
También dice Moreno:
Hay que decirle al c. Eduardo Ibarra que gran parte de lo que afirma y atribuye al c. Lastra son falsedades o afirmaciones sin mostrar pruebas fehacientes (sic)(1). ¿dónde (sic) está la prueba de que en el 2011 se quiso convocar a un V Congreso del Partido de Mariategui (sic) y que en ese congreso el c. Lastra pretendía ser elegido nuevo Secretario General?
Según, pues, nuestro manipulador, “gran parte” de lo que hemos afirmado sobre Lastra son “falsedades o afirmaciones sin mostrar pruebas fehacientes”. Pero esta acusación no es más que un intento de silenciar la verdad histórica de los hechos. Cada una de las críticas hechas a Lastra están perfectamente documentadas y cada uno de los hechos expresivos de su extravío ideológico y político están al alcance de cualquiera que no esté mentalmente bloqueado por el seguidismo con respecto a dicho personaje. Veamos primero los hechos relativos al famoso “V Congreso”. En 2010-2011, el grupo que en Lima encabezaba Lastra era pequeño y la mayoría de sus miembros eran jóvenes que prácticamente estaban en los tiempos iniciales de su actividad política y que, por esto, se encontraban ganados al discurso retórico de Lastra, exceptuando, desde luego, a unos pocos “veteranos” como César Risso y Mauricio Domínguez. En estas condiciones proponer, como propuso Lastra, la realización del “V Congreso” en 2011, era jugar a que él, que contaba con la mayoría, fuera elegido Secretario General o Presidente del partido. Por otro lado, su abogado defensor, Carlos Moreno, esforzándose por poner en duda lo de la propuesta del congreso, pregunta: “¿dónde está la prueba de que en 2011 se quiso convocar a un V Congreso del Partido…? Pues he aquí la prueba:
… entre abril-junio 2011 debe realizarse una Conferencia Nacional que selle la unidad alcanzada bajo lineamientos básicos” (sic) y “el mes de octubre de 2011 deberá ser la fecha propicia para el V Congreso”.(2)
Más adelante, Moreno refiere que, en 2012, en “un evento de intercambio de analisis (sic) y propuestas”, “nadie mencionó siquiera de que (sic) en un plazo cercano se tendría que convocar a un congreso del Partido”, y presenta esto como pretendida prueba de que dos años antes, en 2010, Lastra no propuso la realización del “V Congreso”. Pero, claro está, la treta es tan torpe como inútil. Después de recibir nuestra crítica a su interesada propuesta, en alguna medida Lastra debió entender lo que le dijimos: que el mencionado congreso es una tarea compleja que implica la consumación de muchas tareas en lo ideológico, en lo teórico, en lo político y en lo orgánico y, por lo tanto, posible de realizarse solo a muy largo plazo, y esto explica que, en el evento de 2012, mencionado por Moreno, no hablara ya de congreso alguno (y que no lo haga hasta hoy mismo).
Como vemos, con su pregunta: “¿dónde está la prueba… ”?, Moreno intentó encubrir la propuesta de Lastra, pero ya vemos que el tiro le salió por la culata.
Veamos ahora los otros hechos que Moreno ha calificado de “infundios” y “falsedades”.
Durante el debate interno en 2010-2011, le enviamos a Lastra varios escritos donde criticábamos sus posiciones; pero, en lugar de ponerlos a disposición de los activistas como materiales del debate, los ocultó (¿acaso algún activista tomó conocimiento de dichos escritos?; César Risso y Mauricio Domínguez pueden testimoniar el ocultamiento); asimismo, desechó, por propia iniciativa, la consigna que propusimos: «Defender el pensamiento de Mariátegui de toda tergiversación y desarrollarlo en función de la realidad actual» (¿acaso se discutió en el colectivo la pertinencia de esta consigna o alguien la vio alguna vez presidiendo o cerrando algún artículo de Lastra o de algún otro activista del grupo?). El documento “Propuesta unitaria de Jaime y Eduardo” fue cosecha exclusiva de Lastra y tuvo la intención de sorprender a los activistas y aun a nosotros mismos (esto último no ocurrió, sin embargo, por razones obvias, y, así, procedimos a criticar inmediatamente la burda maniobra). En conversación personal con nosotros, el ahora liquidador se opuso a la aparición del blog CREACIÓN HEROICA, aduciendo que deberíamos publicar nuestros trabajos en algún blog de los liquidadores encabezados por García a fin «de no dispersar el trabajo de propaganda» (en quince años, Lastra no se ha atrevido a negar esta propuesta oportunista); además, no obstante haber sido convocado a escribir para CREACIÓN HEROICA, jamás lo hizo (lo que prueba su oposición a este blog).(3) Boicoteó, con pretextos deleznables y calumnias infames, la publicación del libro El partido de masas y de ideas de José Carlos Mariátegui y, en el debate, provocado por este boicot, hizo uso de los más escandalosos métodos criollos hasta que, vencido por nuestros argumentos, tuvo que quedarse callado en siete idiomas (entre junio y julio de 2014 publicamos en CREACIÓN HEROICA los materiales de este debate, dos de los cuales republicaremos próximamente). Todo arbitrario y prepotente, el “unitario” Lastra marginó sin más al CRJCM del proceso de organización del grupo, cometiendo así flagrante escisionismo (hay testigos de esto que pueden certificar nuestra aserción). El entrismo de Lastra es cosa confesada por él mismo, lo que nos releva de señalar cualquier prueba adicional;(4) (aquí también Lastra no se ha atrevido a negar semejante acción antimarxista). Su creidismo consiste en que considera ser la persona indicada para dirigir la reconstitución del partido, solo por su linda cara, porque, como es de conocimiento general, ni ha defendido ni ha desarrollado la Creación Heroica de Mariátegui, sino que, por el contrario, la ha tergiversado y hasta ha abdicado ante posiciones contrarias a ella, por ejemplo en punto a la cuestión nacional y al socialismo reformista (ver los dos números de la revista Pizarra Socialista). Finalmente, cualquier interesado puede preguntar a activistas “veteranos” como César Risso y Mauricio Domínguez, si alguna vez Lastra ha sido capaz de autocriticarse cuando ha sido justificadamente criticado (nosotros mismos somos testigos de esta cerrazón pequeño burguesa).
Pero, como hemos visto, Moreno ha pretendido encubrir estos hechos incontestables con la artimaña de hacer pasar la mención de los mismos como “infundios” y “falsedades”. Juzgue, pues, el lector.
Por otro lado, Moreno nos acusa de querer “liquidar la acción política de otros compañeros” (se refiere, claro está, a la acción de Lastra, de cuyo significado hablaremos más adelante); y, sin solución de continuidad, agrega: “ese no es un estilo marxista leninista”. Pero ocurre que la crítica al liquidacionismo de Lastra es completamente necesaria y, desde luego, vamos a continuarla cuantas veces sea indispensable. Pero analicemos más de cerca la cuestión. De hecho, el torcido argumento de Moreno encierra la idea de que no hay que criticar el oportunismo en cualquiera de sus variantes, ¡porque ello equivaldría a “liquidar” la acción de los oportunistas!(6) Pero hay más: la acción de Lastra está liquidada desde hace mucho tiempo como acción revolucionaria: primero, por su demostrado derechismo y, ahora, por su liquidacionismo de derecha. No se trata, pues, de hablar de la acción en términos abstractos. Concretamente, Lastra se encuentra muy distante de una acción que pueda llamarse marxista-leninista, pues una acción de esta naturaleza implica una táctica y una estrategia coherentes, que no existen en su acción. Pero Moreno no es capaz de calar en esta realidad y, por eso, nuestra crítica al liquidacionismo de su mentor y el efecto que pueda tener en su acción oportunista, le parece que no corresponde al “estilo marxista-leninista”. De lo que se deduce que, para él, el “estilo marxista-leninista” consiste en no criticar el oportunismo, porque, pobrecitos, puede afectar a la acción de los oportunistas. ¡El marxismo-leninismo puesto al revés!
Notas
[1] Vea el lector la
burda maniobra: nuestro falsario acusador nos recomienda, en tono profesoral,
que no hagamos lo que él hace (pero que, como hemos probado, no hemos hecho).
Por lo tanto, ¿no es cómica su acusación?
[2] Carta al CRJCM
del 02.11.10, en “La reconstitución y el trabajo orgánico”, artículo
republicado hace algunos meses en CREACIÓN HEROICA y que republicaremos una vez
más. Como se ve, por las razones ya anotadas, nuevamente no hemos tenido más
remedio que remitir al lector a un artículo nuestro a efecto de que el mismo
encuentre allí la fuente donde aparece la afirmación de Lastra, quien, en
quince años, no se ha atrevido a negar la autenticidad de la misma.
