La Literatura en los Niveles del Sistema Educativo Peruano: Una
Propuesta de Cambio*
Julio Carmona
Introducción
La crisis por la que atraviesa la educación, en
términos globales (expresión ésta muy de moda hogaño), es tan evidente o ha
sido tan evidenciada por los especialistas y analistas, que ha devenido
proverbial, tal como si se dijera que ese es su estado normal, como si esa
situación fuera la regla y su contrario (los resultados positivos) la
excepción. Y esta observación se vuelve desastrosa –de manera particular– en el
ámbito de la comunicación lingüística, tal como se da en la práctica educativa
y, especialmente, en las habilidades de lectura y escritura. Por ejemplo, siempre
se ha escuchado decir que “el Perú se ubica en los últimos puestos de
Latinoamérica en cuanto a razonamiento matemático y comprensión de lectura como
resultado de una mala calidad educativa, y el último Informe Global de
Competitividad elaborado por el WorldEconomicForum (WEF), con data del año
2006, ratifica esa realidad alarmante: en algunos casos específicos, por
ejemplo en calidad de la educación primaria, nos ubicamos en el último lugar
del mundo en un ranking de 131 países.”[1] Ahora bien, aun cuando en el primer capítulo voy a
destacar los indicadores más saltantes de ese aserto, es pertinente precisar
que éste es tan ostensible y tan de dominio público que casi me siento
exonerado de esa acción de comprobación investigativa.
Dentro de la
situación observada, el caso de la literatura, objeto principal de este
trabajo, es realmente patético. Y, por no pecar de alarmista, seré parco en
decir que se encuentra desatendida, desde hace mucho tiempo. Prueba de ello es
que un elevado porcentaje de la población estudiantil universitaria (como
secuela de una defectuosa formación en primaria y secundaria) acusa
deficiencias no sólo en la apreciación del quehacer poético (que es el
complemento del saber científico, para el logro de un ser humano integral),
sino que ese déficit intelectual se ve evidenciado en el uso más elemental del
idioma: en la comunicación más simple. Pero, asimismo es pertinente destacarlo
aquí: esa situación deficitaria explica, en parte, la crisis en que se debate
la educación en Latino América (con la meritoria excepción de Cuba), reflejada
en un descenso ostensible de su calidad. “El predominio de la pedagogía de la televisión
–dice Eduardo GALEANO– cobra alarmante importancia en los países
latinoamericanos, por el deterioro de la educación pública en estos últimos
años.” (A3-GALEANO, 1998: 302). Ahora
bien –luego de este avance diagnóstico–, es alentador observar que, en el marco
legal educativo, hay prospecciones que asignan a la educación el objetivo de
asegurar que “Los derechos
a la vida y a la educación desde el nacimiento están [ha debido decir: “estén”]
plenamente garantizados para toda la infancia, a través de oportunidades
diversas y de calidad para su óptimo desarrollo”. Es ésta una cita del Consejo Nacional de Educación, Proyecto Educativo Nacional, Lima, 2006,
p. 12. Y el objetivo ahí planteado coincide –en el pasado mediato: 1994– con
otro del Ministerio de Educación que dice: “El objetivo esencial de la política
educativa nacional es que los Centros Educativos del país brinden un servicio
educativo de calidad que desarrolle el máximo potencial de aprendizaje de los
niños [y, por lo tanto, debe considerarse] Centro Educativo de calidad a todo
aquel en el que la acción pedagógica está [también ha debido decir: “esté”] centrada en el aprendizaje de los alumnos [siendo
ésta] su razón de ser y la medida de su eficacia.”[2] (Los corchetes son míos). Y –en el pasado inmediato:
2003– igualmente coincide con la Ley de
Educación, que sirvió de marco al citado Proyecto, cuando dice: “Que el
Estado atiende los factores que favorecen el mejoramiento de la calidad de la
educación”[3], y
en la medida que ese ‘óptimo desarrollo’ tiene –o debe tener– como pilar básico
el impulso de las habilidades de lectura y escritura, como lo
reconoce el mismo Ministerio de Educación en su Diseño Curricular Nacional, al considerar “que el lenguaje es el
vehículo para entender, interpretar, apropiarse y organizar información
proveniente de la realidad”, llegando a la conclusión de que “el área de
Comunicación Integral se constituye como el
eje central en el desarrollo de los aprendizajes de las demás áreas” (2005:
115, cursiva nuestra), es pertinente llegar a la
conclusión de que las materias pedagógicas sobre las que descansa la
responsabilidad de ese desarrollo no están cumpliendo a cabalidad con el rol
que se les ha asignado.
