martes, 1 de junio de 2021

Lucha electoral

Dos Concepciones en Pugna en la Campaña Electoral de la Segunda Vuelta

César Risso

MUY POCAS PERSONAS SABEN de comunismo y menos de marxismo, y lo poco que creen saber de las experiencias de los países que en su momento transitaron por la experiencia socialista, y de los que hoy son llamados socialistas, aunque en realidad son nacionalistas con fuerte presencia del Estado, reciben información totalmente deformada de parte de las agencias internacionales imperialistas y de sus repetidoras nacionales.

El poder de la propaganda, utilizado por la derecha para la deformación de la conciencia, para la manipulación de la mente de las clases trabajadoras, se agudiza en los períodos electorales, sobre todo cuando esta siente la posibilidad de perder el gobierno del Estado burgués. Es lícito entender a la burguesía, y a quienes viven directamente de esta, que no acepte a los movimientos y propuestas de izquierda, cualquiera sea su matiz. Pero resulta sorprendente ver a humildes trabajadores, negar el socialismo y las propuestas de izquierda en general. Hasta qué punto la propaganda burguesa muestra una “realidad” que hace al propio pueblo renegar de sus intereses. Hasta qué punto el hábito de la forma de vida actual hace pensar a las personas que el capitalismo es una fatalidad, y que la única forma de salir de la pobreza solo se puede dar dentro del mismo capitalismo. Pero, si la propaganda burguesa no le diera resultado, la derecha tiene aún el recurso del fascismo, pues por este medio logra enfrentar pueblo contra pueblo en la lucha directa. Así, consiguen que una parte del pueblo luche por mantener en el poder a sus explotadores, y al sistema económico que los mantiene en la pobreza, enfrentándose a la otra parte del pueblo que lucha por la liberación de todos los explotados.

No es la propaganda de este momento la que opera en la conciencia de las clases explotadas, sino toda la propaganda previa que permanentemente hace la burguesía, que durante décadas ha ido realizando, de tal modo que “[…] parte del sentido común de hoy día es resultado de la investigación científica [propaganda burguesa] de ayer.”1

 La propaganda actual no hace sino gatillar la propaganda pasada, permanente, de la burguesía.

Sin embargo, en la conciencia de los explotados también operan los mecanismos reales, su situación personal, sus vínculos con los de su clase, la realidad misma que se le impone directamente, y que sin mediar propaganda le deja una marca indeleble. Es contra esta forma de conciencia que la burguesía opera.

Lo que Lenin dice acerca del idealismo y de cómo los intelectuales burgueses lo promueven, muy bien puede servir para interpretar la forma en que se deforma la realidad para hacer que los propios explotados defiendan a sus explotadores:

“El conocimiento no es (o no sigue) una línea recta, sino una curva, que se aproxima infinitamente a una serie de círculos, a una espiral. Todo fragmento, segmento, sección de esta curva puede ser trasformado (trasformado unilateralmente) en una recta independiente, completa, que entonces (si los árboles impiden ver el bosque) conduce al lodazal, al oscurantismo clerical (donde queda SUJETA por los intereses de clase de las clases dominantes). El carácter rectilíneo y la unilateralidad, la rigidez y la petrificación, el subjetivismo y la ceguera subjetiva: voilà [listo] las raíces gnoseológicas del idealismo. Y el oscurantismo clerical (= idealismo filosófico), por supuesto, tiene raíces gnoseológicas, no carece de fundamento; es sin duda una flor estéril, pero una flor estéril que crece en el árbol vivo del conocimiento humano, vivo, fértil, autentico, poderoso, omnipotente, objetivo, absoluto.”2

La propaganda burguesa contra la candidatura de Pedro Castillo le está jugando en contra a la derecha. El terror económico al que han sometido a la población está generando una fuerte demanda de dólares, provocando un incremento del tipo de cambio, y a la vez el retiro masivo de depósitos. La burguesía ha desatado fuerzas que es incapaz de controlar.

De parte de Keiko Fujimori, oferta de millones de empleos, de bonos, de regalos, etc., todo lo cual configura la compra disfrazada de votos, a cambio de mantener las riendas del gobierno del Estado para beneficio de la burguesía; y de otro lado, ni un solo puesto de trabajo como oferta electoral, que no sea debido al propio esfuerzo de los mismos trabajadores, esto es, la concepción de que el pueblo decidirá (embrión de gestión socialista), de que el Estado asumirá, aunque bajo la forma burocrática, esta vez, como representación efectiva de los trabajadores y las clases populares, el rol de orientar y dirigir la producción sustentada no en el interés de la burguesía, sino en el de la fuerza de trabajo, verdadero sustento de la sociedad.