[3]
Lastra es tan falsario, tan inescrupuloso, tan cínico, que, después de intentar
boicotear la aparición de CREACIÓN HEROICA y negarse a colaborar en sus
páginas, polemizando con nosotros escribió estas aduladoras frases: “Un medio de la calidad del Blog Creación Heroica”, “un medio que nació para cumplir faenas más
encomiables”, “nuestra amistad revolucionaria con el blog” (ver su artículo “Egotismo
en el socialismo peruano”, publicado en este blog en julio de 2010 y rebatido
punto por punto en nuestro artículo “El espíritu criollo de Jaime Lastra”,
publicado en el mismo lugar y en la misma fecha). Esta retórica (pretendida
“amistad revolucionaria” con nuestro blog) se cae a pedazos tan pronto se tiene
en cuenta su oposición a la aparición de dicho blog en 2010, su negativa a
escribir en sus páginas, y cuando, como ahora, repite su cínica frase en un
artículo publicado en el número 34 de su blog bajo la firma del “Comité Creación
Heroica”. Esta regurgitación de demagogia revela que Lastra miente con una facilidad
asombrosa.
[4] Pero hay que
destacar un hecho: después de infiltrar al grupo de García con el propósito de
“sacar de allí algunos elementos” (qué dirá Moreno del empleo por Lastra del
término elemento), en setiembre del año pasado, sin el más mínimo escrúpulo,
propuso constituir un “núcleo de dirección” para “impulsar la Reconstitución”
precisamente con la participación del propio García. Esto confirma algo que ya
sabíamos desde hace tiempo: que Lastra ha perdido la vergüenza, y que, por eso,
actúa como un criollazo desaforado.
[5] Es conocido el
hecho de que Mariátegui criticó al “socialista” Haya, es decir, que deslindó
con él, y que, como resultado, los propios apristas tuvieron que reconocer que
se habían reducido tanto que cabían en un sofá. Asimismo, deslindó con el grupo
“socialista” de Luciano Castillo, el mismo que se quedó con los escasos
activistas que tenía mientras vivió Mariátegui. Este es el resultado natural, o
sea no buscado expresamente, que
puede tener la crítica del oportunismo. Pero, si aplicáramos la lógica
antimarxista de Moreno, Mariátegui no hubiera tenido que criticar a Haya ni a
Castillo.
22.02.2025.
La Reconstitución del Partido y la Verdad
Universal del Proletariado
E. I.
I
En la segunda mitad
de 2010 un pequeño número de activistas hizo un esfuerzo por organizar un grupo
de debate a fin de definir la cuestión de la Reconstitución y contribuir así a
su desarrollo y culminación. Pero los acuerdos tomados con vistas a ese
objetivo fueron rápidamente pisoteados por Jaime Lastra.
A cuatro años
de ese malogrado intento, se constata el desarrollo de dos líneas antagónicas
entre los participantes de aquel esfuerzo.
Como es de
conocimiento común, la constitución del Partido Socialista del Perú comprendió
una lucha en los planos ideológico, teórico, político y orgánico. En el
presente artículo me limitaré a señalar brevemente la esencia de la lucha en el
plano ideológico.
En los
tiempos de Mariátegui, la cuestión del leninismo era una controversia
fundamental. Entonces el maestro escribió el libro Defensa del marxismo,(1) y acordó el marxismo-leninismo como la
base de unidad del PSP:
El marxismo-leninismo
es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios.
El Partido Socialista del Perú, lo adopta como su método de lucha.(2)
Así, pues, la adhesión al marxismo-leninismo fue el
contenido ideológico de la Constitución del Partido.
Pues bien, la
Reconstitución comprende igualmente una lucha en los cuatro planos mencionados
arriba.
Específicamente,
en el plano ideológico la lucha se presenta como la defensa del leninismo en
tanto marxismo de nuestra época y del pensamiento de Mao en cuanto desarrollo
del marxismo de nuestra época.
Lenin señaló:
La época se llama
precisamente época porque abarca toda una suma de diversos fenómenos y guerras,
típicos y no típicos, grandes y pequeños, propios de los países avanzados y de
los atrasados. Eludir estas cuestiones concretas por medio de frases generales
acerca de la «época», como hace P. Kíevsky, significa abusar del concepto
«época».(3)
Es decir, según se
desprende de la cita, toda época
histórica tiene un contenido concreto. Por eso, Stalin apuntó:
Marx y Engels actuaron en el período prerrevolucionario (nos referimos a
la revolución proletaria) cuando aún no había un imperialismo desarrollado, en
un período de preparación de los proletarios para la revolución, en el período
en que la revolución proletaria no era aún directa y prácticamente inevitable.
En cambio, Lenin, discípulo de Marx y de Engels, actuó en el período del
imperialismo desarrollado, en el período en que se despliega la revolución
proletaria, cuando la revolución proletaria ha triunfado ya en un país, ha
destruido la democracia burguesa y ha inaugurado la era de la democracia
proletaria, la era de los Soviets.(4)
Es claro, pues, que
entre las condiciones en que actuaron Marx y Engels y las condiciones en que
actuó Lenin, existe, dentro del marco general de la continuidad del
capitalismo, una discontinuidad: el paso del capitalismo competitivo al
capitalismo monopolista y, dentro del marco general de la continuidad de la
revolución proletaria, existe, asimismo, una discontinuidad: el paso de la
preparación de dicha revolución a su actualidad histórico-mundial.
Estas
discontinuidades, íntimamente ligadas entre sí, determinaron el cambio de época
histórica. Por eso, entre la teoría de la revolución de Marx y Engels y la
teoría de la revolución de Lenin, existe, igualmente, en este caso dentro del
marco general de la continuidad de los principios del marxismo, una
discontinuidad: el leninismo es marxismo, pero es marxismo de nuestra época.
El
imperialismo es la época en que un puñado de países capitalistas avanzados
explota a una mayoría de países coloniales y semicoloniales y, así, la
revolución proletaria y la revolución democrática se presentan inseparablemente
interconectadas: la segunda es parte de la primera.
No tener en
cuenta la interconexión entre los países imperialistas y los países del mundo
colonial es no comprender la revolución socialista mundial como un proceso
único e indivisible y, por lo tanto, es no tener en cuenta la interconexión
entre el pensamiento de Lenin y el pensamiento de Mao y, por lo tanto, es
escamotear la realidad de sus comunes raíces históricas.
El
pensamiento de Mao se desarrolló: 1) en función de la lucha de clase del
proletariado en las condiciones generales del imperialismo; 2) en función de la
particular realidad de un país semicolonial y semifeudal como la China
prerrevolucionaria; 3) en función de la lucha de clases bajo la dictadura del
proletariado.
Es claro pues que, entre el pensamiento de Lenin y el pensamiento
de Mao, no existe ninguna discontinuidad
de naturaleza raigal, de carácter
epocal, sino por el contrario una interconexión directa: ambos pensamientos surgieron en las condiciones de nuestra
época y, por eso, llevan su sello. Así, pues, el pensamiento de Mao es un
desarrollo directo del leninismo.
Pues bien, en
la segunda mitad del año próximo pasado, Jaime Lastra hizo circular un conjunto
de artículos, entre los cuales hay uno de su autoría, «El marxismo y su
desarrollo» (¿07.07?), en el cual
intenta argumentar el «marxismo-leninismo-maoísmo» que ha tomado directamente
de Abimael Guzmán.
En dicho
artículo, dejó escrito:
… en mis estudios
sobre esta cuestión cada vez me queda claro que la denominación de la doctrina
no tiene que ver mecánicamente con la “época”, como que si (sic) bastara la aparición de esa nueva
época para que automáticamente surja el conocimiento que le corresponda, sino
con el tipo de conocimiento
que se ha producido en esa época determinada. Y esto lleva, inevitablemente, a
ver la causa del salto de la teoría (el desarrollo doctrinal) no en un determinado lapso de tiempo, sino en
el contenido teórico de las soluciones a los nuevos problemas, logrado mediante
la aplicación de la doctrina frente a una determinada realidad; es decir, el
desarrollo de la teoría marxista se comprueba en un nuevo aporte teórico-práctico, corroborado por la experiencia. Resulta evidente que el nuevo aporte se da en un tiempo
específico; es decir, en un periodo determinado, pero no es el tiempo el que
genera el conocimiento, sino la práctica social correspondiente. Sabemos, como
caso similar, que tanto el tiempo como el espacio son formas fundamentales de la
materia, pero no explican el cambio de la materia. Lo que explica su desarrollo
son las contradicciones que operan al interior de la materia. Y es frente a
esas contradicciones como se desarrolla la teoría. Tiempo y espacio reflejan
solo la forma en que se plasma el desarrollo en tanto son condicionantes, más (sic) no determinantes. Por eso, es
conocido el razonamiento materialista dialéctico de que no puede existir
materia sin movimiento fuera del espacio y tiempo.
Este es el argumento
central con el que Lastra pretende solventar su «marxismo-leninismo-maoísmo», argumento resultante, como dice,
de sus «estudios de esta cuestión» y, por eso, es suficiente que en estas
líneas me limite a la crítica de sus términos.
Como hemos
visto, Lastra califica de «mecánica» la relación establecida entre nuestra
época y el leninismo, pero, no ha tenido la honradez intelectual de mencionar
puntualmente a qué autores critica por el presunto mecanicismo.
En Los fundamentos del leninismo (1924),
Stalin señaló: «El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de
la revolución proletaria.» En Lineamientos
programáticos del Partido Socialista (1928), Mariátegui sostuvo: «El
marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y
de los monopolios.»(5) En Sobre la
contradicción (1938), Mao subrayó: «Stalin analizó lo universal de las
contradicciones del imperialismo, demostrando que el leninismo es el marxismo
de la época del imperialismo y de la revolución proletaria.»