En ese
sentido, el propósito de este trabajo es sustentar la conveniencia de realizar
un rediseño de la manera como está tratada y ubicada la Literatura en los curricula del sistema educativo peruano,
considerando que si ha devenido “inoperante”, ha sido no por deficiencias
propias sino porque se ha confundido su rol, incluyéndola en el ámbito de la
Lengua o de la Comunicación en general, y no haber valorado los siguientes
aspectos que la definen como materia pedagógica:
a)
que su naturaleza es, esencialmente,
artística;
b)
que su función pedagógica
es formar la sensibilidad estética de los educandos, y
c)
que su concurso en el
desarrollo humano es formar un espíritu crítico y de mecanismos cognitivos
tendientes a lograr una habilidad lectora de profundidad.
Aunque, como contrapartida, es
interesante ver cómo en otros espacios académicos se pondera su importancia y
se reclama su apoyo para el estudio de otras asignaturas como la Historia,
destacando sus “potencialidades para ser
utilizada (la literatura) como fuente de contenido en la clase de historia
(pues) además de provocar emoción estética, proporciona conocimientos,
enriquece la expresión, provoca disfrute e incorpora valores a la personalidad
del lector.”[4] Y Raymundo Ojeda, además, dice que la literatura
artística “Es aquella que por su forma y contenido se diferencia de la
literatura científica”, lo que ratifica el uso que damos en este trabajo a la
expresión literaturaartística, es
decir, para diferenciarla de la literatura como “ciencia de sí misma” (Poética
o Teoría Literaria) y de la literatura como disciplina educativa.
Y esa
confusa incomprensión, propiciadora de múltiples errores, resulta ser más
preocupante en la medida que la misma legislación vigente en el Perú pondera
como de necesidad perentoria la justa adecuación de los valores artísticos,
como puede leerse en la Constitución
Política de 1993, Artículo 14º, que dice: “La educación promueve el
conocimiento, el aprendizaje y la práctica de las humanidades, la ciencia, la
técnica, lasartes…, etc.” Incluso, ese corpus legal releva a los valores
creativos como factores imprescindibles, conforme se lee en la Ley General de
Educación, Artículo 8º, donde se puede leer que uno de
los principios de la
Educación peruana es sustentar “La creatividad y la innovación, que promueven
la producción de nuevos conocimientos en todos los campos del saber, el arte y
la cultura”, aunque en la práctica se le mezquina recursos, de manera
irresponsable, por parte del gobierno central. Desde esa perspectiva, se
plantea lo siguiente:
Que la literatura siendo –de origen– una disciplina
artística, al ser asumida por un sistema
educativo como materia pedagógica, no tiene por qué perder su función artística
y su misión estética, y, por lo tanto, puede y debe ser estudiada con
independencia de toda otra materia que no participe de la condición de ser arte
(como es el caso de la comunicación o
de la lengua), contribuyendo con
ellas –no obstante– al perfeccionamiento de las habilidades de lectura y
escritura, como deberían hacerlo todas las demás asignaturas, aun cuando lo
hagan (como la literatura) de manera indirecta, pero decisiva en el desarrollo
de la capacidad cognitiva del educando, y en la perspectiva de mejorar la
calidad de la educación.
