Nota:
Publicamos a continuación
dos textos en los que sus autores se pronuncian acerca de la dramática y
difícil situación que atraviesan Venezuela y Brasil. El comunicado del ALBA llama
a rechazar el golpe de Estado que se fragua en Venezuela y a solidarizarnos
consiguientemente con el gobierno de Nicolás Maduro, llamado que suscribimos,
poniendo a un lado nuestras diferencias ideológicas y teóricas con la dirección
venezolana. La reacción interna venezolana y latinoamericana, así como el
imperialismo estadounidense, se encuentran detrás de la desestabilización del
régimen venezolano, al que no han dejado de atacar mediante el sabotaje
económico, intentos de golpe de estado y otras medidas ilegales desde sus
primeros tiempos. El segundo artículo es de autoría del pensador argentino
Atilio Borón, en el que denuncia el golpe de estado parlamentario contra Dilma Rousseff
por parte de un grupo de delincuentes congresistas, por eso sin ninguna moral
para hacerlo, a la vez que muestra una justa actitud crítica con la política de
Lula y de la propia Dilma Rousseff. Pero la reacción interna latinoamericana y
el imperialismo norteamericano son los grandes y principales enemigos de Nuestra
América, a la que quieren recolonizar y reencaminarla por el camino de la
sumisión a los dictados del imperio yanqui. Desde Creación Heroica nos solidarizamos
con los gobiernos y los pueblos de Venezuela y Brasil, porque, especialmente
estos últimos son las primeras y grandes víctimas de las políticas del
imperialismo y del capitalismo. Argentina es el ejemplo más gráfico de las
consecuencias sociales para las grandes mayorías del regreso de la reacción interna.
A la vez, los acontecimientos producidos en Brasil y los que están en curso en
Venezuela deben llamarnos profundamente a la reflexión acerca de los aciertos y las limitaciones de
la izquierda latinoamericana, y, en especial, de la izquierda que lucha por el
socialismo. Más que nunca está a la orden del día la lucha en el campo
ideológico-cultural para desde ahí construir la hegemonía socialista. Más que
nunca está a la orden del día la organización y movilización de los
trabajadores. Más que nunca está a la orden del día la unidad latinoamericana
frente a los embates del miserable sistema imperialista y capitalista que lleva
al sufrimiento a miles de millones de personas en el mundo.
Comité de Redacción de
Creación Heroica
Comunicado
Especial de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América
Tratado
de Comercio de los Pueblos
Los países de la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los
Pueblos (ALBA-TCP), manifiestan su solidaridad con la República Bolivariana de
Venezuela, ante el llamado de factores antidemocráticos nacionales e internacionales,
para derrocar su gobierno legítimo y constitucional el 01 de Septiembre de
2016.
El
ALBA-TCP manifiesta su preocupación ante las amenazas contra el sistema
democrático que ponen en riesgo la estabilidad política y la paz en la hermana
República Bolivariana de Venezuela, lo que a su vez puede afectar la
estabilidad de la Región.
Las
oligarquías nacionales en asociación con factores internacionales intentan
reeditar los lamentables hechos del 11 de abril de 2002, cuando propiciaron un
golpe de Estado que generó violencia y muerte de ciudadanos inocentes, con el
propósito de desconocer la voluntad del pueblo venezolano que, a través del
voto popular, eligió en el año 2013 al Presidente Nicolás Maduro como sucesor
del Comandante Eterno Hugo Chávez Frías.
El
ALBA-TCP alerta a la comunidad internacional sobre la estrategia de
desestabilización golpista que se desarrolla actualmente en Venezuela,
enmarcada en un plan contra los gobiernos progresistas, populares y de
izquierda de la Región, para dar al traste con sus sistemas de protección de
derechos humanos y con los procesos de integración y unidad regional.
