martes, 7 de noviembre de 2017

Edición extraordinaria: Stalin en la revolución rusa


J. V. Stalin

        Es indudable que la teoría universal del triunfo simultáneo de la revolución en los principales países de Europa, la teoría de la imposibilidad de la victoria del socialismo en un solo país ha resultado ser una teoría artificial, una teoría no viable. La historia de siete años de revolución proletaria en Rusia no habla en favor, sino en contra de esa teoría. Esa teoría no solo es inaceptable como esquema del desarrollo de la revolución mundial, ya que está en contradicción con hechos evidentes. Es todavía más inaceptable como consigna, porque no libera, sino que encadena la iniciativa de los distintos países que, en virtud de ciertas condiciones históricas, adquieren la posibilidad de romper ellos solos el frente del capital; porque no estimula a los distintos países a emprender una arremetida enérgica contra el capital, sino a mantenerse pasivamente a la expectativa, en espera del momento de "desenlace general"; porque no fomenta en los proletarios de los distintos países el espíritu de decisión revolucionaria, sino el espíritu de las dudas a lo Hamlet: "¿y si los demás no nos apoyan?". Lenin tiene completa razón al decir que la victoria del proletariado en un solo país es un "caso típico", que "la revolución simultánea en varios países" sólo puede darse como una "excepción rara" (v. t. XXIII, pág. 354).

        Pero la teoría leninista de la revolución no se circunscribe, como es sabido, a este solo aspecto del problema. Es, al mismo tiempo, la teoría del desarrollo de la revolución mundial. La victoria del socialismo en un solo país no constituye un fin en sí. La revolución del país victorioso no debe considerarse como una magnitud autónoma, sino como un apoyo, como un medio para acelerar el triunfo del proletariado en todos los países. Porque la victoria de la revolución en un solo país, en este caso en Rusia, no es solamente un producto del desarrollo desigual y de la disgregación progresiva del imperialismo. Es, al mismo tiempo, el comienzo y la premisa de la revolución mundial.

        Es indudable que las vías del desarrollo de la revolución mundial no son tan sencillas como podían parecer antes de la victoria de la revolución en un solo país, antes de la aparición del imperialismo desarrollado, "antesala de la revolución socialista". Porque ha surgido un factor nuevo: la ley del desarrollo desigual de los países capitalistas, que rige bajo las condiciones del imperialismo desarrollado y evidencia la inevitabilidad de los conflictos armados, el debilitamiento general del frente mundial del capital y la posibilidad de la victoria del socialismo en algunos países por separado. Porque ha surgido un factor nuevo: el inmenso País Soviético, situado entre el Occidente y el Oriente, entre el centro de la explotación financiera del mundo y el teatro de la opresión colonial, un país cuya sola existencia revoluciona el mundo entero.

        Todos estos factores (por no citar otros de menor importancia) no pueden ser pasados por alto al estudiar las vías de la revolución mundial.

        Antes solía suponerse que la revolución iría desarrollándose por "maduración" proporcionada de los elementos de socialismo, ante todo en los países más desarrollados, en los países "adelantados". Ahora, esta idea debe ser modificada de modo substancial.

        "El sistema de las relaciones internacionales -- dice Lenin -- es actualmente tal, que uno de los Estados de Europa, Alemania, se ve avasallado por los Estados vencedores. Por otra parte, diversos Estados, por cierto los más antiguos del Occidente, se hallan, gracias a la victoria, en condiciones de poder aprovechar esa misma victoria para hacer a sus clases oprimidas una serie de concesiones, que, si bien son insignificantes, retardan el movimiento revolucionario en estos países, creando una apariencia de 'paz social'".

         "Al mismo tiempo, otros muchos países -el Oriente, la India, China etc.-, se han visto definitivamente sacados de su carril, precisamente por causa de la última guerra imperialista. Su desarrollo se ha orientado definitivamente por la via general del capitalismo europeo. En esos países ha comenzado la misma efervescencia que se observa en toda Europa. Y para todo el mundo es ahora claro que ellos han entrado en un proceso de desarrollo que no puede por menos de conducir a la crisis de todo el capitalismo mundial".

