Dos Concepciones en Pugna en la Campaña Electoral de
la Segunda Vuelta
César Risso
MUY POCAS PERSONAS SABEN de comunismo y menos de
marxismo, y lo poco que creen saber de las experiencias de los países que en su
momento transitaron por la experiencia socialista, y de los que hoy son
llamados socialistas, aunque en realidad son nacionalistas con fuerte presencia
del Estado, reciben información totalmente deformada de parte de las agencias
internacionales imperialistas y de sus repetidoras nacionales.
El poder de la propaganda, utilizado por la derecha
para la deformación de la conciencia, para la manipulación de la mente de las
clases trabajadoras, se agudiza en los períodos electorales, sobre todo cuando
esta siente la posibilidad de perder el gobierno del Estado burgués. Es lícito
entender a la burguesía, y a quienes viven directamente de esta, que no acepte
a los movimientos y propuestas de izquierda, cualquiera sea su matiz. Pero
resulta sorprendente ver a humildes trabajadores, negar el socialismo y las
propuestas de izquierda en general. Hasta qué punto la propaganda burguesa muestra
una “realidad” que hace al propio pueblo renegar de sus intereses. Hasta qué
punto el hábito de la forma de vida actual hace pensar a las personas que el
capitalismo es una fatalidad, y que la única forma de salir de la pobreza solo
se puede dar dentro del mismo capitalismo. Pero, si la propaganda burguesa no
le diera resultado, la derecha tiene aún el recurso del fascismo, pues por este
medio logra enfrentar pueblo contra pueblo en la lucha directa. Así, consiguen
que una parte del pueblo luche por mantener en el poder a sus explotadores, y
al sistema económico que los mantiene en la pobreza, enfrentándose a la otra
parte del pueblo que lucha por la liberación de todos los explotados.
No es la propaganda de este momento la que opera en la
conciencia de las clases explotadas, sino toda la propaganda previa que permanentemente
hace la burguesía, que durante décadas ha ido realizando, de tal modo que “[…] parte
del sentido común de hoy día es resultado de la investigación científica [propaganda
burguesa] de ayer.”1
Sin embargo, en la conciencia de los explotados
también operan los mecanismos reales, su situación personal, sus vínculos con
los de su clase, la realidad misma que se le impone directamente, y que sin
mediar propaganda le deja una marca indeleble. Es contra esta forma de
conciencia que la burguesía opera.
Lo que Lenin dice acerca del idealismo y de cómo los
intelectuales burgueses lo promueven, muy bien puede servir para interpretar la
forma en que se deforma la realidad para hacer que los propios explotados
defiendan a sus explotadores:
“El conocimiento no es (o no
sigue) una línea recta, sino una curva, que se aproxima infinitamente a una
serie de círculos, a una espiral. Todo fragmento, segmento, sección de esta
curva puede ser trasformado (trasformado unilateralmente) en una recta independiente,
completa, que entonces (si los árboles impiden ver el bosque) conduce al
lodazal, al oscurantismo clerical (donde queda SUJETA por los intereses de
clase de las clases dominantes). El carácter rectilíneo y la unilateralidad, la
rigidez y la petrificación, el subjetivismo y la ceguera subjetiva: voilà
[listo] las raíces gnoseológicas del idealismo. Y el oscurantismo clerical (= idealismo
filosófico), por supuesto, tiene raíces gnoseológicas, no carece de
fundamento; es sin duda una flor estéril, pero una flor estéril que
crece en el árbol vivo del conocimiento humano, vivo, fértil, autentico,
poderoso, omnipotente, objetivo, absoluto.”2
La propaganda burguesa contra la candidatura de Pedro
Castillo le está jugando en contra a la derecha. El terror económico al que han
sometido a la población está generando una fuerte demanda de dólares, provocando
un incremento del tipo de cambio, y a la vez el retiro masivo de depósitos. La
burguesía ha desatado fuerzas que es incapaz de controlar.
De parte de Keiko Fujimori, oferta de millones de
empleos, de bonos, de regalos, etc., todo lo cual configura la compra
disfrazada de votos, a cambio de mantener las riendas del gobierno del Estado
para beneficio de la burguesía; y de otro lado, ni un solo puesto de trabajo
como oferta electoral, que no sea debido al propio esfuerzo de los mismos
trabajadores, esto es, la concepción de que el pueblo decidirá (embrión de
gestión socialista), de que el Estado asumirá, aunque bajo la forma burocrática,
esta vez, como representación efectiva de los trabajadores y las clases
populares, el rol de orientar y dirigir la producción sustentada no en el
interés de la burguesía, sino en el de la fuerza de trabajo, verdadero sustento
de la sociedad.
