jueves, 17 de enero de 2013

Educación Los Centros Escolares Obreros de Morococha: 1924-1930 (Primera Parte), Víctor Mazzi Huaycucho




Educación



Los Centros Escolares Obreros de Morococha: 1924-1930

(Primera Parte)


Víctor Mazzi Huaycucho



Los Maestros de los Centros Escolares Obreros

Toda propuesta de renovación de la educación peruana, por la amplitud de los alcances que pueda representar en la solución de problemas nacionales, si no cuenta con un magisterio comprometido para asumir dicha tarea, jamás logrará completar alguna forma de transformación social. Es necesario, pues, atender la formación de un magisterio consciente de aquella misión. Un magisterio sin horizontes, sin capacidad de vislumbrar el desarrollo económico, social, político y cultural que su labor propende, así como el conjunto de valores y formación humanística que pueda brindarle a sus futuros ciudadanos, es un magisterio que jamás contribuirá para alcanzar el desarrollo nacional. Este criterio fue bien entendido por los maestros que laboraron en los Centros Escolares Obreros de Morococha, quienes adoptaron los ideales pedagógicos de José Carlos Mariátegui, ya conocidos por sus artículos publicados desde 1925 en las revistas Mundial, luego en Amauta y Labor.

Pero, ¿quiénes eran aquellos maestros que desarrollaron una experiencia alternativa en los Centros Escolares Obreros de Morococha? ¿Cuáles fueron sus ideales y perspectivas en aquella década? Las respuestas sólo pueden indicarnos la necesidad de descubrir sus personalidades, sobre todo, cuáles han sido sus actividades en los ámbitos sociales y políticos. Al revisar la labor y los antecedentes de aquellos maestros, descubrimos que los trabajadores mineros de Morococha los habían seleccionado, considerando la calidad de su labor, la influencia cultural que ejercían en la región del centro del Perú y la sólida capacidad intelectual que poseían. Ellos representaron a los más destacados educadores del departamento de Junín y Cerro de Pasco, dejaron otras mejores propuestas económicas para afrontar el reto de educar a los hijos de los trabajadores mineros de Morococha.

Es necesario presentar un pequeño esbozo de las biografías y aproximaciones de aquellos maestros que laboraron en los Centros Escolares Obreros de Morococha.

Gamaniel Blanco (Alcides Marín)

Por la importancia y trascendencia de esta experiencia educativa para nuestra investigación, es Gamaniel Enrique Blanco Murillo, el maestro que resalta dentro de una infinidad de informaciones y datos que hemos recogido y confrontado para construir una biografía que reivindique a uno de los maestros más olvidados del Perú.

Las primeras noticias que tuve sobre Gamaniel Blanco fueron informaciones de mi padre al recordarlo como su maestro en la infancia:

"Buena parte de mi infancia transcurrió en el campamento minero de Natividad y la calle Comercio de Morococha Nueva, entre el ruido de las compresoras y los días nevados. En 1929 ingresé al Centro Escolar Obrero que, por entonces, no recibía subvención del Estado, ni de ninguna empresa minera, ya que solamente se mantenía sobre la base de las aportaciones de los trabajadores mineros. Allí hice el aprendizaje de mis primeras letras al cuidado de los escritores y dirigentes sindicales Augusto Mateu Cueva y Gamaniel Blanco” (1).

Gamaniel Blanco fue muy amigo de mi abuelo José Mazzi Vargas, que por aquella época trabajaba como enmaderador dentro de la galería «central». Durante su juventud Víctor Mazzi Trujillo escribió un conjunto de poesías sobre Gamaniel Blanco (2). En ellas se refería a él como un personaje poco valorado por los maestros e intelectuales del Perú. Ha pasado mucho tiempo y los pasqueños hoy lo reivindican como un destacado mártir sindical (3). Considero, además, que esta revalorización aún es incompleta, pues se desconocen aún muchos aspectos de su vida juvenil y de sus tempranos ideales. Puede leerse en las obras de muchos intelectuales pasqueños una creciente motivación por revalorizarlo, contextualizándolo como periodista, poeta, educador, líder sindical, un adalid de los ideales socialistas que empezaban a desarrollarse desde la década de 1920.