         En vista de esto y en relación con ello, "los países capitalistas de la Europa Occidental llevarán a término su desarrollo hacia el socialismo… de un modo distinto a como esperábamos anteriormente. No lo llevan a término por un proceso proporcionado de "maduración" del socialismo en ellos, sino mediante la explotación de unos Estados por otros, mediante la explotación del primer Estado entre los vencidos en la guerra imperialista, unida a la explotación de todo el Oriente. Por otra parte, el Oriente se ha incorporado de manera definitiva al movimiento revolucionario, gracias precisamente a esta primera guerra imperialista, viéndose arrastrado definitivamente a la órbita general del movimiento revolucionario mundial" (v. t. XXVII, págs. 415-416).

        Si a esto se añade que no sólo los países vencidos y las colonias son explotados por los países vencedores, sino que, además, una parte de los países vencedores cae en la órbita de la explotación financiera de los países vencedores más poderosos, de los Estados Unidos e Inglaterra; que las contradicciones entre todos estos países constituyen el factor más importante de la disgregación del imperialismo mundial; que, además de estas contradicciones, existen y se están desarrollando otras contradicciones, profundísimas, dentro de cada uno de estos países; que todas estas contradicciones se ahondan y se agudizan por el hecho de existir al lado de esos países la gran República de los Soviets; si tomamos todo eso en consideración, tendremos una idea, más o menos completa, de la peculiaridad de la presente situación internacional.

        Lo más probable es que la revolución mundial se desarrolle del siguiente modo: nuevos países se desgajarán del sistema de los países imperialistas por vía revolucionaria, siendo apoyados sus proletarios por los proletarios de los países imperialistas. Vemos que el primer país que se ha desgajado, el primer país que ha vencido, es apoyado ya por los obreros y las masas trabajadoras de los otros países. Sin este apoyo no podría mantenerse. Es indudable que este apoyo irá cobrando mayor intensidad y fuerza. Pero también es indudable que el mismo desarrollo de la revolución mundial, el mismo proceso por el que se desgajen del imperialismo nuevos países se operará con tanta mayor rapidez y profundidad cuanto más firmemente se vaya consolidando el socialismo en el primer país victorioso, cuanto más rápidamente se transforme este país en una base para el desarrollo sucesivo de la revolución mundial, en una palanca de la disgregación sucesiva del imperialismo.

        Si es cierta la tesis de que el triunfo definitivo del socialismo en el primer país liberado no es posible sin los esfuerzos comunes de los proletarios de varios países, no menos lo es que la revolución mundial se desarrollará con tanta mayor rapidez y profundidad, cuanto más eficaz sea la ayuda prestada por el primer país socialista a los obreros y a las masas trabajadoras de todos los otros países.

        ¿En qué debe consistir esta ayuda?

        En primer lugar, en que el país que ha triunfado "lleve a cabo el máximo de lo realizable en un solo país p a r a desarrollar, apoyar y despertar la revolución en todos los países " (v. Lenin, t. XXIII, pág. 385).

        En segundo lugar, en que "el proletariado triunfante" de un país, "después de expropiar a los capitalistas y de organizar la producción socialista dentro de sus fronteras, se enfrente con el resto del mundo, con el mundo capitalista, atrayendo a su lado a las clases oprimidas de los demás países, levantando en ellos la insurrección contra los capitalistas, empleando, en caso necesario, incluso la fuerza de las armas contra las clases explotadoras y sus Estados" (v. Lenin, t. XVIII, págs. 232-233).

        La particularidad característica de esta ayuda del país victorioso no sólo consiste en que acelera la victoria del proletariado de los otros países, sino también en que, al facilitar esta victoria, asegura el triunfo definitivo del socialismo en el primer país victorioso.

        Lo más probable es que, en el curso del desarrollo de la revolución mundial, se formen, al lado de los focos de imperialismo en distintos países capitalistas y junto al sistema de estos países en todo el mundo, focos de socialismo en distintos países soviéticos y un sistema de estos focos en el mundo entero, y que la lucha entre estos dos sistemas llene la historia del desarrollo de la revolución mundial.

        Pues, "la libre unión de las naciones en el socialismo -dice Lenin- es imposible sin una lucha tenaz, más o menos prolongada, de las repúblicas socialistas contra los Estados atrasados" (v. lugar citado).

        La importancia mundial de la Revolución de Octubre no sólo reside en que es la gran iniciativa de un país que ha abierto una brecha en el sistema del imperialismo y constituye el primer foco de socialismo en medio del océano de los países imperialistas, sino también en que es la primera etapa de la revolución mundial y una base potente para su desenvolvimiento sucesivo.

