Nota:
A continuación
publicamos el artículo “Estudiar a Fidel: Balance Para Hacer”, de nuestro
colaborador y compañero cubano, Felipe de J. Pérez Cruz, a propósito del 93
aniversario del nacimiento del camarada Fidel Castro Ruz, jefe de la Revolución
cubana.
Comité Editorial de Creación Heroica
Estudiar a Fidel: Balance Para Hacer
Felipe de J. Pérez Cruz
Nació el Comandante
en Jefe Fidel Castro Ruz (1926-2016), un 13 de agosto, en
la finca Birán, perteneciente a la antigua provincia de Oriente, hoy en
Holguín. El nuevo aniversario de tan feliz acontecimiento encuentra a Cuba en
un trascendente momento de ruptura y negación dialéctica. Ya el Comandante no
está con nosotros para brindarnos sus soluciones frente a los nuevos retos, esa
ahora es una tarea de todos y todas. Avanza un nuevo modelo de socialismo –en
el que sabemos trabajó Fidel-, que acertadamente subraya y realiza en la
práctica la continuidad de principios y obra.
Fidel
no quiso que lo recordáramos en tarjas y monumentos, ni que nombráramos en su
honor instituciones, calles y plazas (1), una Ley de la República refrenda su
voluntad (2). Fidel nos dejó explícita la tarea de pensarlo y actuarlo. En tal
aprendizaje y praxis colectiva, debemos hallarnos en misión y medios, en
precisión de lo que cada revolucionario cubano debe y puede hacer. En tal
dirección me interesa compartir los criterios de tarea que me convocan en el
orden personal y gremial.
La
Revolución Cubana, insistió en señalar con sobrada razón el Comandante en Jefe,
es obra de millones de patriotas, de la voluntad, audacia e inteligencia de un
pueblo con una historia de más de ciento cincuenta años de lucha. A esta
inobjetable verdad apelaba una y otra vez, el líder de la Revolución Cubana
cuando de evaluar su papel en la historia se trataba. Y hasta muy
recientemente, los historiadores y cientistas sociales cubanos, hemos estado
subyugados tanto por el argumento de modestia de Fidel, tan objetivamente real,
como la propia realidad subjetiva de sentir al Comandante de todos los cubanos
patriotas, como algo tan nuestro y a la vez tan íntimo, que todo intento de
“estudio” nos paralizaba, con el temor–como diría Julio Antonio Mella
(1903-1929) en sus Glosas al Héroe Nacional José Martí Pérez (1853-1995)- de no
hacer lo que su extraordinaria obra y la necesidad de la lucha imponen.
Hoy estamos
más preparados para entendemos que la verdad del sujeto colectivo, coexiste con
otra no por singular menos objetiva: El protagonismo personal de Fidel
realmente es la más significativa peculiaridad de la Revolución Cubana. De
fuerza telúrica le han catalogado con las certezas de la realidad y la poesía.
Estudiar
a Fidel en su pensamiento y obra, develar y asumir lo grueso y lo fino del
legado fidelista, resulta un desafío que abre para los cientistas
contemporáneos y las generaciones revolucionarias presentes y futuras un
apasionante campo de trabajo. Ahora quienes nos adentremos en el estudio de su
figura y pensamiento, tenemos la responsabilidad de ser fieles a su voluntad de
modestia, y cuidarnos más que nunca, de la equivocación de convertirlo en
icono, en culto y teleología.
El campo para los estudios sobre Fidel
El campo para los
estudios es inmenso: Con el pensamiento Martí por guía y estandarte, Fidel interpretó
la necesidad histórica y el sentir profundo de las masas populares cubanas,
luego de la derrota de un primer intento de revolución republicana en los años
treinta del pasado siglo. En vísperas del centenario del nacimiento del Apóstol,
emprendió su propio proyecto de lucha popular y antimperialista, frente a la
conducción antinacional y corrupción de la política burguesa. La propia praxis
revolucionaria en el vórtice de los acontecimientos, le permitirían a Fidel madurar
como pensador revolucionario, diseñar y poner en ejecución un novedoso proyecto
educativo cultural revolucionario, que forjó en su seno las fuerzas de clase
que pusieron fin al capitalismo en Cuba.