Así, pues,
según se implica de la afirmación de Lastra, los mecanicistas son Stalin, Mariátegui, Mao, entre otros teóricos
marxistas que, consecuentes con su materialismo, igualmente definen el
leninismo teniendo en cuenta sus raíces históricas.
Lenin señaló:
Cuando los ortodoxos
han tenido que manifestarse contra ciertas concepciones anticuadas de Marx
(como, por ejemplo, Mehring respecto de ciertas tesis históricas), lo han hecho
siempre con toda precisión y de forma tan
detallada, que nadie ha encontrado jamás en sus trabajos la menor ambigüedad.(6)
Por lo tanto, si
Lastra cree que los mencionados teóricos cayeron en mecanicismo al adherir al
leninismo como el marxismo de nuestra época –y es esto, precisamente, lo que
cree–, debió decirlo francamente y demostrarlo con toda precisión y de forma detallada,
pero está claro que no fue capaz de proceder conforme a esta norma marxista.
Luego dice
nuestro articulista que no basta el surgimiento de una nueva época histórica
«para que automáticamente surja el conocimiento que le corresponda.» Pero
¿quién ha planteado jamás que el surgimiento de, por ejemplo, la época del
imperialismo y de la revolución proletaria, bastó para que surgiera
«automáticamente» el leninismo? De suyo se comprende que el surgimiento del
leninismo se debió a la creación teórica de Lenin en las nuevas condiciones
históricas, creación que, como es obvio, tuvo por base su participación en la
lucha de clase del proletariado. La afirmación de Lastra no pasa, pues, de ser
un sofisma con el que intenta escamotear las raíces históricas del leninismo.
De esta forma reniega el método de Stalin en el análisis del desarrollo del
marxismo.
También dice
Lastra que «la denominación de la doctrina» tiene que ver «con el tipo de conocimiento que se ha
producido en esa época determinada.» Pero ¿qué quiere decir con la frase «tipo de conocimiento»? Ciertamente la
frase es oscura y, de hecho, no dice nada. Pero inmediatamente después, agrega
que «esto lleva, inevitablemente, a ver la causa del salto de la teoría… no en un determinado lapso de tiempo, sino en
el contenido teórico de las soluciones a los nuevos problemas».(7) Y redondea
su idea diciendo que «no es el tiempo el que genera el conocimiento, sino la
práctica social.»
Como vemos,
Lastra utiliza el concepto de tiempo en su acepción general, en su acepción
física, lo que se revela de un modo indubitable en sus afirmaciones finales:
«tanto el tiempo como el espacio son formas fundamentales de la materia, pero
no explican el desarrollo de la materia»; «Tiempo y espacio reflejan solo la
forma en que se plasma el desarrollo en tanto son condicionantes, más no
determinantes.»
Es decir,
Lastra entiende nuestra época –y toda época histórica– como mera fluencia de
los años y los siglos, haciendo desaparecer, de esta forma, su contenido
concreto. Es decir, en último análisis, niega todo desarrollo histórico y, por
lo tanto, la historia misma.
Ciertamente
es la práctica social la que genera el conocimiento relativo a la sociedad,
pero, puesto que Lastra ha suprimido de su argumentación el contenido concreto
de nuestra época, su «práctica social» se revela como un concepto sin ninguna
determinación concreta, sin ningún referente, y, por lo tanto, como un concepto
vacío. Lo mismo hay que decir de sus frases «los nuevos problemas», «una
determinada realidad», «corroborado por la experiencia», «nuevo aporte».
Porque, ¿cuáles «nuevos problemas», cuál «determinada realidad», corroboración
de cuál «experiencia» y cuál «nuevo aporte» si, como hemos visto, nuestro «maoísta»
pretende que la época del imperialismo y de la revolución proletaria es nada
más que un «lapso de tiempo»?
Es un hecho,
pues, que, sorprendentemente, en el curso de sus estudios sobre el leninismo, a Lastra le quedara cada vez claro que nuestra época
histórica es un «lapso de tiempo» que, según se desprende de su argumentación,
se limita a reflejar «la forma en que
se plasma el desarrollo» del marxismo («de la materia», dice, o sea que, para
él, el marxismo no es una doctrina, ¡sino un algo material!), pues, según le
quedaba cada vez claro también, el tiempo, es decir nuestra época histórica (en
traducción nuestra), es condicionante pero no determinante de dicho desarrollo.
Este es el
materialismo de Lastra: el ser social (las condiciones concretas de nuestra
época), no determinan la conciencia
social (el desarrollo del marxismo en el caso que analizo), y, de esta forma
inverosímil, termina por escamotear las raíces históricas del leninismo y por
convertir el propio desarrollo del marxismo en algo completamente místico.
La verdad,
sin embargo, es que las condiciones concretas de nuestra época y, entre ellas,
la lucha de clase del proletariado, determinaron el desarrollo del marxismo, es
decir, el surgimiento del leninismo.(8)
En consecuencia,
la verdad, simple y sencilla, es que el leninismo es el marxismo de nuestra
época, justamente porque su contenido expresa el contenido fundamental y las
tendencias fundamentales del imperialismo y de la revolución proletaria, y esta
realidad no tiene absolutamente nada de mecanicismo; por el contrario, es
profundamente dialéctica, tal como lo explicó
Mao:
Stalin, al explicar
las raíces históricas del leninismo en su famosa obra “Los fundamentos del
leninismo”, analizó la situación internacional en que nació el leninismo,
analizó las distintas contradicciones del capitalismo, llegadas a su grado
extremo bajo las condiciones del imperialismo, y mostró cómo ellas hicieron de
la revolución proletaria una cuestión práctica inmediata y crearon condiciones
favorables para el asalto directo al capitalismo. Además, analizó por qué Rusia
fue la patria del leninismo, por qué la Rusia zarista constituía el punto de
convergencia de todas las contradicciones del imperialismo y por qué el
proletariado ruso se convirtió en la vanguardia del proletariado revolucionario
internacional. De esta manera, Stalin analizó lo universal de las
contradicciones del imperialismo, demostrando que el leninismo es el marxismo
de la época del imperialismo y de la revolución proletaria, y, al mismo tiempo,
analizó lo que de particular tenían estas contradicciones generales en el caso
del imperialismo de la Rusia zarista, explicando por qué Rusia llegó a ser la
cuna de la teoría y las tácticas de la revolución proletaria y cómo dicha
particularidad encerraba la universalidad de la contradicción. Este análisis de
Stalin nos ofrece un modelo para comprender la particularidad y la
universalidad de la contradicción y su interconexión.(9)
Ahora bien, está
fuera de discusión que la época del imperialismo y de la revolución proletaria
está vigente, por lo que cae de su peso algo que es necesario repetir: el
pensamiento de Mao es un desarrollo directo del leninismo.
En
conclusión: 1) Lastra reniega el método de Stalin en el análisis del desarrollo
del marxismo; 2) no ha sido capaz de plantear ni siquiera medianamente bien la
cuestión del leninismo; 3) sus argumentos, analizados aquí, son una sarta de
disparates; 4) por lo tanto, su
«marxismo-leninismo-maoísmo» no tiene ningún asidero.
II
En el artículo «¿Reafirmación o reformulación de la Base de Unidad Ideológica?», circulado al mismo tiempo que el artículo que acabamos de analizar en su contenido central, Lastra sostiene lo siguiente: «Nuestra base doctrinal es el marxismo-leninismo, que al mismo tiempo, defiende los aportes de Engels, Stalin y Mao».(10) En el mismo lugar, puede leerse también que se propone «reformular la Base de Unidad Partidaria». Esto quiere decir que el artículo «El marxismo y su desarrollo» (título copiado de un artículo de Ramón García, dicho sea de paso) representa la posición personal de Lastra, quien, se sobreentiende, de esa forma está tratando de imponer su «marxismo-leninismo-maoísmo» como nueva base ideológica de su grupo.(11)
La lucha por la Reconstitución del Partido de Mariátegui implica la adhesión de la militancia al marxismo-leninismo, es decir, a la doctrina de Marx, Engels, Lenin, Stalin, Mao. Este es el contenido ideológico de la Reconstitución y, por lo tanto, la base de la unidad doctrinal del Partido: se unen los elementos doctrinariamente homogéneos, no los heterogéneos y, como es obvio, aquí no caben el eclecticismo ni el conciliacionismo, menos todavía la capitulación.
Así, pues, es deber de los marxista-leninistas deslindar con el rebajamiento del leninismo a simple «etapa del marxismo» y con la consiguiente caricaturización del pensamiento de Mao.
Para concluir: no sé si otros autores lo hagan, pero yo no pienso reclamar derecho de autor sobre algunas cuestiones que Lastra afirma en su documento, aunque no puedo dejar de llamar la atención sobre su irresistible inclinación a copiar de aquí y de allá, haciendo de todo un indigesto menjunje.
Notas
[1] Quienquiera que lea con un poco de atención dicho libro, tiene que percatarse de que en sus páginas Mariátegui sustentó su adhesión al marxismo-leninismo.