Al realizar
este trabajo, no pretendo, pues, otra cosa que poner de relieve la necesidad y la urgencia de reconsiderar la
ubicación de la disciplina literatura como materia pedagógica en el sistema
educativo, para que se cumpla con el principio de la educación peruana, prescrito
como impronta de la política educativa, de ser integral[5], es decir: científica y humanista, conforme lo
prescribe la Ley General de Educación citada supra y que sirve de base a los
documentos respectivos del Ministerio de Educación.[6] Aunque –es preciso aclararlo– debe entenderse la
integración no como lo hacen algunos de sus precipitados intérpretes, es decir,
como una forma de evitar que se separen las materias que supuestamente se
consideran análogas, pues –de manera apresurada– consideran que todo el
conocimiento es uno solo. Y esto –por el contrario: con la diversificación de
especialidades desbordada en los últimos tiempos– no es así. “Es tan difícil
encontrar en la vida real un modelo didáctico de uso múltiple (amplio
espectro), como obtener el legendario ‘elixir milagroso’.” (A4-FLECHSIG, 2003:
4). Y en este libro se agrega lo siguiente: “Es difícil tener un modelo
didáctico que sea apropiado tanto para lograr calificaciones técnicas,
expresiones artísticas, sensibilidad social o productividad económica, como
para dominar datos, conceptos o principios de un cierto ámbito del saber.” (Ibídem).
La visión
que anima a este estudio es, pues, la de relevar el rol decisivo que juega la
literatura (en un terreno que comparte con el arte, en general) como
constituyente del carácter humanista que, junto con el carácter científico,
conforman el binomio de una formación integral en un
sistema educativo expresamente fundamentado en su corpus legal como científico-humanista, como es el Sistema
Educativo Peruano.
Mi más caro
anhelo, con la publicación de este trabajo, es que sea recibido por los
docentes de Lengua y Literatura como una guía para la acción, que estimule su
capacidad creadora en el ámbito de su acción formadora de seres humanos
íntegros.
Notas:
[1]) Karín ACEVEDO Damián,
“Alarmante reporte del WorldEconomicForum”, en: El Comercio. Lima, miércoles 7 de noviembre de 2007, p. 1. Es pertinente indicar aquí que, como en este
caso, los datos de los libros, diarios o revistas que no figuran en la
Bibliografía los consignamos en nota a pie de página. En caso contrario, las
referencias bibliográficas van signadas con las letras A y B, correspondientes
a Bibliografía y Hemerografía, respectivamente. Y en el caso de la
Bibliografía, hemos hecho una subdivisión en números, correspondientes a temas
específicos, como son: Administración y gestión, Arte, Cultura, Educación,
etc., por ejemplo: (A3-GALEANO, 1998: 302), en que A3 significa Bibliografía-Cultura, seguida de
los datos de: autor, fecha de edición y número de página.
[2]) Ministerio de Educación (1994). MetodologíaparalacapacitaciónengestióndelPlancged. Lima: MED, p.
13.
[4]) Tesis doctoral de Raymundo Adalberto OJEDA Luis (2008). El tratamiento de contenidos de obras de literatura
artística en la clase de historia para la formación de los docentes de ciencias
humanísticas. La Habana: Editorial Universitaria, p. 11. En la bibliografía consignamos un texto de similar
proyección: Alicia SALVADOR (1997). Cine,
Literatura e historia. Madrid: Ediciones de la Torre. Otro texto con la
misma proyección es el siguiente: Roger CHARTIER (2000). Cultura escrita, literatura e historia. México: Fondo de Cultura
Económica.
[5]) Ley General de Educación,
Artículo 2º. La educación contribuye a la formación
integral del ser humano; y, Artículo 6º, inciso c): Es principio de la
Educación la calidad que asegura condiciones adecuadas para una educación integral.