        Por eso no sólo yerran quienes, olvidando el carácter internacional de la Revolución de Octubre, afirman que la victoria de la revolución en un solo país es un fenómeno pura y exclusivamente nacional; yerran también quienes, sin olvidar el carácter internacional de la Revolución de Octubre, propenden a considerarla como algo pasivo, sujeto únicamente al apoyo que pueda recibir del exterior. La realidad es que no sólo la Revolución de Octubre necesita del apoyo de la revolución de los otros países, sino que también la revolución de estos países necesita del apoyo de la Revolución de Octubre para acelerar e impulsar el derrocamiento del imperialismo mundial.

17 de diciembre de 1924.



Las Raíces Históricas del Leninismo*

J.V. Stalin


        Lenin llamó al imperialismo "capitalismo agonizante". ¿Por qué? Porque el imperialismo lleva las contradicciones del capitalismo a su último límite, a su grado extremo, más allá del cual empieza la revolución. Entre estas contradicciones, hay tres que deben ser consideradas como las más importantes.
       
        La primera contradicción es la existente entre el trabajo y el capital. El imperialismo es la omnipotencia de los trusts y de los sindicatos monopolistas, de los bancos y de la oligarquía financiera de los países industriales. En la lucha contra esta fuerza omnipotente, los métodos habituales de la clase obrera -los sindicatos y las cooperativas, los partidos parlamentarios y la lucha parlamentaria- resultan absolutamente insuficientes. Una de dos: u os entregáis a merced del capital, vegetáis a la antigua y os hundís cada vez más, o empuñáis un arma nueva; así plantea la cuestión el imperialismo a las masas de millones de proletarios. El imperialismo lleva a la clase obrera a la revolución.

        La segunda contradicción es la existente entre los distintos grupos financieros y las distintas potencias imperialistas en su lucha por las fuentes de materias primas, por territorios ajenos. El imperialismo es la exportación de capitales a las fuentes de materias primas, la lucha furiosa por la posesión monopolista de estas fuentes, la lucha por un nuevo reparto del mundo ya repartido, lucha mantenida con particular encarnizamiento por los nuevos grupos financieros y por las nuevas potencias, que buscan "un lugar bajo el sol", contra los viejos grupos y las viejas potencias, tenazmente aferrados a sus conquistas. La particularidad de esta lucha furiosa entre los distintos grupos de capitalistas es que entraña como elemento inevitable las guerras imperialistas, guerras por la conquista de territorios ajenos. Esta circunstancia tiene, a su vez, la particularidad de que lleva al mutuo debilitamiento de los imperialistas, quebranta las posiciones del capitalismo en general, aproxima el momento de la revolución proletaria y hace de esta revolución una necesidad práctica.

        La tercera contradicción es la existente entre un puñado de naciones "civilizadas" dominantes y centenares de millones de hombres de las colonias y de los países dependientes. El imperialismo es la explotación más descarada y la opresión más inhumana de centenares de millones de habitantes de las inmensas colonias y países dependientes. Extraer superbeneficios: tal es el objetivo de esta explotación y de esta opresión. Pero, al explotar a esos países, el imperialismo se ve obligado a construir en ellos ferrocarriles, fábricas, centros industriales y comerciales. La aparición de la clase de los proletarios, la formación de una intelectualidad del país, el despertar de la conciencia nacional y el incremento del movimiento de liberación son resultados inevitables de esta "política". El incremento del movimiento revolucionario en todas las colonias y en todos los países dependientes, sin excepción, lo evidencia de modo palmario. Esta circunstancia es importante para el proletariado, porque mina de raíz las posiciones del capitalismo, convirtiendo a las colonias y a los países dependientes, de reservas del imperialismo, en reservas de la revolución proletaria.

        Tales son, en términos generales, las contradicciones principales del imperialismo, que han convertido el antiguo capitalismo "floreciente" en capitalismo agonizante.

        La importancia de la guerra imperialista desencadenada hace diez años estriba, entre otras cosas, en que juntó en un haz todas estas contradicciones y las arrojó sobre la balanza, acelerando y facilitando con ello las batallas revolucionarias del proletariado.
   
        Dicho en otros términos: el imperialismo no sólo ha hecho que la revolución sea prácticamente inevitable, sino que se hayan creado las condiciones favorables para el asalto directo a la fortaleza del capitalismo.
   
        Tal es la situación internacional que ha engendrado al leninismo.

