“Sin
el indígena no hay peruanidad posible”(*)
Santiago
Ibarra
Introducción
ENTRE
LOS AÑOS 2000 Y 2015 la pobreza en el Perú ha pasado de afectar del 54% de la
población nacional, al 23% de la misma. Es importante destacar que esta reducción,
conforme a los parámetros utilizados por el Instituto Nacional de Estadísticas
e Informática (INEI) –desde luego discutibles-, se ha producido dentro de un
contexto económico altamente favorable al Perú y a Latinoamérica en general,
debido en gran medida al incremento de la demanda de minerales e hidrocarburos
desde los países asiáticos y otras regiones del mundo, y todavía más debido al
incremento del precio de esos recursos. También es importante destacar que esta
reducción no tiene la apariencia que se le quiere dar, porque un 40% de los
peruanos, es decir, más de 12 millones de personas, tienen ingresos de menos de
mil soles mensuales, y es probable que frente a una reducción mayor del
crecimiento económico caigan nuevamente en las estadísticas oficiales de
pobreza.
Asimismo, en un contexto de crisis
económica europea y de caída de la tasa de crecimiento económico de los países
de Asia del Este, en algunos países latinoamericanos se ha iniciado ya el
proceso inverso: el aumento de la pobreza oficial, como en Argentina, que
afecta actualmente a más del 36% de su población, gracias a las medidas
neoliberales que recientemente ha tomado el gobierno de Macri, algo que se
viene venir también con el gobierno neoliberal de Temer en Brasil (gobierno
resultante de un golpe de estado blando). Entre tanto varios países de Europa
occidental están en una profunda crisis económica, como España, donde hay
hambre, desempleo y pobreza, pero donde a nadie se le ocurre intervenir
militarmente, a diferencia de lo que ocurre en Venezuela, donde se ha creado
una crisis económica mediante el desabastecimiento, buscando derrocar al
gobierno de Maduro. ¿Por qué deberíamos pensar que el Perú sería la excepción a
esta corriente internacional, en la cual hay períodos de reducción de la
pobreza y hay también períodos de aumento de la misma?
Para el caso del Perú, nos interesa en este
artículo señalar que la pobreza continúa concentrada en la sierra del Perú, en
la población que tiene como idioma materno el quechua u otra lengua nativa, en
la población que se autoidentifica como indígena, en la población rural. Está
concentración, como se verá, es todavía más abrumadora para el caso de la
extrema pobreza. Evidentemente, esta observación la hacemos con fines a la vez
analíticos y políticos: a través de la misma queremos señalar que entre
nosotros tenemos al colonialismo, pues los orígenes de la postración material
de la población quechua tiene sus raíces en la conquista y el colonialismo
español, y a través de distintos mecanismos se ha reproducido hasta la fecha.
La
pobreza por regiones naturales
La
Sierra alberga al 27.9% de la población peruana, menos de un tercio del total, pero
contiene al 48,1% de los pobres del país, a casi la mitad del total. La Costa, de
otro lado, alberga al 56,3% de la población peruana, más de la mitad del total,
pero contiene al 34,5% de los pobres del país, un tercio del total. Finalmente,
la Selva concentra al 14% de la población peruana, y alberga al 17,4% de los
pobres del Perú1.
La
pobreza según la lengua materna
En
el Perú menos del 16% de la población tiene como lengua materna un idioma
nativo (el 13,2% lo tiene en el quechua, el 1,8% en el aymara, y el resto en
otras lenguas nativas) Mas para el año 2014, según el INEI, “la pobreza afectó
al 35,4% (8,5% pobre extremo y 26,9% pobre no extremo) de las personas que
mencionan tener como lengua materna una lengua nativa, siendo casi el doble de
la incidencia en la población con lengua materna el castellano, 19,5% (3,3%
pobres extremos y 16,2% pobres no extremos)”2.
Asimismo, “De acuerdo con el área de
residencia, tanto en el área rural como urbana, incidió en mayor proporción
entre la población que tiene como lengua materna una lengua nativa (48,2% y
21,1%, respectivamente)”3.
La
pobreza según el área de residencia
En
el Perú el 75,9% de la población reside en el área urbana y solo el 24,1%
reside en el área rural; sin embargo, la pobreza afecta al 46% de la población
que vive en el área rural, en tanto que en el área urbana la pobreza afecta al
15,3% de la población. Asimismo, el área rural concentra al 48,8% de los pobres
del país4.
La
pobreza según el origen étnico
La
pobreza afecta al 26,8% de la población que se autoidentifica de origen nativo
(quechua, aymara o de origen amazónico), en tanto que a la población negra
afecta en un 19,3%. A la población que se autoidentifica como blanca afecta en
un 18,5% y a los mestizos en un 14,1%5.