[6]) Ley General de Educación,
Artículo 24º, inciso c): Es objetivo de la Educación Básica desarrollar
aprendizajes en los campos de las
ciencias, las humanidades, la técnica, la cultura, el arte,
etc.
*A partir de esta edición
de Creación Heroica publicaremos por partes este libro de Julio Carmona,
editado en Piura, Perú, 1910, que, inicialmente, constituyó su tesis para optar
el grado de doctor en Educación (2008). Y que, creemos, no ha perdido
actualidad en tanto el diagnóstico deficitario de la competencia de
lecto-escritura ahí denunciado, no se supera y, más bien, se ahonda según el
último informe PISA, por el cual nos hemos enterado que el Perú ocupa el último
lugar entre 65 países puestos en medición (Nota del Comité de Redacción).
Los Resultados de la Prueba PISA 2012 en Perú
Víctor Mazzi H.
No hace poco tiempo tratamos los estándares de calidad de la educación
peruana, sus conclusiones mostraban un desfase entre lo que se promete como
política educativa y sus resultados. El año pasado se tomó dicha prueba entre
sus países suscriptores indagando la calidad del aprendizaje en estudiantes en
el mundo, su aplicación entre estudiantes peruanos ha sido demoledor:
nuevamente Perú ocupa el último lugar. Una interrogante surge inmediatamente
¿Quiénes son los culpables de esta situación?¿Porqué siendo el Perú una “economía
emergente” no se refleja en sus resultados educativos? ¿Qué está causando el
fracaso del modelo educativo peruano? Las respuestas desde sectores
conservadores peruanos siempre ha sido culpar a los maestros de la debacle de
sus políticas educativas y se cree que la solución reside en la copia de
modelos educativos externos, aunque exitosos no siempre han coincidido con
nuestra peculiar realidad multicultural y llena de diversidad.
Es posible que nuestra opinión colisione con los
responsables de la aplicación de una política educativa peruana de corte
neoliberal y conservadora, que en muchos aspectos, carece de visión coincidente
con la realidad peruana, pero tiene sustento en un informe que desnuda la
condición de la calidad educativa que brinda el Estado peruano a sus
ciudadanos: mediocre, improvisado y lleno de conservadurismo. Retomo las
palabras del hamut’aq José Carlos Mariátegui cuando en 1925 sostuvo que “el problema
de la enseñanza no puede ser bien comprendido al no ser considerado como un
problema económico y como un problema social”. Pretender la solución del
fracaso educativo sin proveer una adecuada financiación y desconocer la
condición económica y social del estudiante que concurre a la escuela, dice
mucho cuanto improvisan los encargados de la política educativa peruana.
¿Cuánto Saben los Estudiantes? Qué Nos Dice la Prueba
PISA
El 3 de diciembre siguiendo un calendario de tres años, la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (oecd) ha publicado los resultados
de la evaluación mundial de estándares educativos en Matemática, comprensión
lectoray ciencia y resolución de problemas. (Véase: PISA 2012 Results in focus.
Dirección electrónica:www.oecd.org/pisa/keyfindings/pisa-2012-results-verview.pdf)
El Programme for International Student
Assessment (PISA) es una prueba muestral que se toma en 65 países
suscriptoresa estudiantes de 15 años de edad que han adquirido conocimientos y
habilidades esenciales para su participación en el mundo global. Esta prueba
también ha incluido el financiamiento estatal para la capacidad de leer y
escribir en jóvenes. La prueba toma en consideración economías de 34 países
miembros y 31 países asociados, que según la oecd “representan más del 80% de
la economía mundial”.
La prueba se tomó a un total de 510,000 estudiantes
entre 15 años 3 meses y 16 años 2 meses de edad, representativa sobre 28
millones de escolares entre los 65 países participantes. No representa una
prueba global de todas las economías en el mundo y, sobre todo, la muestra toma
en consideración sólo un determinado sector de la población escolarizada.