En
medio de la crisis del sistema demoliberal neocolonial que precipita el Golpe
de Estado del 10 de marzo de 1952 y la dictadura de Fulgencio Batista Zaldívar
(1901-1973), Fidel inició la insurrección revolucionaria
el 26 de julio de 1953. A cinco
años, cinco meses y cinco días de aquella primera acción armada, alcanzó la
rotunda victoria del 1 de enero de 1959. Fidel se convirtió
por sus hechos y la voluntad popular en el líder de la Revolución Cubana.
Desarrolló
Fidel las características del héroe popular. La valentía personal y la intrepidez
lo caracterizaron y le convierten en una figura de leyenda. Contra
Fidel, los gánsteres que de joven enfrentó en la Universidad de La Habana, los
servicios criminales de la dictadura, y definitivamente la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) y su Entente de terrorismo anticubano, radicada en el
territorio estadounidense, planificaron no menos de 650 planes de asesinato, y
un centenar de estos fracasaron durante su organización y ejecución (3).
Fidel
definitivamente fue un gigante de la Historia: Líder de la insurrección, estratega
de las victorias militares y políticas que derrotan a la dictadura y preservan
la victoria ante los planes golpistas alentados por el Gobierno de los Estados
Unidos, forjador de la unidad ideológica y política, de la ética humanista del
socialismo cubano, fundador del Estado Socialista y del nuevo Partido de todos
los revolucionarios, educador por excelencia de la vanguardia y del pueblo,
artífice de la Revolución Cultural y Educacional Cubana, impulsor de los
medulares logros en la ciencia y la tecnología, la salud pública, el deporte y
la seguridad social. Desde la segunda mitad del Siglo XX a la fecha, ha marcado
la historia política de Cuba, América Latina, África y el mundo.
El
Comandante libró con el pueblo patriota, una lucha constante de ribetes épicos,
contra el imperio estadounidense. Derrotó a los imperialistas en su política de
agresión, bloqueo y terrorismo de Estado. Con la impronta fidelista la
Revolución sobrevivió, supo dar felicidad y oportunidades a sus hijos e hijas,
porque Fidel no dejó espacio a la complacencia, y halló fórmulas y caminos para
reproducir, crecer y auto perfeccionar su propia obra. Ningún país en la época
contemporánea ha sido sometido a un bloqueo genocida y a la agresión terrorista,
de la magnitud del que vencemos día a día los cubanos, y Fidel es el genio y el
símbolo de esa proeza.
Primero
que los dirigentes de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y del
Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), Fidel percibe el agotamiento de
los mecanismos económicos y políticos del modelo soviético, y desarrolla en la
Cuba de 1985-86, la revolución conceptual, profunda y abarcadora del proceso de
rectificación de errores y tendencias negativas. Cuando la labor enemiga
externa y la traición a la URSS de sus máximos líderes, aceleran la implosión
del sistema soviético, su derrota y desaparición, Fidel se convierte, en el más
alto paladín de la resistencia y el optimismo histórico. Una vez más se situó a
la vanguardia y condujo la nueva epopeya de la resistencia en el período
especial, con sus batallas de hechos, ideas y resultados. Por vivirlo no nos
percatamos: Con Cuba, Fidel salvó la idea, la esperanza, la validez del
proyecto socialista en este hemisferio.
Con
el liderazgo de Fidel, el país alcanzó una dimensión internacional que hasta
hoy asombra. Fundador de la diplomacia revolucionaria, colocó los principios de
dignidad, independencia, soberanía, antimperialismo, internacionalismo
socialista y solidaridad de nuestro pueblo, como valores supremos en la
conducción de las relaciones internacionales, en un mundo que se media por correlaciones
de fuerzas militares y económicas. En su ejercicio de política exterior
revolucionaria, asumió una posición de reconocido liderazgo, en defensa de los
pueblos del llamado Tercer Mundo, contra las políticas colonialistas,
neocolonialistas y de globalización neoliberal. Los cubanos y cubanas con la
convocatoria de Fidel, desarrollaron colosales campañas de internacionalismo,
solidaridad y colaboración, sin antecedentes ni émulos en la historia
universal.