[2] Ideología y política, p. 160.
[3] Sobre la caricatura del marxismo y el «economismo imperialista», en Obras escogidas en doce tomos, t. VI, Editorial Progreso, Moscú, 1976, p. 69.
[4] Cuestiones del leninismo, Ediciones en
Lenguas Extranjeras, Pekín, 1977, p. 3.
[5] Con
el término etapa (así como con los
términos estadio y período, utilizados igualmente en el
numeral 4 de «Principios programáticos del Partido Socialista), Mariátegui se
refirió a nuestra época histórica. Esto es indiscutible
[6] Materialismo y empiriocriticismo, prólogo
a la primera edición, Editorial Progreso, Moscú, s.f., p. 14; cursivas mías.
[7] Aquí
también es menester preguntar: ¿quién ha planteado nunca que «la causa del
salto de la teoría» es «un determinado lapso de tiempo»? Pero lo que hay que
remarcar, es que Lastra cree –fíjese el lector– que «la causa» del desarrollo
del marxismo, es «el contenido teórico de las soluciones a los nuevos
problemas». Por cierto, esto es una enormidad, pues dicho «contenido teórico»
es, precisamente, el propio desarrollo del marxismo. Esta enormidad está en
evidente contradicción con lo que sigue inmediatamente en el texto de Lastra:
que es «la práctica social» la que «genera el conocimiento». Esta contradicción
demuestra, pues, que nuestro «maoísta» dice y se desdice, es decir, que tiene
un embrollo en la cabeza.
[8] La lucha de clase
del proletariado («práctica social» en el artículo de Lastra), es, ella misma,
parte constitutiva de nuestra época, siendo, precisamente, uno de sus
contenidos fundamentales: ¿acaso nuestra época no es, al mismo tiempo que la
del imperialismo, la de la revolución proletaria?
[9] Obras escogidas, t. I, ELE, Pekín,
1972, p. 352.
[10] La citada expresión revela que Lastra entiende los términos marxismo y leninismo con un alcance restrictivo, es decir, únicamente como el pensamiento de Marx y de Lenin, respectivamente. Por eso se ve precisado a indicar que el término compuesto marxismo-leninismo, «al mismo tiempo, defiende los aportes de Engels, Stalin y Mao». ¿Defiende? ¿No es más bien que comprende?
[11] Durante un tiempo Lastra apareció como cabeza del grupo aludido al principio del presente artículo, pues en 2010 una cierta cantidad de activistas apoyamos que asumiera esa condición, no porque consideráramos que reúne las cualidades necesarias para ejercerla solventemente, sino porque, no obstante que entre los compañeros que activaban en el territorio nacional había algunos con mayor nivel que él, ninguno tenía la voluntad política para asumir la aludida responsabilidad. Lastra sí la tenía y, por eso, no tuvimos más remedio que apoyarlo. Nuestra idea era que cumpliese con organizar el grupo y diese los primeros pasos; después el colectivo tendría que considerar qué compañero podía asumir con mayor solvencia las tareas acordadas. Pero, tan pronto regresó al país de su breve estadía en Bolivia –y aprovechándose de nuestra ausencia en el Perú–, Lastra cometió la deslealtad de pisotear los acuerdos, de hacer a un lado ciertas propuestas nuestras, de ocultar documentación, de escamotear todo debate verdadero y de marginar al COMITÉ DE RECONSTITUCIÓN JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI. Así quedó truncado el proyecto, y así Lastra se perpetuó como cabeza, aunque a partir de entonces solo de sus desprevenidos allegados. No obstante esta situación, planteamos en forma reservada una crítica inicial a su descarrío y, luego, esperamos durante más de tres años que corrigiera sus errores y sus prácticas reñidas con el marxismo a efecto de restablecer la unidad, pero los hechos demostraban cada vez que se hundía más y más en el eclecticismo, el conciliacionismo, el derechismo. Puesto que, con la rapidez de un rayo, nuestro escisionista hizo a un lado el proyecto acordado e implementó el suyo propio, es un hecho que su viaje a Bolivia para entrevistarse con nosotros solo tuvo por propósito utilizar el manto de nuestro respaldo a fin de autorizarse ante los ojos de quienes estaban por organizarse.
02.07.2014.
La Reconstitución del Partido y el Pensamiento
de Mariátegui
E. I.
Planteamiento de la cuestión. En «Lineamientos programáticos del Partido Socialista», José Carlos
Mariátegui señaló:
El Partido
Socialista del Perú es la vanguardia del proletariado, la fuerza política que
asume la tarea de su orientación y dirección en la lucha por la realización de
sus ideales de clase.(1)
Es decir, la Constitución del
Partido tuvo como objetivo el único que podía tener: Organizar la Revolución.
La VI Conferencia
Nacional (1969), acordó la tarea de la Reconstitución del Partido. De suyo se
comprende que, como la Constitución, la Reconstitución tiene también como
objetivo el único que puede tener: Organizar la Revolución.
Pero, si en el
proceso de la Constitución había que adherir al marxismo-leninismo entendido
como la doctrina de Marx, Engels, Lenin, Stalin, como la base de unidad
doctrinal del Partido (Defensa del marxismo, etc.); construir la teoría de
la realidad peruana (7 Ensayos,
etc.); construir la teoría de nuestra revolución (Ideología y política, etc.); establecer una concepción del PSP y de
la militancia (documentos partidarios, carta a César Vallejo del 14 de octubre
de 1929, Invitación a la vida heroica,
etc.); ahora, en el proceso de la Reconstitución, hay que adherir al
marxismo-leninismo entendido como la doctrina de Marx, Engels, Lenin, Stalin,
Mao; desarrollar la teoría de Mariátegui de la realidad peruana; desarrollar su
teoría de nuestra revolución; desarrollar su concepción del partido del
proletariado nacional.
Es necesario
subrayar que la Reconstitución solo puede llevarse exitosamente a su
culminación sobre la base de la unidad partidaria: marxismo-leninismo, Camino
de Mariátegui, línea política general.
Pero hay que
destacar que la piedra angular de la Reconstitución es el pensamiento de
Mariátegui. Sin pensamiento de Mariátegui,
no hay Reconstitución.
Y, exactamente
como en la Constitución, los cuatro aspectos de la Reconstitución forman un
todo único, un sistema, una unidad indisoluble. Bastaría que faltase uno solo
de dichos aspectos, para que se consumara un apartamiento del pensamiento de
Mariátegui, un apartamiento de la Reconstitución.
Pues bien, en el
presente artículo nos limitaremos a analizar las posiciones de Jaime Lastra con
respecto a las de José Carlos Mariátegui en punto a los cuatro planos de la
Reconstitución.
En lo ideológico. En «Principios programáticos del Partido
Socialista», Mariátegui dejó sentado:
El
marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y
de los monopolios. El Partido Socialista del Perú, lo adopta como su método de
lucha.(2)
No se necesita ser especialmente
perspicaz para darse cuenta de que con esta definición del marxismo-leninismo,
Mariátegui dejó en claro que comprendió el leninismo como el marxismo de
nuestra época.
Pero, como se ha
visto en otro lugar, Lastra se opone, furtivamente, a la comprensión
mariateguiana del leninismo como el marxismo de nuestra época. Furtivamente
quiere decir aquí que, en lugar de cuestionar francamente la mencionada
comprensión mariateguiana, Lastra ha procedido con rodeos, divagaciones,
ambigüedades y sofismas a efecto de levantar un pretendido «marxismo-leninismo-maoísmo».
Y, con esa pretensión, sustentada, por lo demás, de una
manera antimarxista, obviamente no hay
ni puede haber Reconstitución.
En lo teórico. En este período donde la tarea
central del proletariado peruano es la reconstitución del Partido de
Mariátegui, es cuestión fundamental no solo defender el pensamiento
mariateguiano, sino desarrollarlo.
Pero en décadas, Lastra no ha sido capaz de dar un solo paso adelante en
cualquiera de los aspectos que conforman dicho pensamiento. Peor aún, lo
tergiversa inescrupulosamente.
Y, con esa insolvencia y esa tergiversación, obviamente
no hay ni puede haber Reconstitución.
En lo político. Mariátegui señaló:
En virtud de una
orden del día de Serrati, el partido declaró su adhesión a la Internacional de
Moscú y, en consideración al programa de Génova superado por los
acontecimientos y por las condiciones internacionales creadas por la guerra,
introdujo en él varias reformas. Conforme a estas reformas, el partido
conceptúa que los instrumentos de
dominación del estado burgués no pueden en ninguna forma transformarse en
órganos de liberación del proletariado. Que
a ellos deben ser opuestos nuevos órganos
proletarios -consejos de obreros, de campesinos, etc.-, que, funcionando
por ahora bajo la dominación burguesa como instrumentos de lucha, serán mañana
los órganos de transformación social y económica del orden de cosas comunista.
