El Proletariado Frente a la Crisis
Económica y la Lucha Electoral
César Risso
LA
SITUACIÓN ECONÓMICA ACTUAL en el Perú se presenta sumamente complicada. De un
lado la crisis económica china y de otro la inminencia del fenómeno del Niño,
que según todos los pronósticos será devastador.
La devaluación del Yuan, que abarata las
mercancías chinas en el resto del mundo, impacta a la economía mundial al
incrementar las exportaciones chinas, y con ello afectar las balanzas
comerciales de los demás países.
La consecuencia inmediata para la
economía peruana, consiste en la reducción de nuestras exportaciones. Esto trae
como consecuencia una menor entrada de dólares y por la tanto su escasez
relativa. Por ello es que estos últimos meses el tipo de cambio ha ido
aumentando.
Del lado de la política económica, el
ejecutivo ha propuesto una serie de medidas que consisten en incentivar las
actividades económicas a través de la disposición de mayor liquidez. Pero dada
la forma en la que se presenta el desarrollo de la crisis económica en la
coyuntura actual, esto resulta contraproducente, pues mayor liquidez en moneda
nacional frente a un dólar cada vez más escaso provocará una mayor depreciación
de nuestra moneda.
Esta situación, además, incentivará a
los agentes económicos a resguardarse económicamente en el dólar, lo cual
significará una mayor demanda de esta moneda y por lo tanto una mayor
depreciación de nuestra moneda.
Si a esto se añade el aumento del gasto
público para enfrentar el fenómeno del Niño, se inyectará más dinero a la
economía, y esto terminará depreciando aún más nuestra moneda. Así las cosas,
el gobierno no tiene ninguna alternativa, pues se encuentra atenazado por la
coyuntura.
El intento de aminorar la depreciación
del sol ha significado la pérdida de más de 8 mil millones de dólares de
reserva, lo cual hace insostenible seguir aplicando esta política.
En el Marco Macroeconómico Multianual
revisado se ha ajustado las proyecciones de la economía peruana para el 2015.
Estas proyecciones son a la baja. De un 4,2% de crecimiento del PBI pasa a un
3%; en cuanto a la inversión, esta pasa de ser baja pero positiva a ser
negativa; asimismo, el consumo privado disminuye; el déficit fiscal aumenta; el
déficit en la Balanza Comercial aumenta, etc.
Sin embargo las proyecciones para el año
2016 son favorables. Es decir, que el ejecutivo considera que estamos pasando
por una situación de “desaceleración” pasajera, y que por lo tanto no estamos
enfrentando una crisis económica. Ceguera o hipocresía de parte de nuestras
autoridades, lo cierto es que la crisis es inevitable.
En estas condiciones, que de seguro
empeorarán en el transcurso de las próximas semanas, los trabajadores ya están
sufriendo los efectos. El aumento de los precios ha reducido la capacidad de
compra de los trabajadores, y como consecuencia de la reducción de la actividad
económica aumentará el desempleo, con lo cual, la extensión del crédito, sobre
todo hipotecario, promovido por el gobierno en sus últimas medidas (eliminación
de la cuota inicial, aplicación de la modalidad del leasing, etc.) provocará
una agudización mayor de la crisis.
Con seguridad en poco tiempo el gobierno
ajustará las proyecciones macroeconómicas a cifras totalmente negativas. Solo
quedará esperar el momento del estallido de la crisis, esto es, el momento del
colapso.
Esta situación nos permite ver con mayor
nitidez lo que la propaganda burguesa ha logrado en la conciencia de los
trabajadores, pues apreciamos la crisis en términos de las características de
la economía capitalista, en el marco burgués, esto es, bajo la perspectiva
burguesa. Por ejemplo, el fenómeno monetario que se expresa en el aumento del
tipo de cambio, así como en la inflación, tienen un impacto en la producción
real en la medida en que la mercancía dinero y sus respectivos signos
monetarios son los mecanismos que utilizan los burgueses para apropiarse de
parte del nuevo valor creado por los trabajadores. Sin embargo, no bebemos ni
comemos oro. Por lo tanto, lo que verdaderamente debería preocuparnos es cómo
producir más bienes y servicios para la satisfacción de todas nuestras
necesidades. Esto sucederá cuando los bienes dejen de tener la forma de
mercancías en el sistema económico socialista.
Por ahora, el movimiento obrero se verá
obligado a reclamar el aumento de remuneraciones. Pero la respuesta no será
otra que una negativa a este aumento con el argumento de que la única forma de
superar la crisis es incentivando a la inversión privada. Y en la medida que la
elevación de las remuneraciones reduce las utilidades de las empresas, entonces
los empresarios se enfrentarán a cualquier posible aumento de las mismas, y más
bien arreciarán en la propuesta de reducir las vacaciones, las gratificaciones,
y cuanto derecho laboral aun exista. El aumento del desempleo presionará más a
la baja las remuneraciones, generando la competencia entre los mismos
trabajadores por conseguir un puesto de trabajo, ofreciendo su fuerza de
trabajo a menor salario, y con ello destruyendo las bases de la unidad del
movimiento obrero.
Frente a estas perspectivas, el
movimiento obrero tendrá que decidir si se somete a las necesidades de la
burguesía y juega al papel de colaborador obsecuente para enfrentar la crisis
de la mejor forma, esto es, con el sacrificio de los trabajadores y de sus
familias, para mantener un nivel de ganancia que le permita a la burguesía
sostenerse hasta superar la crisis económica; o si supera el limitado marco
burgués, y se organiza no ya para el aumento de las remuneraciones sino para
cambiar el sistema económico, dejando atrás la crisis económica.
Las elecciones presidenciales del
próximo año generarán un intenso debate sobre la crisis económica, provocando
propuestas que tratarán de embaucar una vez más a los trabajadores. Ofrecerán
más empleo, aumento de remuneraciones, etc., para llegar al gobierno, después
de lo cual se verán obligados a sincerarse y a reconocer que se equivocaron, y
que solo queda una opción: superar la crisis a través de la recesión de la
economía.
Las circunstancias actuales son
propicias para una amplia propaganda socialista, debido a la coyuntura
electoral y a la crisis económica que se agudiza cada vez más. Por ello es
necesario, además de analizar las características de la explotación capitalista
y las formas específicas que adquiere la dominación del capital en nuestro
país, proponer un programa de transformación socialista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.