A propósito de “Nuestras raíces y el problema de la
lengua”, de Jorge Oshiro*
Santiago Ibarra
El colonialismo se expresa en el plano individual a
través de distintos dramas. Para ilustrarlo, quisiera compartir con ustedes
brevemente el testimonio de Jorge Oshiro, filósofo peruano radicado en Alemania,
quien en una conferencia dictada el 31 de enero de 2009 en el “Kulturzentrum
Lagerhaus-Migration”, Bremen, cuenta que en 1980, mientras trabajaba como
profesor, un estudiante le observó que en tanto otras personas hablaban de
“nosotros, los uruguayos”, “nosotros los argentinos”, él hablaba de “los
peruanos”, haciéndole notar que él evitaba el “nosotros”. Oshiro afirma que
tenía un sentimiento que Freud llamó “Unbehagen”, “un no sentirse muy bien en la
propia piel”. Ese malestar venía desde su infancia, del hecho de ser hijo de
japoneses.
Sucede que sus padres y otros japoneses migraron al
Perú, con la esperanza de regresar a su tierra, en las dos primeras décadas del
siglo XX. En aquel entonces Japón experimentaba un fuerte proceso de
industrialización, y la ciudad no podía absorber a la totalidad de la gente que
migraba del campo, de manera que ésta se iba hacia los Estados Unidos, pero cuando
este país le cerró las puertas migró hacia el sur, y uno de los lugares donde
se asentaron fue el Perú. Aquí trabajaron en las haciendas de caña de azúcar y
algodón del norte costeño, donde todavía imperaban las relaciones serviles y la
esclavitud. Los hacendados no pagaban a sus trabajadores en efectivo, sino a través
de bonos, para comprar los alimentos en los almacenes de la hacienda, que eran
más caros que las tiendas del pueblo. Así, los trabajadores quedaban
endeudados, y los padres de Jorge Oshiro jamás pudieron ahorrar el dinero
necesario para regresar a su tierra.
Un buen día escaparon de la hacienda, su padre
conjuntamente con otros trabajadores. Oshiro cuenta que estas huidas eran
repetidas, y muchos eran atrapados por los capataces. Pero su padre llegó a
Lima. En Lima su trabajó como peluquero, y cuando se produjo la Segunda Guerra
Mundial, la vida de los japoneses y gente de origen asiático en general se puso
muy difícil, pues los japoneses fueron etiquetados como “enemigos de la patria”.
Se llegó a acusar a los japoneses de ser la quinta columna del ejército
japonés. “Entonces comenzó sistemáticamente el despojo de sus bienes y se
produjeron saqueos de tiendas de japoneses”, dice Oshiro. Su padre tenía que
esconderse de los policías y vivir en la clandestinidad. “Dormía en otras
casas. Y la familia vivía en un estado de terror permanente. Fue un choque
brutal que iría a marcar la vida de los japoneses y okinawenses en el Perú.
Pero en los 50 la situación ya se había normalizado, es decir se había vuelto a
la situación de antes de la guerra; no hubo más saqueos, robos y deportaciones,
pero existían todavía los viejos prejuicios raciales. En esos años comenzó la
guerra de Corea. Entonces éramos objeto de burlas y pequeños ataques porque
éramos “coreanos”. Antes habíamos sido “chinos”, porque para muchos peruanos no
hay ninguna diferencia entre el japonés y el chino. Todos éramos chinos”,
cuenta Oshiro.
Afirma Oshiro que fue leyendo a varios autores
peruanos, y especialmente a José Carlos Mariátegui, que pudo superar el
malestar, pues ninguno de ellos ponía en cuestión la imagen que tenía de ese
“Perú odioso”. Incluso estos autores ponía en cuestión la idea misma del Perú,
y Mariátegui afirmaba que el Perú es “una nacionalidad todavía en formación”.
Jorge Basadre hablaba del “Perú oficial”, de la costa y sobre todo de Lima, y
del “Perú profundo”, de la sierra, del mundo andino, de la población indígena.
El antropólogo José Matos Mar hablaba del Perú como un “archipiélago”, con poca
comunicación entre los grupos étnicos. El Perú es entonces un proyecto a realizar.
Oshiro dice que una vez superado este malestar
aparece otro, mientras estudiaba japonés. Oshiro estudiaba este idioma porque
consideraba que la cultura japonesa “era algo constitutivo” de su raíz
cultural. Los síntomas de este malestar eran “cólera (…) rencor –y un difuso
sentimiento de inferioridad. Era como un fantasma que me atormentaba la vida
–dice Oshiro-”.