La prueba mide la capacidad de los jóvenes para
razonar matemáticamente, para leer y comprender textos y para aplicar los
conocimientos científicos adquiridos en el aula a problemas prácticos,
concretos. Consta de una mezcla de preguntas y reactivos de opción múltiple para
que los estudiantes puedan construir sus propias respuestas. Los temas se
organizan en tópicos basados en un pasaje que establezca una situación de la vida real. Se desarrolla por cerca de 2 horas y por 40 minutos
si se realiza en Computadora personal.
Los Resultados Globales
Después de aplicada la prueba el año 2012, el análisis de los resultados
indica que Shanghai-China ocupa el primer lugar con puntajes altos: matemáticas
613 puntos; comprensión lectora 570 puntos y ciencia 501 puntos, seguido por
Singapur, Hong Kong-China, Taipei, Korea del sur, Macao-China, Japón. Los
países asiáticos marcan una tendencia a elevar los promedios obtenidos respecto
a años anteriores. Los países europeos continúan por debajo de dichos países
asiáticos, entre ellos tenemos Liechtenstein 535 pts.; 516 pts y525 pts,
seguido por Suiza, Holanda, Estonia y Finlandia que ha presentado -3 respecto a
resultados anteriores. Para el hemisferio norte de América Canadá lidera 518pts;
523 pts y 525 pts, respecto a pruebas anteriores ha presentado -1.5. En el
hemisferio sur americano Chile lidera con 423 pts; 441 pts y 445pts seguido por
Uruguay, Brazil, Argentina Colombia y al último, Perú.
El informe de la prueba señala también retrocesos. Entre
los fracasos de sus sistemas educativos están Estados Unidos, México, Argentina
y Uruguay, países que han perdido las ventajas que lograron en pruebas pasadas.
La prueba PISA 2012 demostró que entre los países
participantes un 13% presentan alto rendimiento ubicándose entre los niveles 5
ó 6; ellos pueden desarrollar y trabajar con modelos de situaciones complejas y
trabajar utilizando estratégicamente amplitud, desarrollando habilidades de
pensamiento y razonamientos. Sin embargo, el 23 % de estudiantes de países
miembros de la OECD y 32% de estudiantes de países asociados no superan el
nivel 2 de la prueba en matemáticas, presentando mayores dificultades de
desempeño. Son estudiantes provenientes de hogares humildes, aunque la OECD
relacione dichas dificultades con problemas de confianza que “son esenciales
para que los estudiantes logren hacer realidad sus capacidades”. Para el caso
de comprensión de lectura sólo el 8% de estudiantes de países participantes se
ubicó en altos niveles de rendimiento (nivel
5 ó 6), el mismo porcentaje se aprecia en los resultados de la prueba para
ciencias.
Cuadro extraído del informa PISA 2012.
Un concepto que reitera los resultados favorables o adversos de la
prueba lo constituye la relación entre rendimiento y la equidad. Se comprende
“equidad” como las oportunidades que se comparten dentro del estatus
socio-económicoque representan los estudiantes participantes, aunque el concepto
contempla el acortamiento de las distancias de la condición económica y social,
las diferencias permiten comprender sus efectos: las diferencias sociales y
económicas indicen en los resultados de la prueba internacional. Los países con
menos niveles de equidad económica y social, -en este caso el Perú-, muestranresultados
adversos, mientras que países con un nivel promedio de equidad muestran mejores
promedios en la prueba. La relación entre mayor equidad se asocia con un alto
promedio en la prueba. Este resultado señala las condiciones en las que se
deben atender los problemas educativos antes de obtener mejores resultados.
La Educación en el Perú: Cuando el Crecimiento
Económico no Coincide con el Desarrollo Educativo.