Gamaniel Blanco nació en la comunidad campesina de Vinchos, provincia de Daniel Alcides Carrión, Cerro de Pasco, según consta en su partida de nacimiento registrada en la Municipalidad Provincial de Pasco, inscrita en el libro N° 49, a foja 397, que da como fecha de nacimiento el 3 de mayo de 1907.

Realizó sus estudios en el Liceo Cerreño y después en la Escuela 491. En 1912, a raíz del deceso de su madre Juana Murillo, pasa a la tutela de su tío Vicente Blanco, cuyo rigor y culto a la formación intelectual formó en su sobrino una disciplina intelectual basada en la lectura y su consiguiente autodidactismo. En 1920 se integra a los «Boys Scouts» de Cerro de Pasco, fundado por su maestro Julio Cárdenas, y realiza viajes por todo el departamento de Pasco. Sus inquietudes de juventud por registrar todo lo que representaba su natal Cerro de Pasco, observada en sus distintos viajes, lo introducen en el periodismo regional. A los 15 años trabaja como tipógrafo y redactor del diario pasqueño El Minero, para luego ocupar el puesto de reportero y corrector de edición. Gustaba firmar sus artículos como White (Blanco), seudónimo que cambiará luego por Alcides Marín.

En esta etapa de su juventud integró distintos clubes sociales de Cerro de Pasco, llegando a ser Presidente del Club Juventud Apolo, además de ser socio del «Club Sport Team Cerro ", fue nombrado prosecretario en 1924. En este mismo año fue miembro activo de la «Sociedad de Obreros Billingurst» y la «Sociedad Daniel Alcides Carrión». Fue un entusiasta integrante de diversos clubes carnavalescos de Cerro de Pasco; compuso letras de mulizas y huaynos que fueron musicalizados por Graciano Rixi, participación que lo destaca como compositor de hermosas mulizas y huaynos.

En 1925, Gamaniel Blanco participa como reportero en un «raid» automovilístico, que atravesó la Cordillera de la Viuda, con el fin de abrir una nueva red vial que uniera directamente Cerro de Pasco con Lima, pasando por Canta. Este «raid» automovilístico sirvió para demostrar la viabilidad de la ruta y, sobre todo, para contribuir en el desarrollo de la provincia.

En 1928, al ser contratado como maestro, fue a residir a Morococha. Fundó el periódico obrero El Martillo, aunque no tenemos evidencia del hecho, podemos afirmar que ejercía la corresponsalía de la revista Amauta y del periódico Labor, ambas dirigidas por José Carlos Mariátegui en Lima. Testimonios recogidos de la época indican que era común verlo en la «Librería Obrera» del italiano Cario L. Pezzutti, repartiendo y recabando las suscripciones del periódico y las revistas que provenían de Lima y de Cerro de Pasco. Además, era corresponsal en Morococha de los diarios: El Minero, Los Andes, El Diario, El grito del Pueblo (Cerro de Pasco); El Heraldo, La Región, La Evolución, La Voz de Huancayo (Huancayo), La Época (Taima), El Porvenir (Jauja). Los artículos y notas que escribió para aquellos diarios nos dan referencia de la evolución de su pensamiento y la maduración de sus ideales, que posteriormente se inclinarían hacia el socialismo.

En 1929, conjuntamente con el normalista César Augusto Palacios, funda el semanario de cultura Alborada (4), cuyo editorial del primer número aboga por el crecimiento de la cultura de la población minera y su elevación educativa, entregando artículos acerca de economía minera, mercados y literatura mundial. En 1930, funda el periódico Justicia, como órgano sindical de la Federación de Trabajadores Mineros del Centro. Desde sus páginas, Gamaniel Blanco desarrolló un programa de autoeducación obrera. En sus cuatro números difundió temas relacionados con defensa de los derechos laborales, la educación obrera referida a la organización sindical, dirigió una campaña de defensa del ambiente de la región al denunciar los daños que causaban la emisión de humos de la fundición de La Oroya desde 1922.

Su labor como corresponsal le ocasionaba muchas veces conflictos con otros periodistas, debido a que la influencia de los diarios y revistas que circulaban en Morococha guardaban una línea editorial comprometida con los intereses del Leguiismo y de la Gerencia de la Cerro de Pasco Copper Co. Entre estos diarios tenemos La Voz de Morococha, del que fue Director Antonio Pascuale, notable Leguiista, proclive a ocultar los abusos y atropellos que se cometían desde la gerencia de Cerro de Pasco Copper Co. De manera igual ocurría con La Opinión Popular, cuya circulación restringida y afecta a atacarlo constantemente, le demostró el valor del ejercicio del pensamiento independiente frente al poder económico de una gran transnacional.