¿Y
dónde se concentran las personas extremadamente pobres?
Los
pobres extremos –cuyos ingresos personales alcanzan para cubrir apenas el costo
de una canasta básica alimentaria (excluye el costo de vivienda, agua, luz,
transporte, telefonía y otros gastos que efectuamos en la vida cotidiana)- se
concentran mayoritariamente en el área rural del país: el 82,3% de ellos residen
en esa área6.
De acuerdo con las regiones naturales, el
69,7% del total de los pobres extremos se encuentran en la Sierra, el 18,4%
están en la Selva y el 11,9% en la Costa7.
La
herencia colonial
Como
puede observarse, la pobreza no está homogéneamente distribuida a lo largo y a
lo ancho del país, ni tampoco entre los grupos que se identifican como
indígenas, mestizos, negros o blancos. Puede observarse que, proporcionalmente,
la pobreza se concentra en la población de origen quechua, mestizos y negros. De
otro lado, la pobreza se concentra proporcionalmente en la sierra del Perú,
tradicionalmente quechua, aymara y campesina.
No es posible entonces dejar de mencionar
que la conquista y el colonialismo español -que sometió a sangre y fuego a
la población quechua y a otros grupos étnicos del país, sumiéndolos en la
servidumbre y en la degradación material-, está en el origen del problema que
destacamos en el presente artículo. Lo que tenemos hoy es una prolongación de ese pecado original.
Entre otras cosas, el colonialismo español desestructuró
la pauta indígena de ocupación del territorio -el famoso control vertical de
los pisos ecológicos, a partir del cual lograban dar un balance a su dieta diaria alimenticia8-, destruyó sus sistemas productivos, expropió sus
tierras y les negaron todos los medios de ascenso material y
espiritual.
En la cima de la pirámide de clases teníamos
a hacendados, mineros y comerciantes españoles y criollos, mientras que en la
base teníamos a indígenas y negros, reducidos a la servidumbre o al trabajo
forzoso en las minas, bajo el tristemente célebre sistema de mitas.
Luego, bajo la República, las élites
económicas y políticas del Perú, de mentalidad colonial, no tuvieron nunca
interés en cambiar la situación material del indígena. Al contrario, la empeoraron. Y hoy en día el estado privilegia las inversiones en la agroindustria por encima del
desarrollo de la economía campesina, o privilegia la minería a la agricultura.
Hubo y hay, entonces, una alta correlación
entre raza, etnia, clase y pobreza.
Lo que hoy tenemos como concentración de la
pobreza entre los quechuas, mestizos y negros es una expresión de lo que
tuvimos bajo el colonialismo español y que la colonizada burguesía peruana ha
prolongado en el tiempo.
La burguesía peruana tiene conectados sus
intereses al capital monopolista extranjero. Y siente desprecio por la
población indígena, a la que ve inferior, a la que menosprecia profundamente, a
la que niega toda humanidad. Sobre esta burguesía recae hoy en día la
responsabilidad del estado de miseria de un sector considerable de las masas indígenas.
Descolonización
De
otro lado, así como existe una correlación importante entre raza, etnia, clase
y pobreza (puesto que las clases populares son fundamentalmente indígenas,
mestizos y negros), también es importante señalar que tras esa estructura
existe un elemento que importa mucho: el
control de la economía y del poder político por parte del capital monopolista
extranjero y por parte de una ínfima minoría de la población cuyos intereses
están conectados a los del capital monopolista extranjero.
Sin atacar este control de la economía y
del poder político, como decía José Carlos Mariátegui, sin democratizar la
economía y el poder político, no será posible dar solución a los problemas de
la población indígena, mestiza y negra. No será posible en suma ninguna descolonización. Esta ruta puede verse
como parte de la larga transición al socialismo.
Como decía José Carlos Mariátegui:
"...Cuando se habla de la peruanidad, habría que empezar por investigar si
esta peruanidad comprende al indio. Sin el indio no hay peruanidad
posible."9
Ahora bien, el problema no es sólo económico, social, sino
también cultural. Por eso debemos hacernos algunas preguntas y tratar la cuestión
en términos culturales.
¿De qué peruanidad podemos hablar en un
país donde las mayorías indígenas y mestizas están excluidas del derecho al
bienestar material y a la ascensión espiritual? ¿De qué peruanidad hablamos
cuando el alma colectivista indígena no alcanza a darle contenido y forma al
Perú? ¿De qué peruanidad podemos hablar en un país donde las expresiones
negacionistas de occidente no están ausentes?
