lunes, 1 de mayo de 2023

Economía

El Informe sobre la Pobreza y la Coartada de la Burguesía

Cesar Risso

EN ABRIL DE ESTE AÑO, el Banco Mundial presentó el Informe Resurgir fortalecidos. Evaluación de pobreza y equidad en el Perú*. Veamos, pues, no tanto lo que propone, sino las expresiones que se utilizan en el Informe para encubrir la verdadera causa de la pobreza en nuestro país, y en el mundo.

Entre otras cosas, el Informe indica una verdad de Perogrullo, que dice que los más pobres son los más vulnerables a los choques como los desastres naturales. Esto es tan obvio, que es posible que quienes lo plantean no se hayan dado cuenta y lo expresen como una novedad, como el resultado de una investigación, que curiosamente no descubre nada, o que, ante este supuesto descubrimiento, lo que en realidad hace es dar cuenta de la medición de la cantidad de los que se encuentran en esta situación de “vulnerabilidad”. Quiénes sino serían los más vulnerables ante los diversos problemas económicos y sociales. Salvo que, y en este caso tenga verdadero sentido, se plantee en estos términos la “vulnerabilidad” para ocultar la causa de dicha “vulnerabilidad”, que no es la pobreza sino el sistema de trabajo asalariado.

También plantea el Informe las cosas de una manera en la cual pone el acento en los “logros”. Por eso se dice que “a pesar de la mejora [o algunas mejoras] […]”, “en el acceso a los servicios públicos […]”, “en el mercado laboral […]”; para finalmente indicarnos “¿De qué manera puede el Perú reducir la fragilidad de los logros sociales?”; resaltando los logros, cuando lo que debe resaltar es el fracaso de las políticas burguesas para superar los efectos del normal funcionamiento del capitalismo, y de las crisis económicas.

Nos dicen que existen “logros”, es decir, que se han superado una serie de problemas, y que por ello son conquistas alcanzadas a través de las políticas implementadas por los gobiernos burgueses; pero no dicen que la situación de “vulnerabilidad” generada por la pobreza, se debe al sistema capitalista.

El Informe titula el primer capítulo Pobreza y desigualdad después de la crisis; con lo que resulta que atribuyen, implícitamente, a la crisis de la pandemia la pobreza y desigualdad, lo cual se reafirma con el siguiente subtítulo: “Después de décadas de progreso social y económico, el Perú tiene ahora tasas de pobreza más altas que antes de la pandemia.”

Así, no es el capitalismo y la burguesía lo que provoca la pobreza, la explotación de los trabajadores, el desempleo, etc.

Pongamos un ejemplo del gran descubrimiento del Banco Mundial. Frente al incremento de precios, quiénes son los más vulnerables. El Banco Mundial ha descubierto que cuando hay inflación, los más vulnerables son los pobres.

También atribuyen a la informalidad las graves consecuencias de la pandemia. Dice el Informe: “Los altos niveles de informalidad y la limitada protección social dejaron a los trabajadores desprotegidos ante el choque económico de la crisis por COVID-19, y millones de personas perdieron sus trabajos.”

Pero resulta que la informalidad ha sido provocada y agudizada por el propio capitalismo, sobre todo en su versión neoliberal. El despido masivo de trabajadores del sector público, así como la tercerización laboral, no le dejó otra alternativa a los así desocupados, que trabajar informalmente, lo que además amplió el sector denominado “trabajadores familiares no remunerados”.

Por donde se mire, detrás de los problemas de desigualdad, pobreza, desempleo, informalidad, acceso a los servicios públicos, acceso a vivienda, a educación, etc., está siempre el capitalismo, como un sistema económico y social que no solo extrae sus ganancias de la fuerza de trabajo, sino que además destruye a la misma fuente de sus ganancias: a los seres humanos que viven de su capacidad de trabajar, en la condición de obreros asalariados, sobre explotando también a los jóvenes, con o sin estudios. Y, como esto no le basta, somete bajo diversas modalidades a todos los trabajadores que, aunque no son trabajadores asalariados, forman parte de la cadena del dominio del capital, como los pequeños productores agrarios, y los comuneros de la sierra y de la selva.

