El Socialismo y las Reivindicaciones Inmediatas en la Lucha Electoral
César Risso
VAMOS A CITAR UN TEXTO con el ánimo de sintetizar brevemente en qué consiste el capitalismo:
“La fuerza de trabajo es, en nuestra actual sociedad
capitalista, una mercancía; una mercancía como cualquier otra, y sin embargo,
muy peculiar. Esta mercancía tiene, en efecto, la especial virtud de ser una
fuerza creadora de valor, una fuente de valor, y, si se la sabe emplear, de
mayor que el que en sí misma posee. Con el estado actual de la producción, la
fuerza humana de trabajo no sólo produce en un día más valor del que ella misma
encierra y cuesta, sino que, con cada nuevo descubrimiento científico, con cada
nuevo invento técnico, crece este remanente de su producción diaria sobre su
costo diario, reduciéndose, por tanto, aquella parte de la jornada de trabajo
en que el obrero produce el equivalente de su jornal, y alargándose, por otro
lado, la parte de la jornada de trabajo en que tiene que regalar su trabajo al capitalista, sin que éste le pague nada.
Tal es el
régimen económico sobre el que descansa toda la sociedad actual: la clase
obrera es la que produce todos los valores, pues el valor no es más que un
término para expresar el trabajo, el término con que en nuestra actual sociedad
capitalista se designa la cantidad de trabajo socialmente necesario encerrado
en una determinada mercancía. Pero estos valores producidos por los obreros no
les pertenecen a ellos. Pertenecen a los propietarios de las materias primas,
de las máquinas y herramientas y de los recursos anticipados que permiten a
estos propietarios comprar la fuerza de trabajo de la clase obrera. Por tanto,
de toda la cantidad de productos creados por ella, la clase obrera sólo recibe
una parte. Y, como acabamos de ver, la otra parte, la que retiene para sí la
clase capitalista, viéndose a lo sumo obligada a compartirla con la clase de
los propietarios de tierras, se acrecienta con cada nuevo invento y cada nuevo
descubrimiento, mientras que la parte correspondiente a la clase obrera
(calculándola por persona) sólo aumenta muy lentamente y en proporciones
insignificantes, cuando no se estanca o incluso disminuye, como acontece en
algunas circunstancias.”1
Tienen aquí expuesto abreviadamente el
fundamento del sistema capitalista. Aquí se ha descrito la esencia de este
sistema; sin embargo en su desenvolvimiento se van presentando el desempleo, la
pobreza, la sobre explotación, la crisis económica, etc. Si queremos eliminar
la explotación capitalista, entonces tenemos que eliminar la propiedad privada
de los medios de producción, que es lo que faculta, en la legislación burguesa,
a los capitalistas para apropiarse de una parte del trabajo de los obreros;
apropiación que los capitalistas y sus teóricos llaman ganancia.
Un
Partido socialista, apunta como objetivo final a la eliminación del sistema de
explotación capitalista; pero en el transcurso de la lucha, que puede ser
esporádica, parcial, y limitada, se va haciendo propaganda para elevar la
conciencia de los obreros hasta la comprensión de la esencia de la explotación
capitalista. Los socialistas tratan de elevar la conciencia de clase no solo
demostrando la esencia de la explotación capitalista, sino buscando unir a la
clase obrera a nivel nacional, e igualmente estableciendo el nexo que existe
entre las diversas formas de explotación, entre los trabajadores que bajo
diversas formas están sometidos al dominio del capital, como los miembros de
las comunidades campesinas, de las comunidades nativas, los pequeños
productores agrarios, los artesanos, y los microempresarios, incluyendo a los
trabajadores familiares no remunerados; tratando, en consecuencia, de
transformar la lucha esporádica, parcial y limitada en lucha nacional contra el
capital; no contra un capitalista o grupo de capitalistas en particular, sino
contra toda la clase capitalista, contra todo el capitalismo; estableciendo el
vínculo que une todas estas luchas (el dominio del capital), como por ejemplo,
la lucha contra las empresas mineras que dañan el medio ambiente afectando el
recurso agua que requiere la actividad agrícola de las comunidades campesinas y
de los pequeños agricultores privados.
El
neoliberalismo, o modelo neoliberal, es la agudización de la explotación
capitalista; es la apropiación de trabajo no remunerado bajo el sistema de
trabajo asalariado, que es lo común, y que identifica al capitalismo en todas
sus formas. El capitalismo se expresa, unas veces, como modelo de participación
del Estado regulando la economía, es decir, estableciendo ciertos controles, o
como empresario (extracción y comercialización de petróleo, gas, etc.), pero
manteniendo el sistema de trabajo asalariado; y otras, con una reducción de la
participación del Estado en la economía, dejando al “libre mercado”, es decir,
directamente a los propietarios del capital, el control total de la economía, y
con ello sobre explotando sin mayor control a los trabajadores.