Que el régimen transitorio de la dictadura del proletariado debe marcar el paso
del poder de la burguesía a los trabajadores.(3)
También señaló:
Turati y su
fracción observan que dos son las concepciones socialistas de la actualidad,
basadas naturalmente en una diversa apreciación del instante histórico. La
primera es la concepción maximalista de que frente a la crisis burguesa, la
acción socialista debe ser exclusivamente insurreccional y revolucionaria. Y la
segunda es la concepción evolucionista de que la acción socialista debe ser
constructiva y no debe despreocuparse de los problemas de la crisis sino, más
bien, trabajar porque aboquen a soluciones socialistas o semisocialistas. En suma, que el socialismo debe
preparar dentro de la sociedad actual las bases de la sociedad futura.(4)
Por eso, precisó en otro lugar:
… la praxis
marxista… propone precisamente la conquista del poder político como base de la
socialización de la riqueza.(5)
Pero, como es de conocimiento
general, seguidistamente Lastra ha asumido la táctica reformista de
reestructurar el Estado burgués en sus bases municipales que propone el grupo
liquidacionista que encabeza Ramón García. Y esta táctica reformista es, huelga
decirlo, opuesta a la táctica mariateguiana.
Mariátegui sostuvo:
Sin prescindir
del empleo de ningún elemento de agitación anti-imperialista, ni de ningún
medio de movilización de los sectores sociales que eventualmente pueden
concurrir a esta lucha, nuestra misión es explicar y demostrar a las masas que
sólo la revolución socialista opondrá al avance del imperialismo una valla
definitiva y verdadera. (…) La pequeña burguesía, sin exceptuar a la más
demagógica, si atenúa en la práctica sus impulsos más marcadamente
nacionalistas, puede llegar a la misma estrecha alianza con el capitalismo
imperialista. El capital financiero se sentirá más seguro, si el poder está en
manos de una clase social más numerosa, que satisfaciendo ciertas
reivindicaciones apremiosas y estorbando la orientación clasista de las masas,
está en mejores condiciones que la vieja y odiada clase feudal de defender y
los intereses del capitalismo, de ser su custodio y su ujier. (…) En
conclusión, somos anti-imperialistas porque somos marxistas, porque somos
revolucionarios, porque oponemos al capitalismo el socialismo como sistema
antagónico, llamado a sucederlo, porque en la lucha contra los imperialismos
extranjeros cumplimos nuestros deberes de solidaridad con las masas revolucionarias
de Europa.(6)
Pero Lastra terminó convirtiendo Pizarra Socialista, revista que dirigía,
prácticamente en tribuna de la «revolución bolivariana» y de la «revolución
ciudadana». Y, esto, a título de «frente único».
Mariátegui
subrayó:
El frente único
no anula la personalidad, no anula la filiación de ninguno de los que lo
componen. No significa la confusión ni la amalgama de todas las doctrinas en
una doctrina única. (…) Preconizar el frente único no es, pues, preconizar el
confusionismo ideológico. Dentro del frente único cada cual debe conservar su
propia filiación y su propio ideario. Cada cual debe trabajar por su propio
credo. (…) Formar un frente único es tener una actitud solidaria ante un
problema concreto, ante una necesidad urgente. No es renunciar a la doctrina
que cada uno sirve ni a la posición que cada uno ocupa en la vanguardia.(7)
Pero Lastra confunde frente unido
con amalgama doctrinal y, de este modo, ha anulado la filiación que parecía
tener su grupo. Por eso hemos sostenido en otro lugar que lo que se constata en
la mencionada revista es la abdicación de su grupo a favor de concepciones no proletarias. Prueba nuestro aserto el
siguiente hecho: un activista de su grupo ha sostenido en las aludidas páginas
que «los logros alcanzados por el proceso bolivariano [alienta] un camino de
mayor profundización para la revolución».(8) Si se tiene en cuenta que el mismo
activista dice en el mismo artículo que la nacionalización de la industria
petrolera por el gobierno venezolano fue una política «nacionalista
revolucionaria»;(9) que «El índice de la desigualdad social en Venezuela» es de
«0,468, según medición de INE»;(10) que allí «el desempleo se redujo al 6,2%»;(11)
que «Respecto a los indicadores sociales, tenemos la erradicación del
analfabetismo, la reducción de la tasa de mortandad infantil y un nivel de
calidad educativa solo superada por Cuba»;(12) que países como Brasil, Ecuador,
Venezuela, etcétera, están logrando «emanciparse de su dependencia económica»;(13
) cualquier marxista puede darse cuenta de qué entiende por revolución este
otro «maoísta», cómo ha bastardeado el concepto de revolución y cómo a procesos
reformistas los embellece con el rótulo de revolución, creando así confusión
entre los lectores. Esta abdicación ideológica prueba, pues, la desviación de
derecha que ha sentado sus reales en el grupo de Lastra.
En conclusión,
Lastra –y con él los activistas de su grupo– han renunciado a la independencia
ideológica y política del proletariado que alegan representar.
Y, con esa táctica reformista, esa concepción del frente
unido como amalgama ideológica y esa renuncia a la independencia de clase del
proletariado, obviamente no hay ni puede haber Reconstitución.
En lo orgánico. En la
moción redactada por Mariátegui y aprobada por la reunión del 4 de marzo de
1930 del CC del PSP, se lee esta precisión:
El P.S. es un
partido de clase.(14)
El carácter de clase del PSP estaba
determinado por su adhesión al marxismo-leninismo, adhesión que se expresa en
la Creación Heroica de Mariátegui. La teoría mariateguiana de la realidad y la
revolución peruanas, por una parte y, por otra, la lucha del fundador del PSP
contra el dogmatismo, el revisionismo y, en general, contra todas las
concepciones ideológicas, políticas y orgánicas no proletarias, son pruebas fehacientes de dicha adhesión.
Pero, ocurre que
Lastra no ha contribuido absolutamente con la teoría mariateguiana de la
realidad y la revolución peruanas, por una parte y, por otra, no desarrolla
ninguna lucha consistente contra el dogmatismo ni el revisionismo y hasta
continúa haciendo de furgón de cola de este último en sus versiones de
«izquierda» (Abimael Guzmán) y de derecha (Ramón García), y, en general, no
solo que tampoco desarrolla ninguna crítica a las concepciones ideológicas,
políticas y orgánicas no proletarias, sino que incluso las publicita.
Así, pues, su
proclamado «marxismo-leninismo maoísmo» es nada más que una tapadera de su
desviación de derecha.
¿Qué tipo de
organización puede llegar a ser la de Lastra si alcanza a imponer a sus
dirigidos su falso «marxismo-leninismo-maoísmo» y su verdadero oportunismo de
derecha?
Que el partido es
la materialización de la doctrina quiere decir que sus militantes son la
encarnación de la doctrina. Pero, como se ha visto, Lastra no es precisamente
la encarnación de la doctrina, sino de una desviación de derecha.
Por
eso, cualquier marxista tiene que percatarse de que el proyecto partidario de
Lastra no tiene nada que ver con la Creación Heroica de Mariátegui.
Y, así, obviamente, no hay ni puede haber
Reconstitución.
Notas
[1] Ideología y política, p. 162.
[2] Ob. cit., p. 160.
[3] Cartas de Italia, pp.71-72; cursivas mías.
[4] Ob. cit., p. 189; cursivas mías.
[5] Defensa del marxismo, p. 26.
[6] Ideología y política, pp. 91-95.
[7] Ob. cit., pp. 108-109.
[8] Pizarra Socialista, nº 2, p. 25.
[9] Lugar citado, p. 24.
[10] Ibídem.
[11] Ibid.
[12] Ibid.
[13] Ibid.
[14] Martínez de la Torre, Ricardo, Apuntes para una interpretación marxista de
historia social del Perú, t. II, p. 487.
10.10.2014.
Contra el Copismo Confusionista
E.I.
Es de conocimiento general que Jaime Lastra es un copista de siete suelas, es decir que, sin ningún escrúpulo, sin la más mínima vergüenza, copia ideas de aquí y de allá.
En ocasión de su ruptura con nuestras posiciones a efecto de levantar tienda propia, tituló a su grupo Creación Heroica y, después, con el mismo nombre, al blog que publica hasta hoy.
Todo el mundo sabe que nuestro blog lleva el nombre de Creación Heroica desde el año 2010, y que este solo hecho bastaba para que cualquier grupo con personalidad, con autoestima, que tuviera la iniciativa de crear un blog, hubiera tenido que evitar el nombre de nuestro blog.
Pero Lastra no buscó otro nombre. Aquí se constata no solo su irrefrenable propensión a copiar (lo que en el caso de que tratamos muestra su falta de creatividad), sino también su propósito de confundir al público lector (lo que da cuenta de su mala intención).
Cuando Lenin publicó Iskra, a ningún grupo de los que existían entonces en la Rusia de principios del siglo XX (y había un montón), se le ocurrió titular a su periódico con el mismo nombre del de Lenin. Los oportunistas eran pues tales, pero por lo menos no eran copistas.
En cambio, sin ningún escrúpulo, sin la más mínima vergüenza, Lastra tituló Creación Heroica a su blog. Este hecho prueba que, además de ser un comprobado oportunista (Lastra fue, hasta hace un tiempo, cabeza de una desviación de derecha y, actualmente, es una de las cabezas de una de las dos tendencias del liquidacionismo de derecha) es, además, comprobadamente, un copista impenitente.