Una vez divulgado los resultados de la prueba PISA 2012, se han ensayado
distintas explicaciones que van desde lo risible hasta la crítica más objetiva
del desastre en educación. Determinados medios periodísticos y determinados “expertos
en educación” han señalado que ha pesar que Perú ocupa el último lugar ha “avanzado
significativamente respecto a los resultados de pruebas anteriores” (2003, 2006
y 2009).Este argumento sólo sirve de consuelo para quienes dirigen la política
educativa peruana, no sirve para determinar como resolver la condición desastrosa
en la que nos ha planteado la prueba pisa en tres rubros muy importantes en la
Educación (Matemática, Comprensión de lectura y ciencias), seguimos siendo los
últimos y eso se debe a los resultados de la aplicación de una política educativa
incoherente con la realidad peruana.
Se ha criticado y se crítica los criterios para
estructurar la prueba internacional sin tomar en consideración la realidad
específica de cada país participante, los criterios se sostienen en la validación de un
conjunto de estándares de contenido y desempeño que pueden comprenderse como
comunes en las diferentes áreas del conocimiento que se consideran
imprescindibles para la adecuada inserción de los jóvenes en el mundo laboral.
La prueba ha introducido el
constructo de competencia (literacy) en remplazo a los conceptos de
“objetivos”, considerando el rendimiento escolar como resultado de la adquisición
de capacidades y habilidades para que el estudiante se desenvuelva
adecuadamente en su entorno. El desplazamiento del enfoque conductista hacia el
cognitivismo en la educación mundial señala una modificación de la percepción
del rendimiento escolar, ya no se trata de modificar comportamientos sino de
plantear retos para alcanzar dominio cognitivo.
La prueba PISA está
diseñada para un nivel cultural promedio de los estudiantes que no presenten
dificultades con el manejo del idioma materno, no toma en cuenta el manejo de
códigos lingüísticos regionales o de élite. Esto plantea problemas al momento
de formular alguna política curricular en un universo educativo multicultural y
diverso. Determinadas regiones del Perú afrontan el reto de ejecutar un
currículum donde los educandos utilizan como lengua materna el runasimi, aymara
o alguna lengua amazónica y el universo cultural resulta muy distinto al Diseño
Curricular Nacional construido desde una realidad muy específica que se toma
como modelo estandarizado: La capital, Lima. Si bien la prueba PISA propone
estándares internacionales de calidad académica, si deseamos desarrollar
potencialidades que nos sitúen de manera efectiva en el actual contexto
globalizado competitivo, debemos tratar de adecuarnos a ellos incorporando
nuestros propios códigos culturales que manifiesten nuestra identidad como país
de característica multicultural.
El fracaso de una política
educativa evidenciada por los resultados de la prueba PISA 2012 no es
responsabilidad compartida entre educadores y discentes. Se hace mucha propaganda
que el Perú está creciendo económicamente, pero ¿quiénes son los que
realmente se benefician de este crecimiento económico? ¿Podemos exigir
más a nuestros estudiantes y maestros un país que exiguamente destina menos del
3% del PBI a educación? Salir de la debacle educativa implica tratar distintos
factores que la generan entre muchas de ellas: la orientación conservadora en
sus planes de estudios, ausencia del interés gubernamental para potenciar la
inversión pública en Educación; formar adecuadamente a los educadores y
asignarles un sueldo decoroso. Aunque las propuestas de soluciones resulten aún
más extensas, la educación peruana requiere de nuevas ideas, nuevos maestros y
nuevos programas que incidan en la transformación de la realidad.
La Universidad Peruana ¿Se Salvará o Seguirá en el Pozo?
Jorge
Rendón Vásquez
No es que el debate sobre una nueva
Ley Universitaria se caliente ahora.
Estuvo caliente desde que los
rectores en funciones o potenciales y sus clanes se enteraron de que el
proyecto consideraba la creación de una Superintendencia Nacional de Educación
Universitaria con la modesta función de supervisar y acreditar la calidad
educativa de las universidades.
