lunes, 1 de enero de 2018

Política



Nota:

Publicamos a continuación el primer capítulo del folleto Las Tareas Actuales del Socialismo Peruano de nuestro compañero Eduardo Ibarra, folleto inédito aún.
  
Nuestro Punto de Partida

Eduardo Ibarra

EN ENERO DE 1927, en carta dirigida a la UPGP, Mariátegui escribió: “Hace año y medio propuse la organización de una especie de estudios económicos y sociológicos, que se proponga en primer término la aplicación del método marxista (1) al conocimiento y definición de los problemas del Perú. Hoy renuevo mi proposición” (Martínez de la Torre, Apuntes para una interpretación marxista de historia social del Perú, t. II, p. 272).

La aplicación del método marxista al conocimiento y definición de los problemas del Perú: he aquí el método mariateguiano de interpretación de nuestra realidad concreta.

Como es de conocimiento común, en junio de 1923 Mariátegui dio inicio a un ciclo de conferencias en la UPGP que culminó en enero de 1924. Este ciclo tuvo como objetivo manifiesto “difundir en el proletariado el conocimiento de la crisis mundial”. En el fondo, este objetivo fue la difusión en el proletariado peruano de la posición comunista: “Una parte del socialismo se ha afirmado en su orientación social-democrática, colaboracionista; la otra parte ha seguido una orientación anti-colaboracionista, revolucionaria.  Y esta parte del socialismo es la que, para diferenciarse netamente de la primera, ha adoptado el nombre de comunismo”. “Aquí, como en Europa, los proletarios tienen, pues, que dividirse… en colaboracionistas y anticolaboracionistas, en reformistas y maximalistas”. “Yo participio de la opinión  de los que creen que la humanidad vive un período revolucionario. Y estoy convencido del próximo ocaso de todas las tesis social-democráticas, de todas la tesis reformistas, de todas las tesis evolucionistas” (Historia de la crisis mundial, pp. 21 y 22).

Y precisó el maestro: “Para que esta clasificación [entre reformistas y revolucionarios] se produzca con nitidez, con coherencia, es indispensable que el proletariado conozca y comprenda en sus grandes lineamientos, la gran crisis contemporánea. De otro modo, el confusionismo es inevitable.” (ibídem, p. 22).

De esta forma, pues, Mariátegui evitó el confusionismo. De esta forma clarificó la situación.

Luego, la publicación del libro La escena contemporánea continuó el objetivo del ciclo de conferencias, y los escritos compilados en  Peruanicemos al Perú, 7 Ensayos, Ideología y Política, El alma matinal, etcétera, marcaron importantes hitos de la labor de interpretación de nuestra realidad (incluido nuestro factor humano).

En el documento Antecedentes y desarrollo de la acción clasista, el maestro señaló: “Mariátegui regresa en este tiempo de Europa con el propósito de trabajar por la organización de un partido de clase” (Ideología y política, p. 100). En la carta colectiva a la célula aprista de México, precisó: “Los elementos de izquierda que en el Perú concurrimos a su formación, constituimos de hecho –y organizaremos formalmente– un grupo o Partido Socialista, de filiación y orientación definidas…” (Martínez de la Torre, Apuntes, t. II, p. 301). En el Programa del Partido, dejó sentado: “El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios. El Partido Socialista del Perú, lo adopta como su método de lucha.” (Ideología y política, p. 160).

El Partido Socialista lo adopta como su método de lucha: he aquí el método mariateguiano de transformación de nuestra realidad concreta.

Pues, sin duda, solo materializada en un partido de clase, la teoría mariateguiana sirve para la toma del poder.

Así, pues, el método de interpretación–transformación de nuestra realidad, le permitió al maestro cumplir cabalmente las diversas tareas teóricas y prácticas, políticas y orgánicas que implicaba la Constitución del partido del proletariado peruano.

Esta rica experiencia constituye, huelga decirlo, una invalorable experiencia para el proletariado consciente, una inapreciable fuente de inspiración, un brillante derrotero a seguir en sus líneas maestras, en una palabra, nuestro necesario punto de partida en la lucha por cumplir las tareas actuales que implica la Reconstitución del Partido de Mariátegui, para cumplir las tareas actuales del Socialismo Peruano (2).