        Todo eso está bien, se nos dirá; pero ¿qué tiene que ver con esto Rusia, que no era ni podía ser el país clásico del imperialismo? ¿Qué tiene que ver con esto Lenin, que actuó, ante todo, en Rusia y para Rusia? ¿Por qué fue precisamente Rusia el hogar del leninismo, la cuna de la teoría y de la táctica de la revolución proletaria?

        Porque Rusia era el punto de convergencia de todas estas contradicciones del imperialismo.

        Porque Rusia estaba preñada de revolución más que ningún otro país del mundo, y eso hacía que sólo ella se hallase en estado de resolver estas contradicciones por vía revolucionaria.
   
        Señalaremos en primer lugar que la Rusia zarista era un foco de todo género de opresión -capitalista, colonial y militar- en su forma más inhumana y más bárbara. ¿Quién ignora que, en Rusia, la omnipotencia del capital se fundía con el despotismo zarista; la agresividad del nacionalismo ruso, con las atrocidades del zarismo contra los pueblos no rusos; la explotación de zonas enteras -Turquía, Persia, China-, con la anexión de estas zonas por el zarismo, con las guerras anexionistas? Lenin tenía razón cuando decía que el zarismo era un "imperialismo militar-feudal". El zarismo era la condensación de los aspectos más negativos del imperialismo, elevados al cubo.

        Además, la Rusia zarista no sólo era una importantísima reserva del imperialismo occidental porque abría sus puertas de par en par al capital extranjero, que tenía en sus manos ramas tan decisivas de la economía nacional de Rusia como los combustibles y la metalurgia, sino también porque podía po ner al servicio de los imperialistas occidentales millones de soldados. Recordad el ejército ruso de catorce millones de hombres, que derramó su sangre en los frentes imperialistas para asegurar fabulosas ganancias a los capitalistas anglo franceses.

        Además, el zarismo no sólo era el perro de presa del imperialismo en el Oriente de Europa, sino también el agente del imperialismo occidental para exprimir de la población centenares de millones: los intereses de los empréstitos que el zarismo obtenía en París y en Londres, en Berlín y en Bruselas.

        Finalmente, el zarismo era el aliado más fiel del imperialismo occidental en el reparto de Turquía, de Persia, de China, etc. ¿Quién ignora que el zarismo hacía la guerra imperialista aliado a los imperialistas de la Entente y que Rusia era un elemento esencial en esta guerra?

        Por eso, los intereses del zarismo y del imperialismo occidental se entrelazaban y acababan fundiéndose en una sola madeja de intereses del imperialismo.

        ¿Acaso podía el imperialismo del Occidente resignarse a la pérdida de un puntal tan poderoso en el Oriente y de una fuente tan rica en fuerzas y en recursos, como era la vieja Rusia zarista y burguesa, sin poner a prueba todas sus fuerzas para sostener una lucha a muerte contra la revolución en Rusia, a fin de defender y conservar el zarismo? ¡Naturalmente que no!

        Pero de aquí se desprende que quien quería golpear al zarismo, levantaba inevitablemente la mano contra el imperialismo; que quien se sublevaba contra el zarismo, tenía que sublevarse también contra el imperialismo, pues quien derrocara al zarismo, si en realidad no pensaba sólo en derribarlo, sino en acabar con él definitivamente, tenía que derrocar también al imperialismo. La revolución contra el zarismo se aproximaba de este modo a la revolución contra el imperialismo, a la revolución proletaria, y debía transformarse en ella.

        Entretanto, en Rusia iba en ascenso la más grande de las revoluciones populares, a cuyo frente se hallaba el proletariado más revolucionario del mundo, un proletariado que disponía de un aliado tan importante como los campesinos revolucionarios de Rusia. ¿Hace falta, acaso, demostrar que una revolución así no podía quedarse a mitad de camino; que, en caso de triunfar, debía seguir adelante, enarbolando la bandera de la insurrección contra el imperialismo?

        Por eso Rusia tenía que convertirse en el punto de convergencia de las contradicciones del imperialismo, no sólo porque en Rusia, precisamente, estas contradicciones se ponían de manifiesto con mayor facilidad a causa de su carácter tan escandaloso y tan intolerable, y no sólo porque Rusia era el puntal más importante del imperialismo occidental, el puntal que unía al capital financiero del Occidente con las colonias del Oriente, sino también porque solamente en Rusia existía una fuerza real capaz de resolver las contradicciones del imperialismo por vía revolucionaria.