Del revisionismo de “izquierda” encabezado por Abimael Guzmán, Lastra ha copiado un “marxismo-leninismo-maoismo” que en ningún lugar del mundo tiene una fundamentación científica y que, en Lastra, tiene una deplorable fundamentación, refutada oportunamente, desde luego (ver el artículo “La reconstitución del partido de Mariátegui y la verdad universal del proletariado”, publicado en la edición de setiembre del blog Creación Heroica, no en la copia, no en el espurio, sino en el blog nuestro, en el original, en el auténtico, en cuyas páginas se ha centralizado la lucha por la defensa de la Creación Heroica de Mariátegui y actualizado algunas importantes cuestiones de la misma). Del liquidacionismo de derecha de Ramón García, ha copiado la posición reformista de reestructurar las bases municipales del Estado burgués, la adhesión a la democracia participativa, sus métodos criollos y, ahora, está claro como el agua que también el proyecto de un partido-amalgama (aunque en su caso sin abandonar la palabra Reconstitución como cubierta, o sea, tal como procedió durante muchos años el grupo liquidacionista que encabeza García) (ver los artículos “La reconstitución y la política concreta I” y “La reconstitución y la política concreta II”, en la edición de octubre de Creación Heroica, y los artículos “La reconstitución y la política concreta III” y “La reconstitución y el trabajo orgánico”, publicados en la edición de noviembre de Creación Heroica). Del grupo desprendido del PCP-Unidad ha copiado el apoyo incondicional a gobiernos como el de Venezuela y, en su momento, el de Correa en Ecuador, etcétera. De nosotros también ha copiado algunas cosas, pero no las señalamos por no parecer que alardeamos.
Y, como es claro, de todo ello (que apenas es un recuento apretado), Lastra ha hecho un menjunje indigesto que, para peor, se han tragado algunos activistas que así han puesto en evidencia una cierta insolvencia teórica o una conmovedora ingenuidad política.
Una vez le dijimos a Lastra que había copiado el nombre
de nuestro blog, pero no fue capaz de entender el mensaje. Ahora renovamos
nuestra protesta –completamente legítima– y le decimos que su política de
tratar de confundir al público lector es una actitud profundamente oportunista,
que expresa, en un plano simbólico, su política de infiltrarse en
organizaciones para “sacar algunos elementos”, entrismo que también hemos
criticado oportunamente. Lo que tendría que hacer Lastra es, pues, cambiarle el
nombre a su blog y pedirles disculpas a los lectores por haberle puesto a su
blog un nombre que es una copia. Pero, claro, pedirle que le cambie el nombre a
su blog, es como pedirle peras al olmo. SIN EMBARGO, ES ESO JUSTAMENTE LO QUE
TENDRÍA QUE HACER SI LE QUEDA TODAVÍA UN POCO DE MORAL Y OTRO POCO DE RESPETO
POR EL PÚBLICO LECTOR.
26.11.2024.
Amiguismo no es Marxismo
Eduardo Ibarra
Daniel Chumpitaz ha publicado una frase con la que pretende limpiarle la cara a Jaime Lastra. He aquí la frase:
Hay que revisar el tema de quienes (sic) son "los amigos del pueblo y quienes son los enemigos", eso orientara (sic) mejor el trato o tipo de relaciones que se deben establecer entre las partes del movimiento popular.
De esta forma ubica el problema de Lastra en el marco del pueblo en general, cuando en realidad está ubicado en el concreto marco de la lucha del proletariado por reconstituir su partido. Esta primera constatación da cuenta ya del despiste de Chumpitaz, pues sugiere que Lastra es un “amigo del pueblo”. Veamos, pues, si esto es cierto.
Lenin señaló:
… las desviaciones del marxismo las engendra la “contrarrevolución burguesa”, las engendra “la influencia burguesa.”(2)
Es reconocido el hecho de que la burguesía procura siempre liquidar el partido proletario, y que, para ello, difunde y apoya todas las ideas orientadas a conseguir dicho objetivo. En el Perú, específicamente, esto se observa no solo en el cuestionamiento del marxismo-leninismo, sino particularmente en el intento de desguazar los Fundamentos del partido del proletariado peruano elaborados por Mariátegui.
La influencia de las ideas burguesas entre las clases trabajadoras se realiza a través de los individuos ideológicamente más débiles, que, en el caso concreto de que tratamos, han terminado sosteniendo posiciones contrarias a la verdad universal y a la Creación Heroica de Mariátegui. Es el caso de los liquidadores: utilizando un lenguaje engañosamente marxista, introducen entre las clases trabajadoras las ideas del liberalismo burgués. Desde hace tiempo, la principal de estas ideas es aquella que niega el partido de clase y propone suplantarlo por un partido-amalgama. Esta idea no es presentada, desde luego, explícitamente, sino por medio de rodeos: Ramón García lo hace a partir de una flagrante tergiversación de la verdad histórica del PSP; Lastra lo hace implementando una política de paz con todas las desviaciones del marxismo, que, si se mira bien, es una burda versión de la idea de García según la cual las diversas corrientes oportunistas en la escena nacional son apenas distintas “escuelas del marxismo”. Así, pues, la propuesta de un partido-amalgama tiene el objetivo contrarrevolucionario de liquidar el partido de clase.
Es liberalismo burgués decir que
… no es Malo ser “marxista”, “marxista-leninista”, “marxista-leninista-maoísta”; tampoco lo es ser “guevarista”, “mariateguista”, “trotskista”, “fidelista”, etc.(3)
También es liberalismo burgués compartir con el oportunismo de todo pelo “la misma doctrina” y construir con él “un proyecto común”.(4)
Estas ideas liberal-burguesas sostenidas por Lastra lo llevaron finalmente a promover, en setiembre del año pasado, la constitución de “un núcleo de dirección” con la participación de los liquidadores encabezados por García a efecto de “impulsar la reconstitución”.(5)
Es decir, Lastra no pudo evitar poner al desnudo él mismo, con aquello de “un núcleo de dirección”, su oportunista propósito de liquidar el partido de clase suplantándolo por un partido-amalgama.
En la Rusia zarista el liquidacionismo tuvo como esencia la negación del partido clandestino. Lenin señaló al respecto:
Su esencia consiste en renegar de la “ilegalidad”, en liquidarla, en sustituirla por una asociación informe en el marco de la legalidad.(6)
Y agregó:
El liquidacionismo no es solamente la liquidación (es decir, la disolución, la destrucción) del viejo Partido de la clase obrera; es también la destrucción de la independencia de clase del proletariado, la corrupción de su conciencia por las ideas burguesas.(7)
Precisamente en el Perú la esencia del liquidacionismo es la destrucción de la independencia de clase del proletariado, ligada, claro está, a la corrupción de su conciencia por las ideas burguesas y, por lo tanto, como la sustitución del partido de clase por una asociación informe, por un partido doctrinariamente heterogéneo, por un partido-amalgama como el que pretenden García y Lastra.
En el discurso, en la retórica, en la demagogia, Lastra se presenta a sí mismo como partidario del partido de clase, pero en la práctica, en los hechos, en lo que hace, promueve un partido-amalgama. Esta verdad es evidente, más que en ningún otro caso, en su propuesta de setiembre del año pasado, y quien no sea capaz de captarla, estaría revelando una conmovedora incapacidad intelectual o, en su defecto, un vergonzoso servilismo. Como no es difícil comprender, en la aludida propuesta no hay nada de partido de clase, y sí, en cambio, la apuesta por un partido-amalgama.
Veamos algo más. También los liquidadores encabezados por García pretendían que no planteaban un partido-amalgama, sino un partido de clase. Así por ejemplo, en una carta abierta dirigida a César Risso y al suscrito, Manuel Velásquez pretendió engatusar a los lectores con estas palabras:
La idea de realizar un seminario… tiene como objetivo … la constitución [de un] partido de clase.(9)
Pero el intento del grupo de Velásquez por fusionarse con el PCP-Unidad, es la prueba más indiscutible de que su afirmación citada es una falsedad absoluta.
Así también, el intento de Lastra por amalgamar a marxista-leninistas y a liquidadores en “un núcleo de dirección”, es la prueba más irrefutable de su negación del partido de clase.
Lenin señaló:
… el
liquidacionismo es una desviación “peligrosa” del marxismo, una desviación
contra la cual es necesario luchar, que refleja “la influencia burguesa en el
proletariado”.(10)
[El
liquidacionismo es] una desviación burguesa del camino del proletariado,
peligrosa y mortal para la clase obrera. Solo los enemigos de la clase obrera
pueden ocultar o soslayar esta apreciación hecha por el Partido.(11)
Los liquidadores son unos intelectuales
pequeño burgueses, enviados por la burguesía a introducir la corrupción liberal
en los medios obreros. Los liquidadores son traidores al marxismo y traidores a
la democracia.(12)
Es claro que el Partido no puede existir sin luchar con todas sus fuerzas contra los destructores del Partido.(13)
El proletariado es la clase-dirigente de todas las clases que componen el pueblo. Si alguien busca la manera de liquidar el partido de clase del proletariado suplantándolo con un partido-amalgama, lo que estaría haciendo es desarmar a la clase-dirigente y, por consiguiente, más allá de cualquier palabrería encubridora y de toda práctica alborotada, estaría revelándose como enemigo del pueblo. En consecuencia, dado su intento de dar curso a un partido-amalgama, es decir, de desarmar al proletariado, de desarmar a la clase-dirigente, Lastra no es ni puede ser un “amigo del pueblo”, como ingenua o tramposamente sugiere Chumpitaz.