La
sola lucha contra el neoliberalismo, esto es, contra una de las formas del
capitalismo, dejaría en pie el dominio del capital. En la actual pandemia, las
instituciones financieras internacionales, guardianas de los intereses del
capital a nivel planetario, han caído en la cuenta que el neoliberalismo, en
las actuales condiciones, diezmará a la fuerza de trabajo, como está sucediendo
ahora; la afectación de la fuente de riqueza de la burguesía, el trabajo no
remunerado, la fuerza viva de trabajo, el trabajador asalariado, al quedar
reducido, tanto en cantidad como en calidad, como consecuencia de la pandemia, agudizada
por el neoliberalismo, minará las bases del dominio del capital a nivel
planetario. Esta situación es la que ha conducido a estas instituciones financieras
internacionales a plantear la necesidad de relajar el neoliberalismo, de
recomendar una mayor participación del Estado burgués; medidas que sugieren, no
para salvar a la humanidad de la pandemia, sino para preservar al sistema
capitalista, esto es, al mecanismo que permite a la burguesía seguir
enriqueciéndose a costa de los trabajadores.
Entre
otras medidas, el Banco Mundial ha planteado lo siguiente:
“La pandemia de COVID-19 ha tenido un importante
costo humano, y sus efectos económicos y sociales se hacen sentir a nivel
mundial. Mediante una combinación de nuevos proyectos, la reestructuración de
los proyectos existentes con componentes de emergencia y la utilización de
nuestros instrumentos de financiamiento para casos de desastres, la respuesta
del Grupo Banco Mundial está orientada a cuatro esferas clave:
1.
salvar las vidas
amenazadas por la pandemia;
2.
proteger a los
pobres y vulnerables;
3.
ayudar a salvar los
empleos y las empresas;
4.
trabajar para
contribuir a una recuperación más resiliente.”2
Asimismo, el “FMI sugiere al Gobierno entregar nuevo bono de S/ 2,760 para reducir
niveles de pobreza.”3
Estas
propuestas, y las planteadas en los planes de gobierno por las agrupaciones
socialdemócratas, no dan margen para la superación del capitalismo, sino más
bien para su sostenimiento. Son propuestas que se basan en el Estado como
protector de la sociedad, y del capitalismo.
Evidentemente
no es lo mismo el modelo neoliberal que el modelo de mayor participación del
Estado, aunque ambos son expresiones del capitalismo. En el neoliberalismo la
explotación de los trabajadores se desboca, galopa sin freno, eliminando, por
ejemplo, los derechos laborales; en
cambio, en el capitalismo con mayor participación estatal, se mejoran ligeramente
las condiciones de los trabajadores, pero sin dejar de ser explotados. Sin
embargo, en ambos modelos, el capitalismo genera desempleo, pobreza, crisis
económica, etc. No hay salida, si queremos eliminar todas estas consecuencias. Debemos
abandonar el capitalismo, en cualquiera de sus formas, y construir el
socialismo.
Si
bien es cierto, no se puede implementar el socialismo inmediatamente, pues esto
requiere un arduo trabajo para la incorporación masiva de los trabajadores, para
vencer la resistencia de la burguesía, que no cederá el dominio que ostenta; no
se debe dejar en ningún momento de desarrollar la crítica al capitalismo, y de
promover el socialismo; ya sea en periodos de “normal” desarrollo de la
sociedad, como aquellos de lucha electoral, como el actual, o de agudización de
la lucha directa de las masas de trabajadores.
La
crítica profunda al sistema capitalista en su conjunto, y la propaganda por la
realización del socialismo, no significan el abandono de las luchas concretas.
“El
partido combate la concepción según la cual debería de abstenerse de apoyar o
de tomar parte en acciones parciales puesto que los problemas que interesan a
la clase trabajadora solo pueden resolverse con el derrocamiento del régimen
capitalista y con una acción general de todas las fuerzas anticapitalistas. Es
consciente de la imposibilidad de mejorar seria y duraderamente la condición de
los trabajadores en el periodo del imperialismo y antes de que sea derrocado el
régimen capitalista. La agitación de un programa de reivindicaciones inmediatas
y el apoyo a las luchas parciales es, no obstante, la única manera de ganar a
las grandes masas y de movilizarlas contra el capital. Por otra parte, toda
agitación o victoria de las categorías obreras en el campo de las
reivindicaciones inmediatas hace más aguda la crisis del capitalismo y acelera
subjetivamente su caída en la medida en que vulnera el inestable equilibrio
económico sobre el cual hoy basa su poder.”4
En el actual periodo electoral, las
fuerzas socialdemócratas han planteado en sus planes de gobierno una serie de
medidas reivindicativas de las clases trabajadoras, que afectan los intereses
de los capitalistas. Estas medidas, y otras más, como el cuidado del medio ambiente,
la eliminación de las exoneraciones tributarias al gran capital, etc., pueden
muy bien ser puntos de unidad del pueblo trabajador en su conjunto, a condición
de esclarecer, en primer lugar, que se está enfrentando la política e intereses
del capitalismo como sistema, y en segundo lugar, que la lucha electoral es un
momento de la lucha general de las clases trabajadoras, y que en consecuencia
la unidad lograda en este periodo no se debe disolver con la conclusión de las
elecciones, sino que debe continuar más allá de la coyuntura electoral.