Todos tenemos de una y otra tradición,
forman parte de nuestras vidas cotidianas y de nuestra intimidad. Vivimos entre
esos dos mundos. Cuando se niega a una de las dos tradiciones negamos al
hermano, al amigo, al cercano, al conocido, algún parentesco, el idioma que
hablamos. Nunca se niega ni se odia lo desconocido o lo distante.
Para Mariátegui el Perú es un proyecto, no
una realidad consumada. La tradición indígena existe y sobrevive pero es a la
vez sofocada. La tradición occidental es también negada muchas veces aunque es dominante. Por eso
Mariátegui hablaba de peruanizar el Perú.
Mariátegui formulaba su proyecto de la
siguiente manera: “No es mi ideal un Perú Incaico ni un Perú Colonial, sino un
Perú Integral”.
Es decir, paralelamente a la
democratización de la economía y del poder político, debe construirse el Perú
Integral: tanto la tradición indígena como la tradición occidental forman parte
de la peruanidad.
Este es el otro elemento que el camino de
la descolonización debe incorporar en el país: la construcción del Perú Integral. Es un proyecto, no una realidad.
¿Dónde está el sujeto capaz de llevarlo adelante?
El proyecto de la burguesía nativa es de mayor
conexión y mayor sintonía con la globalización neoliberal, reduciendo a lo sumo
lo indígena a un conjunto de tesoros arqueológicos, pero negando al indígena
concreto de carne y hueso, negando sus necesidades, demandas materiales y
cosmovisión, las mismas que ve como una amenaza a sus intereses de clase10.
A la vez, la burguesía nativa es prisionera y promueve la cultura individualista y consumista, propia del capitalismo y gran
obstáculo del proyecto de descolonización.
El proyecto nacional popular está presente
entre otros en los movimientos indígenas-campesinos que cuestionan la inversión
minera contaminante y en los movimientos juveniles y de trabajadores urbanos que
defienden sus salarios y sus derechos laborales. Esos movimientos integran en
gran medida la tradición occidental y la modernidad, y proponen un proyecto
económico de desarrollo agrícola y un proyecto de desarrollo industrial en
sintonía con los requerimientos de conservación ambiental y de desarrollo
social sostenible.
Este es el proyecto que requiere el Perú
para que las grandes mayorías indígenas, mestizas y negras atraviesen el
anhelado cauce del progreso, del bienestar material y el ascenso espiritual.
_____________
(*) Algunas de las reflexiones del presente artículo se las debemos al intercambio que sostenemos en el grupo Descolonización y Psicoanálisis, del cual tengo el honor de ser miembro. En especial, le debe al líder espiritual del grupo: el psicoanalista André Gautier, a la vez amigo y maestro.
Notas:
(1) Instituto Nacional de Estadística e
Informática, Perfil de la pobreza por dominios geográficos, 2004-2014. Lima,
Gráfica Publi Industria E.I.R.L., agosto de 2015.
(2) Ibid.
(3) Ibid.
(4) Ibid.
(5) Ibid.
(6) Ibid.
(7) Ibid.
(8) Murra, John, La organización económica del
Estado Inca. Siglo XXI editores.
(9) Mariátegui, José Carlos, “El problema
primario del Perú”, 1925. Texto disponible en internet.
(10)
Cfr. Méndez, Cecilia, Incas sí, indios no. Texto disponible en internet.
Las Proyecciones Burguesas de la Economía Peruana
César Risso
EL
MES DE ABRIL DEL AÑO EN CURSO el Consejo de Ministros presentó el documento
Marco Macroeconómico Multianual 2017-2019.
El documento fue sometido a revisión por
el Consejo Fiscal, del cual tomamos la información para evaluar las
perspectivas de la economía peruana para los años 2017-2019.
En cuanto al escenario internacional, se
prevé que la economía mundial crezca 3% el 2016, y 3,4% el 2017, no obstante
que las proyecciones de crecimiento de la economía china son de 6% para el 2016
y 5,2% para el 2017. Aparentemente estaría implícita una fractura de la
economía china respecto de la economía mundial.
Esto resulta curioso, dado que la demanda
de materia prima por parte de China ha presionado los precios al alza, y en
consecuencia una menor tasa de crecimiento de la producción china presionaría a
los precios de la materia prima a la baja.
La situación para nuestros principales
socios comerciales es semejante a la de China, puesto que estos crecerán a
tasas menores, pasando de una tasa de crecimiento de 1,7% en el 2015 a 1,4% en
el 2016.