Oshiro
dice: “Como lo había hecho antes con el problema que tenía en relación al Perú,
leí ahora muchos libros sobre el Japón. Luego comencé a escribir un libro sobre
mi familia. Viajé a Lima y entrevisté a mis cuatro hermanos con mucha
intensidad, escribí mis recuerdos. Y así surgió un pequeño libro de 250
páginas. Pero sentía que todavía era insuficiente, no había llegado al núcleo
de mi dificultad, entonces, estando otra vez en Europa, volví a viajar a Lima,
hice una serie de entrevistas por segunda vez, esta vez también a otros
miembros de la familia. Seguí escribiendo mis recuerdos, hasta que esta vez sí
llegué al núcleo del problema. Era un trauma familiar, un trauma cultural que
viven todos los pueblos que han sido invadidos y colonizados como había sido el
caso de Okinawa. Pero esto lo supe
después.”
Su familia había llegado al Perú de Japón, pero
específicamente de Okinawa, una cadena de islas que está al sur de Japón, a dos
horas de vuelo de Tokio. Okinawa había sido un reino independiente hasta 1879,
“con una cultura milenaria propia, con su propia lengua”. Japón anexó por la
fuerza a Okinawa, como luego invadiría a Corea, China, y toda una franja del
continente asiático hasta Indonesia, pasando por Vietnam y Tailandia. Oshiro
comenta que esta colonización, como todas, tiene mucho de una violación sexual.
Los japoneses prohibieron a los okinawenses el uso de su propia lengua y los
obligaron a aprender el japonés en las escuelas. Sus padres habían sufrido esta
opresión. Pero ellos nunca hablaron con sus hijos de este problema. “Se
limitaban a sufrirlo en silencio. El problema se convirtió en un fantasma en
cuanto que había un acuerdo tácito de no hablar sobre él, tanto era el dolor
que causaba –acota Oshiro”.
Oshiro afirma que el sentimiento de inferioridad es
una consecuencia directa de la colonización. En su familia se hablaba tres
lenguas: el okinawense (hablado por sus padres y amigos de ellos), el japonés
(entre sus padres y sus hijos) y el castellano (entre los hermanos). Estas
“tres lenguas no existían neutralmente una al lado de la otra”. “Mientras el
castellano era la lengua exterior, en el interior de la casa las otras lenguas
vivían en conflicto. La lengua japonesa oprimía a la lengua okinawense (…)
Dentro de la perspectiva psicoanalítica, el castellano correspondía al nivel de
la conciencia, con el pasar de los años en Europa para mí el okinawense, se
convertía en subconciencia, mientras que el japonés asumía una especie de muro
o censura que me impedía el acceso directo a la subconciencia.”
De esta situación se daba en Oshiro, según sus
propias palabras, “una relativa identificación de la cultura dominada con la
cultura dominante”. Hay una pérdida de identidad cultural. Oshiro dice
finalmente que gracias al psicoanálisis, a la filosofía del lenguaje y a la
lingüística, pudo llegar a ese estrato profundo y descubrir su propia identidad
como peruano-okinawense, pasando por el redescubrimiento de su lengua materna,
el okinawense.
De este importante autoanálisis de Jorge Oshiro,
quisiera pasar a señalar muy brevemente algunas cuestiones:
1.
Mariátegui decía que el Perú es “una nación en
formación”. Y decía además que el mayor drama del Perú contemporáneo es su
“dualidad histórica”, esto es, la coexistencia conflictiva de dos culturas: la
indígena y la europea. Esta dualidad se expresa en todos los niveles de la vida
social (1). El testimonio de Jorge Oshiro tiene como fondo histórico el
colonialismo (relaciones de producción serviles en la hacienda peruana,
conquista y colonización violenta de Okinawa por el Japón), así como la
modernidad capitalista y el imperialismo (fuerte proceso de industrialización
del Japón, Segunda Guerra Mundial). Es decir, podemos observar que hay un nivel
estructural que se expresa en las distintas situaciones traumáticas de la vida
personal y familiar, correspondientes al colonialismo y al capitalismo
imperialista.
2.
El racismo, expresión, efecto del colonialismo, es
ciertamente uno de los grandes problemas de nuestras sociedades. Pero, es
importante no perder de vista que, en principio, el racismo no debe ser
comprendido como un problema que se presenta entre iguales, sino entre
desiguales. Es decir, el racismo es consecuencia y es funcional a la
perpetuación de las desigualdades sociales. El racismo no debe ser comprendido
como una conducta patológica o desviada que se produciría dentro de un cuadro
de “sociedad normal”. Primero fueron los españoles quienes sojuzgaron a los
indígenas con el genocidio consiguiente; luego, en la República, los criollos
quienes construyeron una sociedad y una economía sin y contra el indio, como
decía Mariátegui. A esta situación es a lo que se ha llamado colonialismo
interno. Las élites políticas pensaron que una política de mestizaje, en
realidad, de asimilación, de homogenización cultural, sería la solución a este
problema. Empero, el “mestizaje” reprodujo las divisiones y las relaciones
étnicas y de clase de dominación. Considero importante observar que en el
testimonio de Oshiro el Estado peruano juega un papel destacado en la
persecución de los japoneses en los años 40, y luego el prejuicio racial se
prolonga en el tiempo.
3.