En el
socialismo la democracia deja de ser formal para ser real, siendo mucho más
amplia. Ya no es pues la libertad de una clase social explotadora, sino la
libertad de las amplias masas populares, de las clases trabajadoras, la que se
despliega tomando las riendas del gobierno para transformar el Estado, poniéndolo
al servicio de los intereses del pueblo.
Es
evidente que lo que está en disputa es el gobierno del Estado burgués, de modo
que no se trata de la implementación del socialismo en la eventualidad que gane
las elecciones Pedro Castillo, pero sí de que se empiecen a dar algunos “gérmenes
de renovación”, algunos conatos de organización de un nuevo Estado.
La brutal arremetida propagandística de la derecha contra
la candidatura de Pedro Castillo, y contra el socialismo y toda la izquierda, ha
terminado afectando, con sus mentiras, a la propia burguesía en sus negocios,
así como en la comprensión y conocimiento de la realidad, la cual miran y creen
conocer a través de la propia propaganda burguesa. En el socialismo, dicen, no
se trabaja, atribuyendo con esto el trabajo únicamente a los capitalistas, es
decir, consideran trabajo a obtener utilidades, en otras palabras, el trabajo
para la burguesía es explotar a los trabajadores. En su mente retorcida por su
práctica de obtener ganancias, creen que el trabajo solo consiste en dirigir la
producción basada en la explotación de los trabajadores, negando que el trabajo
es sobre todo trabajo directo, que es justamente el que realizan las clases
trabajadoras.
Además, engañan y se engañan al considerar que en el
socialismo no se trabaja, lo cual es un absurdo, puesto que sin creación de
riqueza (bienes y servicios) no hay sociedad posible. Lo que sucede es que la
burguesía no concibe la riqueza sino como ganancia y, en consecuencia, si no
hay ganancia, no hay riqueza.
Como la derecha sabe del hartazgo de las clases
populares de su precaria situación, creen que haciéndoles regalos,
ofreciéndoles dinero, lograrán convencerlas para que voten por ellos. Es decir,
los dejan en la más completa miseria, para hacerlos comer de su mano, cuando la
realidad es lo inverso, las clases trabajadoras son las que dan de comer a la
burguesía.
Mientras Pedro Castillo se preocupa de crear riqueza,
priorizando a los informales como pequeños propietarios, que son los que
atienden las necesidades de las clases populares, quienes al lado de los campesinos
y pequeños productores del campo han sostenido a la población en su conjunto
durante la cuarentena decretada por la pandemia; Keiko se preocupa por dar de
ganar a la gran burguesía y a la burguesía imperialista, por sostener la “libertad”
de saquearnos, no solo de los recursos naturales que poseemos, sino del “recurso”
humano, de nuestra capacidad de trabajar y crear riqueza, sometiéndonos a la
explotación, la que quieren agudizar eliminando los derechos laborales
(vacaciones, gratificaciones, CTS, etc.). Y, para más ironía, llamando a
quienes tienen estos derechos, privilegiados, tratando de que quienes no los tienen
los vean como sus enemigos.
La
derecha ha desarrollado una propaganda electoral no en la defensa de Keiko
Fujimori y de su partido, a quienes ya hace algunos años se les quitó la
posibilidad de seguir representando políticamente los intereses de la
burguesía, sino en asociar a Pedro Castillo y a Perú Libre con el terrorismo,
con el fin de hacerlo desistir de sus propuestas más radicales, siempre
enmarcadas en el capitalismo, y así asegurarse que los fundamentos del sistema
capitalista se mantengan intactos en el Perú, tal como hasta ahora se ha
desenvuelto. Así, la derecha ha logrado obtener de Pedro Castillo declaraciones
a favor de la propiedad privada, y lo ha distanciado de Vladimir Cerrón, por lo
menos del ideario presentado como plan de gobierno.
El respaldo a la candidatura de Keiko Fujimori, es en
realidad el respaldo a la mantención del sistema capitalista, tarea que
cualquier candidato de derecha puede muy bien cumplir, de modo que Keiko y su
partido son el instrumento circunstancial de la burguesía peruana para seguir
explotando a las clases trabajadoras.
En esta contienda electoral se enfrentan dos concepciones,
una enteramente burguesa, y otra de raigambre popular, sustentada por lo pronto
en las decisiones que el pueblo pueda tomar respecto de algunos temas centrales
para la superación de las paupérrimas condiciones de vida de las clases
trabajadoras.
______________
(1) Bunge, Mario. La investigación científica.
Siglo xxi editores, 3ra edición, 2004, pág. 3.
(2) Lenin, Vladimir. Sobre el problema de la
dialéctica, en Cuadernos filosóficos.
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