¿Cuáles son estas tareas? ¿Cuáles son las tareas teóricas y prácticas, políticas y orgánicas del Socialismo Peruano? ¿Qué tareas tenemos que cumplir para llevar hasta el fin la Reconstitución del Partido de Mariátegui?

Como se comprenderá, la exposición sistemática de esta cuestión exige todo un artículo aparte.

Notas
[1] Para evitar equívocos, anotaremos que con la frase “método marxista” Mariátegui se refería al “método marxista leninista” (Defensa de marxismo, p. 123), cuestión definitivamente esclarecida y establecida en Principios programáticos del Partido Socialista, donde el maestro sostuvo que “El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios” (Ideología y política, p. 160).
[2] El Socialismo Peruano es el Comunismo Peruano, el Marxismo-leninismo Peruano. Mariátegui escribió: “No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, el socialismo indo-americano. He aquí una misión digna de una nueva generación” (Ideología y política, p. 249); “Tengo una declarada y enérgica ambición: la de concurrir a la creación del socialismo peruano” (Advertencia a 7 ensayos); “El Partido Socialista… adopta [el marxismo-leninismo] como su método de lucha” (Ideología y política, p. 160). ¿Puede alguien, que no haya perdido el juicio, dudar de que, con el término socialismo peruano, Mariátegui se refería al marxismo-leninismo? Ciertamente que no. Entonces la mixtificación que cometen algunos de dicho término es un intento de diluir el socialismo marxista en el mapa del nebuloso socialismo en general. Nebuloso, porque, ¿quién podría definir en términos de clase el socialismo en general? Este término apenas tiene un alcance descriptivo, y alude tanto a tendencias anarquistas (que se reclaman “socialistas”) como a tendencias del socialismo burgués y pequeño burgués. Es, por lo tanto, indefinible. En cambio el socialismo marxista puede ser concretamente definido como la doctrina del proletariado revolucionario, sustentadora de la dictadura del proletariado y de la realización del comunismo. Este es el Socialismo Peruano de Mariátegui.


O2.10.2017.





Pugnas y Tretas en el Seno de la Burguesía

César Risso

LA SITUACIÓN QUE BAJO LA FRASE de “crisis política” venimos enfrentando desde hace algunas semanas, se incubó en el proceso electoral. Es la expresión de la pugna por el gobierno del Estado de dos sectores de la burguesía.

        De un lado, el lobbista, con larga experiencia en las instituciones financieras internacionales, y en el manejo de las instituciones del Estado; y del otro, la representante del dictador, implementador de las políticas neoliberales ordenadas por el imperialismo.

        Este jaloneo, cuyo enfrentamiento se da en el marco de la corrupción generalizada de casi todos los líderes de los partidos políticos que han tenido por lo menos un periodo de gobierno; y que tiene en la mira, por la denuncias del principal implicado, a las dos cabezas políticas en el poder (ejecutivo y legislativo), se nos presenta como una lucha contra la corrupción.

        El caso Odebrecht ha puesto en evidencia lo que es conocido: que el sistema capitalista es un sistema corrupto, y que como tal hace brotar corruptos por todas partes.

        En esta situación, en lugar de avanzar en la construcción (por las características del sistema económico social capitalista) de una ética mucho más humana, estamos atrapados en una ética que corresponde al sistema capitalista y al comportamiento de la burguesía. Nos vemos en las calles luchando contra el indulto, es decir, contra la liberación de quien fuera un dictador burgués (son harto conocidos todos sus crímenes), que impuso (en esto están todos los burgueses de acuerdo) un “modelo” neoliberal, es decir, que continuó con la explotación capitalista en la corriente mundial impuesta por los países imperialistas a través de las exigencias de los organismos financieros internacionales.

        Estamos, pues, luchando contra un personaje que aplicó una forma no democrática de gobierno en un sistema social basado en la división de la sociedad en clases sociales, esto es, basado en la explotación burguesa; en conclusión, basado en un sistema social que por su contenido es la dictadura de la burguesía. Lucha en la que un sector de la burguesía nos dirige cuestionando una forma de gobierno, pero protegiendo el contenido de clase del sistema capitalista.

        Es decir que, este movimiento, si se queda tal como está, luchando contra la forma de gobierno aplicada por un títere del imperialismo, será un movimiento estrictamente burgués. Por ello, de lo que se trata es de transformar esta lucha dirigida contra una forma de gobierno de la burguesía, en la lucha contra el contenido del sistema capitalista.