No les gustó el proyecto, porque la
distorsionada autonomía universitaria ha sido utilizada por ellos para
instituir un archipiélago de pequeños estados independientes donde pueden crear
las carreras que quieran, enseñar lo que quieran, hacer profesores a quienes
quieran, tengan o no los requisitos académicos para enseñar, disponer de los
recursos públicos que les son atribuidos como quieran, pagarse lo que quieran
oficial o extraoficialmente, etc. Y todo esto, prescindiendo absolutamente de
las necesidades de nuestro país y de la conveniencia de los educandos.
Hace unos días un funcionario de una
entidad estatal con quien tengo cierta amistad me llamó para pedirme que
recibiera a un rector de una universidad de provincia. Ésta había decidido
establecer en Lima una facultad de Derecho, como su filial, y necesitaban un
docente con el grado de doctor para hacerlo decano y encargarle su
organización. Le pregunté a ese funcionario si sabía cuántas facultades de
Derecho hay en Lima. No lo sabía, y probablemente tampoco el rector comitente.
Y es posible que ni les interesara.
En cambio, los rectores sí saben
positivamente que una gran parte de los jóvenes egresados cada año de la
Educación Secundaria, que son decenas de miles, aspira a ingresar a alguna
universidad, como el horizonte más promisorio para su promoción social, y que
sus padres harán incluso sacrificios económicos por encima de sus posibilidades
para pagarles los estudios superiores. Vale decir que hay un gran mercado
universitario y que corre mucho dinero por él. En la lógica crematística de los
rectores y sus clanes sería tonto perderlo.
En este festín, el convidado de
piedra es el país que, para ellos, no tiene voz ni voto, como la efigie de
alguien que fue notable en un mausoleo.
Que la mayor parte de las
universidades resulten un adefesio, no es una materia compatible con el
mercado, aunque sí con la autonomía.
Por lo tanto, es explicable que los
rectores se aferren a la autonomía, la invoquen como una diosa (que debe ser
pariente cercana de Proserpina) y paguen contra el proyecto de Ley
Universitaria costosos avisos en los diarios, no con dinero suyo, sino metiendo
la mano a las arcas universitarias que legalmente no están para eso. (¿Qué dirá
la Contraloría sobre esto?).
La autonomía universitaria recibió
su espaldarazo en la Constitución de 1979. La fórmula fue: “Cada universidad es
autónoma en lo académico, económico, normativo y administrativo, dentro de la
ley.” (art. 31º). La expresión “cada universidad” fue propuesta por el
camaleónico representante Enrique Chirinos Soto, en ese momento perteneciente
al Partido Aprista, y en nombre de éste. La apoyaron los representantes del PPC
y de algunos grupos de izquierda. Todos ellos sabían cuánto podía rendirles
política y económicamente la autonomía universitaria, gobernando cada
universidad como una ínsula. (Y hay quienes adoran todavía a la Constitución de
1979.) Por fortuna, alguien añadió que esa autonomía debía operar “dentro de la
ley”.
En la Constitución de 1993 se
repitió la fórmula de la autonomía, mas sin la expresión “dentro de la ley”, la
que fue sustituida por la declaración de que “Las universidades se rigen por
sus propios estatutos en el marco de la Constitución y de las leyes.” (art.
18º). La educación universitaria quedó también englobada en la norma más
genérica alusiva a toda la educación: “El Estado coordina la política
educativa. Formula los lineamientos generales de los planes de estudios así
como los requisitos mínimos de la organización de los centros educativos.
Supervisa su cumplimiento y la calidad de la educación.” (art. 16º).
No hay pues en nuestro ordenamiento
constitucional una autonomía universitaria irrestricta, como pugnan por aducir
hasta la desesperación los rectores y sus clanes.
Si a los rectores se les preguntara
si ellos responden por la pésima calidad de la formación profesional en casi
todas las universidades de nuestro país, voltearían la cabeza y responderían:
“No se oye, padre.”