Este racismo, ejercido por las clases favorecidas
contra la población indígena, mestiza y negra, y funcional por tanto a la
reproducción de su status socioeconómico, se complica –como observaba
agudamente Mariátegui- con el racismo entre los miembros de las clases
subalternas. Así, por ejemplo, tenemos los insultos mutuos entre gente de
origen quechua o aymara, la discriminación de la población negra o el
menosprecio que se siente por los indígenas amazónicos y que sale a flote en
ciertas circunstancias. Este racismo al interior de las clases subalternas
refuerza el dominio de las clases favorecidas debilitando, consiguientemente, a
las clases populares. En general, esta situación se revierte en las situaciones
de revuelta, de sublevación popular, como sagazmente observaba Frantz Fanon.
Por eso, para Fanon, la superación de esta fragmentación al interior de las
clases populares y los propios dramas personales derivados del colonialismo
pasaba por la transformación revolucionaria de la sociedad.
4.
Jorge Oshiro dice que el trauma cultural que
repercute en su vida se traduce en cólera, rencor y en un “difuso sentimiento
de inferioridad”. Después dice que se dio cuenta de su relativa identificación
con la cultura dominante y que el malestar es superado cuando logra descubrir
su identidad como peruano-okinawense, luego de que redescubriera su lengua
materna, el okinawense. Este sentimiento de inferioridad es un producto de la
conquista y colonización violentas de Okinawa por el Japón, como lo dice el
propio Oshiro. Ahora bien, Frantz Fanon decía que para el colonizado, “El mundo
del colono es un mundo hostil, que rechaza, pero al mismo tiempo es un mundo
que suscita envidia… el colonizado siempre sueña con instalarse en el lugar del
colono”. Y agregaba Fanon que “Ese impulso de tomar el lugar del colono
mantiene constantemente su tensión muscular” (2). Por un lado, el sentimiento
de inferioridad es un resultado del colonialismo, de otro lado este sentimiento
de inferioridad se traduce en el ejercicio de la violencia entre los propios
colonizados, que todavía no son capaces de hacer frente al discurso del
colonizador y están inconscientemente identificados con el agresor. Se aspira a
ser como el colonizador. Pero esta identificación con el agresor, con el
colonizador, identificación que puede darse en mayor o en menor grado, es
posible revertir, como lo muestra el caso de Oshiro.
5.
La lucha contra el colonialismo supone traerse
abajo sus estructuras y los muros que impiden la convivencia entre las
personas, la superación de los prejuicios raciales. Si somos negados,
invisibilizados en nuestra individualidad, hay una necesidad de afirmación
identitaria, de valorización de lo propio, pero, como dice Jorge Oshiro, esta
afirmación, a la vez que busca sus raíces, debe orientarse hacia la
construcción de un solo nosotros, correspondiente a su vez (agrego yo) con el
interés común. De aquí que esta afirmación identitaria no implica
necesariamente la negación de lo occidental (que, además, se efectúa sobre la
base de una construcción mítica de su historia e identidad), sino que puede
incluir la aceptación de su gente en su especificidad.
6.
Decimos que esta construcción de un solo nosotros
se corresponde con el interés común porque si el racismo de las clases
dominantes es funcional a la concentración de la propiedad, de los ingresos y
del poder, la lucha contra el colonialismo y el racismo en todas sus
expresiones se corresponde con la lucha por una democratización de la economía
y del poder.
7.
Finalmente, hay que hacer notar que la exaltación
irracional de las diferencias solamente nos puede llevar a la catástrofe; en
cambio, es muy prometedor buscar las semejanzas y el interés común, en el marco
del respeto al derecho a la diferencia. De hecho, entre los diferentes grupos
étnicos, así como hay mil diferencias, hay mil o diez mil semejanzas. Entonces,
es posible construir un solo “nosotros” a escala nacional y a escala mundial.
Este es el desafío de los pueblos.
* El presente texto fue expuesto en una mesa
redonda organizada en el marco de las Jornadas de Psicoanálisis, Trauma y
Descolonización, impulsadas por el Instituto de Terapia e Investigación (Bolivia)
y el Instituto Latinoamericano de Psicoanálisis, en la Fundación Solón, el 7 de
noviembre del año en curso.
Notas
(1)Cfr. Eduardo Ibarra, Nuestro
mayor problema histórico, en esta misma edición de Creación Heroica.
(2)Los condenados de la tierra.
México: Fondo de Cultura Económica, 1965.
Bibliografía
Frantz Fanon, Los
condenados de la tierra. México: Fondo de Cultura Económica, 1965.
Eduardo Ibarra, Nuestro
mayor problema histórico. Escrito el año 2000, ha circulado ampliamente en la
internet y hoy vuelve a ser publicado en nuestra revista Creación Heroica.
Jorge Oshiro, Nuestras
raíces y el problema de la lengua. Revista electrónica Creación Heroica, 4
de diciembre de 2010, (http://creacionheroica1928.blogspot.com/search?updated-min=2010-01-01T00:00:00-08:00&updated-max=2011-01-01T00:00:00-08:00&max-results=11)
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