Las Tesis de Lyon*
La Situación Italiana y
las Tareas del P.C.I.
(Fragmento)
Antonio Gramsci
Estrategia y táctica del
Partido
35. La capacidad estratégica y táctica
del Partido es la capacidad de organizar y unificar en torno a la vanguardia
proletaria y a la clase obrera todas las fuerzas necesarias para la victoria
revolucionaria y de guiarla de hecho hacia la revolución, aprovechando las
situaciones objetivas, los desplazamientos de fuerza que aquéllas provocan,
tanto entre la población trabajadora como entre los enemigos de la clase
obrera. Con su estrategia y con su táctica, el Partido "dirige a la clase
obrera" en los grandes movimientos históricos y en sus luchas cotidianas.
Una dirección se halla ligada a ésta y está condicionada por aquélla.
36. El principio de que el Partido
dirige a la clase obrera no debe interpretarse de manera mecánica. No hay que
creer que el Partido pueda dirigir la clase obrera por una imposición
autoritaria externa; esto no es cierto, tanto para el periodo que precede como
para el que sigue a la conquista del poder. El error de una interpretación
mecánica de este principio debe combatirse en el partido italiano como una
posible consecuencia de las desviaciones ideológicas de extrema izquierda;
estas desviaciones conducen de hecho a una arbitraria sobrevaloración formal
del Partido por lo que respecta a la función de guía de la clase. Nosotros
afirmamos que la capacidad de dirigir a la clase obrera se halla en relación no
con el hecho de que el Partido se "proclame" el órgano revolucionario
de aquélla, sino por el hecho que aquél "efectivamente" logre, como
una parte de la clase obrera, vincularse a todas las secciones de la propia
clase y a imprimir a la masa un movimiento en la dirección deseada y favorecida
por las condiciones objetivas. Solamente como consecuencia de su acción entre
las masas, el Partido podrá conseguir que aquélla lo reconozca como
"su" partido (conquista de la mayoría) y solamente cuando esta
condición se ve realizada el Partido puede presumir de tener tras de sí a la
clase obrera. Las exigencias de esta acción entre las masas son superiores a
todo "patriotismo" de partido.
37. El Partido dirige a la clase
penetrando en todas las organizaciones en las que la masa trabajadora se reúne
y completando en éstas y a través de éstas una sistemática movilización de
energía según el programa de la lucha de clase y una acción de conquista de la
mayoría para las consignas comunistas.
Las
organizaciones en las que el Partido trabaja y que tienden por su naturaleza a
incorporar toda la masa obrera no pueden nunca sustituir al Partido Comunista,
que es la organización política de los revolucionarios, esto es, de la
vanguardia del proletariado. También se excluye una relación de subordinación y
de "igualdad" entre las organizaciones de masa y el Partido (pacto
sindical de Stoocarda, pacto de alianza entre el Partido Socialista Italiano y
la Confederación General del Trabajo). La relación entre sindicatos y partido
es una relación especial de dirección que se realiza mediante la actividad que
los comunistas realizan en el seno de los sindicatos. Los comunistas se
organizan en fracciones en los sindicatos y en todas las formaciones de masa y
participan en primera fila en la actividad de estas formaciones y en la lucha
que llevan sosteniendo el programa y las consignas de su partido.
Toda
tendencia a separarse de la vida de las organizaciones, cualesquiera que éstas
sean, en las que es posible tomar contacto con las masas trabajadoras, hay que
combatirla como desviación peligrosa, indicio de pesimismo y manantial de
pasividad.
38. Los sindicatos son, en los países
capitalistas, órganos específicos de reunión de las masas trabajadoras. La
acción de los sindicatos hay que considerarla como esencial para el logro de
los fines del Partido. El Partido que renuncia a la lucha por ejercer su
influencia en los sindicatos y por conquistar la dirección, renuncia de hecho a
la conquista de la masa obrera y a la lucha revolucionaria por el poder.
