Un
Poema de Autor Anónimo
Corrido
del Comunismo Mexicano
Nube
blanca por el valle,
nube
de manta que va
mascando
palabras de hambre
junto
al oro del trigal.
Nube
blanca por el monte,
palma,
soledad y afán;
nubes
de bocas de niños
que se
angustian por un pan.
Horizontes
de mazorcas
que
peinan plata y cristal.
Las
manos que las sembraron
no las
podían desgranar.
Magueyes
de dos en fondo
surgen
con aire marcial
mientras
el indio la espalda
ya no
puede levantar.
Sobre
campos de esmeralda
los
hombres descalzos van
porque
unos cuantos señores
el
grano se han de llevar.
Indio
color de tu tierra
el
viento lo ha dicho ya:
media
luna en tu cintura
el machete ha de brillar.
Llorará
sangre la aurora
si la
quieres degollar.
El
aire del sur se estira
besando
todo el palmar
y la
palma le devuelve
un
verde abrazo nupcial.
De
seda verde se viste
en
verano el platanar
y
veinte barcos extraños
lo
vienen a desnudar.
Pule
sus hojas brillantes
en
esmalte el cafetal.
Los
hombres que lo cuidaron
su
aroma no han de gozar
porque
hay otros veintes barcos
que se
lo van a llevar.
¡Ah
negro veracruzano!
ya no
es hora de cantar
Ve a
sepultar tu guitarra
en lo
profundo del mar.
Si el
amo quiere marcas
suénaselas
de verdad.
Que
vaya a ver cómo truena
cuando
arde el cañaveral.
El
monte se hizo pedazos
y se
metió en la ciudad.
Huellas
de yunque en las manos
que hacen el mundo girar.
El
brazo vence el acero
que es
tan duro de forjar.
Con el
martillo y el fuego,
camarada,
has de lograr
construir
un mundo nuevo
para
tu felicidad.
No
clavarán las sirenas
cuchillos
al despertar.
Dirán
sus claras canciones
invitando
a trabajar.
En los
labios de tus hijos
el
hambre temblando está.
Tu
mujer lleva en el vientre
surco
de espinas nomás.
Los
colmillos de la rueda
tu
carne triturarán,
y en
vez de sudor en tu sangre
sobre
el hierro lloverá.
El
brazo vence al acero
que es
tan duro de forjar.
Alza
el brazo compañero,
y tus
cadenas caerán.
Mi
machete y tu martillo
en la
noche brillarán.
Son
dos luceros que alumbran
la busca
de nuestro pan.
El
aullido de los perros
pronto
se desatará.
Ladrarán
también los amos
cuando empecemos a andar.
Nos
llamarán comunistas
porque
vamos a buscar
el
camino en el que todos
tendremos
felicidad.
Mas no
le hace, compañero.
Habremos
de regresar
al
amanecer de un día
más
azul que los demás.
En los
labios de los niños
canciones
florecerán,
y nos
tenderán la mano,
no
para pedir un pan,
sino
para darnos flores
llenos de felicidad.
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