En la afirmación que comentamos en el presente artículo,
Chumpitaz dice, como hemos visto, que “el tema” de quiénes son los amigos del
pueblo y quiénes sus enemigos, “orientara mejor el trato o tipo de relaciones
que se deben establecer entre las partes del movimiento popular”. Parece ser
pues que ha pretendido limpiarle la cara a Lastra por “el trato” (la crítica)
que hemos planteado a este personaje en nuestro artículo “El liquidacionismo de
Jaime Lastra y la reconstitución del partido de Mariátegui”. Pero ese artículo
es el resultado de que, lejos del estilo filisteo de los partidos burgueses,(14)
procedimos a mirar cara a cara los hechos, a llamar a las cosas por sus nombres
y a decirles la verdad a los trabajadores. Sin embargo, hundido hasta las
narices en ese estilo de los partidos burgueses, Chumpitaz pretende encubrir la
condición oportunista de Lastra. Hay, pues, que preguntarle al encubridor: ¿por
qué no saltó la vez (que no fue la primera) en que Lastra nos “trató” con las siguientes
injurias?:
“egotista”, “jactancioso”, “obtuso”, “¡Puf!”, “cháchara jactanciosa”
Además, Chumpitaz ha guardado siempre sepulcral silencio ante numerosas expresiones del oportunismo de Lastra. Así por ejemplo (y nos referiremos solamente a los casos más saltantes), la vez que “el no sectario” Lastra marginó, por iniciativa propia, al Comité de Reconstitución José Carlos Mariátegui del proceso de organización del grupo, calló en siete idiomas. Las veces en que Lastra dio vergonzosas muestras de apuntalar los eventos del grupo liquidacionista encabezado por Ramón García (y fueron muchas a lo largo de ocho años), Chumpitaz nunca dijo nada. Tampoco dijo nada cuando Lastra resolvió copiar el nombre de nuestro blog para meter confusión entre el público lector (ni siquiera cuando publicamos un artículo donde, con toda razón, denunciamos esa cuña metida en nuestra labor de propaganda). Y menos todavía dijo algo cuando propuso abiertamente un partido-amalgama con aquello de amalgamar en “un núcleo de dirección” posiciones ideológicamente antagónicas (no obstante que dicha propuesta significó la inocultable caída de Lastra en el liquidacionismo de derecha).(15)
Recordemos, finalmente, que, ya en 2013-14, Chumpitaz se confabuló con Lastra en la censura a nuestro libro El partido de masas y de ideas de José Carlos Mariátegui que, en consecuencia, no pudo salir en la fecha programada sino dos años después, en 2016.
Así, pues, la frase examinada aquí revela que Chumpitaz pone el amiguismo (forma degenerada de la amistad) por encima del marxismo.
Notas
[1]
El lector puede ver la “Nota del Autor” en el
mencionado libro.
[2] Contra el revisionismo,
recopilación, Editorial Progreso, Moscú, s.f., p. 148.
[3] Artículo de Lastra fechado el 10 de
octubre de 2011 y publicado en el blog Camino
Socialista dos días después.
[4]
¿Cuál es esa “misma doctrina” que Lastra comparte con las desviaciones del
marxismo? Pues el marxismo a secas de los liquidadores encabezados por García,
el falso “marxismo-leninismo” de los revisionistas jruschoviano-brezhnevianos
(mantenido por el grupo con el que Lastra compartió páginas en Pizarra Socialista), el
“marxismo-leninismo-maoísmo” de lo que fue el PCP-SL, el trotskismo, el
guevarismo, el fidelismo, etc. Todo junto, pues. No cabe duda: quien se adhiera
a este disparate de Lastra, es, exactamente como él, una ensalada ideológica.
[5]
Ver el “Pronunciamiento” del Comité de Reconstitución José Carlos Mariátegui,
publicado en la edición de octubre pasado en CREACIÓN HEROICA. El temario,
propuesto por Lastra para ser desarrollado en una “escuela” denuncia que la
intención era “impulsar la reconstitución” (así entre comillas, por supuesto): 1) la coyuntura política y la necesidad histórica del partido del
proletariado; 2) el proceso de reconstitución del Partido Socialista fundado
por Mariátegui; y, 3) situación actual de la reconstitución. ¿No es una muestra
de necedad haber pretendido formar “un núcleo de dirección” con la participación
de marxista-leninistas y liquidadores como García y Lastra mismo? No cabe duda:
Lastra cree que somos obtusos, pero se ha equivocado profundamente. Por otro
lado, es necesario puntualizar que, por cuanto su propuesta no prosperó (dada
la no participación de García y de nosotros), no pudo alcanzar su objetivo de
constituir “un núcleo de dirección” y, por lo tanto, sus “conferencias” fueron
un fracaso, resultado que no es posible negar con un poco de patética retórica.
[6] Contra el revisionismo,
p. 144.
[7] Ob. cit.,
pp. 144-45.
[8]
La creación heroica de José Carlos
Mariátegui, Editora Perú Nuevo, Lima, 2008, p. 22.
[9]
Ver la nota 7 del capítulo VI de nuestro libro El partido de masas y de ideas de José Carlos Mariátegui.
[10]
En un artículo muy mal escrito, publicado en el número 34 de la espuria
Creación Heroica, Lastra, oculto bajo la firma del “Comité Creación Heroica”,
pretende ahora falsear los hechos pasados y presentes para que los lectores no
puedan captar su liquidacionismo. En setiembre del año pasado, el COMITÉ DE
RECONSTITUCIÓN JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI no recibió ninguna “invitación” para que
el autor de este artículo se limitara a exponer un tema en una “conferencia”.
La verdad de las cosas es que lo que recibió como mensaje nuestro compañero César
Risso, fue el propósito de Lastra de constituir “un núcleo de dirección” con su
propia participación y la del liquidador Ramón García, es decir, de fusionarnos
(en un grado inicial) con el liquidacionismo, poniendo así en evidencia su
apuesta por un partido-amalgama y, por lo tanto, por la supresión del partido
de clase. Este es el fondo de la cuestión, y es esto, precisamente, lo que, con
un galimatías diversivo, Lastra intenta ahora ocultar. Pero esta actitud prueba,
una vez más, que la mentira sigue siendo una de las expresiones frecuentes de
su fisonomía mental.
[10]
Contra el revisionismo, p. 148.
[11]
Ob. cit., p. 149.
[12]
Ob. cit., p. 156.
[13]
Ob. cit., p. 156.
[14]
Ver Mao, Obras escogidas, t. III, p.
41.
[15]
La única vez que Chumpitaz procedió como marxista con respecto a Lastra, fue
cuando se opuso a su oportunista propuesta de hacer participar en la
presentación de nuestro libro El pez
fuera del agua al liquidador Gustavo Pérez, quien no hacía mucho había puesto
de manifiesto su extrema hostilidad contra el autor del mencionado libro y
contra el propio libro.
23.02.2025.
El Desmonte de dos Calumnias
(Primera Parte)
Eduardo Ibarra
En la reunión realizada en noviembre del año próximo pasado, reunión promovida por el grupo de Jaime Lastra, sorpresivamente dos participantes lanzaron sendas calumnias contra el autor de estas líneas. Analicemos, pues, cada una de ellas.
I
Jorge Salgado afirmó que “Eduardo Ibarra quiere que la reconstitución se realice alrededor de su persona y de sus ideas.” Palabras más, palabras menos, la cuestión es que con su arbitraria afirmación Salgado apunta a corroer, socavar, descalificar la lucha del COMITÉ DE RECONSTITUCIÓN JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI (CRJCM) por llevar adelante la Reconstitución.
Pero ocurre que hace más de un año, en una reunión de estudio y debate del blog Creación Heroica, hicimos saber nuestra decisión de no ocupar ningún cargo en cualquier instancia orgánica de dirección que pudiera constituirse con anterioridad al Congreso Reconstituyente del Partido, así como tampoco en el Comité Central a elegirse en el mismo. Entonces Salgado participaba todavía de las aludidas reuniones y, por eso, llama la atención su irresponsable afirmación que, por no ajustarse a los hechos, se revela como simple calumnia. Después de conocer la misma hace más de dos meses, ratificamos nuestra decisión ante el colectivo del mencionado blog. En consecuencia, la primera parte de la calumnia de Salgado queda sepultada.
Veamos ahora la segunda parte. En principio, la Reconstitución tiene que hacerse, necesariamente, sobre la base de determinadas ideas, de determinada teoría y, puesto que de lo que se trata es de reconstituir el partido de Mariátegui, cae de su peso que tiene que hacerse sobre la base de los Fundamentos Ideológicos, Teóricos, Políticos y Orgánicos con que Mariátegui dotó al PSP. Para mayor detalle sobre el tema, el lector puede consultar los capítulos IV y V del libro Algunas cuestiones sobre el partido del proletariado y la reconstitución del partido de Mariátegui. Allí se sostiene que lo medular del pensamiento de Mariátegui es el conjunto de cuestiones relativas a la construcción del partido en lo ideológico, lo teórico, lo político y lo orgánico.