El balance de conocimiento que nos debemos
En las Ciencias
Sociales cubanas nos debemos un buen balance sobre lo que hemos hecho sobre
Fidel. El conocer lo que tenemos y el saber lo que nos falta resulta
imprescindible. En lo que ese balance se realiza, me permito compartir mis
evaluaciones.
En vida
de Fidel se avanzó notablemente en la biografía y la sistematización temática
de sus discursos y documentos. Y comenzamos aún muy tímidamente a explicarnos a
Fidel. Expresé entonces mi criterio sobre la importancia de hacer y publicar
más biografías, en particular profundizar en la Guerra de Liberación, y en las
etapas posteriores al triunfo de enero de 1959, hoy reitero esa necesidad. Luego
del deceso de Fidel, hemos asistido a una enriquecedora profusión de
testimonios, reacción esta que debe continuar estimulándose, y sobre todo
preservar y archivar en todos los soportes posibles.
Las
biografías, las compilaciones de discursos y escritos y los testimonios,
constituyen importantes aportaciones, pero no agotan la expectativa y necesidad
de conocimiento y rescate de la memoria colectiva sobre el Comandante en Jefe,
más bien repotencian la avidez de saberes: Lo avanzado nos permite pasar de la
constatación, al estudio de interpretación y creación, a la develación de las
claves personológicas, ideológicas, filosóficas, históricas, educacionales y
culturales, siempre éticas y políticas que hicieron posibles los aportes de
Fidel. Se precisa completar y proyectar
los esfuerzos realizados, con estudios historiográficos, filosóficos,
pedagógicos, multi y transdisciplinares de más amplio espectro.
La
perspectiva martiana con la que Fidel se acercó al marxismo, le posibilitaron
arribar al socialismo científico desde un fuerte sustrato axiológico, y le
permitieron sustraerse de las vulgarizaciones economicistas y dogmatizantes que
predominaban en la teoría y la práctica del PCUS y de los partidos comunistas
de la época. La teoría y la praxis fidelista en la consolidación del socialismo
cubano, los debates que ello suscitó dentro y fuera del país, y lo que nos
sugiere para nuestra contemporaneidad, resultan zonas casi inexploradas en los
estudios sobre Fidel. Esta tarea tiene
antecedentes importantes en iniciativas como los Talleres “Fidel Castro Ruz: Pensamiento Sociopolítico” realizados en el Instituto de Filosofía (1995-1999),
pero la acción de inteligencia colectiva carece de respuestas de
continuidad, profundidad y masividad.
Existe
consenso en considerar que el socialismo en el siglo XXI, precisa de las
fundacionales y de nuevas fuentes: Como lo hizo el leninismo en la época de
Revolución de Octubre, el fidelismo -si así decidimos identificar al conjunto
del legado de Fidel-, como síntesis histórica y expresión caribeña y
latinoamericana del marxismo, posee una vigencia y trascendencia planetaria. Pensar
al Comandante en su aporte a la prospectiva del socialismo cubano y americano
resulta responder a un reto impostergable.
Aprecio que
en el campo pedagógico crecen los estudios fidelistas, pero en otras ciencias
no percibo similar dinamismo. Falta un programa nacional de ciencia que se
dedique a estudiar al Comandante. No conozco cuántos proyectos asociados a los
programas nacionales fijan su atención en la figura de Fidel, su pensamiento y
obra. Tampoco poseo la cifra de cuántos proyectos institucionales, de cuántas
tesis de doctorado, maestría y licenciatura dedicamos a Fidel. Que carezcamos a
lo mínimo de un balance de lo hecho, es ya una debilidad de partida. Tampoco
contamos con un inventario de lo que transcurre y su perspectiva.
No podemos
continuar sin evaluar cuanto de positivo nos pueden aportar los estudios hechos
en el exterior. En su precisión, tener bien definidas cuáles son las claves del
ataque enemigo, y no me refiero a la bazofia que publican los mercenarios
pagados por la mafia cubano americana y la más recalcitrante derecha mundial,
sino a las elaboraciones que se producen por nuestros adversarios en el campo
ideológico cultural, las que se pagan y maduran en los laboratorios de las
agencias de la subversión, y están diseñadas para el consumo de la academia
cubana e internacional, las que pretenden hacerse del espectro informativo y
formativo dentro y fuera del país, con el engaño de pretendidas asepsias e
imparcialidades “científicas”.