        Fíjense cómo opera la dominación ideológica de la burguesía. El pueblo es capaz de organizarse y luchar activamente contra el indulto, que es lo más político (participación masiva) por lo que está luchando el pueblo a nivel nacional; así como se ha manifestado masivamente contra la sanción a Paolo Guerrero, y por otros temas fútiles. Pero no ha logrado organizarse para luchar por sus propios intereses, pues no ha tomado conciencia de la explotación capitalista. No ha podido encontrar el modo de construir la unidad para la lucha contra las diversas formas de explotación burguesa, y menos aún contra la explotación capitalista.

        Sin embargo, al igual que en la lucha de los jóvenes contra la ley de promoción del empleo juvenil, en la que se les privaba legalmente de una serie de derechos, se ha obtenido como resultado, aparte de la derogación de la susodicha norma, la organización permanente de los jóvenes; igualmente, uno de los resultados en esta lucha concreta es darle organización permanente al pueblo, a través del desarrollo de la propaganda por el socialismo, esclareciendo el contenido de la explotación capitalista y la dominación burguesa.

        Así, la lucha concreta contra PPK y el indulto, se transformará en una lucha por ganar al pueblo para luchar contra el capitalismo.

        Los crímenes perpetrados por la dictadura fujimorista, fueron diseñados por el imperialismo. La desregulación de la economía, también fue práctica corriente de las instituciones financieras internacionales. No fue la originalidad ni la genialidad, del títere Alberto Fujimori, sino las exigencias del imperialismo en la lucha por la defensa del sistema capitalista a nivel planetario, lo que se ejecutó.

        Cualquier representante de la burguesía en el poder, hubiera actuado de forma parecida; hubiera aplicado las mismas recetas económicas y políticas.

        Tal como están las cosas, no se nos ocurriría decir que se deje de luchar contra el indulto. Es una manifestación sincera, en muchos de los casos, sobre todo de los sectores populares, contra las aberraciones cometidas por la burguesía en la defensa de sus intereses de clase. Es el rechazo a las desapariciones, a las detenciones arbitrarias, a las torturas, y a los asesinatos que cometieron los ejecutores de las órdenes del representante de la burguesía nacional e imperialista en el poder. Es también, en menor medida, un rechazo al robo, a la dilapidación de los recursos del Estado. Es el repudio a los vínculos con el narcotráfico, así como al despido masivo de trabajadores, de la destrucción de los sindicatos, etc.

        Pero este nivel de conciencia, no alcanza a la comprensión de que el sistema capitalista es la organización de una forma de explotación de los trabajadores. La burguesía se ha encargado, a nivel mundial, de hacernos creer que este sistema es el ejercicio de la libertad; que el dinero es el dios más preciado que puede existir. Pero llegados a este punto, no hay más que un paso para justificar su adquisición bajo cualquier forma, como por ejemplo por las diversas formas de delito.

        La conciencia colectiva, en el caso actual, puede asumir tanto la posición contraria al indulto, como la posición a favor del indulto. La propaganda burguesa ha creado esta situación. En ambos casos funcionan mecanismos ideológicos, que se han interiorizado por medio de la propaganda burguesa en general, así como por medio de la propaganda política electoral de cada agrupación (los regalos de los fujimoristas en las campañas electorales a los pobladores en situación de pobreza). Esta propaganda, asociada a la esperanza de salir de la situación de pobreza en que se encuentran, reforzada por los regalos en los periodos electorales, y de algún beneficio obtenido en el gobierno fujimorista, independientemente del origen de los recursos, se transforma en una defensa cerrada del criminal Alberto Fujimori.

        Estas dos posiciones en pugna, son la confrontación de la conciencia burguesa con la conciencia burguesa; es el reconocimiento del capitalismo como forma superior y única de organización de la producción (Todas las fuerzas políticas en el gobierno y en el congreso, incluido el Frente Amplio y Nuevo Perú); es la defensa del sistema capitalista por medio de la crítica o aceptación a determinados métodos de gobierno; es, en fin de cuentas, la renuncia a la liberación de todos los trabajadores de la explotación capitalista.