        Pero de esto se desprende que la revolución en Rusia no podía menos de ser proletaria, no podía menos de revestir, desde los primeros momentos de su desarrollo, un carácter internacional, y no podía, por tanto, menos de sacudir los cimientos mismos del imperialismo mundial.

        ¿Acaso los comunistas rusos podían, ante semejante estado de cosas, limitarse en su labor al marco estrechamente nacional de la revolución rusa? ¡Naturalmente que no! Por el contrario, toda la situación, tanto la interior (profunda crisis revolucionaria) como la exterior (la guerra), los empujaba a salirse en su labor de ese marco, a llevar la lucha a la palestra internacional, a poner al desnudo las lacras del imperialismo, a demostrar el carácter inevitable de la bancarrota del capitalismo, a destrozar el socialchovinismo y el socialpacifismo y, por último, a derribar el capitalismo dentro de su país y a forjar para el proletariado un arma nueva de lucha -la teoría y la táctica de la revolución proletaria-, con el fin de facilitar a los proletarios de todos los países el derrocamiento del capitalismo. Los comunistas rusos no podían obrar de otro modo, pues sólo siguiendo este camino se podía contar con que se produjesen en la situación internacional ciertos cambios, capaces de garantizar a Rusia contra la restauración del régimen burgués.

        Por eso, Rusia se convirtió en el hogar del leninismo, y el jefe de los comunistas rusos, Lenin, en su creador.

        Con Rusia y con Lenin "ocurrió" aproximadamente lo mismo que había ocurrido con Alemania y con Marx y Engels en la década del 40 del siglo pasado. Entonces, Alemania estaba preñada, como la Rusia de comienzos del siglo XX, de una revolución burguesa. Marx escribió entonces en el Manifiesto del Partido Comunista:

        "Los comunistas fijan su principal atención en Alemania, porque Alemania se halla en vísperas de una revolución burguesa y porque llevará a cabo esta revolución bajo las condiciones más progresivas de la civilización europea en general, y con un proletariado mucho más desarrollado que el de Inglaterra en el siglo XVII y el de Francia en el XVIII, y, por lo tanto, la revolución burguesa alemana no podrá ser sino el preludio inmediato de una revolución proletaria."

        Dicho en otros términos: el centro del movimiento revolucionario se desplazaba a Alemania.

        No cabe duda de que precisamente esta circunstancia, apuntada por Marx en el pasaje citado, constituyó la causa probable de que fuese Alemania la cuna del socialismo científico, y los jefes del proletariado alemán, Marx y Engels, sus creadores.

        Lo mismo hay que decir, pero en mayor grado todavía, de la Rusia de comienzos del siglo XX. En ese período, Rusia se hallaba en vísperas de la revolución burguesa y había de llevar a cabo esta revolución en un ambiente más progresivo en Europa y con un proletariado más desarrollado que el de Alemania en la década del 40 del siglo último (sin hablar ya de Inglaterra y de Francia), además, todo indicaba que esta revolución debía servir de fermento y de prólogo a la revolución proletaria.

        No puede considerarse casual el hecho de que ya en 1902, cuando la revolución rusa estaba todavía en sus comienzos, Lenin dijese, en su folleto ¿Qué hacer?, estas palabras proféticas:


        "La historia plantea hoy ante nosotros (es decir, ante los marxistas rusos. J. St.) una tarea inmediata, que es la más revolucionaria de todas las tareas inmediatas del proletariado de ningún otro país".

         "La realización de esta tarea, la demolición del más poderoso baluarte, no ya de la reacción europea, sino también (hoy podemos afirmarlo) de la reacción asiática, convertiría al proletariado ruso en la vanguardia del proletariado revolucionario internacional" (v. t. IV, pág. 382).

        Dicho en otros términos: el centro del movimiento revolucionario debía desplazarse a Rusia.

        Sabido es que el desarrollo de la revolución en Rusia ha justificado, y con creces, esta predicción de Lenin.

        Y, siendo así, ¿tiene algo de asombroso que el país que ha llevado a cabo semejante revolución y que cuenta con semejante proletariado haya sido la patria de la teoría y la táctica de la revolución proletaria?

        ¿Tiene algo de asombroso que el jefe del proletariado de Rusia, Lenin, haya sido, a la par, el creador de esta teoría y de esta táctica y el jefe del proletariado internacional?
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(*) En Fundamentos del leninismo. Conferencias pronunciadas en la Universidad de Sverdlov, 1924.