Caracas, 31 de agosto de
2016
La
Tragedia Brasileña
Atilio
A. Boron
Una banda de “malandros”,
como canta el incisivo y premonitorio poema de Chico Buarque -“malandro
oficial, malandro candidato a malandro federal, malandro con contrato, con
corbata y capital”- acaba de consumar, desde su madriguera en el Palacio
Legislativo de Brasil, un golpe de estado (mal llamado “blando”) en contra de
la legítima y legal presidenta de Brasil Dilma Rousseff. Y decimos “mal llamado
blando” porque como enseña la experiencia de este tipo de crímenes en países
como Paraguay y Honduras, lo que invariablemente viene luego de esos
derrocamientos es una salvaje represión para erradicar de la faz de la tierra
cualquier tentativa de reconstrucción democrática. El tridente de la reacción:
jueces, parlamentarios y medios de comunicación, todos corruptos hasta la
médula, puso en marcha un proceso pseudo legal y claramente ilegítimo mediante
el cual la democracia en Brasil, con sus deficiencias como cualquier otra, fue
reemplazada por una descarada plutocracia animada por el sólo propósito de
revertir el proceso iniciado en el 2002 con la elección de Luiz Inacio “Lula”
da Silva a la presidencia. La voz de orden es retornar a la normalidad
brasileña y poner a cada cual en su sitio: el “povao” admitiendo sin chistar su
opresión y exclusión, y los ricos disfrutando de sus riquezas y privilegios sin
temores a un desborde “populista” desde el Planalto. Por supuesto que esta
conspiración contó con el apoyo y la bendición de Washington, que desde hacía
años venía espiando, con aviesos propósitos, la correspondencia electrónica de
Dilma y de distintos funcionarios del estado, además de Petrobras. No sólo eso:
este triste episodio brasileño es un capítulo más de la contraofensiva
estadounidense para acabar con los procesos progresistas y de izquierda que
caracterizaron a varios países de la región desde finales del siglo pasado. Al
inesperado triunfo de la derecha en la Argentina se le agrega ahora el manotazo
propinado a la democracia en Brasil y la supresión de cualquier alternativa
política en el Perú, donde el electorado tuvo que optar entre dos variantes de
la derecha radical.
No
está demás recordar que al capitalismo jamás le interesó la democracia: uno de
sus principales teóricos, Friedrich von Hayek, decía que aquella era una simple
“conveniencia”, admisible en la medida en que no interfiriese con el “libre
mercado”, que es la no-negociable necesidad del sistema. Por eso era (y es)
ingenuo esperar una “oposición leal” de los capitalistas y sus voceros
políticos o intelectuales a un gobierno aún tan moderado como el de Dilma. De
la tragedia brasileña se desprenden muchas lecciones, que deberán ser
aprendidas y grabadas a fuego en nuestros países. Menciono apenas unas pocas.
Primero, cualquier concesion a la derecha por parte de gobiernos de izquierda o
progresistas sólo sirve para precipitar su ruina. Y el PT desde el mismo
gobierno de Lula no cesó de incurrir en este error favoreciendo hasta lo
indecible al capital financiero, a ciertos sectores industriales, al
agronegocios y a los medios de comunicación más reaccionarios. Segundo, no
olvidar que el proceso político no sólo transcurre por los canales
institucionales del estado sino también por “la calle”, el turbulento mundo
plebeyo. Y el PT, desde sus primeros años de gobierno, desmovilizó a sus
militantes y simpatizantes y los redujo a la simple e inerme condición de base
electoral. Cuando la derecha se lanzó a tomar el poder por asalto y Dilma se
asomó al balcón del Palacio de Planalto esperando encontrar una multitud en su
apoyo apenas si vió un pequeño puñado de descorazonados militantes, incapaces
de resistir la violenta ofensiva “institucional” de la derecha. Tercero, las
fuerzas progresistas y de izquierda no pueden caer otra vez en el error de
apostar todas sus cartas exclusivamente en el juego democrático. No olvidar que
para la derecha la democracia es sólo una opción táctica, fácilmente
descartable. Por eso las fuerzas del cambio y la transformación social, ni
hablar los sectores radicalmente reformistas o revolucionarios, tienen siempre
que tener a mano “un plan B”, para enfrentar a las maniobras de la burguesía y
el imperialismo que manejan a su antojo la institucionalidad y las normas del
estado capitalista. Y esto supone la organización, movilización y educación
política del vasto y heterogéneo conglomerado popular, cosa que el PT no hizo.
Conclusión:
cuando se hable de la crisis de la democracia, una obviedad a esta altura de
los acontecimientos, hay que señalar a los causantes de esta crisis. A la
izquierda siempre se la acusó, con argumentos amañados, de no creer en la
democracia. La evidencia histórica demuestra, en cambio, que quien ha cometido
una serie de fríos asesinatos a la democracia, en todo el mundo, ha sido la
derecha, que siempre se opondrá con todas la armas que estén a su alcance a
cualquier proyecto encaminado a crear una buena sociedad y que no se arredrará
si para lograrlo tiene que destruir un régimen democrático. Para los que tengan
dudas allí están, en fechas recientes, los casos de Honduras, Paraguay, Brasil
y, en Europa, Grecia. ¿Quién mató a la democracia en esos países? ¿Quiénes
quieren matarla en Venezuela, Bolivia y Ecuador? ¿Quién la mató en Chile en
1973, en Indonesia en 1965, en el Congo Belga en 1961, en Irán en 1953 y en
Guatemala en 1954?
Fuente: Revista electrónica
Rebelión.
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