        Es decir, que esta manifestación sincera de lucha contra el indulto al criminal Alberto Fujimori, es expresión de la dominación ideológica de la burguesía.

        Lo más radical que se propone en esta lucha es que se vayan todos, tanto los integrantes del poder ejecutivo, como los miembros del poder legislativo.

        Se propone explícitamente que se vayan todos los corruptos, pero se propone implícitamente que siga el sistema capitalista, que siga la explotación capitalista, justamente el sistema que no solo explota a todos los trabajadores, sino el sistema que produce a los corruptos.

        El sistema capitalista no es solo la explotación de los trabajadores, sino que promueve una ética individualista, en la cual se manifiestan las aspiraciones individuales, fomentando la competencia por tener más, por desplazar a los demás de sus puestos de trabajo, por sobrepasar a los demás, sin importar que somos parte de una sociedad en la que todos jugamos un papel en nuestro autosostenimiento. Sin obreros no hay posibilidad de producción industrial; sin campesinos no tendríamos acceso a los alimentos, etc. Pero estos dos sectores de la sociedad son despreciados por la burguesía, desprecio que se ha extendido hasta los empleados, que siendo mejor remunerados por la burguesía por el papel que cumplen de preservar directamente los intereses de la burguesía, se sienten burgueses.

        En consecuencia, la solidaridad, la reciprocidad, etc., van desapareciendo, para dejar paso a la “riqueza” material, por la defensa del sistema capitalista como ejercicio de la libertad, por la remota posibilidad de “ascender” hasta llegar a ser un burgués.

        Esta mentalidad es casi una necesidad, pues en la búsqueda de solución a la situación de pobreza, se ve como una salida el negocio propio, el llamado emprendedurismo; mecanismo de explotación promovido por la burguesía para desarrollar una forma de explotación en la que la familia entera es explotada, aunque el emprendedor se sienta propietario de su propio negocio, es decir, se sienta burgués, aunque en los hechos viva peor que cuando era un obrero dependiente.

        Vale decir, que tanto las condiciones materiales de los trabajadores, como la propaganda burguesa, atenazan la conciencia de los trabajadores, y con ello logran enfrentar trabajadores contra trabajadores.

        Los sectores llamados de izquierda, como el Frente Amplio y Nuevo Perú, entre otros, nos hacen creer que es necesario contar con personas honestas. Pero esto acarrearía dos cosas: una, crear esperanzas en los sectores populares en que la honestidad de los gobernantes puede mejorar su situación, desviando así la lucha contra el sistema capitalista a la lucha contra los individuos en el gobierno; y, reforzar al sistema capitalista, aunque controlando o reduciendo de alguna forma el grado de explotación.

        La honestidad en el capitalismo es algo así como veneno recubierto con azúcar. Es un gobernante honrado dirigiendo los negocios de la burguesía, conservando la pobreza, el desempleo, protegiendo la explotación de los trabajadores y las ganancias de los burgueses, etc.

        En esta predica del ala izquierda de la burguesía, y de los sectores “menos agresivos” de la burguesía, está justamente el planteamiento de luchar contra el mal menor. Esta política se ha repetido muchas veces. Pero resulta que el mal menor siempre es una alternativa burguesa. No hay una propuesta de alternativa de poder que sea de los trabajadores, de las clases explotadas, del proletariado como representante de los intereses de todas las clases explotadas. La lucha por el socialismo se ha diluido en la lucha por un gobierno “honesto”, explotador pero “honesto”.

        El indulto al criminal Alberto Fujimori ha sido una maniobra de PPK para seguir en el gobierno del Estado burgués, y continuar siendo el administrador de los negocios de la burguesía, para agenciarse, no del sueldo de presidente, que es lo que menos le importa, sino de las ventajas de los grandes negocios de la burguesía con el Estado, tal como los fujimoristas y los demás partidos de derecha aspiran a representar.

        Por ello, independientemente de si el indulto fue un intento de ganarse a un sector del fujimorismo para tener mayor capacidad de maniobra, o de si fue una negociación para evitar la vacancia, esta ha sido una treta política para seguir dirigiendo los negocios de la burguesía, y con ello cumplir con el encargo de la burguesía imperialista y nacional de continuar con la explotación capitalista, y así seguir siendo acreedor de las dádivas y migajas de sus amos.

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