Definición del Leninismo*

J. V. Stalin

        En el folleto Los fundamentos del leninismo se da la conocida definición del leninismo, que ha obtenido ya, por lo visto, carta de ciudadanía. Dice así:

        "El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de la revolución proletaria. O más exactamente: el leninismo es la teoría y la táctica de la revolución proletaria en general, la teoría y la táctica de la dictadura del proletariado en particular".

        ¿Es exacta esta definición?

        Yo entiendo que sí lo es. Es exacta, en primer lugar, porque indica acertadamente las raíces históricas del leninismo, conceptuándolo como el marxismo de la época del imperialismo por oposición a algunos críticos de Lenin, que entienden equivocadamente que el leninismo surgió después de la guerra imperialista. Es exacta, en segundo lugar, porque señala acertadamente el carácter internacional del leninismo, por oposición a la socialdemocracia, que entiende que el leninismo solo es aplicable a las condiciones nacionales rusas. Es exacta, en tercer lugar, porque señala acertadamente la ligazón orgánica que existe entre el leninismo y la doctrina de Marx, conceptuándolo como el marxismo de la época del imperialismo, por oposición a algunos críticos del leninismo, que no ven en éste un nuevo desarrollo del marxismo, sino simplemente la restauración del marxismo y su aplicación a la realidad rusa.

        No creemos que sea necesario detenerse a comentar esto.

        Sin embargo, en nuestro Partido hay, por lo visto, quienes consideran necesario definir el leninismo de un modo algo diferente. Así, por ejemplo, Zinóviev cree que:

        "El leninismo es el marxismo de la época de las guerras imperialistas y de la revolución mundial, revolución que se ha iniciado directamente en un país en que predomina el campesinado".

        ¿Qué pueden significar las palabras subrayadas por Zinóviev? ¿Qué significa introducir en la definición del leninismo el atraso de Rusia, su carácter campesino?

        Significa convertir el leninismo, doctrina proletaria internacional, en un producto de las condiciones específicas rusas.

        Significa hacer el juego a Bauer y Kautsky, que niegan la posibilidad de aplicar el leninismo a otros países más desarrollados en el sentido capitalista.

        Es indudable que la cuestión campesina tiene para Rusia una importancia grandísima, que nuestro país es un país campesino. Pero ¿qué importancia puede encerrar este hecho, a la hora de definir los fundamentos del leninismo? ¿Acaso el leninismo se formó exclusivamente en las condiciones de Rusia y para Rusia, y no en las condiciones del imperialismo y para los países imperialistas en general? ¿Acaso obras de Lenin como El imperialismofase superior del capitalismoEl Estado y la revoluciónLa revolución proletaria y el renegado KautskyLa enfermedad infantil del "izquierdismo" en el comunismo, etc. sólo tienen importancia para Rusia y no para los países imperialistas en general? ¿Acaso el leninismo no es la síntesis de la experiencia del movimiento revolucionario de todos los países? ¿Acaso los fundamentos de la teoría y de la táctica del leninismo no son válidos y obligatorios para los partidos proletarios de todos los países? ¿Acaso Lenin no tenía razón cuando decía que "el bolchevismo puede servir de modelo de táctica para todos"? (v. t. XXIII, pág. 386). ¿Acaso Lenin no tenía razón cuando hablaba de "la significación internacional del Poder Soviético y de los fundamentos de la teoría y de la táctica bolcheviques"? (v. t. XXV, págs. 17I-172). ¿Acaso no son exactas, por ejemplo, las siguientes palabras de Lenin?

        "En Rusia, la dictadura del proletariado tiene que distinguirse inevitablemente por ciertas particularidades en comparación con los países avanzados, como consecuencia del inmenso atraso y del carácter pequeñoburgués de nuestro país. Pero las fuerzas fundamentales -y las formas fundamentales de la economía social- son, en Rusia, las mismas que en cualquier país capitalista, por lo que estas particularidades pueden referirse tan solo a lo que no es esencial " (v. t. XXIV, pág. 508).

        Y si todo eso es cierto, ¿no se desprende, acaso, de ello que la definición del leninismo que da Zinóviev no puede considerarse exacta?

        ¿Cómo se puede compaginar esta definición del leninismo, que lo limita a un marco nacional, con el internacionalismo?
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(*) En Cuestiones del Leninismo.




