Las
Razas Humanas
(Cuarta Parte)
M.F. Niesturj
ALGUNOS
ANTROPÓLOGOS DE autoridad reconocida consideran el aislamiento y la mezcla como
los factores que influían esencialmente sobre el desarrollo de las razas de la
humanidad antigua. En el caso del aumento de la numerosidad del grupo aislado y
su semejanza en otras regiones, muchas veces tenía lugar de nuevo el contacto
con otros grupos, y por consiguiente, la mestización con ellos. Eso debilitaba
la diferenciación primaria. A medida de la mezcla de los tipos antropológicos
pasaba la estabilización de los nuevos (de contacto y de mestización) grupos
raciales. Durante la propagación posterior por las regiones no ocupadas con
terreno bruscamente accidentado, otra vez sucedía el aislamiento geográfico, y
en relación con eso, la nueva diferenciación de los tipos antropológicos. Los
procesos de semejante tipo, supuestamente, tuvieron lugar también reiteradas
veces durante decenas de millares de años del desarrollo de la humanidad
contemporánea, que a medida de su multiplicación, al principio poblaba
lentamente y después más y más rápido los territorios aún no habitados, ocupaba
nuevas islas e incluso continentes — Australia y América. En fin de cuentas,
aún hace poco que la humanidad ocupó la ecumene contemporánea, dispersándose
en casi toda el área de la tierra firme y ocupando, en los últimos años, incluso,
ciertos puntos de Antártida.
A
pesar de que para la propagación de los hombres por la Tierra, las condiciones
climáticas desfavorables y las barreras naturales (montañas altas, anchos ríos,
bosques espesos, desiertos áridos) servían de contención, pero no fueron
obstáculos insuperables. La organización social, el trabajo, la ropa, las herramientas,
el arma y la presencia de los medios de transporte se oponían a aquellos factores
de la naturaleza que, por lo común, influyen de una manera diferente sobre
cualquier especie de los animales. Aquí nosotros vemos una de las bruscas diferencias
cualitativas de la formación histórica de las razas humanas del desarrollo de
las especies o subdivisiones interespecíficas de los animales salvajes, que se
someten más o menos, pasivamente, a las influencias del medio exterior.
Y
desde aquí procede la necesidad del enfoque especial complejo e histórico del
estudio de las razas y el análisis de las combinaciones de las particularidades
corporales características para éstas. El desarrollo de cada una de ellas transcurría
en condiciones determinadas de la naturaleza y la sociedad, orgánicamente
relacionadas entre sí. Por eso, bajo la historia de la formación de la raza se
debe comprender la marcha de su surgimiento y del desarrollo en alguna área
trazada bajo la influencia conjunta de diferentes condiciones naturales y
sociales que actuaban sobre la raza dada y que orientaban su transformación.
Gracias a eso, los rasgos surgidos se combinaban uno con el otro y formaban
nuevos complejos.
La
propagación, aislamiento, multiplicación, mezcla de los tipos antropológicos y
cambio del modo de alimentación, eran, en combinación con la selección natural
y sexual, los factores principales del desarrollo de las razas o razo-génesis
en los homínidos antiguos. Estos factores, en diferentes combinaciones uno con
el otro y cambiándose con más intensidad, influían de un modo diferente sobre
la formación de las razas durante el desarrollo histórico de la humanidad.
Ellos condicionaban la diferenciación de las razas y la formación de la red, al
principio rara y después más espesa de los tipos antropológicos relacionados
entre sí en distinto grado por las transiciones.
Aislamiento geográfico y social. En la
época del paleolítico inferior, la humanidad fue poco numerosa y poblaba, en
diversas direcciones, grandes territorios, los cuales se diferenciaban
bruscamente uno del otro por las condiciones naturales y abundaban de
distintos obstáculos que molestaban a la comunicación entre los hombres. En
aquel entonces el factor del aislamiento geográfico, sin duda alguna, tenía una
importancia particular.
La
evolución de los rasgos corporales de los grupos raciales aislados uno del otro
por las cordilleras intransitables, ríos profundos y anchos, y los desiertos
transcurría probablemente bajo la enorme influencia de las diferentes condiciones
climáticas naturales y otras.
Naturalmente
que en las etapas más tempranas de la historia de la humanidad, en la época
del paleolítico, el aislamiento geográfico jugó un papel particularmente
grande en las modificaciones de la herencia en ciertos tipos antropológicos. Y
eso reforzaba la diferenciación dentro de las razas antiguas.
Los
mecanismos de multiplicación, maduración de las células sexuales, fecundación,
formación del organismo y cambio de su herencia en los hombres examinados desde
el punto de vista biológico, son, en general, los mismos que en los mamíferos
superiores. Pero las interrelaciones de los hombres, desarrollo de sus grupos y
toda la humanidad se determinan, en primer lugar, por los factores sociales.
Esta circunstancia trae tras sí el carácter especial de la mutabilidad hereditaria
en el hombre, en lo que consiste una de las más bruscas diferencias cualitativas
de sus razas.
En
la marcha del desarrollo de la humanidad primigenia y antigua, sus razas, en
cierta medida, pero cada vez menor y menor, correspondían a las formas locales
de los animales. Mas las razas humanas contemporáneas, a diferencia de las
razas primitivas, tienen menos rasgos que podrían tratarse como característicos
para las formas locales o como las formadas bajo la influencia, preferencial-
mente, de las condiciones geográficas. Estos rasgos en la forma más manifiesta
se pueden encontrar sólo en algunos tipos antropológicos que se encontraban en
los límites de la ecumene o en las condiciones del aislamiento, por ejemplo,
isleño, forastero o montañoso.
En
el hombre, el aislamiento geográfico se combinaba frecuentemente con el social
debido a la contradicción de los intereses materiales de los grupos vecinos,
ausencia de la lengua común, presencia de los choques, lo que pudo tener y con
frecuencia tenía lugar, incluso, con la completa semejanza racial de estos
grupos.
Puede admitirse que a favor del aislamiento geográfico y
social-económico, cuando en particular los colectivos de los hombres antiguos
aún eran poco numerosos, los cambios de herencia en el hombre pasaba, puede
ser, incluso más intensamente que en los animales salvajes, en la misma época
geológica. Como en los últimos, los rasgos raciales pudieron surgir y
desarrollarse al igual que las señas de reconocimiento.
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