Rasgos de esta vena periodística pueden notarse, cuando publica Apuntes para una monografía de Morococha. Su estilo es la del cronista, no deja ni un dato ni reseña al azar, todo lo que registra y escribe, permite reelaborar la historia del distrito minero de Morococha hasta 1930.

En la historia reciente del Perú, podemos afirmar que durante la década 1920 se ha registrado una notoria presencia de intelectuales autodidactas, de maestros destacados, cuya formación fue dictada por sus anteriores maestros de aulas primarias, tal es el caso de Gamaniel Blanco, cuyo maestro Julio Cárdenas le enseñó el oficio de formar nuevas generaciones entendiendo el acto educativo como una delicada labor que depende del modelo humanista que se requiere para lograr un aprendizaje consciente y crítico.

Sobre esta temprana labor como maestro de escuela, Daniel de la Torre, destaca la siguiente noticia:

“En 1927 por sus avanzadas aptitudes es propuesto como educador en el Centro Escolar de Patarcocha, su inteligencia, vigor y rápido progreso causan admiración, llegando a conocimiento de la Comisión Escolar Obrera del Asiento Minero de Morococha, quienes lo contratan para dirigir en el Centro Escolar de Varones de ese lugar en 1928” (5).

No tenemos datos de su formación como maestro en alguna Escuela Normal de la época, conjeturamos que fue autodidacto, de una sólida información cultural, lo que le valió ser considerado como maestro de escuela.

Su contacto y amistad con José Carlos Mariátegui le proveyó de literatura educativa; más aún, su correspondencia con la sede de la Internacional de los Trabajadores de la Enseñanza (ITE) le proporcionó criterios para aplicar con originalidad sus ideas sobre la enseñanza en los hijos de los trabajadores mineros.

Gamaniel Blanco comprendió el proceso educativo desde un enfoque alternativo, donde integró los nuevos conocimientos con el contraste de la propia realidad. Al enseñar sobre la flora y la fauna, revaloró los criterios de cómo integrarse al medio social y geográfico, inculcando una identificación de lo que se conoce sobre la propia región.

Muy poco de sus memorias educativas se ha conservado, pero los antiguos cuadernos de sus alumnos son pruebas suficientes para asegurar que enseñó superando los esquemas oficiales dictados desde el Ministerio de Instrucción de su tiempo.

Como intelectual comprometido con los ideales socialistas, denota una prosa y poesía de carácter social, denuncia la condición de dominación en la que se desenvolvía la vida de los trabajadores mineros. Gamaniel Blanco ha escrito una gran cantidad de obras y ensayos que aún se hallan inéditos. Se le considera creador de mulizas de protesta (6), entre ellas Cuadro Minero, Canciones como Recuerdos, La Vida es un Carnaval, Ángel de puna, El Hijo del Ande. Temas -de acuerdo con el testimonio de Víctor Mazzi Trujillo- que fueron cantados y recitados por los alumnos de los Centros Escolares Obreros. Con la participación de sus alumnos puso en escena su obra teatral Gloria a la Madre, una critica social sobre la condición de las mujeres pobres (magtas), que la Cerro de Pasco Copper Corporation empleó para las labores del "pallaqueo", (pulverización de manera artesanal del mineral en la superficie o canchas), labor realizada bajo las peores condiciones de trabajo, por la cual se pagaba un mísero salario. Participando y poniendo en evidencia una cruda realidad social en una obra teatral, buscó el efecto de la concientización que una obra dramática podría causar entre sus lectores y espectadores: trabajadores, esposas, maestros y niños.

En sus Apuntes monográficos de Morococha, Gamaniel Blanco detalla y explica la evolución del sindicalismo en el distrito, realiza un diagnóstico de las condiciones de trabajo en las minas y participa de la dirección y organización de los trabajadores mineros, considerando que sólo ejercía el magisterio en el distrito.

Sus memorias educativas se perdieron durante la represión de 1930, después del congreso minero, sólo se han preservado algunos documentos de su archivo personal, entre estos, sus Apuntes monográficos de Morococha.

