El Informe sobre la Pobreza y la Coartada de la Burguesía
Cesar
Risso
EN ABRIL DE ESTE AÑO, el
Banco Mundial presentó el Informe Resurgir fortalecidos. Evaluación de
pobreza y equidad en el Perú*. Veamos, pues, no tanto lo que propone, sino
las expresiones que se utilizan en el Informe para encubrir la verdadera causa de
la pobreza en nuestro país, y en el mundo.
Entre
otras cosas, el Informe indica una verdad de Perogrullo, que dice que los más
pobres son los más vulnerables a los choques como los desastres naturales. Esto
es tan obvio, que es posible que quienes lo plantean no se hayan dado cuenta y
lo expresen como una novedad, como el resultado de una investigación, que
curiosamente no descubre nada, o que, ante este supuesto descubrimiento, lo que
en realidad hace es dar cuenta de la medición de la cantidad de los que se
encuentran en esta situación de “vulnerabilidad”. Quiénes sino serían los más
vulnerables ante los diversos problemas económicos y sociales. Salvo que, y en este
caso tenga verdadero sentido, se plantee en estos términos la “vulnerabilidad”
para ocultar la causa de dicha “vulnerabilidad”, que no es la pobreza sino el
sistema de trabajo asalariado.
También
plantea el Informe las cosas de una manera en la cual pone el acento en los
“logros”. Por eso se dice que “a pesar de la mejora [o algunas mejoras] […]”,
“en el acceso a los servicios públicos […]”, “en el mercado laboral […]”; para
finalmente indicarnos “¿De qué manera puede el Perú reducir la fragilidad de
los logros sociales?”; resaltando los logros, cuando lo que debe resaltar es el
fracaso de las políticas burguesas para superar los efectos del normal funcionamiento
del capitalismo, y de las crisis económicas.
Nos
dicen que existen “logros”, es decir, que se han superado una serie de
problemas, y que por ello son conquistas alcanzadas a través de las políticas
implementadas por los gobiernos burgueses; pero no dicen que la situación de
“vulnerabilidad” generada por la pobreza, se debe al sistema capitalista.
El
Informe titula el primer capítulo Pobreza y desigualdad después de la
crisis; con lo que resulta que atribuyen, implícitamente, a la crisis
de la pandemia la pobreza y desigualdad, lo cual se reafirma con el siguiente
subtítulo: “Después de décadas de progreso social y económico, el Perú tiene
ahora tasas de pobreza más altas que antes de la pandemia.”
Así,
no es el capitalismo y la burguesía lo que provoca la pobreza, la explotación
de los trabajadores, el desempleo, etc.
Pongamos
un ejemplo del gran descubrimiento del Banco Mundial. Frente al incremento de
precios, quiénes son los más vulnerables. El Banco Mundial ha descubierto que
cuando hay inflación, los más vulnerables son los pobres.
También
atribuyen a la informalidad las graves consecuencias de la pandemia. Dice el
Informe: “Los altos niveles de informalidad y la limitada protección social
dejaron a los trabajadores desprotegidos ante el choque económico de la crisis
por COVID-19, y millones de personas perdieron sus trabajos.”
Pero
resulta que la informalidad ha sido provocada y agudizada por el propio
capitalismo, sobre todo en su versión neoliberal. El despido masivo de trabajadores
del sector público, así como la tercerización laboral, no le dejó otra
alternativa a los así desocupados, que trabajar informalmente, lo que además
amplió el sector denominado “trabajadores familiares no remunerados”.
Por
donde se mire, detrás de los problemas de desigualdad, pobreza, desempleo,
informalidad, acceso a los servicios públicos, acceso a vivienda, a educación,
etc., está siempre el capitalismo, como un sistema económico y social que no
solo extrae sus ganancias de la fuerza de trabajo, sino que además destruye a
la misma fuente de sus ganancias: a los seres humanos que viven de su capacidad
de trabajar, en la condición de obreros asalariados, sobre explotando también a
los jóvenes, con o sin estudios. Y, como esto no le basta, somete bajo diversas
modalidades a todos los trabajadores que, aunque no son trabajadores
asalariados, forman parte de la cadena del dominio del capital, como los
pequeños productores agrarios, y los comuneros de la sierra y de la selva.