Este
entorno internacional, según el Consejo Fiscal, no sería perjudicial para la
economía peruana, la cual mejoraría su tasa de crecimiento de 3,3% en el 2015 a
3,8% en el 2016. Si ya esto es extraño, más extraño resulta aun que el
documento señale que este crecimiento se sustenta en la ejecución de
megaproyectos mineros, a pesar de la caída de los precios de los minerales. Es
decir, la menor tasa de crecimiento de la producción de nuestros principales
socios comerciales no afectaría la extracción y exportación de materia prima.
A
esta situación se suma el déficit en la balanza comercial, esto es, nuestras
importaciones serán mayores que nuestras exportaciones, no obstante que los
términos de intercambio de nuestro país han disminuido, es decir, que nuestras
exportaciones compran cada vez menos importaciones.
Con
respecto al déficit fiscal, se proyecta reducirlo a través de la reducción de
Gasto del Gobierno General en bienes y servicios. Habría que ver
específicamente cuáles son los bienes y servicios que se reducen, y cómo esto
afectará a las empresas privadas proveedoras del sector público, y en
consecuencia al empleo.
Dadas
las incongruencias señaladas y las perspectivas de la economía peruana para el
año 2016, el futuro inmediato es sombrío. Al parecer, le toca a PPK desarrollar
una política conservadora, precisamente lo contrario de su grandilocuente
“revolución social”.
Esta
situación genera una reacción de la burguesía que la induce a reducir la
inversión:
“Así, los menores precios de
materias primas afectan las decisiones de inversión (la proyección de la
inversión privada se redujo de 2,0% a -1,2%) y de contratación; esto último,
junto con un menor ingreso disponible de la economía afectan al consumo privado
(la proyección del consumo privado se revisó de 3,6% a 3,2%).”1
La población empieza a echar mano de lo
que puede, en este caso a usar la tarjeta de crédito, que se entrega con mucha
facilidad al no requerir mayor información del usuario, para completar su
consumo corriente, esto es las necesidades básicas. Vale decir que con los
ingresos que tienen, ya no cubren sus gastos. En consecuencia, estamos pasando
la frontera de consumo, y es cuestión de tiempo para que se rompa la cadena de
pagos.
Hay que añadir, que las medidas para
privar a las AFP para administrar una parte de los fondos de los jubilados, es
entre otras cosas expresión del conflicto entre los sectores de la burguesía
representados por las AFP y el de la construcción. El 25% de disposición de los
fondos para pagar la cuota inicial de la adquisición de una vivienda así lo
indica.
Con esto, aparte de permitir a la
burguesía dedicada a la construcción apropiarse de una mayor parte de la
plusvalía extraída a los trabajadores asalariados, se extiende ficticiamente la
capacidad de compra y con ello se va forjando las condiciones de una cada vez
más aguda crisis económica.
Al respecto, se tiene que, según ASBANC,
la morosidad del sistema financiero ha aumentado. Lo cual perfila una situación
de crisis económica.
“Al
cierre de mayo de 2016, la morosidad bancaria llegó a 2.86%, cifra mayor en
0.10 puntos porcentuales frente a abril de 2016 y en 0.20 puntos porcentuales
en comparación con mayo de 2015.”2
“Según
tipo de crédito, el avance de la morosidad de mayo de 2016 responde
principalmente al aumento en el porcentaje de atrasos de los créditos a
medianas empresas, seguido de similar comportamiento en los créditos de consumo
e hipotecarios, y en menor medida por los impagos de créditos a pequeñas
empresas y a microempresas, lo que fue parcialmente compensado por una menor
morosidad en grandes empresas y en los créditos corporativos, según se aprecia
en el siguiente cuadro.”3
En
estas circunstancias, lo más probable sea que la reducción de la inversión
privada signifique la disminución de trabajadores de las empresas, lo cual
conducirá a una mayor morosidad, y en consecuencia a que se desate una aguda
crisis económica.
El
futuro gobierno pretende resolver en parte el problema de la falta de inversión
con inversión extranjera directa, para lo cual ya ha pedido a la burguesía
chilena que invierta en nuestro país. De esto ya saben los capitalistas
chilenos, pues tienen grandes inversiones en nuestro país. Pero ellos se mueven
también teniendo en cuenta el escenario nacional e internacional, y lo más
probable es que sean los primeros en reducir el número de trabajadores de sus
empresas en Perú.
Siendo
esta la situación económica actual, y la perspectiva inmediata de la crisis
económica, los trabajadores deben actuar organizados para enfrentar las medidas
que implementará la burguesía. O somos los trabajadores los que asumimos las
consecuencias de la crisis económica, o las soporta la burguesía.
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