César Augusto Palacios

El profesor César Augusto Palacios dirigió, al lado de Gamaniel Blanco, el semanario Alborada y luego Justicia (7), realizando una labor periodística de carácter político y educativo contra los abusos que cometía la gerencia de la Cerro de Pasco Copper Co; fomentó desde sus páginas la formación y consolidación de conciencia socialista entre la masa laboral minera. Su afinidad al pensamiento socialista puede apreciarse en sus diferentes artículos periodísticos. Con motivo del deceso de José Carlos Mariátegui, escribe Nuestros valores continentales: José Carlos Mariátegui (8). Califica a éste como “proletario por ideología”, sostiene que con él “se principia nuestro verdadero estudio de la realidad nacional con una visión y un criterio revolucionario”, y señala que “Mariátegui es quien se preocupa por derrumbar la sociedad añeja y viciada” y quien “empuja a la juventud a construir la sociedad nueva, basada sobre una mejor justicia”. Los rastros políticos y pedagógicos de César Augusto Palacios se pierden en el tiempo después de los sucesos de Malpaso, en noviembre de 1930.
Adolfo A. Villar

Adolfo A. Villar fue un activo maestro jaujino de orientación socialista. Sabemos que continuó ejerciendo el magisterio en Jauja y Huancayo, después de su paso por las escuelas obreras de Morococha. En el campo pedagógico conocemos sus propuestas de ensayos metodológicos en educación, hechas sobre sus experiencias pedagógicas en Morococha y otros lugares del valle del Mantaro. Estas propuestas pedagógicas se encuentran en la Biblioteca Nacional (9).

Con motivo del deceso de José Carlos Mariátegui, escribió también un artículo exegético: El hombre prócer de la historia (10). Afirmó que José Carlos Mariátegui “vio de cerca el agitado problema del socialismo”, consideró que el Amauta fue el “cerebro indispensable del socialismo peruano”, y que “quiso renovar con su idea marxista el ambiente que rodea nuestra patria”. Aunque hay poco estudio sobre su labor de educador, relucen sus ensayos pedagógicos y sus experiencias metodológicas.

Augusto Mateu Cueva

Augusto Mateu Cueva fue maestro de los Centros Escolares Obreros, así lo recuerda en sus testimonios Víctor Mazzi Trujillo (11). El trabajo de organización con los trabajadores mineros lo obligaba a desplazarse a Cerro de Pasco, Goyllarizquizga y La Oroya, realizando labor pedagógica en los Centros Escolares de manera intermitente hasta 1929. Queda testimonio de su trabajo pedagógico en su obra literaria: Lampadas del Minero, Alborada, Gualda y Rosicler y sus novelas inéditas El Cobre, El Grisú y Cerro de Pasco Copper Corporation (12).

Se encuentra entre los impulsores de la Sociedad Pro Cultura Nacional, es fundador de la Biblioteca Obrera de Morococha y fundador, en conjunto con Gamaniel Blanco y Adrián Sovero, del grupo "Vanguardia Minera", organismo del Partido Socialista en el asiento minero. Dirigió en 1929 la Sociedad Pro Cultura Nacional.

Augusto Mateu orientó su labor pedagógica bajo la influencia de la Internacional de los Trabajadores de la Enseñanza, planteando que “hay dos clases de escuelas: Escuela burguesa y escuela proletaria. Hay también dos orientaciones pedagógicas: La burguesa y la proletaria. Igualmente hay dos clases de maestros: burgueses y maestros proletarios" (13), criterios perfectamente entendidos por los docentes de los Centros Escolares Obreros. Los criterios de Augusto Mateu se ubican en la pedagogía marxista, sus experiencias educativas en el CEO son consideradas como un ejercicio preliminar en el campo educativo.

Durante 1929 y 1930, Augusto Mateu cumplió una labor organizativa que le asignó José Carlos Mariátegui: La forja de la Federación Trabajadores Mineros del Centro, desplazándose hacia Goyllarizquizga. La amistad entre Augusto Mateu y Mariátegui fue cordial pero sobre todo de compromiso con sus ideales socialistas. Mariátegui acogió en las páginas de Amauta un artículo de carácter sociológico (14).