En
Italia, la acción en los sindicatos asume una particular importancia porque
permite con intensidad mayor y con resultados mejores la reorganización del
proletariado industrial y agrícola, que debe volver a darle una posición de
predominio en el enfrentamiento con las demás clases sociales. La opresión
fascista y especialmente la nueva política sindical del fascismo crean, sin
embargo, un estado de cosas muy particular. La Confederación del Trabajo y los
sindicatos de clase se ven privados de la posibilidad de desplegar, en la forma
tradicional, una actividad de organización y de defensa económica. Tienden a
reducirse a simples oficinas de propaganda. Sin embargo, muy pronto la clase
obrera, bajo el impulso de la situación objetiva, se ve empujada a reorganizar
las propias fuerzas según nuevas formas de organización. El Partido debe, por
consiguiente, lograr ejercer una acción de defensa del sindicato de clase y de
reivindicación de su libertad, y al mismo tiempo debe secundar y estimular la
tendencia a la creación de organismos representativos de masa que estén ligados
al sistema de producción. Paralizada la actividad del sindicato de clase, la
defensa de los intereses inmediatos de los trabajadores tiende a realizarse
mediante un desplazamiento de la resistencia y de la lucha en las fábricas por
categorías, por secciones de trabajo, etc. El Partido Comunista debe saber
seguir toda esta lucha y ejercer una verdadera y propia dirección, impidiendo
que se extravíe el carácter unitario y revolucionario de las contradicciones de
clase, explotándolo sobre todo para favorecer la movilización de todo el
proletariado y la organización de ésta en un frente de lucha (Tesis sindicales).
39. El Partido dirige y unifica a la
clase obrera formulando y agitando un programa de reivindicaciones de intereses
inmediatos para la clase trabajadora. Las acciones parciales y limitadas son
por ello consideradas como momentos necesarios para unir a la movilización
progresiva y a la unificación de toda la fuerza de la clase trabajadora.
El
Partido combate la concepción según la cual se debería abstener de apoyar o de
tomar parte en las acciones parciales, porque los problemas que interesan a la
clase trabajadora** se resuelven solamente con la destrucción del régimen
capitalista y con una acción general de todas las fuerzas anticapitalistas.
Esta idea se alía a la de la imposibilidad de que las condiciones de los
trabajadores se puedan mejorar de modo serio y durable en el periodo del
imperialismo y antes de que sea abatido el sistema capitalista. La agitación de
un programa de reivindicaciones inmediatas y el apoyo a las luchas parciales
constituye, empero, el único modo con que se pueda unir a las grandes masas y
movilizarlas contra el capitalismo. Por otra parte, toda agitación o victoria
de sectores obreros en el terreno de las reivindicaciones inmediatas hace más
aguda la crisis del capitalismo y acelera también subjetivamente la caída en
cuanto traba el inestable equilibrio económico sobre el que aquél basa hoy su
poder.
El
Partido Comunista combina toda reivindicación inmediata con un objetivo
revolucionario, se sirve de toda lucha parcial para enseñar a las masas la
necesidad de la acción general, de la insurrección contra el dominio
reaccionario del capital, y trata de conseguir que toda lucha de carácter
limitado sea preparada y dirigida también a lograr la movilización y
unificación de las fuerzas proletarias y no su dispersión. Sostiene estas
concepciones suyas en el interior de las organizaciones de masa a las que corresponde
la dirección de los movimientos parciales, o en la confrontación de los
partidos políticos que no toman la iniciativa, o bien la hace valer tomando él
la iniciativa de proponer la acción parcial, sea en el seno de las
organizaciones de masa, sea a los otros partidos (táctica del frente único). En
todo caso se sirve de la experiencia del movimiento y del éxito de sus
propuestas para aumentar su influencia, demostrando con los hechos que su
programa de acción es el único que corresponde a los intereses de las masas y a
la situación objetiva, y para llevar a una posición más avanzada una sección
rezagada de la clase obrera.
La
iniciativa dirigida por el Partido para una acción parcial puede tener lugar
cuando controla a través de organismos de masa una parte notable de la clase
trabajadora, o cuando esté seguro que una consigna suya sea seguida igualmente
por una gran parte de la clase trabajadora. Sin embargo, el Partido no tomará
esta iniciativa sino cuando, en relación con la situación objetiva, ésta lleve
a un desplazamiento a su favor de las relaciones de fuerza y represente un paso
adelante en la unificación y movilización de la clase en el terreno
revolucionario.