Así
como en el Informe se esquiva la verdadera causa de los males económicos y
sociales que afronta nuestro país, no se puede evitar reconocer por parte del
Banco Mundial, aunque de una forma velada e hipócrita, la verdadera causa. Dice
el Informe: “La pobreza se ha convertido en un fenómeno predominantemente
urbano. Si bien la tendencia hacia la urbanización de la pobreza antecedió a la
pandemia, la crisis aceleró dicho proceso.” No es de extrañar que en lugar de
decir capitalismo digan “urbanización”; y para seguir “toreando” la causa
escriban que la pandemia aceleró la pobreza.
Sin
darse cuenta, en el Informe indican que la pobreza se da tanto en el campo como
en la ciudad, pues al decir que “La pobreza se ha convertido en un fenómeno
predominantemente urbano”, afirman sin darse cuentas dos cosas: primero, que la
pobreza era predominantemente rural; y segundo, que la explotación directamente
capitalista de los trabajadores genera más pobreza, dado que es el sistema
económico predominante en las ciudades. En otras palabras, que, si
originalmente se planteaba que la pobreza era consecuencia del atraso de las
economías precapitalistas, ahora se ven obligados a reconocer que el capitalismo
provoca la pobreza, y que dada las características del origen y desarrollo del
capitalismo en nuestro país, la pobreza, tanto en el campo como en la ciudad, es
el resultado de este sistema “moderno” de organización de la producción, de
explotación del trabajo asalariado y, a través de este mecanismo, de todas las
formas de trabajo.
Solo
queda en pie la consideración de parte de la burguesía de que, si bien el
capitalismo causa la pobreza, esta se puede superar con las medidas de política
económica que se puedan implementar. Es decir, que la pobreza en el capitalismo
no es una fatalidad, sino que depende de determinadas circunstancias como de la
falta de inteligencia y pericia de quienes las aplican. Este es uno de los
últimos recursos de la burguesía para dejar sin responsabilidad a la burguesía
y al capitalismo de la pobreza. El último recurso de los intelectuales
burgueses con respecto a la explicación de la pobreza es el de hacer
responsables a los pobres de su situación. Con esta respuesta no solo han
demostrado cabalmente su intrínseca incapacidad de comprensión del
funcionamiento y leyes del capitalismo, sino del reconocimiento, implícito, de la
posibilidad de resolver el problema de la pobreza. Y, si pudieran dar algunas
medidas con relativo éxito para superar la pobreza, lo que no podrían es
eliminar, en el capitalismo, la explotación de la fuerza de trabajo.
Con
respecto al criterio para medir la pobreza se dice en el Informe: “Según
estimados del impacto directo del crecimiento económico impulsado por los
ingresos, 85 por ciento de la reducción de la pobreza (usando la línea de
US$6.85 por día) entre 2004 y 2019 se debió al crecimiento económico, mientras
que una redistribución más efectiva explicó el 15 por ciento restante.”
Si
consideramos el tipo de cambio en 3,72 soles, entonces se considera pobre a
quien tiene como ingreso diario por los menos 25,50 soles al día, es decir, 765
soles al mes. Si el salario mínimo es de 1025 soles, que como bien se sabe no
cubre las necesidades básicas, y si consideramos que en el hogar trabaja una
persona, tomando en cuenta que el número de personas promedio por hogar es de
4, resulta que la pobreza es mucho mayor. Si dividimos los 25.50 por 4 miembros
del hogar, da como resultado 6,40 soles, que es el monto del que dispone cada
persona para alimentarse, tener acceso a agua, luz, pasajes, estudios, atención
a la salud, adquisición de prendas de vestir, etc.
De
estos resultados podemos concluir, en este punto, que el Banco Mundial, y los
organismos internacionales que proponen este método de cálculo, lo que
realmente hacen es ocultar la verdadera magnitud de la pobreza, ya que le es
imposible ocultarla, y variar los resultados para poder decir que la pobreza ha
disminuido en las décadas del 80 y 90 del siglo pasado, precisamente con las
políticas neoliberales.
No
le basta a la burguesía imperialista con ocultar la verdadera causa de la
pobreza, sino que se siente en la necesidad de atribuir la disminución de la
misma a la variante neoliberal de la política capitalista. En otras palabras,
no solo no reconoce al capitalismo como la causa de la pobreza, sino que además
lo propone como solución.
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(*) Tomado de Resurgir fortalecidos: Evaluación de Pobreza y Equidad en el Perú (bancomundial.org)
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