Durante esta labor, fue apresado conjuntamente con otro líder sindical, luego de haber participado y dirigido una huelga de los trabajadores mineros de Goyllarisquizga. Esto puede leerse en el informe del Prefecto de Junín:

“Los expresados pliegos de reclamos fueron solucionados, con intervención de la autoridad política, entre los distintos superintendentes de los campamentos y los delegados obreros, a excepción del pliego de reclamos de los obreros de la Railway Company, que tiene a su cargo la línea férrea de La Oroya al Cerro de Pasco, que se solucionó sin la intervención de la... autoridad. Los obreros consiguieron de la Empresa Americana, la mayoría o la casi totalidad de sus pedidos, a excepción de los referentes al aumento de salario y vacaciones de 15 días semestrales. Todas las dificultades quedaron, pues en conocimiento del Ministerio, a raíz de los reclamos producidos, por los obreros del campamento del margen, se produjeron asaltos y robos a distintas casas, ocasionándose la destrucción de tres de ellas. Personalmente constaté las faltas que los obreros cometieron, llevados de su ofuscación; pero sin pensar entonces en que la situación podría adquirir un giro distinto al que después se le dio. Desde ese entonces, parte de la labor de los delegados de ese campamento, llamados Mateo Cueva y Julián Flores. Estos individuos que jamás fueron trabajadores, ni mucho menos empleados de la Cerro de Pasco Copper Corporation, lograron infiltrarse entre los obreros, aprovechando especialmente de ciertas relaciones femeninas: y cuando se realizó el asalto mencionado ya habían minado a los obreros con determinadas ideas revoltosas, que por el momento apenas si eran perceptibles. A raíz de estos escándalos, hablé con los dos individuos mencionados y pude notar que tenían cierta influencia sobre los obreros, no obstante, de ser completamente agenos (sic) a ellos. Poco tiempo después, el pliego de reclamos fue tratado en Lima y allá se arregló, como repito, ante el Ministerio de Gobierno. Días después, estos mismos delegados reaparecen con sus manejos y llevados siempre de ideas que encaminan al desorden y a la subversión. Así, un día enviaron una nota a la Directora de la Escuela sostenida por honrados padres de familia, todos ellos obreros, conminándola a la clausura del plantel, en vista de haberse formado la Sociedad Obrera, y de que, en consecuencia, no podía subsistir escuela alguna, fuera de la dirigida por los obreros. Igual cosa se comunicó a una Sociedad Deportiva y de Auxilios Mutuos. Es decir, pues, que aprovechando de su pequeño auge como delegados, de hecho quisieron imponerse sobre todos y sobre toda autoridad, pretendiendo usurparla y ejercerla. Naturalmente que las personas aludidas presentaron sus quejas y viendo que la justicia los asistía, hice llamar a los referidos delegados, y en vista de la forma cómo habían actuado y convencido, también del acto autoritario que pretendían realizar, teniendo a la vista los respectivos papeles, comprobados.... aún en los mismos libros de ellos (de los delegados) los envié a Lima en calidad de presos y a fin de que dieran cuenta personalmente de sus actos, a ese Ministerio. A los pocos días volvieron a Goyllarisquizga, con mayores desplantes, y entonces, hasta llegaron a recoger dinero de los obreros, imponiéndoles una cuota forzosa. Toda la documentación al respecto fue remitida a su despacho” (15).

La experiencia educativa de los Centros Escolares Obreros de Morococha, como se desprende de esta información, trató de ser extendida en el campamento minero de Goyllarisquizga. Augusto Mateu fundó la "Sociedad Obrera de Goyllarisquizga" con la finalidad de regentar la escuela que funcionaba en la localidad, de manera similar que la experiencia de los trabajadores de Morococha, pues, los trabajadores mineros de Goyllarisquizga sostenían dicha escuela sobre la base de un descuento de 20 centavos por cada trabajador. La iniciativa de Augusto Mateu no prosperó, por la férrea oposición de la maestra de dicha escuela, quien elevó queja contra la decisión de la Sociedad Obrera de Goyllarisquizga por hacerse cargo de la administración directa de la escuela, contando para ello con el respaldo del prefecto de Junín, Mayor Jerónimo Santiváñez, quien advirtió lo peligroso de que los trabajadores se hicieran de la administración de las escuelas y salieran del control del Ministerio de Justicia e Instrucción.

Durante la celebración del Congreso minero de La Oroya, es sindicado como un activo dirigente del comunismo. Sufre persecución por sus actividades sindicales. La mayor parte de su obra literaria informa y detalla esta etapa de su vida, aún quedan dos novelas inéditas por publicarse.