Lo Fundamental en el Leninismo*

J. V. Stalin

        En el folleto Los fundamentos del leninismo se dice:
       
        "Algunos piensan que lo fundamental en el leninismo es la cuestión campesina, que el punto de partida del leninismo es la cuestión del campesinado, de su papel, de su peso específico. Esto es completamente falso. La cuestión fundamental del leninismo, su punto de partida, no es la cuestión campesina, sino la cuestión de la dictadura del proletariado, de las condiciones en que ésta se conquista y de las condiciones en que se consolida. La cuestión campesina, como cuestión del aliado del proletariado en su lucha por el Poder, es una cuestión derivada".
   
        ¿Es exacto este planteamiento?

        Yo entiendo que sí lo es. Este planteamiento se desprende íntegramente de la definición del leninismo En efecto, si el leninismo es la teoría y la táctica de la revolución proletaria, y si lo que constituye el contenido fundamental de la revolución proletaria es la dictadura del proletariado, resulta evidente que lo principal en el leninismo es la cuestión de la dictadura del proletariado, es el estudio de esta cuestión, es su fundamentación y concretación.

        Sin embargo, Zinóviev no está, por lo visto, de acuerdo con este planteamiento. En su artículo En memoria de Lenin, dice:

        "La cuestión del papel del campesinado es, como ya he dicho, la cuestión fundamental del bolchevismo, del leninismo".

        Como veis, este planteamiento de Zinóviev se desprende íntegramente de su falsa definición del leninismo. Por eso, es tan falso como su definición del leninismo.

        ¿Es exacta la tesis de Lenin de que la dictadura del proletariado forma "el contenido esencial de la revolución proletaria"? (v. t. XXIII, pág. 337). Indiscutiblemente, es exacta. ¿Es exacta la tesis de que el leninismo es la teoría y la táctica de la revolución proletaria? Entiendo que es exacta. ¿Qué se deduce entonces de esto? De esto se deduce que la cuestión fundamental del leninismo, su punto de partida, su base, es la cuestión de la dictadura del proletariado.

        ¿Acaso no es cierto que la cuestión del imperialismo, la cuestión del desarrollo a saltos del imperialismo, la cuestión del triunfo del socialismo en un solo país, la cuestión del Estado del proletariado, la cuestión de la forma soviética de este Estado, la cuestión del papel del Partido dentro del sistema de la dictadura del proletariado, la cuestión de los caminos de la edificación del socialismo; acaso no es cierto que todas estas cuestiones fueron esclarecidas precisamente por Lenin? ¿Acaso no es cierto que son precisamente estas cuestiones las que forman la base, el fundamento de la idea de la dictadura del proletariado? ¿Acaso no es cierto que sin esclarecer estas cuestiones fundamentales sería inconcebible el esclarecimiento de la cuestión campesina desde el punto de vista de la dictadura del proletariado?

        Es indudable que Lenin era un profundo conocedor de la cuestión campesina. Es indudable que la cuestión campesina, como la cuestión del aliado del proletariado, tiene grandísima importancia para el proletariado y es parte integrante de la cuestión fundamental, la cuestión de la dictadura del proletariado. Pero ¿acaso no es evidente que si ante el leninismo no se hubiera planteado la cuestión fundamental, la de la dictadura del proletariado, no habría existido tampoco la cuestión derivada de ésta, la cuestión del aliado del proletariado, la cuestión de los campesinos? ¿Acaso no es evidente que si ante el leninismo no se hubiera planteado la cuestión práctica de la conquista del Poder por el proletariado, no habría existido tampoco la cuestión de la alianza con el campesinado?

        Lenin no sería el ideólogo más grande del proletariado como indiscutiblemente lo es, sino que sería un simple "filósofo campesino", como con frecuencia lo pintan los filisteos literarios del extranjero, si en vez de esclarecer la cuestión campesina sobre la base de la teoría y la táctica de la dictadura del proletariado, lo hubiese hecho independientemente y al margen de esta base.

        Una de dos:

        o bien la cuestión campesina es lo fundamental en el leninismo, y entonces el leninismo no es válido ni obligatorio para los países desarrollados en el sentido capitalista, para los países que no son campesinos;

        o bien lo fundamental en el leninismo es la dictadura del proletariado, y entonces el leninismo es la teoría internacional de los proletarios de todos los países, válida y obligatoria para todos los países, sin excepción, incluyendo los países desarrollados en el sentido capitalista.

        Hay que optar por una de las dos cosas.
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(*) En Cuestiones del Leninismo.

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