Se
rechaza que una acción de individuos o de grupos pueda servir para sacar de la
pasividad a las masas obreras cuando el Partido no se halla profundamente
ligado a ellas. En particular, la actividad de los grupos armados, incluso como
reacción a la violencia física del fascismo, tiene valor solamente en cuanto se
combina con una reacción de las masas o logra suscitarlas o prepararlas
consiguiendo en el campo de la movilización de fuerzas materiales el mismo
valor que tienen las huelgas y las agitaciones económicas particulares para la
movilización general de las energías de los trabajadores en defensa de sus
intereses de clase.
39. bis. Es un error considerar que
las reivindicaciones inmediatas y las acciones parciales pueden tener solamente
carácter económico. Puesto que, con la profundización de la crisis del
capitalismo, las clases dirigentes capitalistas y agrarias están obligadas,
para mantener su poder, a limitar y suprimir la libertad de organización y
política del proletariado; las reivindicaciones de esta libertad ofrece un
terreno óptimo para la agitación y las luchas parciales, que pueden llegar a la
movilización de amplias capas de la población trabajadora. Toda la legislación
con la que los fascistas suprimen, en Italia, incluso la más elemental libertad
de la clase obrera, debe, por consiguiente, proporcionar al Partido Comunista
motivos para la organización y movilización de las masas. La tarea del Partido
consistirá en combinar cada una de las consignas que lance en este campo con
las directivas generales de su acción, en particular con la práctica
demostración de la imposibilidad de que el régimen fascista encuentre radicales
limitaciones y transformaciones en sentido "liberal" y “democrático"
sin que se desencadene contra el fascismo una lucha de masas, lo que deberá
inexorablemente desembocar en una guerra civil. Esta convicción debe difundirse
en las masas en la medida en la que logremos, combinando las reivindicaciones
parciales de carácter político con las de carácter económico, transformar los
movimientos "revolucionarios democráticos" en movimientos revolucionarios
obreros y socialistas.
Esto
se deberá conseguir particularmente en cuanto respecta a la agitación contra la
monarquía. La monarquía es uno de los puntales del régimen fascista; ella es la
forma estatal del fascismo italiano. La movilización antimonárquica de las
masas de la población italiana es uno de los objetivos que el Partido Comunista
debe proponer; servirá eficazmente para desenmascarar algunos de los grupos que
se dicen fascistas ya aliados en el Aventino. Sin embargo, siempre debe ser
conducida conjuntamente con la agitación y con la lucha contra los otros
pilares fundamentales del régimen fascista, que son la plutocracia industrial y
los agrarios. En la agitación antimonárquica, el problema de la forma del
Estado continúa con el problema del contenido de clase que los comunistas
entienden dar al Estado. Recientemente (junio de 1925), la conexión de estos
problemas se ha logrado por el Partido poniendo en la base de una acción
política suya la consigna "Asamblea republicana sobre la base de los Comités
obreros y campesinos; control obrero de la industria; tierra a los
campesinos".
40. La tarea de unificar las fuerzas
del proletariado y de toda la clase trabajadora sobre un terreno de lucha es la
parte "positiva" de la táctica del frente único y, en las
circunstancias actuales de Italia, es la tarea fundamental del Partido.
Los
comunistas deben considerar la unidad de la clase trabajadora como un resultado
concreto, real, a conseguir, para impedir al capitalismo la realización de su
plan de disgregar de modo permanente el proletariado y hacer imposible toda
lucha revolucionaria. Los comunistas deben saber trabajar en todos los medios
para lograr este objetivo, y sobre todo deben hacerse capaces de unir los
obreros de otros partidos y sin partido, superando hostilidad e incomprensiones
fuera de lugar, y presentándose en todo caso como constructores de la unidad de
la clase en la lucha por su defensa y por su liberación.
El
"frente único" de lucha antifascista y anticapitalista que los
comunistas se esfuerzan por crear debe tender a ser un frente único organizado,
esto es, fundado sobre organismos autónomos en torno a los cuales toda la masa
encuentre una forma y se integre. Tales son los organismos representativos que
las mismas masas tienen hoy tendencia a constituir a partir de los talleres, y
con ocasión de cualquier agitación, desde que la posibilidad de funcionamiento
normal de los sindicatos ha empezado a limitarse. Los comunistas deben darse
cuenta de esta tendencia de las masas y saberla estimular, desarrollando los
elementos positivos que contiene y combatiendo las desviaciones particularistas
a las que puede dar lugar. La cuestión debe considerarse sin fetichismo para
una determinada forma de organización, teniendo presente que nuestro objetivo
fundamental es conseguir una movilización y una unidad orgánica de fuerzas cada
vez mayor. Para alcanzar este objetivo hay que saber adaptarse a todos los
terrenos que nos ofrece la realidad, aprovechar todos los motivos de agitación,
insistir sobre una y otra forma de organización según la necesidad y la
posibilidad de desarrollo de cada una de ellas (Tesis sindicales, capítulo relativo a las comisiones internas, a
los comités de agitación, a las conferencias de fábrica).