Hasta 1971, año en que fallece, estuvo desarrollando labor pedagógica siguiendo los dictados de su filiación socialista, como refiere su viuda esposa, “no pudo mantener su puesto en un sólo lugar ya que gracias a las denuncias a las autoridades, eran transferidos a nuevos lugares, por el sólo hecho de ser mariateguista de alma corazón y vida” (16).

Los otros docentes de las escuelas obreras

Los docentes Zoila Aurora Zevallos, Rosa Sovero, Eduardo Willstatter y Serapio Pinelo aplicaban en el campo pedagógico las directivas de la ITE.

Finalizamos este capítulo indicando los perfiles que caracterizó a dichos maestros:

1.     Comprometidos con los intereses y problemas cotidianos de los trabajadores mineros.
2.     Críticos de la realidad social y económica del país.
3.     Adheridos a una pedagogía liberadora que desarrolle las capacidades de los niños, sin propender a formar un espíritu de dominación.
4.     Planificadores, conocedores y creadores de las materias que enseñan.
5.     Adheridos a los principios de la Escuela del trabajo y la Escuela Única y todas las tendencias de la pedagogía moderna.

Notas:

[1] MAZZI TRUJILLO, Víctor: Autobiografía, Kollana N° I °, pp 25-37. También en: No descansada vida, p. 5-17.
[2] MAZZI TRUJILLO, Víctor : Cantos a Gamaniel Blanco. En: Esta Voz... Grupo Intelectual Primero de Mayo, Lima 1961, pp. 11-13
[3] Puede leerse: Pérez Arauco, César: Pueblo Mártir. Apuntes para la historia de Cerro de Pasco, Ediciones El pueblo, Lima 1984. //De La Torre Tapia, Daniel, Gamaniel Blanco Murillo. En Ahora, Año X, N" 2137, Huánuco 2004. // Pacheco Peña, Eduardo y Jesús Raymundo: Gamaniel Blanco y Augusto Mateu Cueva, sindicalistas y maestros tempranos del poeta Víctor Mazzi Trujillo. En: Gaceta Municipal, Municipalidad Provincial de Pasco, pp. 10-15.// Del Prado, Jorge: Cuatro facetas de la Historia del PCP, p. 160-161.
[4] CISNEROS, Antonio y Suárez, Manuel, Historia del periodismo en Junín, p.56.
[5] De la Torre, Daniel: Gamaniel Blanco Murillo. En: Ahora, Año X, nº2137, 2004, p.8.
[6] Cerna Bazán, José, Gamaniel Blanco y sus canciones. En Tarea Nº2, 1980, pp.36-37.
[7]    CiSNEROS, Antonio y Manuel Suárez, Op. Cit. P. 56.
[8]    PALACIOS, César Augusto: Nuestros valores continentales. José Carlos Mariátegui. En: Apuntes monográficos de Morococha, p. 67.
[9]    VILLAR, Adolfo: Un paso hacia la escuela peruana. Mee. San Gerónimo de Tunan, Huancayo, agosto, 1944, 44 pp. En: Sala de Investigaciones Biblioteca Nacional.
[10]  VILLAR, Adolfo. El hombre prócer de la historia. En: Apuntes monográficos de Morococha, p. 83.
[11]  MAZZI TRUJILLO, Víctor: Autobiografía, p.25.
[12]  Véase Augusto Estanislao Mateu Cueva, dentro de la narrativa revolucionaria peruana, tesis 1986. UNCP, Huancayo.
[13] MATEU, Augusto. Lampadas del minero, p.35.
[14] Mateu, Augusto. El factor económico de la delincuencia. En: Amauta Nº23, 1929, PP.88-90.
[15] SANTIVÁÑEZ, Jerónimo (1930), Informe que presenta el Prefecto del departamento de Junín al Señor Ministro de Gobierno, sobre Congreso Minero en La Oroya, pp. 6-7.
[16] Espino, Gonzalo: Augusto Mateu Cueva escritor en lucha. En: Tarea Nº2, pp.60-61.


*El presente trabajo de nuestro colaborador es el capítulo IV del libro Una Experiencia Alternativa en la Educación Peruana. Los Centros Escolares Obreros de Morococha (1924-1930). (El Comité de Redacción).

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