Así las cosas, preguntémonos: ¿podría realizarse la Reconstitución con las ideas de Abimael Guzmán, es decir, con su negación del leninismo como el marxismo de nuestra época con aquello del maoísmo como “tercera etapa del marxismo”; con su dogmatismo en lo teórico; con su “situación revolucionaria permanente”; con su creencia de que “la violencia es la médula del marxismo”; y, finalmente, con su concepción de la organización partidaria como materialización de su egotismo burgués y del servilismo de la militancia, cuestiones todas que, con otras, condujeron a la más grave derrota del partido y prácticamente a su destrucción (desde hace más de treinta años el PCP-SL no existe como tal). ¿Podría realizarse la Reconstitución con las ideas de Ramón García, es decir, con su abjuración del marxismo-leninismo y su “marxismo” a secas; con su negación del principio de integrar la verdad universal del proletariado con la práctica concreta de la revolución peruana; con su política de reestructurar la base municipal del Estado burgués; con su aplicación libresca de la teoría del termómetro del sufragio; con su “reivindicación” del socialismo reformista; y, finalmente, con su negación del partido de clase (lo cual explica su pública renuncia a la Reconstitución y su apuesta por un partido-amalgama), cuestiones todas que han tenido su determinante en la más flagrante tergiversación de la Creación Heroica de Mariátegui y que, como se sabe, condujo a su grupo a un vergonzoso intento de fusionarse con el partido de Jorge del Prado? ¿Podría realizarse la Reconstitución con el filotrotskismo de Jorge Salgado; con su negación en bloque del ¿Qué hacer? y, en general, del carácter marxista del leninismo; con su negación de la tesis según la cual la conciencia marxista se introduce a la clase desde afuera; con su creencia de que Mariátegui planteó un partido legal y que habría que seguir esta línea; con su denigración a José Stalin;(1) y, por último, con su implícita propuesta de un partido-amalgama?(2) ¿Podría realizarse la Reconstitución con las ideas de Jaime Lastra, es decir, con su falso “marxismo-leninismo-maoísmo”;(3) con su equívoca aplicación de la verdad universal a la realidad peruana; con su política de adulación con respecto a las desviaciones del marxismo; con su abdicación ante las remozadas posiciones de Ravines y Martínez sobre la cuestión nacional;(4) con su tergiversación de la Creación Heroica de Mariátegui; y, finalmente, con su partido-amalgama, planteado implícitamente con aquello de “no es MALO ser”, por ejemplo, “marxista” a secas, “marxista-leninista-maoísta”, “guevarista”, “trotskista”, “fidelista”, etc.”, y con su propuesta de compartir “la misma doctrina” con el oportunismo de toda marca y de construir con ellos “un proyecto común”?
Refirámonos ahora a aquellos partidos que en su momento no reconocieron la vigencia del pensamiento de Mariátegui. En plena lucha por la defensa de este pensamiento, antes de que la aplicación de la ley de reforma agraria del gobierno de Velasco liquidara, por la vía terrateniente, la vieja semifeudalidad y la reemplazase por una nueva semifeudalidad ligada al Estado (SAIS, CAPS), en la revista Teoría y Práctica se levantó la tesis de que la sociedad peruana no era ya semifeudal sino capitalista; asimismo, quienes así sostenían asumieron una posición sesgada con respecto al pensamiento de Mariátegui, lo cual se puso de manifiesto en que no asumieron la necesidad de desarrollarlo de acuerdo a la realidad actual, así como en su renuencia a reconocer la tarea de la Reconstitución, y que, por lo demás, levantaron posiciones contrarias al pensamiento de Mao esgrimiendo posiciones castristas en lo militar. Todo esto está en el origen del PCP-Patria Roja.
Estas posiciones se prolongaron luego en el PCP-Pukallacta, aunque dando este partido una voltereta de ciento ochenta grados en lo que respecta a Mao, a cuyo pensamiento, repitiendo a ciertos autores extranjeros, incluyeron en la denominación de la doctrina como “maoísmo”. El PCP-Pukallacta dejó de existir hace ya un montón de años, y el PCP-PR supervive como caja de resonancia del revisionismo chino. Andando el tiempo, sin embargo, y como consecuencia de la inapelable vigencia del pensamiento de Mariátegui, tanto miembros del PCP-PR como algunos sobrevivientes del PCP-Pukallacta, de alguna forma han declarado su adhesión al pensamiento de Mariátegui, pero no reconocen lo que necesariamente se deriva de ello: la reconstitución de su partido.
Por lo demás, otros partidos de la izquierda peruana, en el sentido dilatado del término, tampoco reconocieron la tarea de la Reconstitución, no obstante que uno de ellos, que ya no existe tampoco, se titulaba Partido Mariateguista.
En el blog Creación Heroica (en el auténtico, no en la copia de Lastra) concurrieron desde un principio activistas que asumen la reconstitución del partido de Mariátegui. Casi quince años de incansable lucha ideológica y teórica desde sus páginas, han dado como resultado más de un centenar de artículos y ensayos sobre política nacional e internacional, sobre economía, literatura y otras esferas del conocimiento. También la publicación de algunos libros que abordan la defensa y el desarrollo de aspectos cardinales de los Fundamentos Ideológicos, Teóricos, Políticos y Orgánicos de la Creación Heroica de Mariátegui. Estos libros son: El pez fuera del agua, El desarrollo de la teoría del proletariado y el problema de su denominación, Mao y Mariátegui, El partido de masas y de ideas de José Carlos Mariátegui, El partido de Mariátegui hoy: Constitución, nombre, reconstitución, La creación heroica de Mariátegui y el socialismo peruano. Planteamiento de la cuestión, Algunas cuestiones sobre el partido del proletariado y la reconstitución del partido de Mariátegui.(5)
Como es natural, los miembros del CRJCM somos plenamente conscientes de lo que hemos realizado en el ámbito de lo ideológico-teórico, pero la valoración de nuestra literatura se la dejamos a los marxista-leninistas partidarios de la Reconstitución, y no, por supuesto, a los liquidadores, que han mostrado ya su incomprensión y su espíritu mezquino.
Esta literatura es, pues, nuestra contribución a la reconstitución del partido de Mariátegui, contribución que tiene como divisa lo que escribimos en el prólogo de uno de nuestros libros:
… huelga decir que desarrollar la Creación de Mariátegui no es repetir la letra de sus textos, sino desarrollar su vigencia conforme a la situación actual. Esto significa desarrollar el pensamiento allí donde sea una exigencia, corregirlo allí donde sea necesario y resolver –conforme a su método– los nuevos problemas. (…) De lo que se trata, por lo tanto, es de impulsar independientemente el pensamiento de Mariátegui, y no, en modo alguno, de impulsar un pensamiento independiente del pensamiento de Mariátegui.
Paralelamente, existen textos de otra procedencia que igualmente examinan aspectos cardinales del pensamiento de Mariátegui. En enero de 2020 (¡hace más de cinco años!), publicamos en estas mismas páginas un artículo donde solicitamos a los autores de tales textos que nos los remitieran a efecto de centralizarlos en la lucha por la Reconstitución. Sin embargo, nadie respondió a la solicitud. Obviamente, el COMITÉ DE RECONSTITUIÓN JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI no es responsable de este silencio, que, por otra parte, pone de manifiesto las difíciles condiciones subjetivas en que se desarrolla la lucha por la Reconstitución.
Por lo expuesto, queda esclarecida la segunda parte de la
calumnia de Salgado.
Notas
[1] En una nota publicada recientemente, Salgado
pone en evidencia la animadversión desaforada que siente por Stalin (todo
filotrotskismo encierra en uno u otro grado esta animadversión), recogiendo
allí los infundios y las infamias que reaccionarios y oportunistas divulgan a
raudales desde hace décadas contra el constructor del primer país socialista,
y, además, poniendo en evidencia el pobre entendimiento que tiene de la
Revolución Rusa y del contexto histórico mundial en el que tuvo lugar y tuvo
que desarrollarse. La crítica a Stalin es necesaria, pero denigrarlo es de
reaccionarios y oportunistas. Quien denigra a Stalin se denigra a sí mismo.
Esto fue lo que le pasó a Jruschov.
[2] Ver nuestro
artículo “La terrible confusión de un compañero”, publicado en este blog en el
mes de noviembre de 2023.
[3] La falsificación del
“marxismo-leninismo-maoísmo” que comete Lastra se constata en los disparates
que ha esgrimido para fundamentar el “maoísmo” como “tercera etapa del marxismo”
(ver nuestro artículo “La reconstitución del partido y la verdad universal del
proletariado”), y, desde luego, en su política de paz con todas las
desviaciones del marxismo.
[4] Ver los dos números de Pizarra Socialista.
[5] Los dos primeros libros de la lista fueron
escritos antes de la aparición de CREACIÓN HEROICA, pero, por supuesto, ellos
representan la misma tendencia ideológica y política que la del blog.
20.02.2025.