Sin son ellos los principales
causantes de ese desastre ¿con qué ejecutoria moral y profesional se alzan
ahora contra una ley que podría empezar a rescatar a la universidad peruana del
oscuro pozo en cuyas tinieblas gobiernan?
Hace algunos meses, en uno de mis
comentos sobre Arequipa, me ocupé de los 367 doctorados “bamba” que los
rectores de la Universidad de San Agustín habían conferido entre los años 2000
y 2006, por simples resoluciones rectorales, incluyéndose ellos mismos como
beneficiarios, sin los estudios comprensivos, sin acreditar el conocimiento de
dos idiomas extranjeros y sin tesis. (El colmo de la audacia ¿no?, como los
conquistadores que decían que cada uno tenía en el bolsillo una real cédula que
disponía: “Este español está autorizado a hacer lo que le da la gana.”).
Gracias a esos doctorados, ascendieron de categoría, aumentándose los sueldos
y, cuando se retiraron de la Universidad, obtuvieron pensiones más altas. La
Asamblea Nacional de Rectores lo supo y no dijo ni pío, puesto que la
Universidad de Arequipa había procedido en virtud de la autonomía
universitaria. El rector de esta Universidad, protagonista de ese escándalo, es
ahora Vicepresidente de la Asamblea Nacional de Rectores y una de las voces más
calificadas del coro contra el proyecto de nueva Ley Universitaria.
La necesidad de una entidad cuya
función sea controlar la calidad de la educación universitaria es clamorosa
para nuestro país y para los estudiantes universitarios. Sin cuadros
profesionales egresados de universidades calificadas el desarrollo económico se
retarda. La mayor parte de los egresados universitarios actuales tiene que
formarse necesariamente en el trabajo durante varios años hasta alcanzar el
nivel adecuado que deberían haber tenido al egresar. Forzosamente, entonces, la
dirección de las empresas y otras entidades al más alto nivel tiende a ser confiada
a profesionales venidos del extranjero o con maestrías y doctorados obtenidos
en el extranjero. Porque no se puede jugar con la responsabilidad de producir
bien, tanto en el servicio público como para el mercado.
En todos los países europeos, la formación
universitaria está dirigida o supervisada por los gobiernos centrales y por las
regiones o comunidades autónomas donde éstas existen. La autonomía
universitaria esta limitada a la elección de las autoridades universitarias.
Los regímenes de estudios, las carreras, las facultades y los doctorados, el
régimen de ingreso a la docencia universitaria y a seguir estudios en la
universidad están determinadas centralmente. Se entiende en esos países
perfectamente que el desarrollo económico y la marcha misma de la sociedad y
del Estado dependen en buena parte de la formación profesional universitaria, y
más aún cuando la competencia económica es el medio natural de su existencia.
He tenido la oportunidad de ver
personalmente el funcionamiento de la universidad en Europa y en Estados
Unidos.
Forma parte de un sistema integral
de formación profesional que comprende a las escuelas de educación inicial y
secundaria, a los institutos de carreras no universitarias para la provisión de
mandos medios, a las universidades, a los centros de formación de profesionales
de nivel superior y a las academias de investigación. Y este sistema está
dirigido y coordinado por una autoridad colectiva central, de manera que nada
concerniente a la formación profesional queda librado a la autonomía de los
funcionarios, autonomía que no existe y que la organización de la economía y
del Estado sencillamente no toleraría.
¿Podrían las universidades peruanas
soñar siquiera con el nivel de las universidades de los países más desarrollados?
Tal vez los señores rectores
atrincherados en la Asamblea Nacional de Rectores puedan absolver esta pregunta
y con gran soltura de huesos me digan que sí, como me respondió el decano de
una Facultad de Derecho hace ya algunos años cuando le pregunté por que no
promovía la incorporación a la docencia de ex alumnos que se habían doctorado
en Francia y en Italia.
Todo es posible en la dimensión
desconocida de la osadía del subdesarrollo.
02/12/2013
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