El
movimiento de Cátedras de estudio que ha surgido a partir de la desaparición
física de nuestro líder, posee potencialidades para asumir las tares de ciencia
y conciencia que refiero. Se precisa resolver la espontaneidad que aún
prevalece en las convocatorias, y trascender lo propiamente honorífico y
conmemorativo, pero sin dudas estamos ante un alentador movimiento.
Lo objetivo y lo subjetivo
El libro de Ciencias
Sociales es hoy un problema por resolver. A las editoriales llegan numerosos y
buenos textos, que no siempre logran su salida editorial. A su vez ocurre que
hay libros terminados por las editoriales, que la industria no garantiza
imprimir. En este panorama la publicación y promoción de lo que hacen nuestros
cientistas sobre Fidel es mínima. Conozco de tesis muy sólidas defendidas en
los últimos años que no han encontrado la posibilidad de su edición y promoción
masiva. Hay iniciativas de edición en libros electrónicos, pero los costos del
soporte digital, las limitaciones en redes y la política de comercialización,
entre otros factores, se constituyen en barreras para la divulgación masiva.
Como
nuestras editoriales, las revistas -sobre todo las certificadas-, están
abarrotadas por la avalancha de excelentes artículos que produce la academia
cubana, sobre los más diversos, interesantes y necesarios temas, y tal
suficiencia no favorece la proyección y gestión editorial. Una rápida búsqueda
sobre el tema de Fidel en los programas de los eventos nacionales e
internacionales realizados en Cuba en el último quinquenio, convocados directamente
por el Ministerio de Educación Superior (MES), el Ministerio de Educación
(MINED), las universidades, el Instituto de Filosofía, el Instituto de Historia
de Cuba, la Academia de Ciencias de Cuba (ACC), la Academia de la Historia de
Cuba (AHC), la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC), la Unión de
Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), la Sociedad Económica de Amigos del País
(SEAP) y otras instituciones y asociaciones de ciencia, permite listar unos 40
trabajos, de estos, en las revistas en red y en los catálogos disponibles, solo
encontramos seis, a los que suman los que fueron compilados por Olga Fernández
Ríos desde la SEAP, en el libro electrónico Revolución
y socialismo en el presente: reflexiones desde el pensamiento y la obra de
Fidel Castro (Editorial La Pupila Insomne, La Habana, 2017).
Las
dificultades en el “patio” se reproducen a escala en cuanto a la difusión
internacional. Ni soñar que las grandes editoriales y las revistas certificadas
de las empresas e instituciones académicas financiadas por el capitalismo
mundial, aporten sus páginas para publicar sobre Fidel. Las excepciones que
hemos logrado confirman “la regla”.
Enfrentamos
una colosal maquinaria de dominación y colonialidad de la información y el
saber. Los motores de búsqueda en Internet expresan tecnológicamente esa dominación.
En inglés y en sitios occidentales están siempre las primeras páginas de
cualquier búsqueda. Fidel se conoce en ese idioma y lo primero que siempre se
nos oferta es Wikipedia. Al buscar en idioma español también lo primero serán
las traducciones tipo Wikipedia. A pesar de tanta discriminación, la red de
redes es un espacio de pelea para el pensamiento y la información veraz de la
Revolución.
En
la batalla por nuestro derecho a informar y educar en Internet, mención
especial merece nuestra enciclopedia ECURED, con excelentes artículos en los
que se explican la vida y obra de Fidel (https://www.ecured.cu/Categoría:Fidel_Castro;
https://www.ecured.cu/Fidel_Castro)
La puesta en línea del sitio Web Fidel. Soldado de las Ideas (http://www.fidelcastro.cu) ha representado
un importante paso en la divulgación y defensa del fidelismo. Resulta significativa la atención
que presta a Fidel el periodismo y la blogosfera revolucionaria cubana, pero
estos mundos digitales por su función y dinámica no pueden sustituir ni el
hacer divulgativo ni las misiones del espacio propiamente académico,
desafortunadamente esta demanda no ha sido cubierta. La presencia de los
cientistas en Internet es pobre, y si de Fidel se trata resulta mínima.