Para
el socialismo proletario, en el actual periodo electoral, se trata de que gane
el socialismo, lo que quiere decir que el socialismo prenda en las masas. Según
los resultados veremos cuánta aceptación tienen las diversas expresiones de la izquierda,
aunque los votos de los socialistas estarán mezclados con los votos por la
socialdemocracia.
Un
cambio económico radical, sin un nivel elevado de conciencia es casi imposible,
dado que los trabajadores nacen en el
marco de relaciones sociales de producción ya dados, estando
acostumbrados a vivir bajo las relaciones sociales de producción capitalistas, no
viendo otras formas de relaciones sociales. Por ello la lucha economicista
expresa el bajo nivel de conciencia; su conciencia es burguesa, socialdemócrata,
puesto que ven el mundo burgués como el único posible, y sus exigencias se
presentan en el marco del sistema capitalista.
Tenemos
que cambiar nuestras costumbres, nuestros hábitos; dejar de pensar en el
dinero, en la ganancia, en el lujo; en esta caricatura de la riqueza, y de la
libertad (consumismo: soy libre cuando consumo lo que quiero y en la cantidad
que quiero, no cuando consumo lo que necesito en las cantidades apropiadas); y
empezar a motivarnos por la solidaridad, la reciprocidad, por los móviles
sociales, colectivos, humanos, absolutamente superiores al individualismo
burgués base del capitalismo. La mentalidad burguesa, individualista, impuesta
a través del mercado (lucha entre los capitalistas, y entre los capitalistas y
los consumidores, así como entre los capitalistas y los trabajadores) nos la
han impuesto a las clases trabajadoras.
Si
nos atenemos a los principios del capitalismo, se podría decir que el
socialismo consiste en pasar del individualismo al colectivismo, del egoísmo a
la solidaridad, del enriquecimiento monetario del individuo al enriquecimiento
de todos. Pero es evidente que el socialismo tiene como punto de partida la
propiedad colectiva de los medios de producción por parte de las clases
trabajadoras.
“La
distribución de los medios de consumo es, en todo momento, un corolario de la distribución de las propias
condiciones de producción. Y esta distribución es una característica del modo
mismo de producción. Por ejemplo, el modo capitalista de producción descansa en
el hecho de que las condiciones materiales de producción les son adjudicadas a
los que no trabajan bajo la forma de propiedad del capital y propiedad del
suelo, mientras la masa sólo es propietaria de la condición personal de
producción, la fuerza de trabajo. Distribuidos de este modo los elementos de
producción, la actual distribución de los medios de consumo es una consecuencia
natural. Si las condiciones materiales de producción fuesen propiedad colectiva
de los propios obreros, esto determinaría, por sí solo, una distribución de los
medios de consumo distinta de la actual. El socialismo vulgar (y por intermedio
suyo, una parte de la democracia) ha aprendido de los economistas burgueses a
considerar y tratar la distribución como algo independiente del modo de
producción, y, por tanto, a exponer el socialismo como una doctrina que gira
principalmente en torno a la distribución.”5
No es pues la redistribución de los
medios de consumo por parte del Estado la solución a la explotación
capitalista, sino la expropiación de los medios de producción a la burguesía para
que estos sean asumidos por las clases trabajadoras, lo que liquidará el
capitalismo y sus consecuencias negativas sobre los trabajadores.
La
socialdemocracia cree que una redistribución más equitativa de la riqueza es la
solución a la explotación, a la pobreza, etc. Su límite de clase no le permite
ver que el problema radica en la propiedad privada de los medios de producción.
Sin embargo, como ya hemos afirmado, la unidad alrededor de la lucha por las
reivindicaciones inmediatas de las clases trabajadoras, en las circunstancias
actuales, pueden permitirnos desarrollar la lucha contra el capital a nivel
nacional.
______________
(1) Federico Engels, Introducción a la
edición de 1891 de Trabajo asalariado y
capital de Carl Marx.
(2) https://www.bancomundial.org/es/news/infographic/2020/11/17/world-bank-group-covid-19-crisis-response
(3) https://rpp.pe/economia/economia/fmi-sugiere-al-gobierno-entregar-nuevo-bono-de-2760-soles-para-un-grupo-de-beneficiarios-pobreza-bono-600-noticia-1328182
(4) Gramsci, Antonio, Las tesis de Lyon, enero de 1926.
(5) Marx, Carlos, Crítica al programa de Gotha.
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