41. La consigna de comités obreros y
campesinos debe considerarse como fórmula resumida de toda la acción del
Partido en cuanto ella se propone crear un frente único organizado de la clase
trabajadora. Los comités obreros y campesinos son órganos de unidad de la clase
trabajadora movilizada, tanto para una lucha de carácter inmediato como para
acciones políticas de mayor alcance. La consigna de la creación de comités
obreros y campesinos es, por consiguiente, una consigna de realización
inmediata para todos aquellos casos en los que el Partido llega con su
actividad a movilizar una parte de la clase trabajadora bastante grande (más de
una fábrica, más de una categoría en una localidad), pero es al mismo tiempo
una solución política y una consigna de agitación adecuada a todo un periodo de
la vida y de la acción del Partido. Ella hace evidente y concreta la necesidad
de que los trabajadores organicen su fuerza y la contrapongan de hecho a la de
todos los grupos de origen y naturaleza burgueses, a fin de poder llegar a ser
elemento determinante y preponderante de la situación política.
42. La táctica del frente único como
acción política (maniobra), destinada a desenmascarar partidos y grupos que se
dicen proletarios o revolucionarios que tengan una base de masas, se halla
estrechamente ligada con el problema de la dirección de las masas por parte del
Partido Comunista y con el problema de la conquista de la mayoría. En la forma
en que ha sido definida por el congreso mundial, aquélla es aplicable en todos
los casos en los que, por la adhesión de las masas a los grupos que combatimos,
la lucha frontal contra éstos no es suficiente para obtener resultados rápidos
y profundos. El éxito de esta táctica está ligado a la medida en que está
precedida o se acompaña por un trabajo efectivo de unificación y de
movilización de masas obtenida por el Partido con una acción de la base.
En
Italia, la táctica del frente único debe continuar siendo adoptada por el
Partido en la medida en que aún está lejos la conquista de una influencia decisiva
sobre la mayoría de la clase obrera y de la población trabajadora. Las
particulares condiciones italianas aseguran la vitalidad de formaciones
políticas intermedias, basadas sobre el equívoco y favorecidas por la pasividad
de una parte de la masa (maximalistas, republicanos, unitarios). Una formación
de este género será al grupo de centro que muy probablemente surgirá del
destrozo del Aventino. No es posible luchar de lleno contra el peligro que
estas formaciones representan si no es con la táctica del frente único. Pero no
se puede contar con tener éxito si no es en relación con el trabajo que
simultáneamente se haga arrancar a la masa de la pasividad.
42. bis. El problema del Partido
maximalista debe considerarse en la misma medida que el problema de todas las
demás formaciones intermedias que el Partido Comunista combate como obstáculo a
la preparación revolucionaria del proletariado y hacia las que adopta, según
las circunstancias, la táctica del frente único. Ciertamente, en algunas zonas,
el problema de la conquista de la mayoría se halla para nosotros ligado
específicamente al problema de destruir la influencia del PSI o de su
periódico. Los dirigentes del Partido Socialista, por otra parte, vienen cada
vez más abiertamente clasificándose entre las fuerzas contrarrevolucionarias
del orden capitalista (campaña para la intervención del capital americano;
solidaridad de hecho con los dirigentes sindicales reformistas). Nada permite
excluir del todo la posibilidad de un acercamiento suyo a los reformistas y de
una sucesiva fusión con ellos. El Partido Comunista debe tener presente esta
posibilidad y proponerse desde ahora conseguir que, cuando aquélla se realice,
las masas que aún son controladas por los maximalistas, pero que conservan un
espíritu clasista, se separen de ellos decisivamente y se unan del modo más
estrecho con las masas que la vanguardia comunista tiene en torno de sí. Los
buenos resultados obtenidos por la fusión con la fracción de la tercera internacional
decidida en el V Congreso han enseñado al partido italiano cómo, en condiciones
determinadas se consiguen, con una acción política perspicaz, resultados que no
se podrían conseguir con la actividad normal de la propaganda y la
organización.