Así como en el Informe se esquiva la verdadera causa de los males económicos y sociales que afronta nuestro país, no se puede evitar reconocer por parte del Banco Mundial, aunque de una forma velada e hipócrita, la verdadera causa. Dice el Informe: “La pobreza se ha convertido en un fenómeno predominantemente urbano. Si bien la tendencia hacia la urbanización de la pobreza antecedió a la pandemia, la crisis aceleró dicho proceso.” No es de extrañar que en lugar de decir capitalismo digan “urbanización”; y para seguir “toreando” la causa escriban que la pandemia aceleró la pobreza.

Sin darse cuenta, en el Informe indican que la pobreza se da tanto en el campo como en la ciudad, pues al decir que “La pobreza se ha convertido en un fenómeno predominantemente urbano”, afirman sin darse cuentas dos cosas: primero, que la pobreza era predominantemente rural; y segundo, que la explotación directamente capitalista de los trabajadores genera más pobreza, dado que es el sistema económico predominante en las ciudades. En otras palabras, que, si originalmente se planteaba que la pobreza era consecuencia del atraso de las economías precapitalistas, ahora se ven obligados a reconocer que el capitalismo provoca la pobreza, y que dada las características del origen y desarrollo del capitalismo en nuestro país, la pobreza, tanto en el campo como en la ciudad, es el resultado de este sistema “moderno” de organización de la producción, de explotación del trabajo asalariado y, a través de este mecanismo, de todas las formas de trabajo.

Solo queda en pie la consideración de parte de la burguesía de que, si bien el capitalismo causa la pobreza, esta se puede superar con las medidas de política económica que se puedan implementar. Es decir, que la pobreza en el capitalismo no es una fatalidad, sino que depende de determinadas circunstancias como de la falta de inteligencia y pericia de quienes las aplican. Este es uno de los últimos recursos de la burguesía para dejar sin responsabilidad a la burguesía y al capitalismo de la pobreza. El último recurso de los intelectuales burgueses con respecto a la explicación de la pobreza es el de hacer responsables a los pobres de su situación. Con esta respuesta no solo han demostrado cabalmente su intrínseca incapacidad de comprensión del funcionamiento y leyes del capitalismo, sino del reconocimiento, implícito, de la posibilidad de resolver el problema de la pobreza. Y, si pudieran dar algunas medidas con relativo éxito para superar la pobreza, lo que no podrían es eliminar, en el capitalismo, la explotación de la fuerza de trabajo.

Con respecto al criterio para medir la pobreza se dice en el Informe: “Según estimados del impacto directo del crecimiento económico impulsado por los ingresos, 85 por ciento de la reducción de la pobreza (usando la línea de US$6.85 por día) entre 2004 y 2019 se debió al crecimiento económico, mientras que una redistribución más efectiva explicó el 15 por ciento restante.”

Si consideramos el tipo de cambio en 3,72 soles, entonces se considera pobre a quien tiene como ingreso diario por los menos 25,50 soles al día, es decir, 765 soles al mes. Si el salario mínimo es de 1025 soles, que como bien se sabe no cubre las necesidades básicas, y si consideramos que en el hogar trabaja una persona, tomando en cuenta que el número de personas promedio por hogar es de 4, resulta que la pobreza es mucho mayor. Si dividimos los 25.50 por 4 miembros del hogar, da como resultado 6,40 soles, que es el monto del que dispone cada persona para alimentarse, tener acceso a agua, luz, pasajes, estudios, atención a la salud, adquisición de prendas de vestir, etc.

De estos resultados podemos concluir, en este punto, que el Banco Mundial, y los organismos internacionales que proponen este método de cálculo, lo que realmente hacen es ocultar la verdadera magnitud de la pobreza, ya que le es imposible ocultarla, y variar los resultados para poder decir que la pobreza ha disminuido en las décadas del 80 y 90 del siglo pasado, precisamente con las políticas neoliberales.

No le basta a la burguesía imperialista con ocultar la verdadera causa de la pobreza, sino que se siente en la necesidad de atribuir la disminución de la misma a la variante neoliberal de la política capitalista. En otras palabras, no solo no reconoce al capitalismo como la causa de la pobreza, sino que además lo propone como solución.

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(*) Tomado de Resurgir fortalecidos: Evaluación de Pobreza y Equidad en el Perú (bancomundial.org) 

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