Me congratula
que la única bibliografía sería sobre Fidel a la que nos llevan los buscadores
de Internet, sea la hecha por los camaradas de esa fortaleza de la ciencia y el
pensamiento continental que es el argentino Centro de la Cooperación (https://www.centrocultural.coop/). Me apena
que no hayamos sido capaces los cubanos de colocar en red una y diez
bibliografías.
Lo decisivo no tiene terceros
Una debilidad en nuestro actual
movimiento de ideas y acciones, está en que hay valiosos compañeros que sienten
y precisan las necesidades que tenemos de acometer respuestas para una y otras
problemáticas, pero esperan que sean otros los que las atiendan y resuelvan. No
son pocos los que miran hacia el Partido, el Estado, el Gobierno y sus
responsabilidades ineludibles como sujetos colectivos en la dirección de la
Revolución. Soy de los que opina que las
soluciones de “terceros”, comienzan con el compromiso y la labor personal que
cada cual pueda emprender. Y que las
acciones de la dirección de la Revolución, siempre precisan para su éxito, de
la participación, el compromiso y empuje del actor mayor, del que se constituye
con la iniciativa y la cohesión de cientos de personalidades protagónicas.
Si de Fidel
se trata, invito a incorporarnos a su estudio y promoción, en un hacer
colectivo de pensamiento y reflexión. A su vez no puede continuar
el hecho triste de que quienes estudian a Fidel y tienen resultados de impacto,
no encuentren cómo hacerlos llegar a las bibliotecas escolares, a los centros
de documentación, a los maestros y estudiantes, a los cuadros, a nuestro pueblo
que está ávido de saberes y reflexiones sobre su líder.
Desde el
trabajo, nos compete además, contribuir a unir, organizar y compartir
soluciones, educar y exigir en el respeto y atención que merece el estudio.
Como en la mayoría de los frentes de la actividad revolucionaria, aquí se
manifiesta la importancia de articular y repotenciar lo
que realmente tenemos. Si la ingeniería y el soporte nos respalda, no hay razón
para que la Biblioteca del sitio Web Fidel. Soldado de las Ideas, el 9 de agosto del 2019 solo
contenga 393 materiales, y que en estos no estén sólidamente representados los
resultados de los cientistas cubanos, ni las ponencias que defienden en eventos
realizados en Cuba y el exterior, incluso que no se hayan incluido artículos
publicados en revistas y sitios que están en la red de redes.
No tardará el
sistema de ciencia, los Polos, las universidades y las instituciones académicas,
también en este campo, de marcarán un cambio cualitativo. El nudo
editoriales-producción pasa por la situación complejísima que agudiza la
agresión económica del imperio, y deberá resolverse en lo inmediato, en aquello
de lo que no pueda culparse al bloqueo. Las publicaciones en red solo precisan
de la gestión en y desde los equipos de edición y los órganos de validación
científica. Sé de un regalo precioso en el que trabajan desde hace meses directivos,
constructores, museólogos, documentadores e investigadores del legado fidelista…
Esperemos las buenas noticias haciendo!
Para qué estudiar a Fidel
Resulta fundamental que comprendamos
que la investigación y el estudio de la vida y obra del Comandante en Jefe
Fidel Castro Ruz, no puede ser un fin en sí mismo. El nuevo conocimiento se
precisa para fortalecer la Historia, la memoria y el análisis
táctico-estratégico, para que Fidel perviva y continúe acompañándonos con su
sabiduría, para estar orgullosos y comprometidos, exhortándonos a pensar
propositivamente, a luchar contra nuestros errores, a mantener incólumes los
principios martianos y comunistas de justicia social, emancipación y
dignificación humana, para crecer y vencer.
Notas:
(1)
Fidel fallece el 25 de
noviembre de 2016.
(2)
El 27 de
diciembre de 2016 fue
aprobada por la Asamblea Nacional del Poder Popular
la Ley sobre el uso del nombre y la figura de Fidel Castro Ruz.
(3)
Los servicios de la
Seguridad del Estado cubanos contabilizaron hasta el 2007 un total de 638 intentos
de asesinato contra Fidel.