43. Mientras agita su programa de
reivindicaciones clasistas inmediatas y concentra su actividad en conseguir la
movilización y unificación de las fuerzas obreras y trabajadoras, el Partido
puede presentar, con objeto de facilitar el desarrollo de la propia acción,
soluciones intermedias de los problemas políticos generales y agitar esta
solución entre las masas que todavía están adheridas a partidos y formaciones
contrarrevolucionarias. Esta presentación y agitación de soluciones intermedias
lejos tanto de la consigna del Partido como del programa de inercia y pasividad
de los grupos que se quieren combatir permite conducir tras el Partido fuerzas
más amplias, poner en contradicción la palabra de los dirigentes y partidos de
masa contrarrevolucionarios con sus intenciones reales, impulsar a las masas
hacia soluciones revolucionarias y extender nuestra influencia (ejemplo:
"antiparlamento"). Estas soluciones intermedias no se pueden prever
todas, pues deben, en todo caso derivarse de la realidad. No obstante, han de
ser tales que se pueda constituir una vía de paso hacia la consigna del Partido
y debe aparecer siempre evidente a las masas que su eventual realización se
resolvería en una aceleración del proceso revolucionario y en un principio de
luchas más profundas.
La
presentación y agitación de estas soluciones intermedias es la forma específica
de lucha que debe usarse contra los partidos sedicentemente democráticos, que
son en realidad uno de los más fuertes sostenes del orden capitalista vacilante
y como tales se alternan en el poder con los grupos reaccionarios, cuando estos
partidos que se dicen democráticos están ligados a importantes y decisivos
estratos de la población trabajadora (como en Italia en los primeros meses de
la crisis de Matteotti) y cuando es inminente y grave un peligro reaccionario
(táctica adoptada por los bolcheviques hacia Kerenski durante el golpe de
Kornilov). En estos casos, el Partido Comunista consigue los mejores resultados
agitando las mismas soluciones que deberían ser las propias de los partidos que
se dicen democráticos si éstos supieran conducir una lucha consecuente por la
democracia, con todos los medios que la situación requiere. Estos partidos,
puestos también a prueba por los hechos, se desenmascaran frente a las masas y
pierden su influencia sobre éstas.
44. Todas las agitaciones particulares
que el Partido conduce y la actividad que ello exige en todas direcciones para
movilizar y unificar las fuerzas de la clase trabajadora, deben converger y ser
resumidas en una fórmula política que sea fácil de comprender por las masas y
tenga el mayor valor de agitación en su confrontación. Esta fórmula es la del
"gobierno obrero y campesino". Ella indica también a las masas más
atrasadas la necesidad de la conquista del poder para la solución de los problemas
vitales que les interesan y proporciona el medio para llevarla al terreno
propio de la vanguardia proletaria más evolucionada (lucha por la dictadura del
proletariado). En este sentido es una fórmula de agitación pero no corresponde
a una fase real del desarrollo histórico, sino a la misma clase de soluciones
intermedias de que se ha tratado en el número precedente. De hecho, una
realización de ésta no se puede concebir por el Partido sino como inicio de una
lucha revolucionaria directa, es decir, de la guerra civil dirigida por el
proletariado, en alianza con los campesinos, para la conquista del poder. El
Partido podría ser llevado a graves desviaciones de su papel de guía de la
revolución en el caso de que interpretase el gobierno obrero y campesino como
correspondiente a una fase real del desarrollo de la lucha por el poder; es
decir, si considerase que esta consigna indica la posibilidad de que el
problema del Estado se resuelva en interés de la clase obrera en una forma que
no sea la de la dictadura del proletariado.
Lyon, enero, 1926
_________
(**) La expresión tomada del link
señalado dice: “porque los problemas interesantes para la clase trabajadora”.
Esta se ha reemplazado por: “porque los problemas que interesan a la clase
trabajadora”, según aparece en la publicación de 1984 de ediciones La Alborada,
Lima-Perú.
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