        En el socialismo la democracia deja de ser formal para ser real, siendo mucho más amplia. Ya no es pues la libertad de una clase social explotadora, sino la libertad de las amplias masas populares, de las clases trabajadoras, la que se despliega tomando las riendas del gobierno para transformar el Estado, poniéndolo al servicio de los intereses del pueblo.

        Es evidente que lo que está en disputa es el gobierno del Estado burgués, de modo que no se trata de la implementación del socialismo en la eventualidad que gane las elecciones Pedro Castillo, pero sí de que se empiecen a dar algunos “gérmenes de renovación”, algunos conatos de organización de un nuevo Estado.

La brutal arremetida propagandística de la derecha contra la candidatura de Pedro Castillo, y contra el socialismo y toda la izquierda, ha terminado afectando, con sus mentiras, a la propia burguesía en sus negocios, así como en la comprensión y conocimiento de la realidad, la cual miran y creen conocer a través de la propia propaganda burguesa. En el socialismo, dicen, no se trabaja, atribuyendo con esto el trabajo únicamente a los capitalistas, es decir, consideran trabajo a obtener utilidades, en otras palabras, el trabajo para la burguesía es explotar a los trabajadores. En su mente retorcida por su práctica de obtener ganancias, creen que el trabajo solo consiste en dirigir la producción basada en la explotación de los trabajadores, negando que el trabajo es sobre todo trabajo directo, que es justamente el que realizan las clases trabajadoras.

Además, engañan y se engañan al considerar que en el socialismo no se trabaja, lo cual es un absurdo, puesto que sin creación de riqueza (bienes y servicios) no hay sociedad posible. Lo que sucede es que la burguesía no concibe la riqueza sino como ganancia y, en consecuencia, si no hay ganancia, no hay riqueza.

Como la derecha sabe del hartazgo de las clases populares de su precaria situación, creen que haciéndoles regalos, ofreciéndoles dinero, lograrán convencerlas para que voten por ellos. Es decir, los dejan en la más completa miseria, para hacerlos comer de su mano, cuando la realidad es lo inverso, las clases trabajadoras son las que dan de comer a la burguesía.

Mientras Pedro Castillo se preocupa de crear riqueza, priorizando a los informales como pequeños propietarios, que son los que atienden las necesidades de las clases populares, quienes al lado de los campesinos y pequeños productores del campo han sostenido a la población en su conjunto durante la cuarentena decretada por la pandemia; Keiko se preocupa por dar de ganar a la gran burguesía y a la burguesía imperialista, por sostener la “libertad” de saquearnos, no solo de los recursos naturales que poseemos, sino del “recurso” humano, de nuestra capacidad de trabajar y crear riqueza, sometiéndonos a la explotación, la que quieren agudizar eliminando los derechos laborales (vacaciones, gratificaciones, CTS, etc.). Y, para más ironía, llamando a quienes tienen estos derechos, privilegiados, tratando de que quienes no los tienen los vean como sus enemigos.

        La derecha ha desarrollado una propaganda electoral no en la defensa de Keiko Fujimori y de su partido, a quienes ya hace algunos años se les quitó la posibilidad de seguir representando políticamente los intereses de la burguesía, sino en asociar a Pedro Castillo y a Perú Libre con el terrorismo, con el fin de hacerlo desistir de sus propuestas más radicales, siempre enmarcadas en el capitalismo, y así asegurarse que los fundamentos del sistema capitalista se mantengan intactos en el Perú, tal como hasta ahora se ha desenvuelto. Así, la derecha ha logrado obtener de Pedro Castillo declaraciones a favor de la propiedad privada, y lo ha distanciado de Vladimir Cerrón, por lo menos del ideario presentado como plan de gobierno.

El respaldo a la candidatura de Keiko Fujimori, es en realidad el respaldo a la mantención del sistema capitalista, tarea que cualquier candidato de derecha puede muy bien cumplir, de modo que Keiko y su partido son el instrumento circunstancial de la burguesía peruana para seguir explotando a las clases trabajadoras.

En esta contienda electoral se enfrentan dos concepciones, una enteramente burguesa, y otra de raigambre popular, sustentada por lo pronto en las decisiones que el pueblo pueda tomar respecto de algunos temas centrales para la superación de las paupérrimas condiciones de vida de las clases trabajadoras.

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(1) Bunge, Mario. La investigación científica. Siglo xxi editores, 3ra edición, 2004, pág. 3.

(2) Lenin, Vladimir. Sobre el problema de la dialéctica, en Cuadernos filosóficos.

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